Santo Evangelio FFebrero 25, 2014
El primero es el último de todos
Marcos 9, 30-37.
Tiempo Ordinario.
Si quieres ser el primero, pon primero a Dios luego a los demás.
Del santo Evangelio según san Marcos 9, 30-37
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos, iban caminando por Galilea; él no quería que se supiera, porque iba enseñando a sus discípulos. Les decía: «El Hijo del hombre será entregado en manos de los hombres; le matarán y a los tres días de haber muerto resucitará» Pero ellos no entendían lo que les decía y temían preguntarle. Llegaron a Cafarnaúm, y una vez en casa, les preguntaba: «¿De qué estaban discutiendo por el camino?» Ellos callaron, pues por el camino habían discutido entre sí quién era el mayor. Entonces se sentó, llamó a los Doce, y les dijo: «Si uno quiere ser el primero, sea el último de todos y el servidor de todos». Y tomando un niño, le puso en medio de ellos, le estrechó entre sus brazos y les dijo: «El que reciba a un niño como éste en mi nombre, a mí me recibe; y el que me reciba a mí, no me recibe a mí sino a Aquel que me ha enviado»
Oración introductoria
¡Ven, Espíritu Santo! No permitas que me distraiga en esta oración. Dame la fe, la esperanza y el amor para entender lo maravilloso de esta invitación que me haces a estar contigo, para transformar mi corazón de modo que busque servirte sin apegos, sin buscar reconocimiento ni poniendo límites egoístas a lo que tu gracia puede hacer.
Petición
Señor, ayúdame a ser el último y el servidor de todos, especialmente en mi familia.
Meditación del Papa Francisco
A pesar de las palabras de Cristo, los discípulos piensan que es mejor detenerse. Y al mismo tiempo comenzaron a discutir entre ellos "cómo organizar la Iglesia". Es más, Santiago y Juan fueron a Jesús a pedirle la función de jefe de gobierno. Pero también los demás discutían y se preguntaban quién de ellos era el más importante en esa Iglesia que querían organizar.
Cristo estaba ante el cumplimiento de su misión mientras sus discípulos discutían sobre otro proyecto, otro punto de vista de la Iglesia. Hoy el peligro es ceder a la tentación de un cristianismo sin cruz. Un cristianismo a mitad de camino. Nosotros queremos el triunfo ahora sin ir por la cruz. Un triunfo mundano, un triunfo razonable. El triunfalismo en la Iglesia paraliza a la Iglesia. El triunfalismo de nosotros cristianos paraliza a los cristianos. Una Iglesia triunfalista es una Iglesia a mitad de camino. Una Iglesia que se contentara con estar bien organizada, con todas las oficinas, todo en su lugar, todo bonito, eficiente, pero que renegara a los mártires sería una Iglesia que sólo piensa en los triunfos, en el éxito; que no tiene el estilo de Jesús: la norma del triunfo a través del fracaso. El fracaso humano, el fracaso de la cruz. Y esta es una tentación que todos nosotros tenemos. (S.S. Francisco, 7 de junio de 2013, homilía en misa matutina en capilla de Santa Marta).
Reflexión
¿Servir a los demás si queremos ser los primeros? Parece una locura. ¡Qué lección tan dura nos está dando Cristo en este evangelio!
Cristo es el primero de entre todos los hijos de Dios. Él es de quien se puede resumir su vida: "pasó haciendo el bien". Nada lo hizo por su propia cuenta, todo por la salvación de los hombres, sus hermanos.
Servir a los demás es el centro del cristianismo. Lo decían los paganos del siglo I: "¡Mirad cómo se aman y cómo están dispuestos a morir unos por otros!" Éste es el secreto del primer puesto, la caridad para con todos. Si quieres estar en el primer puesto olvídate de ti mismo y piensa en hacer feliz a la persona que encuentras a tu derecha, y cuando ella ya lo sea, procura con la de la izquierda. Sigue así hasta que todas las personas a tu alrededor sean verdaderamente felices. No te preguntes tanto si tú eres feliz, más bien pregúntate si son felices los que viven a tu alrededor. Entonces, cuando los veas a todos felices, te inundará una felicidad desconocida hasta entonces.
No es una locura el servir a los demás. Si eres cristiano es porque quieres imitar a Cristo, tu maestro y señor, que murió para salvarte de la muerte. Si Él pudo, ¿por qué tú no?
Propósito
Ofrecer una sonrisa para demostrar el amor de Dios a los niños que me encuentre.
