“…Guías ciegos, que filtráis el mosquito y os tragáis el camello!” (Mt 23,23-26)
Pequeñas virtudes y grandes vicios

Es muy difícil no estar salpicados por estos pecados denunciados por Jesús. También hoy se cuela un mosquito y se traga un camello cuando existen grandes escrúpulos por el cumplimiento del ayuno, sea normal o eucarístico, cuando se hace un gran problema por la transgresión de una norma litúrgica, cuando se es inflexible en el cumplimiento de una devoción- particular, y se carece de una orientación generosa de la vida, se la malgasta trágicamente, escondiendo los talentos; cuando se desentiende uno del prójimo necesitado, se niega a perdonar y reconciliarse, se lleva una vida egoísta, se es infiel la palabra dada; cuando se paga escrupulosamente la cuota subscrita a una organización piadosa, pero se defrauda a los demás.
Se cuela un mosquito y se traga un camello cuando se siente escrúpulo ante un posible mal pensamiento fugaz y se olvidan las grandes tragedias del hambre, la guerra o la opresión de otros hijos de Dios. Se cuela un mosquito y se traga un camello cuando se es puntilloso en nimiedades y se olvida la "justicia", no sólo la conmutativa, sino también la distributiva. Los bienes superfluos, según la doctrina de la Iglesia, no son nuestros, sino de los necesitados. El consumismo y la acumulación avariciosa son una clara injusticia distributiva.
Son muchos los cristianos escrupulosos en el cumplimiento de sus devociones y pocos los que se cuestionan el uso evangélico de sus bienes y el modo de compartirlos. Un derecho sagrado es el prestigio social; sin embargo, no es infrecuente en "personas de Iglesia" que, con las avemarías prendidas de los labios, despellejen al prójimo, como los verdugos a Jesús. Detrás de pequeñas virtudes se esconden a veces grandes vicios. Detrás de pequeñas acciones se ocultan a veces grandes omisiones.
La minuciosidad en lo pequeño a costa de lo grande es una trampa muy astuta del inconsciente, haciéndose creer a uno mismo que se da, cuando en realidad sólo se entrega calderilla. Cuando lo leve se convierte en grave, lo grave, por una especie de ley de compensación, se convierte en leve.
Para la reflexión, la oración y el compromiso
- ¿En qué me siento especialmente aludido en estas denuncias de Jesús?
- ¿Hay algún aspecto de mi vida en el que cuele el mosquito y trague el camello? ¿Me entrego con generosidad a las grandes causas, a la ayuda del necesitado?
- ¿Me esfuerzo por mantener limpia la fuente del corazón?
¿Cultivo los grandes sentimientos y actitudes que impulsan a las
acciones generosas?
- ¿Cómo concretaría el compromiso o compromisos que ha suscitado esta palabra del Señor?