Evangelio y Comentario de Hoy Jueves 24 de Octubre 2013

Día litúrgico: Jueves XXIX del tiempo Ordinario
Texto del Evangelio (Lc 12,49-53): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «He venido a prender fuego en el mundo, ¡y ojalá estuviera ya ardiendo! Tengo que pasar por un bautismo, ¡y qué angustia hasta que se cumpla! ¿Pensáis que he venido a traer al mundo paz? No, sino división. En adelante, una familia de cinco estará dividida: tres contra dos y dos contra tres; estarán divididos: el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra».
Comentario
He venido a prender fuego en el mundo
Hoy, el Evangelio nos presenta a Jesús como una persona de grandes deseos: «He venido a prender fuego en el mundo, ¡y ojalá estuviera ya ardiendo!» (Lc 12,49). Jesús ya querría ver el mundo arder en caridad y virtud. ¡Ahí es nada! Tiene que pasar por la prueba de un bautismo, es decir, de la cruz, y ya querría haberla pasado. ¡Naturalmente! Jesús tiene planes, y tiene prisa por verlos realizados. Podríamos decir que es presa de una santa impaciencia. Nosotros también tenemos ideas y proyectos, y los querríamos ver realizados enseguida. El tiempo nos estorba. «¡Qué angustia hasta que se cumpla!» (Lc 12,50), dijo Jesús.

Es la tensión de la vida, la inquietud experimentada por las personas que tienen grandes proyectos. Por otra parte, quien no tenga deseos es un apocado, un muerto, un freno. Y, además, es un triste, un amargado que acostumbra a desahogarse criticando a los que trabajan. Son las personas con deseos las que se mueven y originan movimiento a su alrededor, las que avanzan y hacen avanzar.

¡Ten grandes deseos! ¡Apunta bien alto! Busca la perfección personal, la de tu familia, la de tu trabajo, la de tus obras, la de los encargos que te confíen. Los santos han aspirado a lo máximo. No se asustaron ante el esfuerzo y la tensión. Se movieron. ¡Muévete tú también! Recuerda las palabras de san Agustín: «Si dices basta, estás perdido. Añade siempre, camina siempre, avanza siempre; no te pares en el camino, no retrocedas, no te desvíes. Se para el que no avanza; retrocede el que vuelve a pensar en el punto de salida, se desvía el que apostata. Es mejor el cojo que anda por el camino que el que corre fuera del camino». Y añade: «Examínate y no te contentes con lo que eres si quieres llegar a lo que no eres. Porque en el instante que te complazcas contigo mismo, te habrás parado». ¿Te mueves o estás parado? Pide ayuda a la Santísima Virgen, Madre de Esperanza.

Oración
Señor Dios nuestro:
Tú nos has hecho libres en Cristo,
libres de nuestro egoísmo,
libres de la vergüenza y del miedo,
libres para la vida y el servicio.
Oh Dios nuestro,
acepta nuestra acción de gracias
por este formidable don gratuito.
Danos fuerza, día a día,
para crecer en esta libertad
y para ayudar a nuestro pequeño o ancho mundo
a alcanzar la misma libertad
contra el pecado y sus consecuencias:
como son la injusticia, el sufrimiento y la opresión.
Y que un día podamos ser plenamente libres
en tu mansión eterna,
por Jesucristo tu hijo nuestro Señor.

Hermanos: Con demasiada frecuencia el fuego de la fe y del amor fácilmente se extingue en nosotros. No somos héroes, o quizás, si acaso, muy raramente. Nos es más fácil vivir tranquilamente en paz, sin complicarnos la vida. Que el Señor nos preserve de una paz mediocre y culpable, y guarde el fuego de la fe y del amor vivo en nosotros, con su bendición siempre en nuestro corazon .
Feliz dia hermanos en cristo
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Jueves de la semana 29 del Tiempo Ordinario
“Dijo Jesús a sus discípulos: “He venido a prender fuego en el mundo, ¡ojalá estuviera ya ardiendo! ¿Pensáis que he venido a traer al mundo paz? No, sino división”. (Lc 12,49-53)
No. Que nadie se imagine que Jesús ha venido como uno de esos pirómanos quema bosques. El fuego es necesario:
- Quema las malezas del campo.
- Calienta el ambiente.
- Gracias a él podemos cocinar.
Hay un fuego que destruye.
Y hay un fuego que renueva.
El Espíritu nuevo que todo lo hace nuevo.
Es el Espíritu nuevo de Pentecostés que todo lo hace nuevo.
El fuego que Jesús ha traído a la tierra:
Es un alma nueva para el mundo.
Es un aliento nuevo para el mundo.
Es una mentalidad nueva para el mundo.
Es un dinamismo nuevo para el mundo.
Es un alma nueva para el mundo.
Es que Jesús no ha venido a remendar el mundo.
Ha venido a “crear un cielo nuevo y una tierra nueva”.
Pero esta novedad no deja las cosas como están.
Y eso va a crear aún dentro de las comunidades tensiones.
No es un espíritu de esa paz inútil del no hacer nada.
No es un espíritu de esa paz de dejar que las cosas sigan como siempre.
Si no es una paz que trae divisiones:
Es una paz que une y divide a la vez.
Es una paz que crea más comunidad.
Pero también divide a la comunidad.
Es una paz que crea familia.
Pero divide también a la familia.
Porque no todos están dispuestos a dejar su sillón de la comunidad.
Porque no todos están dispuestos a aceptar el cambio.
Porque no todos están dispuestos a aceptar el reto del Evangelio.
Porque no todos están dispuestos a aceptar los criterios del Evangelio.
Simeón ya le predijo a María y a José:
“Este Niño será signo de contradicción”.
Cristo une y divide.
Mejor dicho frente a Jesús los hombres nos dividimos.
Frente al Evangelio los hombres se dividen.
No es que Jesús sea divisionista.
Jesús siempre busca la comunidad en el amor.
Jesús siempre busca la comunidad en la fraternidad.
Pero somos nosotros que no todos tenemos:
Las mismas disposiciones.
Las mismas voluntades.
Por eso en la Iglesia hay divisiones en nombre de Jesús.
Por eso en la Iglesia hay divisiones en nombre del Evangelio.
Por eso en las mismas familias, comunidad de vida y amor, hay divisiones.
Unos creen y otros no creen.
Unos aceptan el Evangelio otros lo rechazan.
De ahí que también en la Iglesia haya guerras, aunque no queramos llamarlas así.
De ahí que también en las familias haya guerras.
Lo que debiera unirnos, nos divide.
Lo que debiera unirnos nos separa.
Es la condición de la libertad humana frente al Evangelio.
juanjauregui.es