Diálogo con Cristo
Señor, dame la gracia de vivir entregado para que el mayor número posible de personas lleguen a conocer tu amor en profundidad; que gaste mi vida para que muchos otros lleguen a gozar de tu amistad. Quiero ser el primero en ponerme al servicio de los demás, a fin de ejercer un influjo positivo, ser guía de los demás dentro de mi ambiente para ayudar a otros a hacer la experiencia personal de Cristo.
=
Autor: P Juan Pablo Menéndez | Fuente: Catholic.net
https://www.facebook.com/snfranciscoxavier.comunidadcatolica
“Llegaron a Cafarnaún , y, una vez en casa, les preguntó: “¿De qué discutíais por el camino?” Ellos no contestaron, pues por el camino habían discutido quién era el más importante. Jesús se sentó, llamó a los Doce y les dijo: “Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos”. (Mc 9,30-37)
La vida tiene sus contrastes.
Jesús dedicado ahora a los suyos.
Evita pasar por los pueblos para que la gente no se entere y lo distraiga.
Más que hablar a las gentes, ahora ha formado como su pequeña academia para formar a los suyos.
¿Tema de su formación? “El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres y lo matarán”.
Para los discípulos el tema resulta poco interesante.
Nunca resulta interesante eso de entregar la vida por los demás.
Nunca resulta interesante eso de servir a los demás hasta dar la propia vida.
Nunca resulta interesante la fidelidad hasta la muerte.
Mucho más importante es:
¿Quién es el mayor de todos?
¿Quién es el más importante de todos?
¿Quién es el primero de todos?
¿Quién es el mandamás de todos?
¿Quién es el que se sienta en el sillón presidencial?
Dos mundos: el de Jesús y el de los Doce.
Dos caminos: el de Jesús y el de los Doce.
Dos maneras de pensar: el de Jesús y el de los Doce.
Dos escalas de valores: la de Jesús y la de los Doce.
Dos metas en la vida: la de Jesús y la de los Doce.
El aguante de Jesús resulta llamativo.
No se altera ni, como diríamos nosotros, “no se calienta”.
Hasta en esto, Jesús se revela en lo que es.
Ni siquiera les echa en cara sus ambiciones.
Maravillosa pedagogía la del amor y la de la comprensión.
No es la pedagogía que se impone por la fuerza y el castigo.
Es la pedagogía que se impone por la comprensión de las debilidades humanas.
Es la pedagogía del que ofrece pero no impone sus ideas.
Es la pedagogía del que habla al corazón para que ellos mismos tomen conciencia.
Es la pedagogía del que no trata de llenar sus cabezas de doctrinas e ideas.
Es la pedagogía del que trata de que uno mismo vaya descubriendo la verdad.
Me gusta aquella frase de Ortega cuando decía: “A mí no me den la verdad, díganme dónde encontrarla”.
La convivencia humana está llena de quienes piensan distinto.
La convivencia humana está llena de quienes tienen intereses distintos.
La convivencia humana está llena de quienes tienen modos de ver diferentes.
La convivencia humana no está en que los demás piensen como yo.
Todos somos diferentes.
Cada uno tiene su cabeza que también piensa.
Cada uno tiene sus sentimientos que ven la vida con ojos diferentes.
Y no es que yo tenga que pensar como los demás.
Tampoco tengo que obligar a que todos piensen como yo.
Sino que tengo que comprender a los otros, aun sin pensar como ellos.
Tengo que respetar a los otros, por más que no acepte sus ideas.
Dios tiene una manera de pensar y nosotros otra.
Dios no por eso piensa como nosotros, pero sí respeta nuestra libertad.
Dios sabe que tenemos intereses distintos.
Y, sin embargo, nos respeta sin “calentarse”.
Dios sigue su trabajo amoroso de ganar nuestros corazones.
Pero siempre respetando nuestros sentimientos.
Podremos hacer el camino juntos, aunque separados.
Y sin embargo, Dios no nos abandona ni nos deja abandonados en el camino.
Siempre espera que lleguemos a casa para que, avergonzados de nuestro modo de ser, terminemos pensando como él.
Dios no tiene prisas en que cambiemos.
Dios sabe esperar a que algún día cambiemos.
Linda lección para cuantos queremos que todos piensen como nosotros.
Linda lección para cuantos queremos imponer nuestras ideas.
Linda lección para cuantos tenemos prisas y no sabemos esperar.
Puedes visitar mi página web: www.juanjauregui.es
El primero es el último de todos
Marcos 9, 30-37.
