Reflexion

EL GUSANO DE SEDA
Juan Juaregui

A una niña llamada Josefina le regalaron un día un gusano de seda. Le habían dicho que unos gusanos de seda habían fabricado la tela con que estaba hecho su vestidito de fiesta. Y espiaba todos los movimientos del gusano para ser testigo de su maravillosa habilidad. Quedó extasiada al ver los primeros hilillos brillantes de un capullo en el que, al fin, el gusano se encerró. Y Josefina pensó: «¡Mejor, así está más seguro!».
Pero una mañana, al despertar, la niña encontró agujereado el capullo con un poco de polvo, unos restos en su interior.
-Mamá, mamá -gritó la niña-, han abierto el capullo. Y me han robado el gusano.
-No, mi amor -dijo su madre-. Tu gusano vive; él mismo ha abierto el capullo y se ha convertido en una hermosa mariposa. Si le quieres bien, alégrate, porque ahora es más hermoso y feliz.
Días más tarde fallecía el padre de Josefina. Su enamorada esposa, en su amarga soledad, apenas comía. Visitaba diariamente el cementerio, revisaba fotografías, revolvía ropas y otros recuerdos...
-¿Por qué lloras, mamá? -preguntó la pequeña-. La tía me ha dicho que a papá le pasó lo mismo que al gusano de seda. Ahora es más hermoso y feliz porque voló hasta
Dios. Si le quieres, ¿por qué no te alegras?

La mamá sonríe, comprende y abraza a la chiquilla.

Hermanas y hermanos, lo del gusano de seda es un milagro y cualquier vida humana, bien pensado, es todo un milagro. Esta vida no termina con la muerte, se transforma. Por eso, en un Prefacio de Difuntos se dice: «La vida de los que en ti creemos, Señor, no termina se transforma».
Sí, se transforma, como se transforma la vida de un gusano de seda en la vida de una mariposa, como se transforma la vida de un niño que está en el vientre de su madre cuando nace para ver la luz de este mundo, como se transforma en una espiga el grano de trigo que enterramos. Por un milagro de Dios, ¡qué distintas la vida del gusano de seda que se arrastra por tierra y la vida de la hermosa mariposa que vuela hacia el sol! ¡Qué distintas la vida del niño en el vientre de su madre y la vida del niño que nace para ver la luz de este mundo! Por un milagro de Dios los que creemos en Cristo, muerto y resucitado, tenemos el derecho a esperar que después de la muerte esta vida terrena que tenemos se transforme en una vida distinta, en una vida mejor. Que nuestras lágrimas sobre las tumbas sean, pues, lágrimas llenas de esperanza.
Asisitiendo a los duelos uno suele escuchar con frecuencia la frase: “Adiós para siempre”. Pero no es para siempre, es un hasta luego. Veis que cuando muere la luz del
día, la naturaleza se pone oscura y triste, pero a la mañana siguiente los pájaros, al encontrarse de nuevo con la luz del día, cantan con alegría.
Pues bien, por la fe en Cristo, muerto y resucitado, nosotros, a quienes Dios quiere más que a todos los pájaros del mundo, tenemos la esperanza de que después de la oscuridad y tristeza de la muerte nos encontraremos de nuevo con la luz y junto con nuestros seres queridos cantaremos con eterna alegría.  Esta es la esperanza que hoy revivimos en nosotros en esta fiesta de la Resurrección de Jesús

Maria dijo:
                 He aqui la esclava del señor

                "Hagase en mi segun tu palabra"
                                                                                                                        
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