Introducción Domingo 05 de Agosto del 2012


Jesús tuvo compasión de las gentes y multiplicó los panes y los peces en el desierto para que todos quedaran saciados.
Las gentes entusiasmadas comentan: "Este es el Profeta que tenía que venir", y le siguen.
Jesús les echa en cara su actitud y les dice: " Os aseguro, me seguís no por haber visto signos, sino porque habéis comido hasta saciaros".
Es natural que deseemos satisfacer nuestras necesidades elementales: comida, bebida, vestido, cobijo, etc.. Pero si no tenemos más aspiraciones, si no ponemos nuestra ilusión en buscar la justicia, la paz, la libertad, la solidaridad, es porque somos poco humanos.
La persona que sólo siente necesidad de alimentarse materialmente, es poca cosa, y es fácilmente domesticable.
Ganar más, para vivir mejor será su meta y el gran engaño de su vida. Es que, muchas veces para ganar más tendrá que renunciar a sí mismo, tendrá que renunciar a los valores superiores de amor, paz, solidaridad.