Evangelio y Comentario de hoy Lunes 27 de Enero 2014

Día litúrgico: Lunes III del tiempo ordinario
Texto del Evangelio (Mc 3,22-30): En aquel tiempo, los escribas que habían bajado de Jerusalén decían: «Está poseído por Beelzebul» y «por el príncipe de los demonios expulsa los demonios». Entonces Jesús, llamándoles junto a sí, les decía en parábolas: «¿Cómo puede Satanás expulsar a Satanás? Si un reino está dividido contra sí mismo, ese reino no puede subsistir. Si una casa está dividida contra sí misma, esa casa no podrá subsistir. Y si Satanás se ha alzado contra sí mismo y está dividido, no puede subsistir, pues ha llegado su fin. Pero nadie puede entrar en la casa del fuerte y saquear su ajuar, si no ata primero al fuerte; entonces podrá saquear su casa. Yo os aseguro que se perdonará todo a los hijos de los hombres, los pecados y las blasfemias, por muchas que éstas sean. Pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo, no tendrá perdón nunca, antes bien, será reo de pecado eterno». Es que decían: «Está poseído por un espíritu inmundo».
Comentario
El que blasfeme contra el Espíritu Santo, no tendrá perdón nunca
Hoy, al leer el Evangelio del día, uno no sale de su asombro —“alucina”, como se dice en el lenguaje de la calle—. «Los escribas que habían bajado de Jerusalén» ven la compasión de Jesús por las gentes y su poder que obra en favor de los oprimidos, y —a pesar de todo— le dicen que «está poseído por Beelzebul» y «por el príncipe de los demonios expulsa los demonios» (Mc 3,22). Realmente uno queda sorprendido de hasta dónde pueden llegar la ceguera y la malicia humanas, en este caso de unos letrados. Tienen delante la Bondad en persona, Jesús, el humilde de corazón, el único Inocente y no se enteran. Se supone que ellos son los entendidos, los que conocen las cosas de Dios para ayudar al pueblo, y resulta que no sólo no lo reconocen sino que lo acusan de diabólico.

Con este panorama es como para darse media vuelta y decir: «¡Ahí os quedáis!». Pero el Señor sufre con paciencia ese juicio temerario sobre su persona. Como ha afirmado Juan Pablo II, Él «es un testimonio insuperable de amor paciente y de humilde mansedumbre». Su condescendencia sin límites le lleva, incluso, a tratar de remover sus corazones argumentándoles con parábolas y consideraciones razonables. Aunque, al final, advierte con su autoridad divina que esa cerrazón de corazón, que es rebeldía ante el Espíritu Santo, quedará sin perdón (cf. Mc 3,29). Y no porque Dios no quiera perdonar, sino porque para ser perdonado, primero, uno ha de reconocer su pecado.

Como anunció el Maestro, es larga la lista de discípulos que también han sufrido la incomprensión cuando obraban con toda la buena intención. Pensemos, por ejemplo, en santa Teresa de Jesús cuando intentaba llevar a más perfección a sus hermanas.

No nos extrañe, por tanto, si en nuestro caminar aparecen esas contradicciones. Serán indicio de que vamos por buen camino. Recemos por esas personas y pidamos al Señor que nos dé aguante.


Oración
Señor Dios nuestro:
Te damos gracias por Santo Tomás,
gran santo, y pensador sabio.
Danos sabiduría
para reflexionar sobre la palabra de la Buena Nueva,
para que ella haga más profunda
nuestra penetración sabrosa de nuestra fe
y haga crecer nuestro amor a ti.
Da también a la Iglesia de nuestro tiempo
grandes profetas y teólogos
que nos  ayuden a comprender mejor
lo que significa la fe para la gente de hoy.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.


Hermanos;No permitamos que nuestra fe se esconda
sino que  brille en cada uno de nosotros, en nuestras familias
con nuestros amigos y en la comunidades.

Dios bendiga este dia, feliz Lunes !!! 

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Quien no cree en el amor está muerto




Lunes de la Tercera Semana del Tiempo Ordinario

“Creedme, todo se les podrá perdonar a los hombres: los pecados y cualquier blasfemia que digan; pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo no tendrá perdón jamás, cargará con su pecado para siempre”. Se refería a los que decían que tenía dentro un espíritu inmundo”. ( Mc 3, 22-30)
¿Significa que Dios no puede perdonar todos los pecados?
El problema no está en Dios.
Dios perdona todos los pecados.
Jesús no murió solo por unos pecados y no por otros.

¿Dónde está entonces el problema?
No en Dios sino en nosotros.
Si alguien odia a alguien y no renuncia al odio, es inútil confesarse.
Sencillamente porque no se deja perdonar el odio que lleva dentro.
La penitencia no es una lavandería sino una “conversión”.
Y sin conversión ¿qué perdón puede haber?

Muchas se preguntan ¿cuál es el pecado contra al Espíritu Santo?
Yo solo veo un pecado contra el Espíritu Santo.
Si el Padre es vida, y si el Hijo es verdad.
El Espíritu Santo es amor.
Y el pecado contra el Espíritu Santo es el pecado contra el amor.
El perdón es creer en el amor.
El perdón es la expresión del amor.
Y no puede ser perdonado quien no cree en el amor.
Porque sencillamente no cree en el perdón.
No perdona quien no ama.
Tampoco es perdonado quien no se deja amar.
Dios seguirá amando a todos.
Pero si nosotros no creemos en su amor, nunca nos sentiremos amados.

La experiencia la tenemos en nuestras propias vidas.
Nos cuesta perdonar.
Porque nos cuesta amar.
No sabemos perdonar.
Porque no sabemos amar.
No perdonamos, porque no amamos.
Cuando decimos que amamos, pero no perdonamos, mentimos.
La verdad de nuestro amor es nuestra capacidad de amar.
Nuestro amor tiene que ser siempre más grande que la ofensa que recibimos.
Cuando la ofensa supera nuestra capacidad de amar, no podemos perdonar.

Esto lo vemos claramente en la vida de la pareja.
Dicen amarse y adorarse “en la riqueza y pobreza, en la tristeza y en la alegría, en la salud y la enfermedad”.
Habría que añadir:
Te amor aunque tú me seas infiel.
¿Habrá parejas que se atrevan a amar incluso como para perdonar una posible infidelidad?
Entiendo que la infidelidad hiere profundamente el amor.
Pero, normalmente, la herida es tan dolorosa que no tenemos amor suficiente para perdonar.
Y la infidelidad también forma parte de nuestras debilidades.
La infidelidad, debiera ser un imposible de nuestro amor, pero siempre será una posibilidad.
Y el amor será siempre una manera de salvar a quien ha sido infiel.
El amor será siempre una manera de sacar de su pecado al que ha sido infiel.
El amor debiera ser tan grande que fuese capaz de recrear al que nos ha fallado.

Quien no cree en el amor está muerto espiritualmente.
Quien no cree en el perdón tiene muerto el perdón en su corazón.
Quien no cree en el amor ha dejado de creer en el perdón.
Y quien no cree en el perdón ¿cómo podrá ser perdonado?
Quien ama de verdad perdona de verdad.
Quien no ama ni perdona ni es perdonado.

.juanjauregui.es