Lunes de la
Cuarta Semana de Pascua
Dios les dio el mismo don por haber creído en Jesucristo... y alabaron a Dios diciendo: También a los gentiles les ha otorgado Dios la conversión que lleva a la vida.
(De la primera lectura)
Porque creemos en el Señor, nuestra vida llegará a feliz término, no hemos de tener miedo a nada, tan sólo sentirnos seguros en su Amor.
Reflexión
Yo soy la que siempre tengo la culpa. He pensado qué es «estar muerto” en este tiempo de Pascua y he tenido un ejemplo claro de lo que es estar muerto. Escuchaba a una adolescente que gritaba y acosaba a su madre: «¿Por qué el otro día le diste la razón a él (el abuelo) y no me la diste a mí? Yo soy tu hija. Le defiendes a él más que a mí. Claro, yo siempre soy la última, la que tengo la culpa de todo, yo soy la que menos importancia tengo». Los argumentos iban y venían siempre con la misma lógica: A mí nadie me comprende. Con el corazón un poco apenado iba comprendiendo lo que es «estar muerto». Me parecía que vivir «muertos» es vivir así: vivir comparándonos con otros, vivir con el metro de medir siempre en la mano para ver los centímetros de cariño que me dan de menos (los que me dan de más no se miden). «Estar muerto» es no saber reconocer lo que se te quiere y no llegar a reconocer que el problema no es que no te quieren, sino que no te quieres, ni te interesa ser querida, porque así sigues siendo como eres. Vive alguno tan empeñado en querer ser querido, que no se da cuenta de que no sabe querer. Cuando le dan cariño dice que no lo necesita, que no necesita nada de nadie. Se recome por dentro si no es protagonista de todo, aunque para ser protagonista tenga que recurrir a trucos viejos como el hacerse siempre la víctima y que todos compadezcan su situación. Sólo a ella le pasan cosas que no les pasan a los demas...
Reconozco que hay «muertes» de las que no se resucita de la noche a la mañana. Estamos muy muertos viviendo así como para salir del sepulcro de repente. Hay muertes de las que no se sale si no te dejas ayudar. Hay vida que no es Vida. Sólo es egoísmo.
Oye, Señor…
Tú eres nuestro Pastor, tú guías nuestros pasos,
nos suavizas las dificultades del camino,
nos conduces hasta el lugar adecuado.
Contigo nuestra vida se llena de sentido,
caminamos seguros, al seguirte,
tenemos el amor como equipaje
del que brota la justicia y la hermandad.
Cada día corriente, aunque no pase nada,
contigo aliado, se hace especial,
porque siempre nos pones a alguien cerca,
que nos trae o nos pide algo que hacer.
Si estamos atentos a lo que tú nos dices,
nos hablas constantemente al corazón,
y nos vas sugiriendo cómo actuar en cada caso
y cómo hacer que el momento sea un poco mejor.
Sugerencias
. Ora ante el Señor sintiéndote la oveja perdida, la rescatada, la echada en hombros.
. Mira a las personas que caminan la vida contigo, como ovejas del mismo Pastor.
. Siente la sed y, al beber agua, recuerda la cierva sedienta de agua.
Salmo
Como busca la cierva corrientes de agua,
así mi alma te busca a ti, Dios mío.
Tiene sed de Dios, del Dios vivo:
¿cuándo entraré a ver el rostro de Dios?
Envía tu luz y tu verdad: que ellas me guíen
y me conduzcan hasta tu monte santo,
hasta tu morada.
Que yo me acerque al altar de Dios,
al Dios de mi alegría;
que te dé gracias al son de la cítara.
Dios, Dios mío.
(Salmo 41)
Pensamiento
Necesitamos a Dios tanto, como el agua que bebemos, y él calma nuestras ansiedades y deseos, él ilumina nuestra vida y nos lleva por el camino de la Vida.
Gracias, Dios mío, por el regalo de tu amor.
Miércoles de la Tercera Semana de Pascua
Esta es la voluntad de mi Padre: que todo el que ve al Hijo y cree en él, tenga vida eterna.
(Tomado de la segunda lectura)
Tu propuesta de vida, es clara, Señor.
Nos invitas a abandonar prepotencias, y a vivir atentos al Padre, descansando en ti nuestras preocupaciones.
Tú nos descansas y dinamizas a la vez.
Reflexión
Me da miedo. Es una expresión muy pascual. Los discípulos de Jesús sienten miedo siempre que se les aparece. El miedo va unido íntimamente a lo novedoso. Ante la novedad sentimos miedo. Aunque sea la novedad que esperamos. Pero la novedad nos cambia siempre algo. No podemos ser lo mismo que antes. La novedad nos hace «nuevos», nos retira las referencias de antes y tenemos que comenzar a caminar con otras andaderas... El miedo viene porque nos decimos que «no sabemos si vamos a ser capaces». Y realmente no somos capaces de todo lo que podemos si alguien no nos ayuda a sacar las fuerzas que llevamos ocultas, o nos da fuerzas para ser lo que estamos llamados a ser.
«Sin mí no podéis nada.» Pero con Él, con el Resucitado, podemos todo lo que nos pida (no digo lo que nos propongamos). Cada vez me doy cuenta con más claridad de que la vida de Evangelio no es tanto «proponerse cosas», cuanto dejarse llevar por el Señor. Es Dios el que nos propone cosas. Es Dios el que nos marca metas. Es Dios el que nos lanza a amar, a descubrir a los hermanos por el camino por donde hacemos la vida. Es Dios el que se hace presente como zarza o como perla escondida. Es Dios el que nos sorprende y el que en un momento se hace susurro escuchado en lo íntimo del alma. ¡Reconozco que me he propuesto tantas cosas y no he llegado a ellas...! Hasta que un día, más que proponerme cosas, me dejo llevar por la brisa de la vida donde Dios está presente... Y todo es más fácil. Y todo es más posible... ¡Déjate llevar por la fuerza de Dios que sopla a tu lado!
Oye, Señor…
Dios mío, cuando uno te sigue,
forzosamente ha de cambiar de vida,
no puede contentarse con lo anterior,
porque tiene que abandonarse en ti.
Nos pides que les contemos a todos
quién eres y lo que nos propones,
hasta que se entere todo el mundo,
que hay que construir tu Reino.
Si de verdad creemos en ti,
diremos las cosas tan claras,
que nos entenderá todo el mundo
y les animaremos a seguirte.
Tú nos propones vivir en amor,
contagiarlo a todos los de alrededor
y proponer que sea el estilo de vida común,
para que todo el mundo alcance la vida abundante.
Sugerencias
. Recuerda tu historia de seguimiento de Jesús y renuévala hoy. . .
Habla durante el día de tu relación con Dios.
. Compórtate como un verdadero discípulo.
Salmo
Cantaré eternamente tus misericordias, Señor;
anunciaré tu fidelidad por todas las edades.
