Misal del dia de hoy Domingo 16 de Abril 2017 y Comentario al Evangelio

LECTURAS DEL DOMINGO DE PASCUA DE LA RESURRECCIÓN DEL SEÑOR 16 DE ABRIL (BLANCO)


¡RESUCITÓ ALELUYA!


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Misa del día

ANTÍFONA DE ENTRADA  cfr. Sal 138, 18. 5-6

He resucitado y estoy contigo, aleluya: has puesto tu mano sobre mí, aleluya: tu sabiduría ha sido maravillosa, aleluya, aleluya.

Se dice Gloria.

ORACIÓN COLECTA

Señor Dios, que por medio de tu Unigénito, vencedor de la muerte, nos has abierto hoy las puertas de la vida eterna, concede a quienes celebramos la solemnidad de la resurrección del Señor, resucitar también en la luz de la vida eterna, por la acción renovadora de tu Espíritu. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

LITURGIA DE LA PALABRA

Hemos comido y bebido con Cristo resucitado.

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Del libro de los Hechos de los Apóstoles: 10, 34. 37-43

En aquellos días, Pedro tomó la palabra y dijo: "Ya saben ustedes lo sucedido en toda Judea, que tuvo principio en Galilea, después del bautismo predicado por Juan: cómo Dios ungió con el poder del Espíritu Santo a Jesús de Nazaret y cómo éste pasó haciendo el bien, sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con Él. Nosotros somos testigos de cuanto Él hizo en Judea y en Jerusalén. Lo mataron colgándolo de la cruz, pero Dios lo resucitó al tercer día y concedió verlo, no a todo el pueblo, sino únicamente a los testigos que Él, de antemano, había escogido: a nosotros, que hemos comido y bebido con Él después de que resucitó de entre los muertos.

Él nos mandó predicar al pueblo y dar testimonio de que Dios lo ha constituido juez de vivos y muertos. El testimonio de los profetas es unánime: que cuantos creen en Él reciben, por su medio, el perdón de los pecados".

Palabra de Dios.

Te alabamos, Señor.

Del salmo 117

clip_image006R/. Éste es el día del triunfo del Señor. Aleluya.

Te damos gracias, Señor, porque eres bueno, porque tu misericordia es eterna. Diga la casa de Israel: "Su misericordia es eterna". R/.

La diestra del Señor es poderosa, la diestra del Señor es nuestro orgullo. No moriré, continuaré viviendo para contar lo que el Señor ha hecho. R/.

La piedra que desecharon los constructores, es ahora la piedra angular. Esto es obra de la mano del Señor, es un milagro patente. R/.

Busquen los bienes del cielo, donde está Cristo.

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De la carta del apóstol san Pablo a los colosenses: 3, 1-4

Hermanos: Puesto que han resucitado con Cristo, busquen los bienes de arriba, donde está Cristo, sentado a la derecha de Dios. Pongan todo el corazón en los bienes del cielo, no en los de la tierra, porque han muerto y su vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando se manifieste Cristo, vida de ustedes, entonces también ustedes se manifestarán gloriosos, juntamente con Él.

Palabra de Dios.

Te alabamos, Señor.

O bien:

Tiren la antigua levadura, pues Cristo, nuestro cordero pascual, ha sido inmolado.

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De la primera carta del apóstol san Pablo a los corintios: 5, 6-8

Hermanos: ¿No saben ustedes que un poco de levadura hace fermentar toda la masa? Tiren la antigua levadura, para que sean ustedes una masa nueva, ya que son pan sin levadura, pues Cristo, nuestro cordero pascual, ha sido in-molado.

Celebremos, pues, la fiesta de la Pascua, no con la antigua levadura, que es de vicio y maldad, sino con el pan sin levadura, que es de sinceridad y verdad.

Palabra de Dios.

Te alabamos, Señor.

SECUENCIA

(Sólo el día de hoy es obligatoria: durante la octava es opcional)

Ofrezcan los cristianos ofrendas de alabanza a gloria de la víctima propicia de la Pascua.

Cordero sin pecado, que a las ovejas salva, a Dios y a los culpables unió con nueva alianza.
Lucharon vida y muerte en singular batalla, y, muerto el que es la vida, triunfante se levanta.

“¿Qué has visto de camino, María, en la mañana?” “A mi Señor glorioso, la tumba abandonada.

Los ángeles testigos, sudarios y mortaja.¡Resucitó de veras mi amor y mi esperanza!

Venid a Galilea, allí el Señor aguarda; allí veréis los suyos la gloria de la Pascua”.

Primicia de los muertos, sabemos por tu gracia que estás resucitado; la muerte en ti no manda.
Rey vencedor, apiádate de la miseria humana y da a tus fieles parte en tu victoria santa.
ACLAMACIÓN Cfr. 1 Cor 5, 7-8

clip_image012R/. Aleluya, aleluya.

Cristo, nuestro cordero pascual, ha sido inmolado; celebremos, pues, la Pascua. R/.




Él debía resucitar de entre los muertos.

