Evangelio según San Mateo 24,42-51.
Estén prevenidos, porque ustedes no saben qué día vendrá su Señor.
Entiéndanlo
bien: si el dueño de casa supiera a qué hora de la noche va a llegar el
ladrón, velaría y no dejaría perforar las paredes de su casa.
Ustedes también estén preparados, porque el Hijo del hombre vendrá a la hora menos pensada.
¿Cuál
es, entonces, el servidor fiel y previsor, a quien el Señor ha puesto
al frente de su personal, para distribuir el alimento en el momento
oportuno?
Feliz aquel servidor a quien su señor, al llegar, encuentre ocupado en este trabajo.
Les aseguro que lo hará administrador de todos sus bienes.
Pero si es un mal servidor, que piensa: 'Mi señor tardará',
y se dedica a golpear a sus compañeros, a comer y a beber con los borrachos,
su señor llegará el día y la hora menos pensada,
y lo castigará. Entonces él correrá la misma suerte que los hipócritas. Allí habrá llanto y rechinar de dientes.
Reflexion
Queridos amigos, paz y bien.
Lo decía hace algunos días, y lo repito hoy. En este tiempo ordinario,
la Iglesia no nos da tregua, recordándonos que se puede ser santo de
muchas maneras. A lo largo de esta semana, hemos visto modelos de
santidad como madre, como obispo, como mártir, y hoy, santa Rosa de
Lima. Es que hay que estar siempre preparado.
La llegada de un ladrón es siempre una catástrofe. Una ruina. Es lo
mismo que le pasa a la comunidad cristiana, cuando se relaja y no está
atenta. Es lo que nos recuerda también la enseñanza de los dos
mayordomos. Uno fiel, servicial, atento, y el otro malvado, que descuida
sus obligaciones y maltrata a sus subordinados.
Aunque en las parábolas Jesús habla a los dirigentes del pueblo judío,
no podemos dejar de apreciar la dimensión escatológica de las mismas.
Tratan de cómo hay que comportarse mientras esperamos la segunda venida
de nuestro salvador, Jesucristo.
El hecho de que el amo tarde no significa que no vendrá. Vendrá cuando
menos se le espere, y entonces será ya tarde. ¡Cuántas veces hemos dicho
eso de que por qué no lo habré hecho antes!
El tiempo que vivimos nosotros, como el que vivieron los destinatarios
del evangelio de Mateo, es un tiempo de espera. Pero a la vez, es un
tiempo de salvación. Es el tiempo para vivir según las enseñanzas de
Cristo, para demostrar. Día a día, que estamos con Él.
El castigo que espera a los que no estén preparados es terrible.
Podemos pensar que eso será algo que les pasará a los otros, pero no a
mí, que soy santo y bueno. Quizá. Ojalá que podamos vivir sabiendo que
Dios es bueno, siempre dispuesto a perdonar, pero también es justo, y
castiga con las penas del infierno a los que renuncian a Él. Siempre
tenemos que vivir en positivo (hacer las cosas por amor y no por miedo
al castigo), pero de vez en cuando, no está mal recordar que, delante de
nosotros, hay dos caminos, y Dios respeta nuestra libertad de elección.
Santa Rosa de Lima lo creyó de verdad. Y vivió llena de amor,
derramando amor. Como solemos hacer, puedes saber algo más de su vida
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Vuestro hermano en la fe,
Alejandro, C.M.F.