Porque dije: «Tu misericordia es un edificio eterno,
más que el cielo has afianzado tu fidelidad».
El cielo proclama tus maravillas, Señor;
y tu fidelidad, en la asamblea de los ángeles.
¿Quién sobre las nubes se compara a Dios?
¿Quién como el Señor entre los seres divinos?
Dichoso el pueblo que sabe aclamarte:
caminará, oh Señor; a la luz de tu rostro,
tu nombre es su gozo cada día, tu justicia, tu orgullo.
(Salmo 88)
Pensamiento
Cuando uno te sigue, Señor, tiene alegría interior, rebosa plenitud, su vida está llena de dinamismo, trabaja por la justicia, ama a los demás y disfruta de tu compañía a lo largo del camino.
Martes de la Tercera Semana de Pascua
Veo el cielo abierto y al Hijo del Hombre de pie a la derecha de Dios.
(De la primera lectura)
Señor, por más que nos repites los mensajes, por más que nos mandas profetas, nosotros no entendemos y no prestamos oídos al Espíritu.
Sigue insistiendo, Señor, que te necesitamos.
Reflexión
En lo que vives está la participación concreta en la muerte del Señor. Esa comunidad, esas hermanas o hermanos, esas cosas que no tienen ni pies ni cabeza, nada más que una irracional costumbre y una razón acrítica aquí siempre se ha hecho así son tu muerte. Lo entiendo y entiendo cuánto tiene que costarte esa muerte en vida.
Porque es una muerte que no acaba hoy con estos detalles. Mañana volverá a surgir en estos o en otros detalles parecidos. De modo que la muerte se alarga o se abre inesperadamente, algo así como si la muerte nunca acabara. Se te pide morir a cosas... reales.
Mirando de cerca todo, son "tonterías". Y por eso duele, porque nos perdemos en tonterías y no en lo esencial. Pero resulta que para ti las tonterías son lugar privilegiado de vida, de esperanza, de abandono en Dios. Sólo así tiene sentido lo que vives. Sólo porque en ti muere algo hoy, habrá resurrección mañana. Si al morir a algo sientes que tu corazón se une a los gritos de Jesús en el huerto, estás en el buen camino y la muerte es "de verdad". Pero también lo será la resurrección. No vas a ciegas. Vas en el amor. En la vida de fe siempre hay algo de irracional, de ininteligible, de absurdo... Los absurdos de la fe son los que hacen a la fe cristiana fe como la de Abrahán (Gén 22) Aceptando con confianza el absurdo es como aparece la acción de Dios. Pero todo esto es posible, si como Abrahám, como Jesús sientes dentro de tu corazón una fuerza capaz de ir más allá del absurdo por la fuerza del amor. Quiero decirte que me da a mí que tu fe se está consolidando para ser el cimiento, el origen de algo nuevo que no
logro entender, pero que sí presiento.
Oye, Señor…
Padre nuestro, que eres nuestro alimento,
que calmas la sed y el hambre que tenemos,
que sacias nuestras ansias infinitas,
contigo nos sentimos llenos y plenos.
Tú conoces bien en qué gastamos la vida.
Tú sabes cuáles son nuestros intereses,
tú sabes hacia dónde nos desviamos
queriendo tener, en vez de ser auténticos.
Nos quitamos el hambre de prestigio,
haciendo mil cosas,
el hambre de poder, dándonos importancia
y el hambre de tener, poniendo en las cosas
y en el confort, nuestro valor personal.
Pero tú, Señor, nos das el Pan de Vida,
cambiando nuestros valores
y el ritmo de nuestro hacer diario,
ocupándonos en la construcción de tu reino.
Sugerencias
. Presenta ante el Señor tus deseos, necesidades y caprichos. Óralos.
. Reflexiona sobre lo que habitualmente te alimenta: lecturas, relaciones, intereses, etc.
. Durante el día, deja resonar en tu interior: «El que viene a mí no pasará hambre ni sed».
Salmo
En tus manos, Señor; encomiendo mi espíritu.
Tú, que eres mi roca y mi baluarte;
por tu nombre dirígeme y guíame.
A tus manos encomiendo mi espíritu;
tú, el Dios leal, me librarás; yo confío en el Señor:
Tu misericordia sea mi gozo y mi alegría.
Haz brillar tu rostro sobre tu siervo,
sálvame por tu misericordia.
En el asilo de tu presencia los escondes
de las conjuras humanas.
(Salmo 119)
Pensamiento
Poniendo mi vida en tus manos estoy tranquilo, no tengo ningún miedo, porque tú, Dios mío, sabes más de mí que yo mismo. Contigo estoy seguro, protegido y en el buen camino.
Domingo Tercera Semana de Pascua
Dios les dio el mismo don por haber creído en Jesucristo... y alabaron a Dios diciendo: También a los gentiles les ha otorgado Dios la conversión que lleva a la vida.
(De la primera lectura)
Porque creemos en el Señor, nuestra vida llegará a feliz término, no hemos de tener miedo a nada, tan sólo sentirnos seguros en su Amor.
Reflexión
Yo soy la que siempre tengo la culpa. He pensado qué es «estar muerto” en este tiempo de Pascua y he tenido un ejemplo claro de lo que es estar muerto. Escuchaba a una adolescente que gritaba y acosaba a su madre: «¿Por qué el otro día le diste la razón a él (el abuelo) y no me la diste a mí? Yo soy tu hija. Le defiendes a él más que a mí. Claro, yo siempre soy la última, la que tengo la culpa de todo, yo soy la que menos importancia tengo». Los argumentos iban y venían siempre con la misma lógica: A mí nadie me comprende. Con el corazón un poco apenado iba comprendiendo lo que es «estar muerto». Me parecía que vivir «muertos» es vivir así: vivir comparándonos con otros, vivir con el metro de medir siempre en la mano para ver los centímetros de cariño que me dan de menos (los que me dan de más no se miden). «Estar muerto» es no saber reconocer lo que se te quiere y no llegar a reconocer que el problema no es que no te quieren, sino que no te quieres, ni te interesa ser querida, porque así sigues siendo como eres. Vive alguno tan empeñado en querer ser querido, que no se da cuenta de que no sabe querer. Cuando le dan cariño dice que no lo necesita, que no necesita nada de nadie. Se recome por dentro si no es protagonista de todo, aunque para ser protagonista tenga que recurrir a trucos viejos como el hacerse siempre la víctima y que todos compadezcan su situación. Sólo a ella le pasan cosas que no les pasan a los demas...
Reconozco que hay «muertes» de las que no se resucita de la noche a la mañana. Estamos muy muertos viviendo así como para salir del sepulcro de repente. Hay muertes de las que no se sale si no te dejas ayudar. Hay vida que no es Vida. Sólo es egoísmo.
Oye, Señor…
Tú eres nuestro Pastor, tú guías nuestros pasos,
nos suavizas las dificultades del camino,
nos conduces hasta el lugar adecuado.
