Evangelio y Comentario de hoy Juevezs 13 de Marzo 2014

Día litúrgico: Jueves I de Cuaresma
Texto del Evangelio (Mt 7,7-12): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá. Porque todo el que pide recibe; el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ¿O hay acaso alguno entre vosotros que al hijo que le pide pan le dé una piedra; o si le pide un pez, le dé una culebra? Si, pues, vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que se las pidan! Por tanto, todo cuanto queráis que os hagan los hombres, hacédselo también vosotros a ellos; porque ésta es la Ley y los Profetas».
Comentario: Rev. D. Joaquim MESEGUER García (Sant Quirze del Vallès, Barcelona, España)
Todo el que pide recibe; el que busca, halla
Hoy, Jesús nos habla de la necesidad y del poder de la oración. No podemos entender la vida cristiana sin relación con Dios, y en esta relación, la oración ocupa un lugar central. Mientras vivimos en este mundo, los cristianos nos encontramos en un camino de peregrinaje, pero la oración nos acerca a Dios, nos abre las puertas de su amor inmenso y nos anticipa ya las delicias del cielo. Por esto, la vida cristiana es una continua petición y búsqueda: «Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá» (Mt 7,7), nos dice Jesús.

Al mismo tiempo, la oración va transformando el corazón de piedra en un corazón de carne: «Si, pues, vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que se las pidan!» (Mt 7,11). El mejor resumen que podemos pedir a Dios se encuentra en el Padrenuestro: «Venga a nosotros tu Reino, hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo» (cf. Mt 6,10). Por tanto, no podemos pedir en la oración cualquier cosa, sino aquello que sea realmente un bien. Nadie desea un daño para sí mismo; por esto, tampoco no lo podemos querer para los demás.

Hay quien se queja de que Dios no le escucha, porque no ve los resultados de manera inmediata o porque piensa que Dios no le ama. En casos así, no nos vendrá mal recordar este consejo de san Jerónimo: «Es cierto que Dios da a quien se lo pide, que quien busca encuentra, y a quien llama le abren: se ve claramente que aquel que no ha recibido, que no ha encontrado, ni tampoco le han abierto, es porque no ha pedido bien, no ha buscado bien, ni ha llamado bien a la puerta». Pidamos, pues, en primer lugar a Dios que haga bondadoso nuestro corazón como el de Jesucristo.


Oración
Señor, Dios nuestro:
Tú eres un Padre generoso,
que nos das lo que es bueno para nosotros
simplemente porque nos amas.
Danos un corazón agradecido, Señor,
para que aprendamos de ti
a dar y compartir sin condición alguna,
sino sencillamente con amor y alegría,
como Jesús hizo entre nosotros,
tu Hijo, que vive contigo y con nosotros
por los siglos de los siglos. 


Hermanos: Nuestro Señor nos asegura hoy: “Pidan y se les dará, busquen y encontrarán, llamen y se les abrirá”. Que ojalá todos nosotros seamos hombres y mujeres que confían en la oración.Y que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo nos acompañe siempre.

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¿Le das a tu hijo todo lo que te pide?

Jueves de la Primera Semana de Cuaresma

“Si a alguno de vosotros le pide su hijo pan, ¿le va a dar una piedra? Y si le pide pescado, ¿le dará una serpiente? Pues si vosotros, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre del cielo dará cosas buenas a los que le piden? Tratad a los demás como queréis que ellos os traten; en esto consiste la Ley y los Profetas”. (Mt 7,7-12)

Muchos dejan de orar, porque tienen la impresión de que Dios no les escucha.
Y por tanto tienen la impresión de que ellos no cuentan en el reparto, porque a ellos no les toca nada.

¿Le das a tu hijo todo lo que te pide?
Estoy seguro que tu hijo, con frecuencia te pide lo que no le conviene, aunque él esté seguro que sí le interesa.
Es posible que te pida una cosa y tú le des otra.
Antes de darle algo, lo piensas bien, porque tu amor no es ciego.
Conozco a padres que pueden equivocarse, eso lo entiendo.
Pero no conozco a padres tan malvados que si le “pide un pan le dé una piedra”.
¿Tú se la darías?

Somos malos, como dice Jesús, y a pesar de todo sabemos dar cosas buenas.
Somos malos, como Él dice, pero no somos tan canallas, que demos algo malo a quienes amamos.

¿Y qué decir de Dios?
Que Dios sabe mejor que nosotros lo que necesitamos.
Que Dios sabe mejor que nosotros lo que nos conviene.
Que Dios siempre nos da cosas buenas.
Que Dios no sabe dar cosas malas.
Por eso no entiendo a quienes dicen que Dios nos envía el cáncer, el sida o un infarto.
¿Tú crees que sí? Creo que mejor se lo preguntes a tu médico.
Eres de los que todavía crees que cuando tu hijo, que venía a una velocidad excesiva y se estrelló con el coche y falleció, ¿fue Dios que lo quiso o lo permitió?
No me dirás que fue Dios el que pisó más de lo necesario el acelerador.

Y con tu permiso voy a hacer una lectura de algo que dice aquí Jesús: “Tratad a los demás como queréis que ellos os traten”.
Claro que esto siempre lo aplicamos a los demás.
Pero ¿por qué no lo aplicamos a nuestras relaciones con Dios?
Trata a Dios como quieres que él te trate.
Ama a Dios como quieres que él te ame.
Cuida de las cosas de Dios como quieres que él cuide de las tuyas.
Escucha a Dios como quieres que él te escuche.
Sé amigo de Dios como quieres que él sea tu amigo.

O si prefieres hagámoslo de otra manera:
Trata a Dios como él te trata.
Escucha a Dios como él te escucha.
Responde a Dios como él te responde.

Vives preocupado de que lo que recibes de Dios.
¿Y te preocupa lo que Dios recibe de ti?
Vives preocupado de lo que Dios hace por ti.
¿Y vives preocupado de lo que tú haces por él?.

Pensamiento: Te preocupas más de lo que Dios hace por ti, que lo que tú haces por él. En cuestión de dar siempre estaremos en deuda con él.