Evangelio y comentario de hoy Viernes 27 de Septiembre 2013

Día litúrgico: Viernes XXV del tiempo ordinario
Texto del Evangelio (Lc 9,18-22): Sucedió que mientras Jesús estaba orando a solas, se hallaban con Él los discípulos y les preguntó: «¿Quién dice la gente que soy yo?». Ellos respondieron: «Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías; otros, que un profeta de los antiguos había resucitado». Les dijo: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?». Pedro le contestó: «El Cristo de Dios». Pero les mandó enérgicamente que no dijeran esto a nadie. Dijo: «El Hijo del hombre debe sufrir mucho, y ser reprobado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser matado y resucitar al tercer día».
Comentario
¿Quién dice la gente que soy yo? (…) Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?
Hoy, en el Evangelio, hay dos interrogantes que el mismo Maestro formula a todos. El primer interrogante pide una respuesta estadística, aproximada: «¿Quién

Hay una segunda interrogación que pide por nosotros: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?» (Lc 9,20). Es una cuestión fundamental que llama a la puerta, que mendiga a cada uno de nosotros: una adhesión o un rechazo; una veneración o una indiferencia; caminar con Él y en Él o finalizar en un acercamiento de simple simpatía... Esta cuestión es delicada, es determinante porque nos afecta. ¿Qué dicen nuestros labios y nuestras actitudes? ¿Queremos ser fieles a Aquel que es y da sentido a nuestro ser? ¿Hay en nosotros una sincera disposición a seguirlo en los caminos de la vida? ¿Estamos dispuestos a acompañarlo a la Jerusalén de la cruz y de la gloria?

«Es un camino de cruz y resurrección (...). La cruz es exaltación de Cristo. Lo dijo Él mismo: ‘Cuando sea levantado, atraeré a todos hacia mí’. (...) La cruz, pues, es gloria y exaltación de Cristo» (San Andrés de Creta). ¿Dispuestos para avanzar hacia Jerusalén? Solamente con Él y en Él, ¿verdad?
dice la gente que soy yo?» (Lc 9,18). Hace que nos giremos alrededor y contemplemos cómo resuelven la cuestión los otros: los vecinos, los compañeros de trabajo, los amigos, los familiares más cercanos... Miramos al entorno y nos sentimos más o menos responsables o cercanos —depende de los casos— de algunas de estas respuestas que formulan quienes tienen que ver con nosotros y con nuestro ámbito, “la gente”... Y la respuesta nos dice mucho, nos informa, nos sitúa y hace que nos percatemos de aquello que desean, necesitan, buscan los que viven a nuestro lado. Nos ayuda a sintonizar, a descubrir un punto de encuentro con el otro para ir más allá...

Oración
Oh Dios, Padre nuestro:
Tu Hijo Jesús nos pregunta a cada uno de nosotros hoy:
“¿Quién soy yo para ti?”.
Perdona nuestras palabras balbucientes,
pero, de todos modos,
esto podemos decir con amor lleno de gratitud:
Te damos gracias porque nos has mostrado en Jesús
cuán bueno eres tú y cuánto nos amas.
Te damos gracias porque él apareció
en toda la flaqueza y fragilidad
de nuestra condición humana,
y porque, por su muerte y resurrección,
nos has otorgado perdón y vida.
Que él sea el que dé sentido a nuestras vidas
porque él es Jesús, nuestro Señor y Salvador
que vive y reina por los siglos de los siglos.

Hermanos: Jesús nos ha preguntado hoy. ¿Quién soy yo para ustedes? ¿Qué significo para ustedes? La respuesta que deberíamos darle no es exclusivamente reservada para personas consagradas.
Todos nosotros le decimos: Señor, tú eres todo para nosotros. Solo tú eres quien da sentido pleno a nuestras vidas.
Que la bendición de Dios todopoderoso, descienda sobre ustedes y les acompañe siempre.