Contigo nuestra vida se llena de sentido,
caminamos seguros, al seguirte,
tenemos el amor como equipaje
del que brota la justicia y la hermandad.
Cada día corriente, aunque no pase nada,
contigo aliado, se hace especial,
porque siempre nos pones a alguien cerca,
que nos trae o nos pide algo que hacer.
Si estamos atentos a lo que tú nos dices,
nos hablas constantemente al corazón,
y nos vas sugiriendo cómo actuar en cada caso
y cómo hacer que el momento sea un poco mejor.
Sugerencias
. Ora ante el Señor sintiéndote la oveja perdida, la rescatada, la echada en hombros.
. Mira a las personas que caminan la vida contigo, como ovejas del mismo Pastor.
. Siente la sed y, al beber agua, recuerda la cierva sedienta de agua.
Salmo
Como busca la cierva corrientes de agua,
así mi alma te busca a ti, Dios mío.
Tiene sed de Dios, del Dios vivo:
¿cuándo entraré a ver el rostro de Dios?
Envía tu luz y tu verdad: que ellas me guíen
y me conduzcan hasta tu monte santo,
hasta tu morada.
Que yo me acerque al altar de Dios,
al Dios de mi alegría;
que te dé gracias al son de la cítara.
Dios, Dios mío.
(Salmo 41)
Pensamiento
Necesitamos a Dios tanto, como el agua que bebemos, y él calma nuestras ansiedades y deseos, él ilumina nuestra vida y nos lleva por el camino de la Vida.
Gracias, Dios mío, por el regalo de tu amor.
Miércoles de la Tercera Semana de Pascua
Esta es la voluntad de mi Padre: que todo el que ve al Hijo y cree en él, tenga vida eterna.
(Tomado de la segunda lectura)
Tu propuesta de vida, es clara, Señor.
Nos invitas a abandonar prepotencias, y a vivir atentos al Padre, descansando en ti nuestras preocupaciones.
Tú nos descansas y dinamizas a la vez.
Reflexión
Me da miedo. Es una expresión muy pascual. Los discípulos de Jesús sienten miedo siempre que se les aparece. El miedo va unido íntimamente a lo novedoso. Ante la novedad sentimos miedo. Aunque sea la novedad que esperamos. Pero la novedad nos cambia siempre algo. No podemos ser lo mismo que antes. La novedad nos hace «nuevos», nos retira las referencias de antes y tenemos que comenzar a caminar con otras andaderas... El miedo viene porque nos decimos que «no sabemos si vamos a ser capaces». Y realmente no somos capaces de todo lo que podemos si alguien no nos ayuda a sacar las fuerzas que llevamos ocultas, o nos da fuerzas para ser lo que estamos llamados a ser.
«Sin mí no podéis nada.» Pero con Él, con el Resucitado, podemos todo lo que nos pida (no digo lo que nos propongamos). Cada vez me doy cuenta con más claridad de que la vida de Evangelio no es tanto «proponerse cosas», cuanto dejarse llevar por el Señor. Es Dios el que nos propone cosas. Es Dios el que nos marca metas. Es Dios el que nos lanza a amar, a descubrir a los hermanos por el camino por donde hacemos la vida. Es Dios el que se hace presente como zarza o como perla escondida. Es Dios el que nos sorprende y el que en un momento se hace susurro escuchado en lo íntimo del alma. ¡Reconozco que me he propuesto tantas cosas y no he llegado a ellas...! Hasta que un día, más que proponerme cosas, me dejo llevar por la brisa de la vida donde Dios está presente... Y todo es más fácil. Y todo es más posible... ¡Déjate llevar por la fuerza de Dios que sopla a tu lado!
Oye, Señor…
Dios mío, cuando uno te sigue,
forzosamente ha de cambiar de vida,
no puede contentarse con lo anterior,
porque tiene que abandonarse en ti.
Nos pides que les contemos a todos
quién eres y lo que nos propones,
hasta que se entere todo el mundo,
que hay que construir tu Reino.
Si de verdad creemos en ti,
diremos las cosas tan claras,
que nos entenderá todo el mundo
y les animaremos a seguirte.
Tú nos propones vivir en amor,
contagiarlo a todos los de alrededor
y proponer que sea el estilo de vida común,
para que todo el mundo alcance la vida abundante.
Sugerencias
. Recuerda tu historia de seguimiento de Jesús y renuévala hoy. . .
Habla durante el día de tu relación con Dios.
. Compórtate como un verdadero discípulo.
Salmo
Cantaré eternamente tus misericordias, Señor;
anunciaré tu fidelidad por todas las edades.
Porque dije: «Tu misericordia es un edificio eterno,
más que el cielo has afianzado tu fidelidad».
El cielo proclama tus maravillas, Señor;
y tu fidelidad, en la asamblea de los ángeles.
¿Quién sobre las nubes se compara a Dios?
¿Quién como el Señor entre los seres divinos?
Dichoso el pueblo que sabe aclamarte:
caminará, oh Señor; a la luz de tu rostro,
tu nombre es su gozo cada día, tu justicia, tu orgullo.
(Salmo 88)
Pensamiento
Cuando uno te sigue, Señor, tiene alegría interior, rebosa plenitud, su vida está llena de dinamismo, trabaja por la justicia, ama a los demás y disfruta de tu compañía a lo largo del camino.
Martes de la Tercera Semana de Pascua
Veo el cielo abierto y al Hijo del Hombre de pie a la derecha de Dios.
(De la primera lectura)
Señor, por más que nos repites los mensajes, por más que nos mandas profetas, nosotros no entendemos y no prestamos oídos al Espíritu.
Sigue insistiendo, Señor, que te necesitamos.
Reflexión
En lo que vives está la participación concreta en la muerte del Señor. Esa comunidad, esas hermanas o hermanos, esas cosas que no tienen ni pies ni cabeza, nada más que una irracional costumbre y una razón acrítica aquí siempre se ha hecho así son tu muerte. Lo entiendo y entiendo cuánto tiene que costarte esa muerte en vida.
Porque es una muerte que no acaba hoy con estos detalles. Mañana volverá a surgir en estos o en otros detalles parecidos. De modo que la muerte se alarga o se abre inesperadamente, algo así como si la muerte nunca acabara. Se te pide morir a cosas... reales.
