Evangelio y Comentario de hoy Viernes 25 de Octubre 2013

Día litúrgico: Viernes XXIX del tiempo Ordinario
Texto del Evangelio (Lc 12,54-59): En aquel tiempo, Jesús decía a la gente: «Cuando veis una nube que se levanta en el occidente, al momento decís: ‘Va a llover’, y así sucede. Y cuando sopla el sur, decís: ‘Viene bochorno’, y así sucede. ¡Hipócritas! Sabéis explorar el aspecto de la tierra y del cielo, ¿cómo no exploráis, pues, este tiempo? ¿Por qué no juzgáis por vosotros mismos lo que es justo? Cuando vayas con tu adversario al magistrado, procura en el camino arreglarte con él, no sea que te arrastre ante el juez, y el juez te entregue al alguacil y el alguacil te meta en la cárcel. Te digo que no saldrás de allí hasta que no hayas pagado el último céntimo».
Comentario
¿Cómo no exploráis (...) este tiempo? ¿Por qué no juzgáis por vosotros mismos lo que es justo?
Hoy, Jesús quiere que levantemos nuestra mirada hacia el cielo. Esta mañana, después de tres días de lluvia persistente, el cielo ha aparecido luminoso y claro en uno de los días más espléndidos de este otoño. Vamos entendiendo en el tema de cambios de tiempo, ya que ahora los meteorólogos son casi como de la familia. En cambio, nos cuesta más entender en qué tiempo estamos o vivimos: «Sabéis explorar el aspecto de la tierra y del cielo, ¿cómo no exploráis, pues, este tiempo?» (Lc 12,56). Muchos de los que escuchaban a Jesús dejaron perder una ocasión única en la historia de toda la Humanidad. No vieron en Jesús al Hijo de Dios. No captaron el tiempo, la hora de la salvación.

El Concilio Vaticano II, en la Constitución Gaudium et Spes (n. 4), actualiza el Evangelio de hoy: «Pesa sobre la Iglesia el deber permanente de escrutar a fondo los signos de los tiempos e interpretarlos a la luz del Evangelio (…). Es necesario, por tanto, conocer y comprender el mundo en que vivimos y sus esperanzas, sus aspiraciones, su modo de ser, frecuentemente dramático».

Cuando observamos la historia, no nos cuesta mucho señalar las ocasiones perdidas por la Iglesia por no haber descubierto el momento entonces vivido. Pero, Señor: ¿cuántas ocasiones no habremos perdido ahora por no descubrir los signos de los tiempos o, lo que es lo mismo, por no vivir e iluminar la problemática actual con la luz del Evangelio? «¿Por qué no juzgáis por vosotros mismos lo que es justo?» (Lc 12,57), nos vuelve a recordar hoy Jesús.

No vivimos en un mundo de maldad, aunque también haya bastante. Dios no ha abandonado su mundo. Como recordaba san Juan de la Cruz, habitamos en una tierra en la que anduvo el mismo Dios y que Él llenó de hermosura. La beata Teresa de Calcuta captó los signos de los tiempos, y el tiempo, nuestro tiempo, ha entendido a la beata Teresa de Calcuta. Que ella nos estimule. No dejemos de mirar hacia lo alto sin perder de vista la tierra.


Oración
Señor Dios nuestro:
Mientras el mundo de hoy tiene hambre
de justicia, de verdad y de valores espirituales,
quizá disfrazados o distorsionados en una forma
difícil de reconocerlos, abre nuestros ojos, y danos
tu espíritu de sabiduría y discernimiento.
Así aprenderemos a comprender este mismo mundo,
a sentirnos como en casa con él
y a descubrir las sendas y los pasadizos
que nos pudieran llevar a todos nosotros hacia ti,
por Jesucristo nuestro Señor.

