Día litúrgico: Viernes XXV del tiempo ordinario

Comentario
¿Quién dice la gente que soy yo? (…) Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?

Hay una segunda interrogación que pide por nosotros: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?» (Lc 9,20). Es una cuestión fundamental que llama a la puerta, que mendiga a cada uno de nosotros: una adhesión o un rechazo; una veneración o una indiferencia; caminar con Él y en Él o finalizar en un acercamiento de simple simpatía... Esta cuestión es delicada, es determinante porque nos afecta. ¿Qué dicen nuestros labios y nuestras actitudes? ¿Queremos ser fieles a Aquel que es y da sentido a nuestro ser? ¿Hay en nosotros una sincera disposición a seguirlo en los caminos de la vida? ¿Estamos dispuestos a acompañarlo a la Jerusalén de la cruz y de la gloria?
«Es un camino de cruz y resurrección (...). La cruz es exaltación de Cristo. Lo dijo Él mismo: ‘Cuando sea levantado, atraeré a todos hacia mí’. (...) La cruz, pues, es gloria y exaltación de Cristo» (San Andrés de Creta). ¿Dispuestos para avanzar hacia Jerusalén? Solamente con Él y en Él, ¿verdad?

Oh Dios, Padre nuestro:
Tu Hijo Jesús nos pregunta a cada uno de nosotros hoy:
“¿Quién soy yo para ti?”.
Perdona nuestras palabras balbucientes,
pero, de todos modos,
esto podemos decir con amor lleno de gratitud:
Te damos gracias porque nos has mostrado en Jesús
cuán bueno eres tú y cuánto nos amas.
Te damos gracias porque él apareció
en toda la flaqueza y fragilidad
de nuestra condición humana,
y porque, por su muerte y resurrección,
nos has otorgado perdón y vida.
Que él sea el que dé sentido a nuestras vidas
porque él es Jesús, nuestro Señor y Salvador
que vive y reina por los siglos de los siglos.
Hermanos: Jesús nos ha preguntado hoy. ¿Quién soy yo para ustedes? ¿Qué
significo para ustedes? La respuesta que deberíamos darle no es
exclusivamente reservada para personas consagradas.
Todos nosotros le decimos: Señor, tú eres todo para nosotros. Solo tú eres quien da sentido pleno a nuestras vidas.
Que la bendición de Dios todopoderoso, descienda sobre ustedes y les acompañe siempre.
Todos nosotros le decimos: Señor, tú eres todo para nosotros. Solo tú eres quien da sentido pleno a nuestras vidas.
Que la bendición de Dios todopoderoso, descienda sobre ustedes y les acompañe siempre.