Mirando de cerca todo, son "tonterías". Y por eso duele, porque nos perdemos en tonterías y no en lo esencial. Pero resulta que para ti las tonterías son lugar privilegiado de vida, de esperanza, de abandono en Dios. Sólo así tiene sentido lo que vives. Sólo porque en ti muere algo hoy, habrá resurrección mañana. Si al morir a algo sientes que tu corazón se une a los gritos de Jesús en el huerto, estás en el buen camino y la muerte es "de verdad". Pero también lo será la resurrección. No vas a ciegas. Vas en el amor. En la vida de fe siempre hay algo de irracional, de ininteligible, de absurdo... Los absurdos de la fe son los que hacen a la fe cristiana fe como la de Abrahán (Gén 22) Aceptando con confianza el absurdo es como aparece la acción de Dios. Pero todo esto es posible, si como Abrahám, como Jesús sientes dentro de tu corazón una fuerza capaz de ir más allá del absurdo por la fuerza del amor. Quiero decirte que me da a mí que tu fe se está consolidando para ser el cimiento, el origen de algo nuevo que no
logro entender, pero que sí presiento.
Oye, Señor…
Padre nuestro, que eres nuestro alimento,
que calmas la sed y el hambre que tenemos,
que sacias nuestras ansias infinitas,
contigo nos sentimos llenos y plenos.
Tú conoces bien en qué gastamos la vida.
Tú sabes cuáles son nuestros intereses,
tú sabes hacia dónde nos desviamos
queriendo tener, en vez de ser auténticos.
Nos quitamos el hambre de prestigio,
haciendo mil cosas,
el hambre de poder, dándonos importancia
y el hambre de tener, poniendo en las cosas
y en el confort, nuestro valor personal.
Pero tú, Señor, nos das el Pan de Vida,
cambiando nuestros valores
y el ritmo de nuestro hacer diario,
ocupándonos en la construcción de tu reino.
Sugerencias
. Presenta ante el Señor tus deseos, necesidades y caprichos. Óralos.
. Reflexiona sobre lo que habitualmente te alimenta: lecturas, relaciones, intereses, etc.
. Durante el día, deja resonar en tu interior: «El que viene a mí no pasará hambre ni sed».
Salmo
En tus manos, Señor; encomiendo mi espíritu.
Tú, que eres mi roca y mi baluarte;
por tu nombre dirígeme y guíame.
A tus manos encomiendo mi espíritu;
tú, el Dios leal, me librarás; yo confío en el Señor:
Tu misericordia sea mi gozo y mi alegría.
Haz brillar tu rostro sobre tu siervo,
sálvame por tu misericordia.
En el asilo de tu presencia los escondes
de las conjuras humanas.
(Salmo 119)
Pensamiento
Poniendo mi vida en tus manos estoy tranquilo, no tengo ningún miedo, porque tú, Dios mío, sabes más de mí que yo mismo. Contigo estoy seguro, protegido y en el buen camino.
Domingo Tercera Semana de Pascua
Quien dice: «yo conozco a Jesús»
y no guarda sus mandamientos, es un mentiroso y la verdad no está
en él.
(A partir de la
segunda lectura)
Señor, tú sabes que somos tus
amigos, que queremos seguirte y ser tu Iglesia, pero nos cuesta
amar como tú.
Ayúdanos.
Reflexión
¿No ardía nuestro
corazón
mientras nos explicaba las cosas? Me ocurre
muchas veces en reuniones o en momentos de soledad personal que el
corazón se me enciende. Es como una experiencia muy sencilla. Oigo,
escucho y dentro de mí se enciende como una luz, una intuición, una
palabra que brota, una idea que se aclara, que se ilumina, que
siento que es posible, a pesar de que tenga dificultades... Otras
ocasiones, esta misma experiencia acontece en mí cuando hablo con
alguien que además de llenarme de paz y de quitarme miedos, arroja
luz sobre un problema o sobre mi vida... No siempre la vida
personal o familiar o comunitaria es luminosa. Como el curso del
año, la vida tiene estaciones, y también fenómenos meteorológicos
como la niebla cerrada.
No siempre es fácil atravesar la
niebla de quien no siente la autoestima suficiente, del que perdió
la confianza en alguien, del que está decepcionado con personas o
instituciones concretas... Un amigo me suele decir: «Tú me dices
que lo que escribo es bonito y está bien, pero no te creas que es
tan fácil para mi aceptarlo. Dudo de todo. No tengo
confianza en mismo.; Todo me parece pobre…”
Un signo de resurrección es
«abrir los » y descubrir el valor de aquello a lo que no damos
valor o dar valor a otros... Y hacen falta verdaderas,
explicaciones y saber unir puntos de la vida para que ésta aparezca
como significativa de manera que «nos lo podamos creer" y
sintamos que el corazón «arde de verdad".
Oye,
Señor…
Hoy, Dios mío, te presento mis
dudas,
mis miedos, flaquezas e
inseguridades,
para que tomes el timón de mi
vida,
para que me sanes y me lleves de
tu mano.
Tú vienes a llenarnos de tu
paz,
a convencernos de los auténticos
valores,
a animarnos a construir
fraternidad,
a impulsar lo mejor que tenemos
dentro.
Tú potencias en nosotros la
plenitud,
nos sosiegas y calmas ante los
problemas,
nos vuelves misericordiosos ante
el hermano,
y nos sorprendes con tu presencia
salvadora.
Tú te sientas a nuestra mesa,
cada día,
para recordarnos que hemos de
compartir,
que tiene que llegar la comida a
todos los hermanos
y que hemos de construir tu Reino
de justicia.
Envuélvenos a todos en tu amor de
Padre.
Sugerencias
. Durante todo el día, mira a los
hermanos con los ojos de Dios. . . .
Ofrece tu vida al Señor
escribiéndole una carta especial.
. Siente cómo Dios te llena de su
paz y sosiego.
Salmo
Escúchame cuando te
invoco,
Dios, defensor
mío,
tú que en aprieto me diste
anchura,
ten piedad de mí y escucha mi
oración.
Sabedlo: el Señor hizo
milagros en mi favor;
y el Señor me escuchará
cuando lo invoque.
Hay muchos que
dicen:
«¿Quién nos hará ver la
dicha,
si la luz de tu rostro ha
huido de nosotros?»
En paz me acuesto y enseguida
me duermo,
porque tú sólo, Señor; me
haces vivir tranquilo.
(Salmo 4)
Pensamiento
Tú eres mi descanso,
Señor, y el que me das
la paz y la tranquilidad.
Las cosas me la
quitan.
Tú me sosiegas, me haces vivir
tranquilo.
Lunes Segunda
Semana de Pascua
Al terminar la oración, tembló el
lugar donde estaban reunidos, los llenó a todos el Espíritu Santo y
anunciaban con valentía la palabra de Dios.
(De la
primera
lectura)
Señor, que el vivir en constante
relación contigo, nos llene de tu Espíritu, para ser auténticos
profetas, que anuncian y denuncian como tú.
Reflexión
Dios se vale de cosas
pequeñas para remover grandes cosas. Cuando menos lo pensamos
“salta” lo inesperado.
