Santo Evangelio Enero 20, 2014
Los discípulos de Jesús no ayunan
Marcos 2, 18-22.
Tiempo Ordinario.
Ayunar hoy para disfrutar en el cielo del gran banquete.
Del santo Evangelio según san Marcos 2, 18-22
En una ocasión, en que los discípulos de Juan el Bautista y los fariseos ayunaban, algunos de ellos se acercaron a Jesús y le preguntaron: «¿Por qué mientras los discípulos de Juan y los discípulos de los fariseos ayunan, tus discípulos no ayunan?» Jesús les dijo: «¿Pueden acaso ayunar los invitados a la boda mientras el novio está con ellos? Mientras tengan consigo al novio no pueden ayunar. Días vendrán en que les será arrebatado el novio; entonces ayunarán, en aquel día. Nadie cose un remiendo de paño sin tundir en un vestido viejo, pues de otro modo, lo añadido tira de él, el paño nuevo del viejo, y se produce un desgarrón peor. Nadie echa tampoco vino nuevo en odres viejos; de otro modo, el vino reventaría los odres y se echaría a perder tanto el vino como los odres: sino que el vino nuevo, en odres nuevos.
Oración introductoria
Ayúdame, Señor, a crecer espiritual y apostólicamente para poder ofrecerte una vida nueva, marcada por el amor a Ti y a mis hermanos. Que tu Espíritu Santo, santificador, guíe esta meditación para orar con una absoluta confianza en tu providencia infinita.
Petición
Jesús, dame la sabiduría para saber ayunar de todo aquello que pueda disminuir mi fidelidad y la totalidad de mi entrega a la misión que me has encomendado.
Meditación del Papa Francisco
"Cuando está el esposo no se puede ayunar, no se puede estar triste", el Señor vuelve a menudo sobre esta imagen del esposo. Jesús porque nos hace ver la relación entre Él y la Iglesia como una boda.
Pienso que este es precisamente el motivo más profundo por el que la Iglesia custodia tanto el sacramento del matrimonio y lo llama Sacramento grande, porque es precisamente la imagen de la unión de Cristo con la Iglesia.
El cristiano debería tener siempre una actitud de alegría, porque su fe es una gran fiesta. El cristianismo es fundamentalmente alegre. Y por esto al final del Evangelio, cuando llevan el vino, me hace pensar en las bodas de Caná: y por esto Jesús ha hecho ese milagro, por eso la Virgen, cuando se ha dado cuenta que no había más vino, porque si no hay vino no hay fiesta... Imaginaba terminar las bodas, bebiendo el té o el zumo: no funciona.... es fiesta y la Virgen pide el milagro. Y así es la vida cristiana. La vida cristiana tiene esta actitud alegre, alegre de corazón.
Del mismo modo, hay momentos de cruz, momentos de dolor, pero siempre hay esa paz profunda de la alegría, porque la vida cristiana se vive como fiesta, como las bodas de Jesús con la Iglesia (S.S. Francisco, 6 de septiembre de 2013, homilía en Misa matutina en Santa Marta).
Reflexión
Realmente Cristo es la sabiduría misma. Él sabe responder en cualquier momento y situación. Hoy nos deja una lección más.
Los fariseos le preguntan sobre el ayuno y su observancia, pero Cristo va más al fondo. Él sabía que algún día estaríamos solos, sin su presencia. En aquel momento futuro sus discípulos no ayunarán. También ahora tenemos que ayunar, porque estamos en peregrinación en este valle de lágrimas, sin alcanzar nuestra morada definitiva.
La Eucaristía es para el cristiano la fuerza en los problemas diarios, el sostén en el cansancio, la vida en la enfermedad. Allí está presente Cristo. Él está allí esperándonos, para que seamos saciados con el Pan de los Ángeles, y rejuvenezcamos, cobremos más fuerzas y sigamos el camino estrecho, camino que da la plena felicidad.
Propósito
Pedir a la Virgen María que interceda por mí, para que sepa conservar y aumentar mi fe. Con ánimo renovado, tener más comprensión y tolerancia con los demás.