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Del santo Evangelio según san Juan: 20, 1-9

El primer día después del sábado, estando todavía oscuro, fue María Magdalena al sepulcro y vio removida la piedra que lo cerraba. Echó a correr, llegó a la casa donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo: "Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo habrán puesto".

Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos iban corriendo juntos, pero el otro discípulo corrió más aprisa que Pedro y llegó primero al sepulcro, e inclinándose, miró los lienzos puestos en el suelo, pero no entró.

En eso llegó también Simón Pedro, que lo venía siguiendo, y entró en el sepulcro. Contempló los lienzos puestos en el suelo y el sudario, que había estado sobre la cabeza de Jesús, puesto no con los lienzos en el suelo, sino doblado en sitio aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro, y vio y creyó, porque hasta entonces no habían entendido las Escrituras, según las cuales Jesús debía resucitar de entre los muertos. 

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

O bien:

Ha resucitado e irá delante de ustedes a Galilea.

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Del santo Evangelio según san Mateo: 28, 1-10

Transcurrido el sábado, al amanecer del primer día de la semana, María Magdalena y la otra María fueron a ver el sepulcro. De pronto se produjo un gran temblor, porque el ángel del Señor bajó del cielo y acercándose al sepulcro, hizo rodar la piedra que lo tapaba y se sentó encima de ella. Su rostro brillaba como el relámpago y sus vestiduras eran blancas como la nieve. Los guardias, atemorizados ante él, se pusieron a temblar y se quedaron como muertos. El ángel se dirigió a las mujeres y les dijo: "No teman. Ya sé que buscan a Jesús, el crucificado. No está aquí; ha resucitado, como lo había dicho. Vengan a ver el lugar donde lo habían puesto. Y ahora, vayan de prisa a decir a sus discípulos: ‘Ha resucitado de entre los muertos e irá delante de ustedes a Galilea; allá lo verán’. Eso es todo".

Ellas se alejaron a toda prisa del sepulcro, y llenas de temor y de gran alegría, corrieron a dar la noticia a los discípulos. Pero de repente Jesús les salió al encuentro y las saludó. Ellas se le acercaron, le abrazaron los pies y lo adoraron. Entonces les dijo Jesús: "No tengan miedo. Vayan a decir a mis hermanos que se dirijan a Galilea. Allá me verán".

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

O bien, en las Misas vespertinas del domingo:

Quédate con nosotros, porque ya es tarde.

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Del santo Evangelio según san Lucas: 24, 13-35

El mismo día de la resurrección, iban dos de los discípulos hacia un pueblo llamado Emaús, situado a unos once kilómetros de Jerusalén, y comentaban todo lo que había sucedido.

Mientras conversaban y discutían, Jesús se les acercó y comenzó a caminar con ellos; pero los ojos de los dos discípulos estaban velados y no lo reconocieron. Él les preguntó: "¿De qué cosas vienen hablando, tan llenos de tristeza?"

Uno de ellos, llamado Cleofás, le respondió: "¿Eres tú el único forastero que no sabe lo que ha sucedido estos días en Jerusalén?" Él les preguntó: "¿Qué cosa?" Ellos le respondieron: "Lo de Jesús el nazareno, que era un profeta poderoso en obras y palabras, ante Dios y ante todo el pueblo. Cómo los sumos sacerdotes y nuestros jefes lo entregaron para que lo condenaran a muerte, y lo crucificaron. Nosotros esperábamos que Él sería el libertador de Israel, y sin embargo, han pasado ya tres días desde que estas cosas sucedieron. Es cierto que algunas mujeres de nuestro grupo nos han desconcertado, pues fueron de madrugada al sepulcro, no encontraron el cuerpo y llegaron contando que se les habían aparecido unos ángeles, que les dijeron que estaba vivo. Algunos de nuestros compañeros fueron al sepulcro y hallaron todo como habían dicho las mujeres, pero a Él no lo vieron".

Entonces Jesús les dijo: "¡Qué insensatos son ustedes y qué duros de corazón para creer todo lo anunciado por los profetas! ¿Acaso no era necesario que el Mesías padeciera todo esto y así entrara en su gloria?" Y comenzando por Moisés y siguiendo con todos los profetas, les explicó todos los pasajes de la Escritura que se referían a Él.

Ya cerca del pueblo a donde se dirigían, Él hizo como que iba más lejos; pero ellos le insistieron, diciendo: "Quédate con nosotros, porque ya es tarde y pronto va a oscurecer". Y entró para quedarse con ellos. Cuando estaban a la mesa, tomó un pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio. Entonces se les abrieron los ojos y lo reconocieron, pero Él se les desapareció. Y ellos se decían el uno al otro: "¡Con razón nuestro corazón ardía, mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras!"

Se levantaron inmediatamente y regresaron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los Once con sus compañeros, los cuales les dijeron: "De veras ha resucitado el Señor y se le ha aparecido a Simón". Entonces ellos contaron lo que les había pasado en el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

Se dice Credo.

PLEGARIA UNIVERSAL

Oremos a Jesús resucitado, vida y esperanza para la humanidad entera.