Un día vamos a un grupo de
oración «porque toca». No llevamos nada especial ni pensamos en
nada especial. Sencillamente es una reunión más del grupo. Pero,
sin esperarlo, sin saberlo, sin tener razones para explicarlo, ese
día la oración nos toca lo más íntimo del alma. Una palabra, un
gesto, una frase, un silencio, un versículo del Evangelio nos llega
al corazón y nos zarandea. Salimos diciendo que «algo nos ha
pasado». Es decir, salimos diciendo que «Dios ha pasado por nuestra
alma» y nos ha tocado las fibras más secretas. Dios, cuando actúa,
siempre actúa así: llegando al secreto de nosotros mismos donde
guardamos las «cosas» que no queremos cambiar o que esperamos
cambiar y no vemos el momento de hacerlo. Dios aparece ahí como el
que nos da fuerza. Con él es posible todo. Y el paso de Dios por
nuestras secretas vías produce a la vez alegría y paz. Cuando
sentimos, la necesidad de cambios interiores y esto nos produce
paz, es señal inequívoca de que Dios está presente. Hay algo de
resurrección en esos momentos en los que vemos que lo imposible
merece la pena afrontarlo porque «intuimos» que se nos da una
fuerza especial para hacerlo posible.
Oye,
Señor…
Buen Padre Dios,
tú nos das la oportunidad de
nacer de nuevo,
de volver a seguir el camino
correcto,
de abandonar hábitos
negativos,
para reelegir los que producen
Vida.
Como Jesús murió en la
cruz,
así nosotros podemos morir a la
prisa,
a la intolerancia, a la
injusticia, a la avaricia,
al desamor y al
egocentrismo.
Tú nos envías tu Espíritu para
conseguirlo.
Nos das pistas, Dios, para la
vida plena,
para caminar hacia la felicidad
propia y ajena,
para abandonar desamores y
exigencias,
ritmos negativos y acciones poco
sanas.
Tú quieres que vivamos la vida en
abundancia.
Sugerencias
. Ponte ante el Señor en actitud
de escucha y sanación.
. Analiza tus emociones negativas
y preséntaselas a Dios, escuchando lo que él te propone.
. Comienza un cuaderno nuevo en
el que anotes las formas de vida que quieres abandonar y las nuevas
actitudes que te propones vivir.
Salmo
¿Por qué se amotinan las
naciones,
y los pueblos planean un
fracaso?
Se alían los reyes de la
tierra,
los príncipes
conspiran
contra el Señor y contra su
Mesías:
«rompamos sus coyundas,
sacudamos su yugo».
El que habita en el cielo
sonríe,
el Señor se burla de ellos.
Luego les habla con ira,
los espanta con su
cólera:
«Yo mismo he establecido
a mi Rey en Sión, mi monte santo».
Voy
a proclamar el
decreto del Señor;
Él me ha dicho: «Tú eres mi
hijo:
yo te he engendrado
hoy.
Pídemelo: te daré en herencia
las naciones,
en posesión, los confines de
la tierra:
los gobernarás con cetro de
hierro,
los quebrarás como jarro de
loza».
(Salmo 2)
Pensamiento
¿Por qué vivir en tensión y
guerra, si el Señor nos propone la paz y la alegría?
Los que te siguen, sonríen y
viven sosegados; no les afectan las descalificaciones externas,
porque su seguridad está en ti, Señor.
No tengo plata ni oro, te doy lo que tengo: en nombre de Jesucristo, echa a andar.
(De la primera lectura)
Aunque yo no tenga nada, aunque me sienta pequeño y frágil,
contigo puedo facilitar la vida a mis hermanos; juntos podemos sanarles de culpas, de prisas, de pensamientos negativos y resentimientos.
Reflexión
Madrid está vacío, pero esta iglesia está llena. Díganlo por ahí. Así despedía un párroco a los fieles el día de la Vigilia pascual. La «multitud que llenaba casi todos los sitios de los bancos de las naves" se sintió halagada. A mí algo me “sonó raro", sobre todo viendo el color del pelo de los asistentes... blanco, muy blanco.
Era cierto: la iglesia estaba casi llena. Todo había sido precioso, sobre todo los cantos y el desarrollo bello de la celebración. Pero la “lógica" de la argumentación me dio que pensar. Cuando me sitúo en la órbita del Evangelio, la argumentación que tiene como modelo a las matemáticas me parece inadecuada. Lo del Evangelio es mejor argumentarlo con otro tipo de “medidas referenciales", por ejemplo, con el grano de mostaza, con la levadura, con lo escondido, con los centavos perdidos, con el leproso curado que vuelve y los nueve que se van a casa sin dar gracias...
Me parece que es peligroso autocomplacerse, en los que somos (¡por muchos que seamos siempre seremos pocos!) y olvidar a los que están fuera, a los que no creen, a los que reniegan... Una Iglesia que se complace en contar a los que vienen y se olvida de ir a los que están fuera me parece que ha perdido una dimensión evangélica importante: la dimensión misionera. Pasear el cirio pascual por la nave central del templo es fácil.
Pasearlo por la plaza pública, ¡eso ya es otra cosa! ¡A eso estamos llamados!
Oye, Señor…
Señor, tú sabes con quién hago camino,
con quién trabajo, a quién amo,
con quién vivo y me divierto,
a quién ayudo y a quién necesito.
Toda mi vida está rodeada de personas,
porque la vida está llena de encuentros...
Querría tratar a cada uno como si fueras tú,
volcarme en los hermanos y ser para ellos.
La misión que tú das a mi vida es vivir para otros,
regalarme, ayudar, acompañar y gozar juntos.
Sé tú mi compañero en todo momento,
el amigo invisible que me da pistas para vivir.
Juntos compartamos nuestro estar en el mundo para que donde estemos,
se esté un poco mejor, para que en los conflictos, pongamos armonía
y llenemos juntos el mundo con tu Amor.
Sugerencias
. Haz una relación de las personas que tratas y preséntaselas al Señor.
. Reflexiona sobre tu forma de actuar como hermano para los otros.
. Pide al Señor que te ayude a ser.
Salmo
Que se alegren los que buscan al Señor:
Dad gracias al Señor invocad su nombre,
dad a conocer sus hazañas a los pueblos.
Cantadle al son de instrumentos,
hablad de sus maravillas.
Gloriaos de su nombre santo,
que se alegren los que buscan al Señor:
Recurrir al Señor ya su poder
buscad continuamente su rostro.
¡Estirpe de Abrahán, su siervo;
hijos de Jacob, su elegido!
El Señor es nuestro Dios,
él gobierna toda la tierra.
Se acuerda de su alianza eternamente,
de la palabra dada, por mil generaciones;
de la alianza sellada con Abrahán, del juramento hecho a Isaac.
(Salmo 104)
Pensamiento
Haznos gente alegre a tus seguidores, que lo contemos a los hermanos, y que nuestra forma de tratamos sea un canto a tu confianza y a tu Amor.
Martes de Pascua
Escapad de esta generación perversa, convertíos y bautizaros, recibid el don del Espíritu Santo.
