LECTURAS DEL LUNES IV DE PASCUA 8 DE MAYO (BLANCO)
Yo soy el buen pastor. El buen pastor da la vida por sus ovejas.
ANTÍFONA DE ENTRADA Rm 6, 9
Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no morirá nunca. La muerte ya no tiene dominio sobre Él. Aleluya.
ORACIÓN COLECTA
Dios
nuestro, luz perfecta de los santos, que nos concediste celebrar en la
tierra los misterios pascuales, haz que gocemos siempre de la plenitud
eterna de tu gracia. Por nuestro Señor Jesucristo…
LITURGIA DE LA PALABRA
También a los paganos les ha concedido Dios la conversión que lleva a la vida.
Del libro de los Hechos de los Apóstoles: 11, 1-18
En
aquellos días, los apóstoles y los hermanos que vivían en Judea se
enteraron de que también los paganos habían recibido la Palabra de Dios.
Cuando Pedro regresó a Jerusalén, los circuncidados le hicieron
reproches, diciendo: "Has entrado en la casa de unos incircuncisos y has
comido con ellos"
Entonces
Pedro les contó desde el principio lo que le había pasado: "Estaba yo
en la ciudad de Jafa, en oración, cuando tuve una visión y vi algo
semejante a un gran mantel, que sostenido por las cuatro puntas, bajaba
del cielo hasta donde yo me encontraba. Miré con atención aquella cosa y
descubrí que había en ella toda clase de cuadrúpedos, fieras, reptiles y
aves. Oí luego una voz que me decía: ‘Levántate, Pedro. Mata el animal
que quieras y come’. Pero yo le respondí: ‘Ni pensarlo, Señor. Jamás he
comido nada profano o impuro’. La voz del cielo me habló de nuevo: ‘No
tengas tú por impuro lo que Dios ha hecho puro’. Esto se repitió tres
veces y luego todo fue recogido hacia el cielo.
En
aquel instante, se presentaron en la casa donde yo estaba tres hombres,
que venían de Cesárea, con un recado para mí. El Espíritu me dijo
entonces que me fuera con ellos sin dudar. También fueron conmigo estos
seis hermanos y todos entramos en casa de aquel hombre. Él nos contó
cómo había visto de pie, ante él, a un ángel que le dijo: ‘Manda a
buscar en Jafa a Simón, llamado Pedro. Lo que él te diga, te traerá la
salvación a ti y a toda tu familia’. En cuanto empecé a hablar, el
Espíritu Santo descendió sobre ellos, como había descendido al principio
sobre nosotros. Entonces me acordé de lo que había dicho el Señor:
‘Juan bautizó con agua; pero ustedes serán bautizados con el Espíritu
Santo’. Por lo tanto, si Dios les ha dado a ellos el mismo don que a
nosotros, por haber creído en el Señor Jesús, ¿quién soy yo para
oponerme a Dios?"
Con
esto se apaciguaron y alabaron a Dios, diciendo: "Por lo visto, también
a los paganos les ha concedido Dios la conversión que lleva a la vida".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
De los salmos 41
R/. Estoy sediento del Dios que da la vida. Aleluya.
Como el venado busca el agua de los ríos, así, cansada, mi alma te busca a ti, Dios mío. R/.
Del Dios que da la vida está mi ser sediento. ¿Cuándo será posible ver de nuevo su templo? R/.
Envíame,
Señor, tu luz y tu verdad; que ellas se conviertan en mi guía y hasta
tu monte santo me conduzcan, allí donde tú habitas. R/.
Al altar del Señor me acercaré, al Dios que es mi alegría, y a mi Dios, el Señor, le daré gracias al compás de la cítara. R/.
ACLAMACIÓN Jn 10, 14
R/. Aleluya, aleluya.
Yo soy el buen pastor, dice el Señor; yo conozco a mis ovejas y ellas me conocen a mí. R/.
El buen pastor da la vida por sus ovejas.
Del santo Evangelio según san Juan: 10, 11-18
En
aquel tiempo, Jesús dijo a los fariseos: "Yo soy el buen pastor. El
buen pastor da la vida por sus ovejas. En cambio, el asalariado, el que
no es el pastor ni el dueño de las ovejas, cuando ve venir al lobo,
abandona las ovejas y huye; el lobo se arroja sobre ellas y las
dispersa, porque a un asalariado no le importan las ovejas.
Yo
soy el buen pastor, porque conozco a mis ovejas y ellas me conocen a
mí, así como el Padre me conoce a mí y yo conozco al Padre. Yo doy la
vida por mis ovejas. Tengo además otras ovejas que no son de este redil y
es necesario que las traiga también a ellas; escucharán mi voz y habrá
un solo rebaño y un solo pastor.
El
Padre me ama porque doy mi vida para volverla a tomar. Nadie me la
quita; yo la doy porque quiero. Tengo poder para darla y lo tengo
también para volverla a tomar. Este es el mandato que he recibido de mi
Padre".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe,
Señor, los dones que, jubilosa, tu Iglesia te presenta, y puesto que es
a ti a quien debe su alegría, concédele también disfrutar de la
felicidad eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio I-V de Pascua.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Jn 20, 19
Jesús se presentó en medio de sus discípulos y les dijo: "La paz esté con ustedes". Aleluya.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Dirige,
Señor, tu mirada compasiva sobre tu pueblo, al que te has dignado
renovar con estos misterios de vida eterna, y concédele llegar un día a
la gloria incorruptible de la resurrección. Por Jesucristo, nuestro
Señor.
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¡Qué gozo! ¡Qué alegría! Que allí donde está Dios y su enviado Jesús, el crucificado resucitado, allí se está venciendo permanentemente la muerte y está floreciendo, en eterna primavera, la vida de los hombres y la vida en plenitud... ¡Qué maravilla y qué fuente de esperanza para los discípulos! Dónde están los ídolos, está la muerte; dónde está Dios y el verdadero Pastor de las ovejas, está la vida.
Ésta es la experiencia de los discípulos de todos los tiempos. ¡Ojalá sea también un criterio para discernir dónde está Dios y dónde no está! Porque, si donde está Dios, está la vida, venciendo a la muerte, también donde está la vida, aunque sea de manera incipiente, allí está Dios, así como allí donde está la muerte, allí no está Dios. Hay que ser creyentes en el Dios vivo y dador de vida. Y hay que apostar por la vida de los hombres, preferentemente por la de aquellos que la tienen más amenazada, frente al imperio de la muerte, si se quiere dar culto al Dios Vivo en el seguimiento del Pastor de las ovejas. El culto que da gloria a Dios es aquel que procura, por todos los medios, que el hombre viva.
Al leer los textos de hoy, se me ha venido a la memoria el texto del Deuteronomio: “Te pongo delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia, amando a Jahvé tu Dios, escuchando su voz, apegándote a Él, pues en eso está tu vida”
Ciudad Redonda