Tiempo Ordinario.
Si quieres ser el primero, pon primero a Dios luego a los demás.
Del santo Evangelio según san Marcos 9, 30-37
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos, iban caminando por Galilea; él no quería que se supiera, porque iba enseñando a sus discípulos. Les decía: «El Hijo del hombre será entregado en manos de los hombres; le matarán y a los tres días de haber muerto resucitará» Pero ellos no entendían lo que les decía y temían preguntarle. Llegaron a Cafarnaúm, y una vez en casa, les preguntaba: «¿De qué estaban discutiendo por el camino?» Ellos callaron, pues por el camino habían discutido entre sí quién era el mayor. Entonces se sentó, llamó a los Doce, y les dijo: «Si uno quiere ser el primero, sea el último de todos y el servidor de todos». Y tomando un niño, le puso en medio de ellos, le estrechó entre sus brazos y les dijo: «El que reciba a un niño como éste en mi nombre, a mí me recibe; y el que me reciba a mí, no me recibe a mí sino a Aquel que me ha enviado»
Oración introductoria
¡Ven, Espíritu Santo! No permitas que me distraiga en esta oración. Dame la fe, la esperanza y el amor para entender lo maravilloso de esta invitación que me haces a estar contigo, para transformar mi corazón de modo que busque servirte sin apegos, sin buscar reconocimiento ni poniendo límites egoístas a lo que tu gracia puede hacer.
Petición
Señor, ayúdame a ser el último y el servidor de todos, especialmente en mi familia.
Meditación del Papa Francisco
A pesar de las palabras de Cristo, los discípulos piensan que es mejor detenerse. Y al mismo tiempo comenzaron a discutir entre ellos "cómo organizar la Iglesia". Es más, Santiago y Juan fueron a Jesús a pedirle la función de jefe de gobierno. Pero también los demás discutían y se preguntaban quién de ellos era el más importante en esa Iglesia que querían organizar.
Cristo estaba ante el cumplimiento de su misión mientras sus discípulos discutían sobre otro proyecto, otro punto de vista de la Iglesia. Hoy el peligro es ceder a la tentación de un cristianismo sin cruz. Un cristianismo a mitad de camino. Nosotros queremos el triunfo ahora sin ir por la cruz. Un triunfo mundano, un triunfo razonable. El triunfalismo en la Iglesia paraliza a la Iglesia. El triunfalismo de nosotros cristianos paraliza a los cristianos. Una Iglesia triunfalista es una Iglesia a mitad de camino. Una Iglesia que se contentara con estar bien organizada, con todas las oficinas, todo en su lugar, todo bonito, eficiente, pero que renegara a los mártires sería una Iglesia que sólo piensa en los triunfos, en el éxito; que no tiene el estilo de Jesús: la norma del triunfo a través del fracaso. El fracaso humano, el fracaso de la cruz. Y esta es una tentación que todos nosotros tenemos. (S.S. Francisco, 7 de junio de 2013, homilía en misa matutina en capilla de Santa Marta).
Reflexión
¿Servir a los demás si queremos ser los primeros? Parece una locura. ¡Qué lección tan dura nos está dando Cristo en este evangelio!
Cristo es el primero de entre todos los hijos de Dios. Él es de quien se puede resumir su vida: "pasó haciendo el bien". Nada lo hizo por su propia cuenta, todo por la salvación de los hombres, sus hermanos.
Servir a los demás es el centro del cristianismo. Lo decían los paganos del siglo I: "¡Mirad cómo se aman y cómo están dispuestos a morir unos por otros!" Éste es el secreto del primer puesto, la caridad para con todos. Si quieres estar en el primer puesto olvídate de ti mismo y piensa en hacer feliz a la persona que encuentras a tu derecha, y cuando ella ya lo sea, procura con la de la izquierda. Sigue así hasta que todas las personas a tu alrededor sean verdaderamente felices. No te preguntes tanto si tú eres feliz, más bien pregúntate si son felices los que viven a tu alrededor. Entonces, cuando los veas a todos felices, te inundará una felicidad desconocida hasta entonces.
No es una locura el servir a los demás. Si eres cristiano es porque quieres imitar a Cristo, tu maestro y señor, que murió para salvarte de la muerte. Si Él pudo, ¿por qué tú no?
Propósito
Ofrecer una sonrisa para demostrar el amor de Dios a los niños que me encuentre.
