Misal del dia de hoy Miercoles 10 de Mayo 2017 y Comentario al Evangelio

LECTURAS DEL MIÉRCOLES IV DE PASCUA 10 DE MAYO (BLANCO)


Yo he venido al mundo como luz, para que todo el que crea en mí no siga en tinieblas.


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ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 17, 50: 21, 23

Te alabaré, Señor, ante las naciones y anunciaré tu nombre a mis hermanos. Aleluya.

ORACIÓN COLECTA

Dios nuestro, vida de los creyentes, gloria de los humildes, felicidad de los justos, escucha, benigno, nuestras súplicas, para que quienes tienen sed de las promesas de tu generosidad, se vean siempre colmados de la plenitud de tus bienes. Por nuestro Señor Jesucristo…

LITURGIA DE LA PALABRA

Resérvenme a Saulo y a Bernabé.

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Del libro de los Hechos de los Apóstoles: 12, 24-13, 5a

En aquel tiempo, la Palabra del Señor cundía y se propagaba. Cumplida su misión en Jerusalén, Saulo y Bernabé regresaron a Antioquía, llevando consigo a Juan Marcos.

Había en la comunidad cristiana de Antioquía algunos profetas y maestros, como Bernabé, Simón (apodado el "Negro"), Lucio el de Cirene, Manahén (que se crió junto con el tetrarca Herodes) y Saulo. Un día estaban ellos ayunando y dando culto al Señor, y el Espíritu Santo les dijo: "Resérvenme a Saulo y a Bernabé para la misión que les tengo destinada". Todos volvieron a ayunar y a orar; después les impusieron las manos y los despidieron.

Así, enviados por el Espíritu Santo, Saulo y Bernabé fueron a Seleucia y zarparon para Chipre. Al llegar a Salamina, anunciaron la Palabra de Dios en las sinagogas de los judíos.

Palabra de Dios.

Te alabamos, Señor.

Del salmo 66

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R/. Que te alaben, Señor, todos los pueblos. Aleluya.

Ten piedad de nosotros y bendícenos; vuelve, Señor, tus ojos a nosotros. Que conozca la tierra tu bondad y los pueblos tu obra salvadora. R/.

Las naciones con júbilo te canten, porque juzgas al mundo con justicia; con equidad tú juzgas a los pueblos y riges en la tierra a las naciones. R/.

Que te alaben, Señor, todos los pueblos, que los pueblos te aclamen todos juntos. Que nos bendiga Dios y que le rinda honor el mundo entero. R/.

ACLAMACIÓN  Jn 8, 12

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R/. Aleluya, aleluya.

Yo soy la luz del mundo, dice el Señor; el que me sigue tendrá la luz de la vida. R/. Aleluya.

Yo he venido al mundo como luz.

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Del santo Evangelio según san Juan: 12, 44-50

En aquel tiempo, exclamó Jesús con fuerte voz: "El que cree en mí, no cree en mí, sino en aquel que me ha enviado; el que me ve a mí, ve a aquel que me ha enviado. Yo he venido al mundo como luz, para que todo el que crea en mí no siga en tinieblas.

Si alguno oye mis palabras y no las pone en práctica, yo no lo voy a condenar; porque no he venido al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo.

El que me rechaza y no acepta mis palabras, tiene ya quien lo condene: las palabras que yo he hablado lo condenarán en el último día. Porque yo no he hablado por mi cuenta, sino que mi Padre, que me envió, me ha mandado lo que tengo que decir y hablar. Y yo sé que su mandamiento es vida eterna. Así, pues, lo que hablo, lo digo como el Padre me lo ha dicho".

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Dios nuestro, que por el sano valor de este sacrificio nos hiciste participar de tu misma y gloriosa vida divina, concédenos que, así como hemos conocido tu verdad, de igual manera vivamos de acuerdo con ella. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Prefacio I-V de Pascua.

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Jn 15, 16. 19

Yo los elegí del mundo, dice el Señor, y los destiné para que vayan y den fruto, y su fruto permanezca. Aleluya.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Señor, muéstrate benigno con tu pueblo, y ya que te dignaste alimentarlo con los misterios celestiales, hazlo pasar de su antigua condición de pecado a una vida nueva. Por Jesucristo, nuestro Señor.


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Hoy, cuando he leído el evangelio, me he sentido profundamente interpelado. Dice Jesús que no ha venido para juzgar al mundo, sino para salvar al mundo. Y yo muchas veces, en nombre propio y en el de Jesús, me vuelvo intolerante y hago las veces de juez de todos. ¡Cuanto me gustaría cambiar mis actitudes de intolerancia geniuda y adusta por actitudes de benignidad y de misericordia! ¡Cuanto me gustaría apropiarme del talante de quien sabe excusar la intención, cuando no puede justificar las obras! En otros términos: ¡Cuanto me gustaría ganar en bondad de corazón, siendo instrumento de salvación, de paz y de reconciliación! Ya sé que no se trata de ser un bonachón de manga ancha. Pero entre la aceptación del todo vale y la cara de vinagre, de quien se considera gendarme de la ortodoxia, hay muchas zonas válidas e igualmente equidistantes. En ellas se expresa el cariño, la ternura y el amor al otro y la dedicación a hacerle feliz.
De todas maneras, me gustaría que estas actitudes no fueran sólo mías. No tengo vocación para ser un mirlo blanco. Más bien, tengo vocación comunitaria. Y sé que la comunidad no es sólo para gozarla, sino también para crearla. En este sentido, me gustaría también contribuir a que mi comunidad humana y cristiana no fuera un saco de cuernos, sino un lugar hogareño de comprensión y de ayuda mutua. Quisiera posibilitar que el mundo en que vivo no fuera inhóspito campo de batallas, sino patria acogedora para quienes hemos sido llamados a vivir en él. Sueño en que superada la sospecha, en todos los ámbitos, las relaciones humanas -individuales, regionales, nacionales e internacionales, interculturales e interreligiosas- se puedan vivir desde la escucha activa del otro y en la confianza mutua. Que no se vuelva a repetir esa insolidaridad que se expresa con aquello de que los problemas de los demás son sus problemas. Sueño con gestar una estructura eclesial, política, económica y social más samaritana, ocupada en atender  a quienes han caído en manos de ladrones y en sanear los caminos de la presencia de los ladrones.
Me han dicho que éste es un planteamiento utópico. Probablemente. A mí no me importa que sea utópico, con tal de que haya en él una pizca de realismo para que no entre en el saco de las quimeras imposibles; y, también con tal de que pueda convertirse en posible camino de salvación para el mundo. En mis avances y retrocesos, en mis caídas y levantadas estoy dispuesto a recorrerlo.

Ciudad Redonda