No se puede servir a Dios y al Dinero

No se puede servir a Dios y al dinero

   Ningún criado puede servir a dos señores, porque aborrecerá  a uno y amara al otro; mas bien, se dedicara a uno y despreciara al otro. No pueden servir a Dios y al dinero“. Lucas 16:13.
Quien de nosotros puede decir con seguridad que esta libre de este intento de servir a la vez a Dios y al dinero?
Ciertamente, hay muchos grados -del mas al menos- en este intento de trampear el no quedar mal con Dios, pero al mismo tiempo de conseguir cuanto mas dinero sea posible.
Para conseguir mas dinero se cometen injusticias, se hace la vista gorda ante muchos aspectos de las relaciones comerciales, de negocios, de trabajo. La riqueza hace inicuo al hombre…
Un usurero, oyendo un sermón en el que se hablaba de la restitución, vio la enormidad de sus pecados y resolvió hacer las paces con Dios. Le llego al poco tiempo una enfermedad de muerte y , apretado por su conciencia, llamo al predicador y le dijo que quería restituirlo todo y ponerse bien con Dios.
Quedo admirado el confesor y le dijo: “Pues bien, estas obligado el restituir. Si tiene usted amigos, llamelos y deles una lista con las deudas y las victimas. Así lo hizo el hombre y, llamando a 4 de sus amigos, les confió todo lo que le había dicho el confesor.
Fue otra vez el confesor a verle y se retiro muy contento…
Pero he aquí, cuando hacia su oración, vio a un diablo jovencito que lloraba desesperado. Al poco quedo atónito al ver entrar a otro diablo viejo riéndose a carcajadas: -”Anda; déjate de lloriqueos -dijo el diablo viejo al joven- que si has perdido uno, en cambio has ganado cuatro. Mira si ahora puedes hacer que estos cuatro se queden con el dinero…

Del usurero se sabe que murió santamente, pero de los otros cuatro no se sabe como murieron ni adonde fue a para su alma.
Del Salmo 111: Dichos los que temen al Señor.
Textos Bíblicos: Filipenses 4:10-19; Lucas 16:9-15.



                       LUCES PARA LA VIDA CRISTIANA
Los bienes materiales son necesarios al ser humano, necesarios para su subsistencia, para su protección y desarrollo. Los bienes materiales son un don de Dios para el hombre. Por tanto, es lícito al ser humano buscar esos bienes y disfrutar de ellos.
¿Pero qué sucede cuando esa búsqueda lícita y necesaria se transforma en una preocupación absoluta? ¿Qué sucede cuando el hombre se afana ante todo por atesorar bienes y, aunque diga que los posee, termina siendo poseído y esclavizado por ellos? ¡Qué difícil es no hacer del dinero un ídolo, buscando encontrar en él la fuente de nuestra seguridad, de nuestra felicidad y de nuestra esperanza! Quien cae en esta idolatría del dinero termina desplazando y despreciando incluso a Dios, aunque diga que cree en Él y que lo ama.
En contra de esta pretensión el Señor advierte clara y tajantemente que es imposible servir al mismo tiempo a dos señores, a Dios y al dios-dinero. Nadie puede andar con sus lealtades divididas. Quien pone el dinero en el centro de su vida inevitablemente terminará despreciando a Dios, consciente o inconscientemente.
Por otro lado, ¿no detestamos la inseguridad, la incertidumbre que nos produce perder el control de las situaciones? ¿Quién no quiere tener todo bajo control? Ante estas angustias el dinero se presenta como fuente de poder y de seguridad: quien tiene dinero, tiene todo a la mano. No pasa necesidad, no pasa hambre, frío, puede acceder a una buena educación, dársela a sus hijos, tiene un buen techo bajo el cual hallar cobijo, seguridad, protección, los mejores médicos, comodidades abundantes, etc. Quien tiene dinero no tiene que preocuparse o angustiarse por el mañana: qué comerá, cómo se vestirá, etc. Y para evitar cualquier accidente inesperado, basta tener un “seguro”. Hay seguros para todo. Quien cuenta con un seguro, puede estar tranquilo porque nada le faltará en el futuro ante cualquier eventualidad inesperada: todo está asegurado, todo está bajo control. Ya no tiene que vivir agobiado por el mañana.
Al buscar tener todo asegurado, al buscar en el dinero la fuente primordial de nuestra seguridad, la gran pregunta es ésta:
Dónde queda Dios? ¿Hay lugar todavía en mi vida para un Dios providente? ¿Dónde queda nuestra confianza en Él, cuando todos los medios humanos fallan?
No se trata, ciertamente, de despojarnos de las seguridades que nos ofrecen los seguros o los bienes materiales. No, no se trata tampoco de tentar a Dios. Debemos trabajar y poner todo empeño de nuestra parte para asegurar el necesario sustento, salud, vestido, la educación de nuestros hijos, etc. Sin embargo, nunca la preocupación por tales cosas debe llevarnos a olvidar a Dios, a darle gracias por el don de la vida, y porque todo lo que alcanzamos y tenemos finalmente es un don que viene de Él. La gratitud continua a Dios es indispensable para no caer en la idolatría del dinero. Y una manera muy concreta de agradecerle a Dios es la participación en la Misa dominical.

