Misal del dia de hoy Lunes 10 de Abril 2017 y Comentario al Evangelio

LECTURAS DEL LUNES SANTO 10 DE ABRIL (MORADO)


María tomó entonces una libra de perfume de nardo auténtico, muy costoso, le ungió a Jesús los pies con él.


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ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 34, 1-2; Sal 139, 8

Juzga, Señor, a los que me hacen daño, ataca a los que me atacan, toma las armas y el escudo, levántate y ven en mi ayuda. Señor, mi fuerza de salvación.

ORACIÓN COLECTA

Te rogamos, Dios todopoderoso, que quienes desfallecemos a causa de nuestra debilidad, nos recuperemos gracias a la pasión de tu Unigénito. El, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

LITURGIA DE LA PALABRA

No gritará ni hará oír su voz en las plazas.

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Del libro del profeta Isaías 42, 1-7


Miren a mi siervo, a quien sostengo, a mi elegido, en quien tengo mis complacencias. En Él he puesto mi espíritu, para que haga brillar la justicia sobre las naciones. No gritará ni clamará, no hará oír su voz en las plazas, no romperá la caña resquebrajada, ni apagará la mecha que aún humea. Proclamará la justicia con firmeza, no titubeará ni se doblegará, hasta haber establecido el derecho sobre la tierra y hasta que las islas escuchen su enseñanza.

Esto dice el Señor Dios, el que creó el cielo y lo extendió, el que dio firmeza a la tierra, con lo que en ella brota; el que dio el aliento a la gente que habita la tierra y la respiración a cuanto se mueve en ella: "Yo, el Señor, fiel a mi designio de salvación, te llamé, te tomé de la mano; te he formado y te he constituido alianza de un pueblo, luz de las naciones, para que abras los ojos de los ciegos, saques a los cautivos de la prisión y de la mazmorra a los que habitan en tinieblas".

Palabra de Dios.

Te alabamos, Señor.

Del salmo 26

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R. El Señor es mi luz y mi salvación.


El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién voy a tenerle miedo? El Señor es la defensa de mi vida, ¿quién podrá hacerme temblar? R. Cuando me asaltan los malvados para devorarme, ellos, enemigos y adversarios, tropiezan y caen. R.

Aunque se lance contra mí un ejército, no temerá mi corazón; aun cuando hagan la guerra contra mí, tendré plena confianza en el Señor. R.

La bondad del Señor espero ver en esta misma vida. Ármate de valor y fortaleza y en el Señor confía. R.

ACLAMACIÓN

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R. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.

Señor Jesús, rey nuestro, sólo tú has tenido compasión de nuestras faltas. R.


Déjala. Esto lo tenía guardado para el día de mi sepultura.

clip_image006Del santo Evangelio según san Juan 12, 1-11


Seis días antes de la Pascua, fue Jesús a Betania, donde vivía Lázaro, a quien había resucitado de entre los muertos. Allí le ofrecieron una cena; Martha servía y Lázaro era uno de los que estaban con Él a la mesa. María tomó entonces una libra de perfume de nardo auténtico, muy costoso, le ungió a Jesús los pies con él y se los enjugó con su cabellera, y la casa se llenó con la fragancia del perfume.

Entonces Judas Iscariote, uno de los discípulos, el que iba a entregar a Jesús, exclamó: "¿por qué no se ha vendido ese perfume en trescientos denarios para dárselos a los pobres?" Esto lo dijo, no porque le importaran los pobres, sino porque era ladrón, y como tenía a su cargo la bolsa, robaba lo que echaban en ella.

Entonces dijo Jesús: "Déjala. Esto lo tenía guardado para el día de mi sepultura; porque a los pobres los tendrán siempre con ustedes, pero a mí no siempre me tendrán". Mientras tanto, la multitud de judíos, que se enteró de que Jesús estaba allí, acudió, no sólo por Jesús, sino también para ver a Lázaro, a quien el Señor había resucitado de entre los muertos. Los sumos sacerdotes deliberaban para matar a Lázaro, porque a causa de él, muchos judíos se separaban y creían en Jesús.

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Mira con bondad, Señor, los sagrados misterios que estamos celebrando y ya que en tu misericordia dispusiste que nos sirvieran para desechar nuestros falsos criterios, concédenos que nos ayuden a producir verdaderos frutos de vida eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Prefacio II de la Pasión del Señor

ANTÍFONA DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

No apartes tu rostro de mí. En el día de mi tribulación, inclina a mí tu oído, y, siempre que te invoque, respóndeme enseguida.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Visita, Señor, a tu pueblo y protege con tu constante amor a quienes has santificado por estos misterios, para que recibamos de tu misericordia y conservemos con tu protección, los auxilios para nuestra salvación eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ORACIÓN SOBRE EL PUEBLO

Opcional

Dios y Padre nuestro, que tu protección socorra a los humildes y asista continuamente a quienes confían en tu misericordia, para que se preparen a celebrar las fiestas pascuales no sólo con acciones corporales, sino sobre todo con pureza de corazón. Por Jesucristo, nuestro Señor.


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Hoy, lunes santo, se nos propone en la Liturgia de la Palabra, el relato de la cena de Jesús en casa de los amigos de Betania, después de que Lázaro fue resucitado portentosamente. De hecho, desde hoy hasta el jueves, inclusive, el contexto de todos los evangelios se ubica en una mesa de banquete. En el mundo judío, el gesto de comer juntos es una expresión de comunión interhumana, e incluso, divina. En las comidas se establecían alianzas, se sellaban tratos, se fortalecían amistades. El motivo de la cena en la casa de Betania es celebrar la vida de Lázaro.
Mientras comían, María, tomó una libra de perfume de nardo puro muy valioso, ungió con él los pies de Jesús y los secó con sus cabellos. El gesto femenino, cargado de agradecimiento, revela el gran aprecio que siente esta familia por Jesús. Festejan a Aquél que ha sido el consuelo de los pobres, de los enfermos y los afligidos del pueblo. Su ofrenda votiva se convierte, sin pretenderlo, en un servicio de amor al cuerpo de Jesús que en el calvario será martirizado cruelmente. El siervo de los pobres recibe, de manos de esta mujer, el tributo de un verdadero rey.
Sin embargo, este servicio fragante a la persona de Jesús, se ve contrastado por el cálculo egoísta de Judas, que piensa sólo en su bolsillo. Jesús nos llama a servir por amor a los demás, no por ansia de riqueza u honores efímeros. A los pobres los tendremos siempre en medio de nuestras comunidades, y a ellos debemos servirles siempre con la misma entrega de nuestro Maestro; no esperando nunca recompensas para figurar en sociedad.
María de Betania es figura de la Iglesia que sirve al Señor con su hospitalidad y acogida. Su gesto amoroso nos recuerda que constantemente debemos honrar a Dios con el buen aroma de las obras de la fe, y que debemos sanar los cuerpos heridos de los hermanos con el bálsamo de la misericordia. Para un cristiano servir al Señor presente realmente en los pobres es un imperativo de nuestra vocación, no un negocio que deba resolver nuestro estatus social ni nuestras finanzas personales; así lo propone Jesús: “Hagan el bien, y den prestado sin esperar nada a cambio. Así será grande su recompensa, y ustedes serán hijos del Dios altísimo, que es también bondadoso con los desagradecidos y los malos” (Lucas 6, 35). Permitamos que el amor divino se arraigue profundamente en nuestros corazones y sigamos con decisión al Siervo de los pobres en la hora de su pasión. 

Ciudad Redonda