Hermanos: Si queremos ser gente que vive en nuestro tiempo, tenemos que estar con los ojos abiertos a todo lo que sucede en el mundo a nuestro alrededor. “Nadie es una isla”. Nadie debiera vivir en un mundo aparte. Esta actitud nos abrirá los ojos también para comprender mejor nuestra fe.
Que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo permanezca para siempre con nosotros.
Ya casi es fin de semana, feliz Viernes a todos.

 siguenos en https://www.facebook.com/snfranciscoxavier.comunidadcatolica
----------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Viernes de la semana 29 del Tiempo Ordinario
“Decía Jesús a la gente: “Cuando veis una nube por el poniente, decís enseguida: “Chaparrón tenemos” y así sucede. Cuando sopla el sur, decís: “Va a hacer bochorno” y lo hace. Hipócritas, si sabéis interpretar el aspecto del a tierra y del cielo, ¿cómo no sabéis interpretar el tiempo presente? ¿Cómo no sabéis juzgar vosotros mismos lo que se debe hacer?” (Lc 12, 54-59)
Cada mañana, al despertarme suelo escuchar por la radio el informe metereológico.
Y ahora me doy cuenta de que, también Dios tiene su informe de meteorología.
“Nube al poniente” anuncio de “chaparrón”.
“Sol del sur”, anuncio de bochorno.
“Tiempo presente” anuncio de gracia de parte de Dios.
“Tiempo presente” anuncio de la voluntad de Dios.
“Tiempo presente” anuncio de las buenas noticias de Dios.
Siendo todavía niño viví esta experiencia.
Los aldeanos solían mirar al cielo para predecir el tiempo del día siguiente.
Y ¡curioso! solían acertar.
En mis últimas vacaciones en el pueblo, mi primo estaba preocupado porque no llovía y el campo se le secaba. Aparecían unas nubes y yo pensaba que ya vendría la lluvia, pero él más experimentado, decía: no son nubes de agua, esas pasan y no dejan nada. Se llevan el agua a otra parte.
¿Qué nos está diciendo Jesús?
Algo muy sencillo. Me encanta su espíritu de observación y cómo lo aplica al Evangelio.
El cristiano es el que tiene que estar atento a las señales humanas que terminan siendo señales de Dios.
El cristiano es el que tiene que leer, a través de las realidades presentes, el futuro de Dios.
El cristiano es que tiene que leer a Dios a través de los acontecimientos humanos.
Hoy a esto le decimos “leer los signos de los tiempos”.
Como cristiano puede que haya también muchos analfabetos que no saben leer libros.
Pero no puede haber analfabetos que no sepan descubrir y leer las presencias de Dios en la historia.
No puede haber analfabetos que no sepan leer la voluntad de Dios, no desde Dios mismo, sino desde el acontecer diario.
Dios no escribe libros.
Pero Dios escribe su historia en lo que sucede cada día.
Pero Dios escribe su historia de gracia en los mismos acontecimientos de cada día.
Es posible que muchos no puedan leer la Biblia.
Pero todos son capaces de leer la Biblia que Dios escribe en la historia de los hombres.
El gran libro del cristiano es ciertamente la Palabra de Dios escrita en la Biblia.
Pero el cristiano tiene otro libro que no puede meter en el bolsillo ni guardar en la biblioteca y se llama “los signos de los tiempos”.
Jesús no se queja de los analfabetos que no pueden leer el libro de la Biblia.
Jesús se lamenta de los analfabetos que no somos capaces de leer las señales que cada día Dios nos envía en los hechos de cada día.
Decir que “a mí Dios no me habla” es una de nuestras grandes mentiras.
Porque Dios me habla:
A través de los hombres.
A través de los que sufren.
A través de los hijos.
A través de la pobreza de los que tienen hambre.
A través de los acontecimientos políticos.
A través de de los acontecimientos económicos.
A través de las guerras y de la paz.
A través de los avances de la ciencia.
El problema no está en que “Dios no me habla”, sino en que:
Nosotros no queremos escuchar la voz del acontecer diario.
Nosotros no queremos escuchar la voz de “los signos de los tiempos”.
Y nos quedamos en lo que ya pasó, pero no en lo que está pasando.
Sería triste escuchar que también hoy a nosotros creyentes y a la Iglesia, Jesús nos dice:
“¿Y cómo es que no sabéis juzgar vosotros el tiempo presente?”
juanjauregui.es