Esta promesa vale para vosotros, y para vuestros hijos.
(De la primera lectura)
Ayúdanos, Señor, a seguir tus caminos, a no despistarnos con lo que la sociedad nos ofrece, que nos mantiene anestesiados, insensibles a la necesidad del hermano. Llénanos de tu Espíritu liberador para vivir una vida llena de sentido.
Reflexión
ALELUYA.
Aleluya, Señor, te reconozco vivo en N. que sabe decir no a
luces pasajeras.
Aleluya, Señor, te reconozco vivo en N. que sabe vivir la alegría de tu presencia.
Aleluya, Señor, te reconozco vivo en N. que sabe vivir a ritmo de espera.
Aleluya, Señor, te reconozco vivo en N. que sabe vivir el gozo de tu resurrección.
Aleluya, Señor, te reconozco vivo en N. que sabe callar y esperar.
Aleluya, Señor, te reconozco vivo en N. que sabe caminar en silencio.
Aleluya, Señor, te reconozco vivo en N. que sabe amar sin esperar nada.
Aleluya, Señor, te reconozco vivo en N. que sabe hablar en silencio.
Aleluya, Señor, te reconozco vivo en N. que sabe poner vida a la rutina.
Aleluya, Señor, te reconozco vivo en N. que sabe mirar con optimismo el futuro.
Aleluya, Señor, te reconozco vivo en N. que sabe sonreír en medio de las críticas.
Aleluya, Señor, te reconozco vivo en N. que sabe aceptar los no es y seguir viviendo.
Aleluya, Señor, te reconozco vivo en N. que sabe perdonar y dar cariño.
Aleluya, Señor, te reconozco vivo en N. que sabe acompañar a un buen hombre.
Aleluya, Señor, te reconozco vivo en N. que sabe intimar contigo y vivir en ti.
Aleluya, Señor, te reconozco vivo en N. que sabe luchar para no ver todo- negro.
Aleluya, Señor, te reconozco vivo en N. que sabe exigirme para que sea coherente.
Aleluya, Señor, te reconozco vivo en N. que sabe sufrir habitado por tu presencia.
Aleluya, Señor, te reconozco vivo en N. y en N que saben vivir con tu fuerza
y, sin discursos, nos predican que estás vivo y que eres el Viviente que da Vida.
Oye, Señor…
María lloraba buscándote
y hoy la sociedad no te encuentra,
porque te ha sustituido por otros dioses,
porque no sabe de tu presencia sanadora.
Algunos lloramos, como María,
al ver tantos hermanos que no te conocen,
que nunca han oído hablar de ti,
que van a morir sin saber quién eres.
Tú, Señor, te hiciste presente cuando te buscaban,
tú saliste a su encuentro a consolarles,
tú sabías de su necesidad de ti,
haz lo mismo en estos días en nuestro mundo.
Hazte presente, llena su corazón de tu Espíritu,
invade su cotidianidad de tu presencia,
encuéntrate con ellos en su vivir diario,
no les prives del gozo de tu amistad.
Te necesitamos, Señor, no podemos vivir sin ti.
Sugerencias
. Vive atento a la presencia de Dios en tu día.
. Comenta con alguien lo que supone la fe en tu vida personal.
. Cae en la cuenta de los otros dioses que nos hemos inventado.
Salmo
La palabra del Señor es sincera,
y todas sus acciones son leales;
él ama la justicia y el derecho,
y su misericordia llena la tierra.
Los ojos del Señor están puestos en sus fieles,
en los que esperan su misericordia,
para librar sus vidas de la muerte
y reanimarlos en tiempo de hambre.
Nosotros aguardamos al Señor: él es nuestro auxilio y escudo;
con él se alegra nuestro corazón,
en su santo nombre confiamos.
Que tu misericordia, Señor; venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti.
(Salmo 33)
Pensamiento
Dios mío, tu que tienes un corazón inmenso, envuélvenos a todos los seres humanos, para que vivamos amándonos y facilitándonos la vida, sabiendo que tú eres nuestro escudo y fortaleza.
Lunes de Pascua
Tengo siempre presente al Señor
con él a mi derecha no vacilaré. Por eso se me alegra el
corazón
y descanso
esperanzado.
(De la primera
lectura)
Con la seguridad de tu presencia
en mi vida, nada temo, confío en tu amor que me protege y en tu
fuerza que me dinamiza.
Siento deseos de anunciarte a los
demás, para que les alegres y sosiegues.
Reflexión
¡Que siga la luz! Estaba
en la Vigilia pascual en una comunidad que no conozco. Me llamó la
atención lo del fuego. Un mechero es más práctico que una
hoguera... Pero, "dice menos”. Es menos significativo. Hasta el
rito del fuego se hizo "dentro» de la iglesia. La luz no entraba de
la noche. El cirio no había salido de la iglesia. Me pareció
representativo de una manera de vivir hoy como Iglesia de Dios
"metida en la sacristía».
"Todo pasa dentro de los muros.»
¿Una Iglesia que no sabe salir fuera? No. A lo mejor eran "normas
de seguridad ciudadana»... ¡Prohibido hacer fuego en la
calle!
Y comenzó a extenderse el fuego.
De nuevo el mechero. Escucho: "Ese fuego no vale, no tiene sentido,
no viene del cirio; viene de un mechero. Apague su vela y tome la
luz que viene del cirio». ¿Qué más da este fuego que ese
otro?»
No estamos acostumbrados a "los
signos”. Todo da igual. ¡Qué pena! Estoy en los últimos puestos.
Quien tiene el fuego está "ensimismado» con su fuego.
Mientras, nosotros, nada, sin
fuego. Me "salgo de la fila».
Voy en busca del fuego que no
viene porque quien lo tiene está "a lo suyo», con su calor y su luz
"conquistada». Enciendo. Regreso. Reparto la luz.
Escucho:¡Menos mal que
alguien se mueve, si no nos quedamos sin luz!”
Así vivo este inicio de
celebración que me parece sugerente "como la vida misma». El cirio
sigue luciendo.
Avanza. Hay que "ayudar» a la luz
a "correr» por los pasillos y llegar a los últimos rincones. ¿Se
cree alguno en posesión de la luz?
Oye,
Señor…
La alegría de la Pascua llena mi
corazón,
la pasión por seguirte me
revitaliza,
la seguridad de tu presencia
constante en mi vida
hace que me sienta seguro y
fuerte.
Me llenas de gozo en tu
presencia,
me ilusionas con tu buena
noticia,
me conviertes en profeta que te
anuncia
y no puedo dejar de contar lo
grande que eres.
Tú estás por encima de la
muerte,
de todo aquello que nos roba
vida,
que disminuye nuestro
entusiasmo
o que nos hace pactar con la
mediocridad.
Gracias por vivir en mí y yo en
ti, Señor.
Sugerencias
. Párate de vez en cuando a
experimentar el gozo que supone la presencia del Señor en tu
vida.