Diálogo con Cristo
Señor, hoy me invitas a dejar lo viejo, lo desgastado, la rutina. Me propones desprenderme del espíritu deteriorado y débil con el que a veces vivo mi fe. Me llamas a más, a estar en pie de lucha con un amor y un fervor renovado. Para que mi amor sea nuevo cada día debe alimentarse en la oración y en los sacramentos, por eso pido la intercesión de tu santísima Madre, para me ayude a renovar hoy mi amor por ti, para que me ayude a buscar continuamente mi renovación interior.
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Autor: P. Juan Pablo Menéndez | Fuente: Catholic.net
Los discípulos de Jesús no ayunan
Marcos 2, 18-22.
Tiempo Ordinario.
Ayunar hoy para disfrutar en el cielo del gran banquete.
Del santo Evangelio según san Marcos 2, 18-22
En una ocasión, en que los discípulos de Juan el Bautista y los fariseos ayunaban, algunos de ellos se acercaron a Jesús y le preguntaron: «¿Por qué mientras los discípulos de Juan y los discípulos de los fariseos ayunan, tus discípulos no ayunan?» Jesús les dijo: «¿Pueden acaso ayunar los invitados a la boda mientras el novio está con ellos? Mientras tengan consigo al novio no pueden ayunar. Días vendrán en que les será arrebatado el novio; entonces ayunarán, en aquel día. Nadie cose un remiendo de paño sin tundir en un vestido viejo, pues de otro modo, lo añadido tira de él, el paño nuevo del viejo, y se produce un desgarrón peor. Nadie echa tampoco vino nuevo en odres viejos; de otro modo, el vino reventaría los odres y se echaría a perder tanto el vino como los odres: sino que el vino nuevo, en odres nuevos.
Oración introductoria
Ayúdame, Señor, a crecer espiritual y apostólicamente para poder ofrecerte una vida nueva, marcada por el amor a Ti y a mis hermanos. Que tu Espíritu Santo, santificador, guíe esta meditación para orar con una absoluta confianza en tu providencia infinita.
Petición
Jesús, dame la sabiduría para saber ayunar de todo aquello que pueda disminuir mi fidelidad y la totalidad de mi entrega a la misión que me has encomendado.
Meditación del Papa Francisco
"Cuando está el esposo no se puede ayunar, no se puede estar triste", el Señor vuelve a menudo sobre esta imagen del esposo. Jesús porque nos hace ver la relación entre Él y la Iglesia como una boda.
Pienso que este es precisamente el motivo más profundo por el que la Iglesia custodia tanto el sacramento del matrimonio y lo llama Sacramento grande, porque es precisamente la imagen de la unión de Cristo con la Iglesia.
El cristiano debería tener siempre una actitud de alegría, porque su fe es una gran fiesta. El cristianismo es fundamentalmente alegre. Y por esto al final del Evangelio, cuando llevan el vino, me hace pensar en las bodas de Caná: y por esto Jesús ha hecho ese milagro, por eso la Virgen, cuando se ha dado cuenta que no había más vino, porque si no hay vino no hay fiesta... Imaginaba terminar las bodas, bebiendo el té o el zumo: no funciona.... es fiesta y la Virgen pide el milagro. Y así es la vida cristiana. La vida cristiana tiene esta actitud alegre, alegre de corazón.
Del mismo modo, hay momentos de cruz, momentos de dolor, pero siempre hay esa paz profunda de la alegría, porque la vida cristiana se vive como fiesta, como las bodas de Jesús con la Iglesia (S.S. Francisco, 6 de septiembre de 2013, homilía en Misa matutina en Santa Marta).
Reflexión
Realmente Cristo es la sabiduría misma. Él sabe responder en cualquier momento y situación. Hoy nos deja una lección más.
Los fariseos le preguntan sobre el ayuno y su observancia, pero Cristo va más al fondo. Él sabía que algún día estaríamos solos, sin su presencia. En aquel momento futuro sus discípulos no ayunarán. También ahora tenemos que ayunar, porque estamos en peregrinación en este valle de lágrimas, sin alcanzar nuestra morada definitiva.
