PASCUA, LA FIESTA DE LA VIDA

La Pascua no es la celebración de un acontecimiento pasado que cada año que transcurre queda un poco más lejos de nosotros. Los creyentes celebramos hoy al resucitado que VIVE ahora llenando de vida la historia de los hombres.
Creer en Cristo resucitado no es solamente creer en algo que sucedió al muerto Jesús. Es saber escuchar hoy desde lo más hondo de nuestro ser estas palabras: “No tengáis miedo, soy yo, el que vive. Estuve muerto pero ahora estoy vivo por los siglos de los siglos” (Ap 1,17-18).
Cristo resucitado vive ahora penetrándolo todo de su energía vital. De manera oculta pero real va impulsando nuestras vidas hacia la plenitud final. Él es la “la ley secreta” que dirige la marcha de todo hacia la Vida. Él es “el corazón del mundo” según la bella expresión de K. Rahner.
Por eso, celebrar la Pascua es entender la vida de manera diferente. Intuir con gozo que el resucitado está ahí, en medio de nuestras pobres cosas, sosteniendo para siempre todo lo bueno, lo bello, lo limpio que florece en nosotros como promesa de infinito y pasa, se disuelve y muere sin haber llegado a plenitud.
Él está en nuestras lágrimas y penas como consuelo permanente y misterioso. Él está en nuestros fracasos e impotencia como fuerza segura que nos defiende. Él está en nuestras depresiones acompañando en silencio nuestra soledad y nuestra tristeza incomprendida.
Él está en nuestros pecados como misericordia que nos soporta con paciencia infinita y nos comprende y nos acoge hasta el fin. Él está incluso en nuestra muerte como vida que triunfa cuando parece extinguirse.
Ningún ser humano está solo. Nadie vive olvidado. Ninguna queja cae en vacío. Ningún grito deja de ser escuchado. El resucitado está con nosotros y en nosotros para siempre.
Por eso, hoy es la fiesta de los que se sienten solos y perdidos. La fiesta de los que se avergüenzan de su mezquindad y su pecado. La fiesta de los que no están limpios, de los que se sienten muertos por dentro. La fiesta de los que gimen agobiados por el peso de la vida y la mediocridad de su corazón.
Hoy es la Fiesta de vida. La fiesta de todos los que nos sabemos mortales pero hemos descubierto en Cristo resucitado la esperanza de una vida eterna.
Felices los que esta mañana de Pascua dejen penetrar en su corazón las palabras de Cristo: “Tened paz en mí. En el mundo tendréis tribulación, pero, ánimo, yo he vencido al mundo” (Jn 16,33).