. Recuerda muertes vividas e
imagina a esas personas resucitadas, en el regazo de Dios
Padre.
. Al terminar el día, revisa si
los demás han podido ver en ti a alguien alegre y
resucitado.
Salmo
Protégeme, Dios mío, que me
refugio en ti;
yo digo al Señor: «Tú eres mi
bien».
El Señor es el lote de mi
heredad y mi copa;
mi suerte está en tu
mano.
Bendeciré al Señor; que me
aconseja,
hasta de noche me instruye
internamente.
Tengo siempre presente al
Señor;
con él a mi derecha
no vacilaré.
Por eso se me alegra
el corazón,
se gozan mis
entrañas,
y mi carne descansa
serena.
Porque no me entregarás
a la muerte,
ni dejarás a tu fiel
conocer la corrupción.
Me enseñarás el sendero de la
vida,
me saciarás de gozo en tu
presencia,
de alegría perpetua a
tu derecha.
(Salmo 15)
Pensamiento
.Señor, ante ti soy como un niño
desvalido.
Envuélveme en tu amor de
Padre.
Susúrrame al oído lo que esperas
de mí.
Envíame a mis hermanos a
contarles quién eres y sigue llenando nuestra vida de gozo y de
alegría
Martes
Santo
Te hago luz de las naciones, para
que mi luz llegue hasta los confines de la tierra».
(Tomado
de la
primera lectura del día)
Señor, tú me invitas a ser luz en
todas las situaciones de mi vida.
Tú me propones que donde esté,
haya más claridad y transparencia, esté todo más vivo, más
iluminado y, sobre todo, más alegre.
Reflexión…
Lo que tienes que hacer,
hazlo pronto. El amor duele. Jesús, conmovido hasta la
entraña, siente que uno de los suyos le va a entregar. El amor
desamado, duele. Tengo que confesar que la actitud de Jesús es del
todo desconcertante. No se mete en la vida de nadie. Lo que
tengas que hacer, hazlo pronto. Jesús respeta el proyecto de
vida y las opciones de Judas. Todo lo que le tenía que decir, ya se
lo ha dicho y no le ha llegado al corazón. ¿Para qué más
consejos, más propuestas para andar el camino de la verdad? Si no
le ha hecho caso antes, por más que le diga ahora, de nada servirá.
En vez de consejos o de reflexiones para que cambie de actitud, le
invita a hacer lo que tiene que hacer. Que cumpla su propósito
hasta el final...
Hay situaciones insostenibles que
piden la ruptura, la separación. Cuando el corazón se endurece, no
se ablanda con dos palabras... Jesús acepta a Judas tal como es,
aunque las opciones que éste ha tomado sean causa de su
muerte.
No estamos hoy tan lejos de
realidades semejantes vividas en parejas que se rompen, que se
maltratan y matan, en hilos que por hacer su vida
destrozan la vida de los suyos... Lo que tengas que hacer, es
decir, hazlo pronto. ¡Increíble el respeto al que el amor le lleva
a Jesús! Judas se fue para hacer lo que tenía que hacer: convenir
el momento de la entrega. Los que se quedaron con Jesús no es que
le entendieran del todo.
¿Puede haber más soledad que el
amor no entendido? Jesús también hace lo que tiene que hacer:
Amar sin
volverse atrás, aunque palpe que los
suyos no le entienden. Pero el amor buscara caminos para robustecer
la respuesta de amor de los suyos.
Oye,
Señor…
Señor, tú iluminas mi vida, tú me
sales al encuentro,
tú me ofreces salir de las
oscuridades
y vivir contigo a plena
luz,
porque tú calientas como el
sol
e iluminas como la mejor
bombilla.
Yo quiero ser para mis
hermanos:
luz compañera de una mañana
triste,
luz que ilumina un dolor
oscuro,
luz que visita a una persona
enferma,
luz que ilusiona al que está
deprimido,
luz que enfoca la solución de un
problema,
luz que aclara una relación
rota,
luz que enciende la pasión para
el amor,
luz que facilita la oscuridad del
camino,
luz que alumbra la calle de mi
barrio:
la escalera de mi
casa,
la habitación que
comparto,
el lugar de trabajo,
la sociedad que
habito,
la iglesia a la que pertenezco y
amo,
el mundo que gime de
oscuridad.
Sé tú, Señor, el que ilumina mi
vida
y la mantiene ardiente y
encendida.
Sugerencias
. Estate pendiente, durante todo
el día, de ser luz para cada persona que te encuentres.
. Agradece al Señor las personas
que te dan luz y las que se dejan iluminar por ti.
Salmo
Mi boca cantará tu
salvación,
Señor:
A ti, Señor,
me
acojo:
No quede
yo
derrotado para siempre;
tú que eres justo,
líbrame
y ponme a salvo,
inclina
a mi tu
oído, y sálvame.
Se tú mi roca de refugio, el
alcázar donde me salve,
porque
mi peña y mi
alcázar eres tú.
Dios
mío, no te
quedes a distancia;
Dios
mío, ven aprisa
a socorrerme.
Que fracasen
y se
pierdan los que atentan contra mi vida,
queden cubiertos de
oprobio
y vergüenza
los que buscan
mi
daño.
(Salmo 70)
Pensamiento
Tú eres el que me sales al
encuentro, el que adivinas cuándo me pesa el día, el que conoces
mis miedos, el que sabes de mis debilidades.
Gracias por estar a mi lado y
darme fuerzas siempre, Señor.
Viernes de la
Cuarta Semana de Cuaresma
Decían los impíos: Acechemos al
justo que nos resulta incómodo y se opone a nuestras acciones... y
se gloria por tener por Padre a Dios.
(Tomado de la primera lectura
del día)
A veces, Señor, nos decimos
cristianos y actuamos en contra de los hermanos y al contrario de
lo que tú nos propones, de amar y compartir, de perdonar al
enemigo, de comprender al diferente y de seguir tus sendas de paz y
misericordia. Conviértenos a ti, Señor, de todo corazón.
Reflexión
Lo que se nos pide no es
tanto buscar en lo desconocido, sino buscar en los caminos de todos
los días. Todo lo que construimos al margen de la realidad
concreta, es irreal.
La vida de Dios y de los hombres
es así; resulta que en el camino de todos los días es donde están
esperando las cosas más sorprendentes. Recuerda la bonita parábola
de la perla escondida (Mt 13,46).
La vida nueva no está fuera del
alcance de nuestra vista y de nuestras manos. La vida nueva está
"al alcance de la mano". Lo que suele pasar es que nuestros ojos
están acostumbrados a mirar con rutina y no descubrimos nada más
que "lo de siempre». Nos resulta complicado captar que en "lo de
siempre» están las semillas del futuro.