Es allí donde todos juntos damos gracias a Dios por todo lo que ha hecho por nosotros, donde afirmamos que Él, y no el dinero,es el fundamento de nuestras vidas.
 Por otro lado, la carencia momentánea de un trabajo, de alimento, de vestido suficiente, no debe ser para el creyente motivo de desesperación o angustia. Ciertamente debe haber una sana preocupación que lo impulse a no desmayar en su búsqueda, pero al tiempo que nos esforzamos por encontrar un trabajo digno y por conseguir los medios para nuestra subsistencia, para nosotros mismos y para quienes dependen de nosotros, no debemos dejar de confiar en Dios, con la clara consciencia de que Él —incluso cuando de momento permite que pasemos necesidad, incluso extrema— no deja de velar por nosotros. En efecto, no es extraño que el Señor permita que pasemos por momentos de necesidad, a veces largos, con un fin pedagógico, formativo. Muchos bienes suelen provenir de situaciones semejantes, si nos mantenemos unidos al Señor y unidos en el Señor.
Finalmente, en medio de las preocupaciones de la vida cotidiana, el Señor nos invita a buscar siempre y ante todo «el Reino de Dios y su justicia», es decir, a no dejar de buscar nuestra continua conversión a Dios, de ponerlo a Él en el centro de nuestras vidas, a no dejar de poner todo nuestro empeño en vivir según Sus leyes y mandamientos, y así, desde una vida convertida al Señor, no dejar de aportar en la construcción de una sociedad más justa, fraterna y reconciliada, en la que no falte el pan y el vestido a los miembros más débiles de la misma: nosotros, los creyentes, estamos llamados a velar en nombre de Dios por todos aquellos que son relegados por los poderosos, por aquellos que han convertido al dinero en su dios


            Cristianos de Verdad

“Queridos hermanos: yo, testigo de los sufrimientos de Cristo y partícipe de la Iglesia que va a manifestarse, los exhorto: sean pastores del rebaño de Dios que tienen a su cargo, gobernandolo no a la fuerza, sino de buena gana, como Dios quiere; no por ambición, sino con generosidad”. Pedro 5:1-4.
Un hombre que acababa de encontrarse con Jesús resucitado iba a toda prisa por el camino de la vida, mirando por todas partes y buscando. Se acercó a un anciano estaba sentado el borde del camino y le preguntó: Por favor, señor, ¿ha visto pasar por aquí algún cristiano?.


El anciano, encogiéndose de hombros le contestó: Depende de qué tipo de cristiano andes buscando.
Perdone-dijo contrariado el hombre-pero soy nuevo y no conozco los tipos que hay. Sólo conozco a Jesús.
Y el anciano añadió: Pues si mi amigo; hay muchos tipos y maneras. Los hay para todos los gustos. Hay cristianos por cumplimiento, cristianos por tradición, cristianos por costumbre, cristianos por superstición, cristianos por obligación, cristianos por conveniencia, cristianos auténticos…

¡Los auténticos! ¡Esos son los que yo busco! ¡Los de verdad!, exclamó el hombre emocionado.

Vaya-dijo el anciano con voz grave-. Esos son los más difíciles de ver. Hace ya mucho tiempo que pasó uno de esos por aquí, y precisamente me pregunto lo mismo que usted.
¿Cómo podré reconocerle?
Y el anciano le contestó tranquilamente: No se preocupe amigo. No tendrá dificultad en reconocerle. Un cristiano de verdad no pasa desapercibido en este mundo de sabios y engreídos. Lo reconocerá por sus obras. Ahí donde van, siempre deja huella.

¿Qué clase de cristiano es usted?A los buenos cristianos igual se le reconocerá por sus buenas obras, por su autenticidad.
Del Salmo 22: El Señor es mi pastor nada me faltará.

Maria dijo:
                 He aqui la esclava del señor
            "Hagase en mi segun tu palabra"


                               intenciones de la semana
 Por las familias para que crezca en el interior del hogar la fidelidad a Dios y la fidelidad y el amor entre ellos.
Por todos los que celebramos esta Eucaristía, para que nuestra alma y nuestra vida descanse sólo en Dios, que es nuestra Roca y Salvación



Estado de ingresos y egresos del mes de febrero 2011
Saldo del mes de enero del 2011                                       18.030.80
ingresos  mes de febrero                       1.748.40
Renta del salon           -600.00
estipendio padres       -600.00
sub total                                                                                      548.40
gran total                                                                             18.579.20
               


Comunidad Catolica de Habla Hispana en Hong Kong
Iglesia Santa Margarita
primer piso edificio Parroquial
Happy Valley


MISA TODOS LOS DOMINGOS 6:00PM