“Ay de vosotros, que edificáis mausoleos a los profetas, después de que vuestros padres los mataron!..."(Lc 11,47-54)
Perversidad hipócrita

El enfrentamiento de Jesús con las autoridades de Israel tiene su prólogo en la historia del Antiguo Testamento y continúa en el tiempo de la Iglesia, de manera que viene a ser una "constante" en la vida del auténtico creyente. Esta situación se repite a lo largo de los tiempos.
Se venera a los profetas muertos y se persigue a los profetas vivos, que son los que "molestan".
Cuestión de vida o muerte
Dios sigue hablando por los acontecimientos de la vida: una enfermedad, propia o ajena, la muerte de alguien cercano o conocido ...
Mensajero de Dios puede ser un libro que me abre los ojos ...
Con frecuencia se tiene un concepto altisonante del profeta: Una persona con mucha preparación, capaz de arrastrar multitudes, que se enfrenta a los poderes y autoridades, que goza de unos carismas especiales ...
No, todos somos profetas. Y ejercen de verdad como profetas aquellos que nos interpelan con su vida, que viven la misma existencia de todos pero con otro espíritu. Dios nos habla y nos provoca positivamente por medio de ellos. Quizás tienen cruces mayores que nosotros y las llevan con más alegría. Quizás tienen la vida complicada y todavía tienen tiempo para los demás. Quizas tienen una convivencia muy compleja, y viven con más paz que nosotros.
Es profeta el seglar o el sacerdote que nos anima y nos canta la verdad. A estos profetas es fácil amordazarlos: No se les hace caso, se aparca el libro, se olvida el acontecimiento interpelante y se sigue durmiendo ... Lucas transmite las invectivas de Jesús porque siguen vigentes. Una persona y una comunidad que rechazan las llamadas proféticas, vengan de donde vinieren, son suicidas. Cuando alguien exige que se le dé la razón en todo, recibe con agresividad las críticas, amenaza, acorrala o desacredita a quien le dice la verdad, está fraguando su propia ruina.
El pueblo también se equivoca. Si tapa la boca a quien le dice la verdad, sus errores y pecados, va perdiendo la conciencia. El mayor pecado de una comunidad es ahogar la voz de sus profetas, gentes a veces muy sencillas, pero que son su conciencia. Cuando los reducen al silencio, la persona y la comunidad se empobrecen y pierden los guías que pueden llevarles hacia un futuro mejor. Pablo conmina: "No apaguéis el Espíritu; no menospreciéis las profecías" (1 Ts 5,19-20).
La respuesta
Como en tiempos de Jesús, los oyentes y testigos de los profetas dan cinco respuestas:
- Los que no se enteran. Pasan por la vida distraídos. Ven como lo más natural del mundo los gestos heroicos de los demás sin sentirse interpelados. A ellos lo que les importan son sus rezos, conquistar a Dios, hacer méritos acumulando horas de oración, convencer a Dios para que les conceda los favores que necesitan en el instante.
- Los que huyen del profeta que molesta. Huyen de su misa y van a otra en la que predique uno "más comprensivo y ortodoxo".
Abandonan el grupo cristiano exigente. Dejan el libro que les quema ...
- Los que se defienden. Desacreditan al mensajero, al profeta ...
"No creas. Vete a ver por qué lo hace y lo dice .," ; "algo buscará .... ; "sí, sí, eso está muy bien, pero si cuidara mejor su casa, si fuera ..". Y se aducen textos, ejemplos, testimonios que contradicen ... Es una defensa aguerrida de las propias posiciones. "Cuando no gusta el mensaje, se mata al mensajero" social o psicológicamente.
- Los que acogen el mensaje, pero no lo viven. Reconocen en los acontecimientos, lecturas, testimonios, predicación una llamada de
Dios, pero luego se olvida o se reduce a compromisos vaporosos impracticables.
- Los que acogen el mensaje y lo viven. Se dejan convencer; acogen dócilmente la Palabra, la meditan, procuran hacerla suya, la oran y reflexionan sobre el modo de llevarla a la práctica. A esto nos invita Jesús.
¿A cuál de estos grupos pertenecemos en realidad?
Para la reflexión, la oración y el compromiso
- ¿Voy por la vida con los ojos y los oídos bien abiertos para ver los signos del Señor y oír sus llamadas?
- ¿Me dejo interpelar por los testimonios que veo y escucho?
- ¿Cuál de las cinco respuestas señaladas me retrata? ¿Por qué?
- ¿Qué compromisos me reclama este mensaje?
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