Lo desconocido despunta en lo
conocido. Quizá te has dicho: “¿Por qué yo dudo ahora, si antes no
dudaba? ¿Por qué me pasa a mí esto, si antes no me pasaba? ¿Por qué
siento esto, si antes no lo sentía? ¿Por qué me pasa a mí ahora
esto?».
No tengo respuestas para darte.
Simplemente me parece que esas preguntas son la fuerza que nos
impulsa a buscar lo nuevo en lo ordinario que se nos está quedando
pequeño. Como cuando la
ropa que llevas puesta te aprieta
y es claro indicio de que tienes que cambiar de talla, así las
preguntas que nos sorprenden en la vida ordinaria son la señal de
que algo quiere nacer y reclama que le prestemos más
atención.
Oye,
Señor…
Jesús, a ti te perseguian los
tuyos,
les molestaba que fueras
diferente,
que tuvieras unos valores
distintos
y que ofrecieras otra manera de
vivir.
No podían entender cómo siendo
del pueblo,
sabías tanto y estabas tan
preparado.
Tú sabes, Señor, que, algunas
veces,
rechazamos el triunfo de otro por
envidia,
nos cuesta reconocer que brille
más en algo,
y somos poco generosos en el
aplauso y el estímulo.
Queremos ser gente honrada, que
ayude a los otros a triunfar,
a dar lo mejor de sí mismos y a
superarnos, si es necesario.
Queremos ser hermanos
potenciadores del otro,
capaces de celebrar la diversidad
y de respetar con cariño las diferencias,
impulsándonos a ser del todo,
como tú nos soñaste.
Sugerencias
. Ora por las personas que han
triunfado más que tú en los distintos ámbitos de tu vida, con
respeto y ternura.
. Reconoce las capacidades y
dones que Dios te ha dado y agradécelos, al tiempo que caes en la
cuenta de si los utilizas al máximo o los minimizas.
. Estate atento, todo el día, a
aplaudir y reconocer al otro, a estimular lo mejor suyo.
Salmo
Bendigo al Señor en todo
momento,
su alabanza está siempre en
mi boca;
mi alma se gloria en el
Señor:
Que los humildes lo
escuchen y se alegren.
Cuando uno grita, el Señor lo
escucha
y lo libra de sus
angustias;
el Señor está cerca de los
atribulados,
salva a los
abatidos.
Aunque el justo sufra muchos
males,
de todos lo libra el
Señor;
él cuida de todos sus
huesos,
y ni uno sólo se
quebrará.
Venid, hijos,
escuchadme:
Os instruiré en el temor del
Señor:
¿Hay alguien que ame la
vida y desee días de prosperidad?
(Salmo 33)
Pensamiento
Siempre que tengo
dificultades,
tú, Señor, sales a mi encuentro,
Estás a mi lado para ayudarme, contigo a mi derecha nada temo,
porque tú vas siempre conmigo y me das pistas para vivir
mejor.
Jueves de la
Cuarta semana de Cuaresma
Multiplicaré vuestra descendencia
como las estrellas del cielo, y toda la tierra se la daré a los
vuestros, para que la posean por siempre.
(Tomado de la primera lectura
del día)
Tu paciencia, buen Padre Dios, es
infinita.
Por más que te fallemos tus
hijos, tú siempre estás dispuesto a perdonarnos, a comenzar de
nuevo, poniendo tú todo de tu parte.
Gracias, Señor, por tu bondad y
comprensión, desde el principio de los tiempos y hoy en día con
cada uno de nosotros.
Reflexión
Sabe callar
y sabe
obedecer. Un día me dijeron que hiciera un elogio de mi padre.
Y me salió decir esto: «Sabe callar y sabe obedecer». Saber es una
escuela de la vida por la que hay que pasar. Se aprende mucho. La
sabiduría popular ha consagrado esta importante actitud vital en la
expresión: «Ver, oír y callar». Saber callar no es no tener
pensamiento propio, no es no tener nada que decir, no es comulgar
con ruedas de molino, no es pasar por alto todo... Saber callar es
saber ser prudente y aprender la complicada trama de las relaciones
humanas.
Saber obedecer es todavía más
complicado.
¡Con cuánta frecuencia tenemos
que estar en la vida obedeciendo las órdenes o los caprichos
de
personas que no llegan ni a
personillas...! Son «(algo» porque les han puesto como
recompensa a una fidelidad despersonalizante. Mandan nada más que
con «autoridad externa».
Los que viven la vida desde la
serena ancianidad... ¡cuántas cosas podrían enseñarnos! Nos hacemos
grandes de verdad callando y obedeciendo... La densidad de lo que
se dice se convierte en aplastante. Y la obediencia ejercida en
testimonio.
Callando se aprende a decir mucho
en poco.
Callando se aprenden las
lecciones que después aleccionan a los que escuchan...
La actitud de Jesús en el momento
supremo de su entrega total, cuando era interrogado por Pilato, fue
la de callar y obedecer.
Oye, Señor…
Tú ves, Señor, que te buscamos
desesperadamente y nos equivocamos al seguirte, distraídos con
otros dioses.
No permitas que entreguemos
nuestra libertad a nadie, que sólo seas tú el dueño de nuestra
vida, el Señor de nuestros días y de nuestro horario, el compañero
fiel de cada momento, para que todo lo que nos ocurra, nos suceda
contigo.
Ayúdanos a reequilibrar nuestros
valores, a renunciar a lo que nos aleja de ti, que es lo que nos
aparta de lo mejor de cada uno, y mantennos fieles a tu
mensaje.
Haznos personas constructoras de
Vida, dinamizadores del entorno, generadores de cercanía y ternura,
facilitadores de la realización humana y de la comunidad fraterna
de tus hijos. Llévanos siempre de tu mano, Señor.
Sugerencias
. Párate a pensar si estás siendo
generador de Vida en abundancia alrededor.
. Ora por el mundo, especialmente
por las personas que viven sin Dios.
Salmo
¿Quién podrá contar las
hazañas de Dios, pregonar toda su alabanza?
Dichosos los que respetan el
derecho y practican siempre la justicia.
Acuérdate de
mi por
amor a tu pueblo, visítame con tu salvación:
Para que vea la dicha de tus
escogidos,
y me alegre con la alegría de tu pueblo, y me
gloríe con tu heredad.
Hemos pecado con nuestros
padres, hemos cometido maldades
e
iniquidades.
Nuestros padres en Egipto no
comprendieron tus maravillas.
No
se acordaron de
tu abundante misericordia, se rebelaron contra el Altísimo en el
mar Rojo, pero Dios los salvó por amor de su nombre, para
manifestar su poder.
(Salmo 105)
Pensamiento
Tú bien sabes, Señor, que me
distraigo con otros dioses, que me agita el poder, el prestigio o
el tener de todo en todo momento. Ayúdame a no adorar becerros de
oro y que sea sólo a ti a quien ame y siga. No me dejes de tu mano
nunca, Dios mío.