No todos los que me digan senor entraran al reino




Textos Bíblicos: Génesis 16:1-12. 15-16; Mateo 7:21-29
“En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: no todo el que me dice ‘Señor, Señor’ entrará al Reino de los Cielos, sino el que cumple la voluntad de mi Padre que está en el cielo.”
Cuando te sientes decepcionado con tu papel en la vida, detente y ponte a pensar en el ejemplo del pequeño Jaime.
Este trabajo duro para conseguir un papel en la obra de teatro de la escuela. Su madre había dicho que quería con todas sus fuerzas conseguir un papel aunque se temía que no le dieran ninguno. El día en que los papeles fueron distribuidos, fui con mi madre a recoger al pequeño Jaime. Cuando vio a su madre se arrojó a sus brazos con los ojos alegres y lleno de orgullo. “Adivina, mamá”, gritó y luego pronunció aquellas palabras que se conservarán siempre en mi memoria:
“He sido elegido para aplaudir y animar”.
Todos los cristianos, es decir, nosotros, los aquí reunidos, tenemos que desempeñar bien nuestro papel. No hay extras en la Iglesia de Jesús. Todos somos llamados a poner ladrillos y a edificar nuestra propia vida y la de la comunidad sobre el cimiento que es Cristo.
Jesus no quiere maquetas, ni decorados, quiere casas sólidas, edificadas por el arquitecto Espíritu Santo y sobre la roca que es Cristo.
Nueva York, sembrada de maravillosos rascacielos, puede permitirse el lujo de construir inmenso rascacielos, porque está construida sobre roca firme. Es muy fácil decir a alguien “te quiero” y fundirse en abrazos y besos pero amar de verdad es mucho más que eso. Las obras del amor, vivir en el amor en las pruebas es muy exigente.
El amor y la fe en alguien se verifican en las obras, en la obediencia de la voluntad de Dios y en la aceptación. Obras son amores y no buenas razones.
Amémonos así este día y sin hipocresías

Maria dijo:
                 He aqui la esclava del señor
            "Hagase en mi segun tu palabra"

                   intenciones de la semana
por los paises del mundo  más en especial  por los pueblos de    Hispanoamérica, por sus Iglesias y sus gobernantes para que   todos colaboren en el desarrollo y en la paz de esos países   hermanos.

Por todos los que trabajan en la construcción del Reino de Dios para que busquen siempre cumplir la voluntad del Padre.


Por todos los que sufren la enfermedad, el desamparo, o viven lejos de sus familias para que vean pronto solventadas sus necesidades.



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