Reflexion del Evangelio del domingo 12 de Agosto 2012



En la primera  lectura del libro de los Reyes, se muestra a Elías que era el único profeta de Dios que se había librado de la muerte a manos de Jezabel, la esposa del rey de Israel, que adoraba a Baal, Dios de los cananeos.
Elías debió escapar por las amenazas de muerte, tiene miedo y huye. Cansado, muestra su desaliento, quiere abandonarlo todo, pero el Señor llega en su auxilio y lo alimenta.
Ese alimento, le da a Elías fuerza para seguir su camino, para volver a su tarea.
La tradición cristiana ha tomado esta imagen del pan que da fuerza y vida para seguir andando, como figura de la eucaristía. Jesús mismo, se identifica en el evangelio de hoy con ese Pan que da la Vida.
Hoy también hay mucha gente, a la que como a Elías le gana el desaliento. No es fácil anunciar la Palabra de Dios y denunciar la injusticia. El hombre se expone, y puede tener miedo, pero nunca debe olvidar que Dios no abandona a sus hijos. La Eucaristía nos da el alimento, la fuerza necesaria para cumplir con nuestra misión.
El Evangelio nos relata, cómo en Cafarnaún, sucede algo parecido a lo que sucedió en Nazaret. Los judíos protestan porque Jesús, siendo hombre, enseña "con pretensiones divinas".
La "piedra del escándalo", es "la humanidad" de Jesús.
Ellos no pueden concebir que Dios se haya revelado a través de la "humanidad" de un hombre a quienes ellos conocen perfectamente.
No pueden entender que el mediador entre el gran Dios y ellos, pequeños hombres, sea alguien a quien conocen y que no tiene ninguno de los atributos de grandeza, ni tan siquiera los que por ellos eran considerados grandes humanamente.
Nuestro problema hoy es el mismo: buscamos al Redentor según un modelo divino y Jesús se nos presenta como un "modelo", humano.
Mientras Dios se hace hombre, "valorando" al ser humano, nosotros buscamos a Dios en otra parte.
Nosotros, igual que los judíos de la época de Jesús, nos empecinamos en buscar a Dios a imagen y semejanza de nuestro concepto de grandeza y de poder, sin darnos cuenta que Él se manifiesta en lo que mejor conocemos: nuestra propia humanidad, nuestra comunidad, nuestra gente, nuestra historia real y concreta.
¡Cuánto tiempo usamos los hombres en preguntarnos por Dios!, ¿Cómo es?, ¿Qué hace?, ¿Qué piensa?, cuando en realidad, deberíamos aprender a ser hombres verdaderos, porque el hombre verdadero se asemeja a Dios.
Hoy podemos proponernos, valorar la comunidad que nos rodea, porque es en esta comunidad en la que Dios se nos está revelando permanentemente, pero silenciosamente.
Debemos aprender a amar y a crear vínculos de amor con los demás, porque donde hay amor está Dios, donde hay amor, podemos descubrir a Dios.
Dios nos propone hoy, que busquemos sus rastros en los hombres, que lo busquemos en los que nos rodean.
La fe, es descubrir el rostro de Dios en medio de los millones de rostros humanos, es descubrir que la historia de la salvación está dentro de la historia humana, de esa historia humana con manifestaciones maravillosas y también con sus aberraciones.
Dice Jesús en el Evangelio que "nadie viene a mí si no lo trae mi Padre". Creer que Jesús es la solución a nuestros probemas y entregarse a él con todos nuestros problemas, no es algo que nazca de nuesra necesidad; surge, más bien, de la necesidad que Dios siente de ponernos en las manos de su Hijo. Y eso significa que, antes que nosotros nos pongamos en camino, Jesús ya nos está esperando; antes de que sintamos necesidad, Él tiene preparada la solución; antes de que pensemos en Él; Él está pensando en nosotros; nuestra fe, la opción de seguir a Jesús y quedarse con Él, es reflejo y efecto de la fidelidad que Dios mantiene con nosotros.
El Señor se manifiesta aquí como el Pan Vivo y nos recuerda la necesidad que tenemos de alimentarnos de Él.
En cada Eucaristía, Jesús se nos ofrece para ayudarnos a que lo hagamos nuestro; para en nuestros actos se manifieste Cristo, para que podamos llevar "ese Pan de Vida", a los que nos rodean.
Cuando nos dicen que las misioneras de la Caridad de la Madre Teresa de Calcuta, son fundamentalmente contemplativas, nos parece extraño.
Pero ellas aclaran que su contemplación, "comienza" en la Eucaristía.
Como Cristo se ofrece realmente en el sacrifico de la Misa y está "realmente" presente en Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad en la Eucaristía, ellas, pueden tocarlo en los hermanos y hermanas de la humanidad entera.
Madre Teresa descubría el vínculo entre estas dos formas de presencia de Cristo en este mundo, y decía que la primera -la Eucaristía- es la fuente de la segunda -los hermanos-.
Trabajara "con" y "para" los hombres, es adoraar a "Aquel" que se hizo hombre para que los hombres puedan compartir la vida divina.
Contaba la Madre Teresa que después de una dura jornada convirtiendo su trabajo en oración, haciéndolo "con" Jesús, "por" Jesús y "para" Jesús, la hermanas se cierran una hora en oración y adoración ante Jesús Sacramentado.
Decía ella que habiendo estado en contacto con Jesús durante el día, bajo la semblanza dolorida de los pobres y leprosos, al cabo del día entraban de nuevo en contacto con Él en el tabernáculo.