Diálogo con Cristo
Señor, dame la gracia de vivir entregado para que el mayor número posible de personas lleguen a conocer tu amor en profundidad; que gaste mi vida para que muchos otros lleguen a gozar de tu amistad. Quiero ser el primero en ponerme al servicio de los demás, a fin de ejercer un influjo positivo, ser guía de los demás dentro de mi ambiente para ayudar a otros a hacer la experiencia personal de Cristo.
=
Autor: P Juan Pablo Menéndez | Fuente: Catholic.net
https://www.facebook.com/snfranciscoxavier.comunidadcatolica
Dios no tiene prisa
Martes de la Séptima Semana del Tiempo Ordinario“Llegaron a Cafarnaún , y, una vez en casa, les preguntó: “¿De qué discutíais por el camino?” Ellos no contestaron, pues por el camino habían discutido quién era el más importante. Jesús se sentó, llamó a los Doce y les dijo: “Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos”. (Mc 9,30-37)
La vida tiene sus contrastes.
Jesús dedicado ahora a los suyos.
Evita pasar por los pueblos para que la gente no se entere y lo distraiga.
Más que hablar a las gentes, ahora ha formado como su pequeña academia para formar a los suyos.
¿Tema de su formación? “El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres y lo matarán”.
Para los discípulos el tema resulta poco interesante.
Nunca resulta interesante eso de entregar la vida por los demás.
Nunca resulta interesante eso de servir a los demás hasta dar la propia vida.
Nunca resulta interesante la fidelidad hasta la muerte.
Mucho más importante es:
¿Quién es el mayor de todos?
¿Quién es el más importante de todos?
¿Quién es el primero de todos?
¿Quién es el mandamás de todos?
¿Quién es el que se sienta en el sillón presidencial?
Dos mundos: el de Jesús y el de los Doce.
Dos caminos: el de Jesús y el de los Doce.
Dos maneras de pensar: el de Jesús y el de los Doce.
Dos escalas de valores: la de Jesús y la de los Doce.
Dos metas en la vida: la de Jesús y la de los Doce.
El aguante de Jesús resulta llamativo.
No se altera ni, como diríamos nosotros, “no se calienta”.
Hasta en esto, Jesús se revela en lo que es.
Ni siquiera les echa en cara sus ambiciones.
Maravillosa pedagogía la del amor y la de la comprensión.
No es la pedagogía que se impone por la fuerza y el castigo.
Es la pedagogía que se impone por la comprensión de las debilidades humanas.
Es la pedagogía del que ofrece pero no impone sus ideas.
Es la pedagogía del que habla al corazón para que ellos mismos tomen conciencia.
Es la pedagogía del que no trata de llenar sus cabezas de doctrinas e ideas.
Es la pedagogía del que trata de que uno mismo vaya descubriendo la verdad.
Me gusta aquella frase de Ortega cuando decía: “A mí no me den la verdad, díganme dónde encontrarla”.
La convivencia humana está llena de quienes piensan distinto.
La convivencia humana está llena de quienes tienen intereses distintos.
La convivencia humana está llena de quienes tienen modos de ver diferentes.
La convivencia humana no está en que los demás piensen como yo.
Todos somos diferentes.
Cada uno tiene su cabeza que también piensa.
Cada uno tiene sus sentimientos que ven la vida con ojos diferentes.
Y no es que yo tenga que pensar como los demás.
Tampoco tengo que obligar a que todos piensen como yo.
Sino que tengo que comprender a los otros, aun sin pensar como ellos.
Tengo que respetar a los otros, por más que no acepte sus ideas.
Dios tiene una manera de pensar y nosotros otra.
Dios no por eso piensa como nosotros, pero sí respeta nuestra libertad.
Dios sabe que tenemos intereses distintos.
Y, sin embargo, nos respeta sin “calentarse”.
Dios sigue su trabajo amoroso de ganar nuestros corazones.
Pero siempre respetando nuestros sentimientos.
Podremos hacer el camino juntos, aunque separados.
Y sin embargo, Dios no nos abandona ni nos deja abandonados en el camino.
Siempre espera que lleguemos a casa para que, avergonzados de nuestro modo de ser, terminemos pensando como él.
Dios no tiene prisas en que cambiemos.
Dios sabe esperar a que algún día cambiemos.
Linda lección para cuantos queremos que todos piensen como nosotros.
Linda lección para cuantos queremos imponer nuestras ideas.
Linda lección para cuantos tenemos prisas y no sabemos esperar.
Puedes visitar mi página web: www.juanjauregui.es