Día litúrgico: Miércoles XXVIII del tiempo ordinario

Comentario
Esto es lo que había que practicar aunque sin omitir aquello

Los diezmos en el Antiguo Testamento y nuestra actual colaboración con la Iglesia, según las leyes y las costumbres, van en la misma línea. Pero dar valor de ley obligatoria a cosas pequeñas —como lo hacían los Maestros de la Ley— es exagerado y fatigoso: «¡Ay también de vosotros, los legistas, que imponéis a los hombres cargas intolerables, y vosotros no las tocáis ni con uno de vuestros dedos!» (Lc 11,46).
Es verdad que las personas que afinan tienen delicadezas de generosidad. Hemos tenido vivencias recientes de personas que de la cosecha traen para la Iglesia —para el culto y para los pobres— el 10% (el diezmo); otros que reservan la primera flor (las primicias), el mejor fruto de su huerto; o bien vienen a ofrecer el mismo importe que han gastado en el viaje de descanso o de vacaciones; otros traen el producto preferido de su trabajo, todo ello con este mismo fin. Se adivina ahí asimilado el espíritu del Santo Evangelio. El amor es ingenioso; de las cosas pequeñas obtiene alegrías y méritos ante Dios.
El buen pastor pasa al frente del rebaño. Los buenos padres son modelo: el ejemplo arrastra. Los buenos educadores se esfuerzan en vivir las virtudes que enseñan. Esto es la coherencia. No solamente con un dedo, sino de lleno: Vida de Sagrario, devoción a la Virgen, pequeños servicios en el hogar, difundir buen humor cristiano... «Las almas grandes tienen muy en cuenta las cosas pequeñas» (San Josemaría).

Señor Dios nuestro:
Tu Hijo Jesús personificaba el cumplimiento perfecto
de la Ley y los Profetas.
Él conocía, enseñaba y vivía esto:
que el cumplimiento de la Ley y de las promesas
consiste en servirte a ti y al pueblo
con justicia y amor.
Queremos que estas dos virtudes
sean las guías de nuestras vidas,
para que con él busquemos a los hermanos
y sobre todo a ti, persona viviente,
Dios nuestro por los siglos de los siglos.
Hermanos: Creemos en Jesucristo. Le reconocemos como nuestro Señor y Salvador. Esto nos compromete, por tanto, a practicar justicia y amor a Dios y a nuestro prójimo.
Que este dia, sea un dia cargado de bendiciones, senor estamos en tus benditas manos.