Misal del dia de hoy Martes 9 de Mayo 2017 y Comentario al Evangelio

LECTURAS DEL MARTES IV DE PASCUA 9 DE MAYO (BLANCO)


Las obras que hago en nombre de mi Padre dan testimonio de mí, pero ustedes no creen, porque no son de mis ovejas.


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ANTÍFONA DE ENTRADA Ap 19, 7. 6

Alegrémonos, regocijémonos y demos gracias, porque el Señor, nuestro Dios omnipotente, ha empezado a reinar. Aleluya.

ORACIÓN COLECTA.

Concédenos, Dios todopoderoso, que quienes celebramos los misterios de la resurrección del Señor, merezcamos alcanzar el gozo de nuestra redención. Por nuestro Señor Jesucristo…

LITURGIA DE LA PALABRA

Comenzaron a predicar a los griegos el Evangelio del Señor Jesús.

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Del libro de los Hechos de los Apóstoles: 11, 19-26

En aquellos días, algunos de los que se habían dispersado, huyendo de la persecución desatada después de la muerte de Esteban, llegaron hasta Fenicia, Chipre y Antioquía; pero predicaban el Evangelio solamente a los judíos. Sin embargo, hubo entre ellos algunos chipriotas y cirenenses, que al llegar a Antioquía, comenzaron a dirigirse también a los griegos y a predicarles el Evangelio del Señor Jesús. Y como la mano del Señor estaba con ellos, muchos se convirtieron y abrazaron la fe.

Cuando llegaron estas noticias a la comunidad cristiana de Jerusalén, Bernabé fue enviado a Antioquía. Llegó Bernabé, y viendo la acción de la gracia de Dios, se alegró mucho; y como era hombre bueno, lleno del Espíritu Santo y de fe, exhortó a todos a que, firmes en su propósito, permanecieran fieles al Señor. Así se ganó para el Señor una gran muchedumbre.

Entonces Bernabé partió hacia Tarso, en busca de Saulo; y cuando lo encontró, lo llevó consigo a Antioquía. Ambos vivieron durante todo un año en esa comunidad y enseñaron a mucha gente. Allí, en Antioquía, fue donde por primera vez los discípulos recibieron el nombre de "cristianos".

Palabra de Dios.

Te alabamos, Señor.

Salmo 86

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R/. Alaben al Señor todos los pueblos. Aleluya.

Jerusalén gloriosa, el Señor ha puesto en ti su templo. Tú eres más querida para Dios que todos los santuarios de Israel. R/.

De ti, Jerusalén, ciudad del Señor, se dirán maravillas. Egipto y Babilonia adorarán al Señor; los filisteos, con Tiro y Etiopía, serán como tus hijos. R/.

Y de ti, Jerusalén, afirmarán: "Todos los pueblos han nacido en ti y el Altísimo es tu fortaleza". R/.

El Señor registrará en el libro de la vida a cada pueblo, convertido en ciudadano tuyo; y todos los pueblos te cantarán, bailando: "Tú eres la fuente de nuestra salvación". R/.

ACLAMACIÓN  Jn 10, 27

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R/. Aleluya, aleluya.

Mis ovejas escuchan mi voz, dice el Señor; yo las conozco y ellas me siguen. R/.

El Padre y yo somos uno.

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Del santo Evangelio según san Juan: 10, 22-30

Por aquellos días, se celebraba en Jerusalén la fiesta de la dedicación del templo. Era invierno. Jesús se paseaba por el templo, bajo el pórtico de Salomón.

Entonces lo rodearon los judíos y le preguntaron: "¿Hasta cuándo nos vas a tener en suspenso? Si tú eres el Mesías, dínoslo claramente".

Jesús les respondió: "Ya se lo he dicho y no me creen. Las obras que hago en nombre de mi Padre dan testimonio de mí, pero ustedes no creen, porque no son de mis ovejas. Mis ovejas escuchan mi voz; yo las conozco y ellas me siguen. Yo les doy la vida eterna y no perecerán jamás; nadie las arrebatará de mi mano. Me las ha dado mi Padre, y Él es superior a todos, y nadie puede arrebatarlas de la mano del Padre. El Padre y yo somos uno".

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Concédenos, Señor, vivir siempre llenos de gratitud por estos misterios pascuales que celebramos, para que, continuamente renovados por su acción, se conviertan para nosotros en causa de eterna felicidad. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Prefacio I-V de Pascua.

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Lc 24, 46. 26

Era necesario que Cristo padeciera y resucitara de entre los muertos, y así entrara luego en su gloria. Aleluya.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Señor y Dios nuestro, escucha nuestras oraciones, para que la participación en los sacramentos de nuestra redención nos ayude en la vida presente y nos alcance las alegrías eternas. Por Jesucristo, nuestro Señor.


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A pesar de la franqueza de Jesús, los judíos no le reconocen como el Mesías. Ellos inquieren y requieren a Jesús, pero están prejuiciados. Le piden que no les tenga en suspenso; que les diga. Pero Jesús no les dice. Se lo ha dicho ya con mil palabras, que ellos no escuchan, porque no quieren escuchar. Esta es la razón de su obcecación: que no quieren escuchar. No se parecen a sus “ovejas” que “escuchan su voz”, porque tienen espabilado el oído y abierto el corazón para acoger su testimonio, como el testimonio del Padre Dios. Ellas le siguen. Y, en su seguimiento, se saben seguras. Nadie las arrebatará de la mano del Pastor, que las ha recibido como un don de Dios y en su nombre las cuida. Es cierto que, cuando se hiera al Pastor, se dispersarán las ovejas. Pero, después de reunidas, adquirirán una fuerza enorme. Será la fuerza del Resucitado. La fuerza del Espíritu Santo, que superando el miedo, las capacita para hablar y dar testimonio sin ambages allí donde están.
El libro de los Hechos nos dice, en el párrafo que hoy recoge la primera lectura, dónde estaban los discípulos y cómo actúan, después de la persecución provocada por lo de Esteban. Están huyendo, pero no se callan como perros mudos, sino que proclaman y dan testimonio del Resucitado. Así actúan.
Hay algo que me sorprende en esta proclamación testimoniante. Normalmente no predican la palabra más que a los judíos. Pero “algunos” se ponen a hablar a los griegos, anunciándoles al Señor Jesús. ¿Quién o quiénes les habían convocado a realzar esta misión? Los responsables de la Iglesia de Jerusalén no, ya que se enteran, cuando les llega la noticia. Entonces envían a Bernabé, que es “un hombre de bien, lleno de Espíritu Santo y de fe”. El ve la acción de la gracia de Dios. Y le da alegría, de que esos, que podían haber sido juzgados como individualistas o como carismáticos anárquicos, hayan realizado con atrevimiento lo que han hecho, a pesar de los problemas que se creen.
Yo creo que actuaciones como éstas tienen que hacer pensar a la comunidad eclesial de nuestro tiempo y al modo cómo afrontar los problemas .

Ciudad Redonda