La Eucaristía es para el cristiano la fuerza en los problemas diarios, el sostén en el cansancio, la vida en la enfermedad. Allí está presente Cristo. Él está allí esperándonos, para que seamos saciados con el Pan de los Ángeles, y rejuvenezcamos, cobremos más fuerzas y sigamos el camino estrecho, camino que da la plena felicidad.
Propósito
Pedir a la Virgen María que interceda por mí, para que sepa conservar y aumentar mi fe. Con ánimo renovado, tener más comprensión y tolerancia con los demás.
Diálogo con Cristo
Señor, hoy me invitas a dejar lo viejo, lo desgastado, la rutina. Me propones desprenderme del espíritu deteriorado y débil con el que a veces vivo mi fe. Me llamas a más, a estar en pie de lucha con un amor y un fervor renovado. Para que mi amor sea nuevo cada día debe alimentarse en la oración y en los sacramentos, por eso pido la intercesión de tu santísima Madre, para me ayude a renovar hoy mi amor por ti, para que me ayude a buscar continuamente mi renovación interior.
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Autor: P. Juan Pablo Menéndez | Fuente: Catholic.net
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La fe es alegría
Lunes de la Segunda Semana del Tiempo Ordinario
“Vinieron unos y le preguntaron a Jesús: Los discípulos de Juan y los discípulos de los fariseos ayunan. ¿Por qué los tuyos no?” Jesús les contestó: “¿Es que pueden ayunar los amigos del novio, mientras el novio está con ellos? Mientras en novio está con ellos, no pueden ayunar. Llegará un día en se llevarán al novio; aquel día sí que ayunarán”. (Mc 2,18-22)
De alguna manera la mayoría de nosotros está convencido en que el camino para llegar a Dios
Es la penitencia.
Es el ayuno.
Son las privaciones.
Son los castigos al cuerpo.
Lo cual, de alguna manera, nos está revelando qué imagen tenemos de Dios.
Un Dios al que le encanta vernos sufrir.
Un Dios que se alimenta de nuestras privaciones.
Un Dios que está contento cuando nos ve con hambre.
Un Dios que está feliz cuando nos ve rezar con garbanzos bajo las rodillas.
Un Dios que quiere vernos privados de aquello que nos gusta.
El Dios que nos revela Jesús es muy distinto.
Es el Dios “novio”.
Es el Dios “boda”.
Es el Dios “alegría”.
Es el Dios “felicidad”.
Es el Dios “fiesta”.
Jesús no niega el valor ascético del ayuno.
Pero él no ha venido a anunciarnos una religión de privaciones.
El ha venido a anunciarnos una religión de la fiesta.
El ha venido a anunciarnos una religión de la alegría.
La alegría:
De saber que Dios no es alguien lejano.
De saber que Dios es alguien que está con nosotros.
De saber que Dios vive en nuestra propia vida.
De saber que la fe es creer en el Dios que habita en nosotros.
De saber que la fe es creer que Dios es nuestra fiesta.
De saber que la fe es creer que Dios es gracia.
De saber que la fe es creer que Dios es boda con nosotros.
De saber que la fe es creer que Dios es comunión con nosotros.
De saber que la fe es creer que Dios es novio y enamorado de nosotros.
La verdadera penitencia y verdadero ayuno:
Será consecuencia de nuestra fidelidad a su amor.
Será consecuencia de nuestro testimonio de fidelidad ante los hombres.
Será consecuencia de nuestra fidelidad al Evangelio.
Porque, al margen de los cuarenta días de ayuno en el desierto, Jesús, hasta donde sabemos, no volvió a ayunar.
Ni nos pidió que ayunásemos.
Pero sí nos pidió seguirle a Él con todas las consecuencias.
Seguirle a él hasta el final, incluso si es preciso dar nuestra vida.
Nuestra fe cristiana no es estómago vacío.
Nuestra fe cristiana no es morirnos de hambre.
Nuestra fe cristiana es fiesta.
Nuestra fe cristiana es alegría.
Nuestra fe cristiana es boda.
Nuestra fe cristiana es pascua.
Nuestra fe cristiana es amor.
Nuestra fe cristiana es dar la vida por los demás.
juanjauregui.es