Después de cada petición diremos: Jesús resucitado, escúchanos.

Para que Cristo constituido cabeza de la Iglesia, conceda abundante felicidad, gozo y exultación a todos los fieles que celebran su gloriosa resurrección. Oremos.

Para que Cristo resucitado conserve íntegramente los dones que la misericordia del Padre ha concedido a quienes han regresado al camino de la vida. Oremos.

Para que Cristo, con su gloriosa resurrección, alegre el corazón de los hombres y con el anuncio evangélico, llene de gozo a todos los pueblos. Oremos.

Para que Cristo, con su santa resurrección, renueve la esperanza de los que sufren. Oremos.

Para que Cristo. con su gloriosa resurrección, renueve nuestro espíritu y nos conceda la esperanza firme de resucitar con él a una vid a nueva. Oremos.

Jesús resucitado, escúchanos y danos la fuerza de tu Espíritu. Tú, que vives y reinas…

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Llenos de júbilo por el gozo pascual te ofrecemos, Señor, este sacrificio, mediante el cual admirablemente renace y se nutre tu Iglesia. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Prefacio I de Pascua

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN 1 Co 5, 7-8

Cristo, nuestro Cordero Pascual, ha sido inmolado. Aleluya. Celebremos, pues, la Pascua, con el pan sin levadura, que es de sinceridad y verdad. Aleluya.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Dios de bondad, protege paternalmente con amor incansable a tu Iglesia, para que, renovada por los misterios pascuales, pueda llegar a la gloria de la resurrección. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Para dar la bendición al final de la Misa, es conveniente que el sacerdote utilice la fórmula de bendición solemne de la Misa de la Vigilia Pascual,

Al despedir al pueblo, se canta o se dice:

Anuncien a todos la alegría del Señor resucitado. Vayan en paz, aleluya, aleluya.

O bien:

Pueden ir en paz, aleluya, aleluya.

Todos responden:

Demos gracias a Dios, aleluya, aleluya.


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Estamos como María Magdalena de madrugada, casi a oscuras, confusos, llorosos, mirando una tumba. Ella se apresura hacia el sepulcro, sigue vivo el amor, que ha nacido del encuentro con Jesús en su vida. Es el amor, que necesita sentir la presencia, el que no se conforma resignado con la muerte. Un amor que nos pone en marcha, que nos empuja, a pesar de que todo nos hable de fracaso y de muerte. Pero atención: “Vio la losa quitada del sepulcro. Echó a correr y fue donde estaba Simón Pedro y el otro discípulo, a quien quería Jesús, y les dijo: Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto”.
Queda despistada, se lo han llevado, no sabe donde lo han puesto, no parece pensar en la Resurrección prometida por el Maestro. Tiene la necesidad de correr en medio de tanta incertidumbre, pide ayuda a Pedro y a Juan, que también comienzan a correr. Muchos ir y venir en la mañana de Pascua, es lo que nos suele pasar ante lo nuevo, lo que no entra en nuestros criterios y esquemas. Nervios, miedos…, ¿qué pensarían María Magdalena, Pedro y Juan, mientras corrían?, ¿cuál serían sus ilusiones, sus temores?, y ¿su esperanza?
Llega primero Juan: “Se adelantó y llegó primero al sepulcro; y, asomándose, vio las vendas en el suelo, pero no entró”. Pero deja paso a Pedro que es la autoridad, lo mira todo, las vendas, el sudario y parece no entender lo que ha pasado, ya antes quiso apartar al Maestro de la cruz y es más orgulloso y obcecado, seguro que su primer pensamiento, fue que alguien se lo había llevado. “Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó”, es aquel “a quien Jesús amaba”, el que estuvo con María la Madre, al pie de la cruz. Juan es capaz de ver más allá de las apariencias, será el amor, lo que hace entender lo que está pasando, lo que hace ver y creer en la Resurrección.
“Pues hasta entonces no habían entendido las Escrituras: que él había de resucitar de entre los muertos”. La intención del Evangelio parece querernos decir, que sólo el amor puede hacernos ver a Jesús resucitado, sólo quien primero acepta su camino de renuncia y de entrega, puede compartir su vida nueva. Es inútil, buscar explicaciones entre las vendas y los lienzos, la Pascua, es una experiencia que no es un hecho del pasado, sino algo actual, que vivimos cuando, como nos dice la primera lectura de los Hechos: “Pasamos haciendo el bien y curando a los oprimidos”.
Hasta que no estemos; al lado de los crucificados o pasemos nosotros por la experiencia de la Cruz, no podremos encontrar el camino de la Resurrección. Hasta que no nos detengamos; ante los sepulcros vacíos de nuestro mundo, no entenderemos que el grano de trigo debe morir para dar fruto. Hasta entonces, no sabremos dar los primeros pasos, que nos encaminen hacia donde hemos de sembrarnos para sembrar Vida. Tenemos que volver a encontrarnos personalmente con el Resucitado. La Resurrección de Jesús, nos formula la pregunta de fondo de nuestra vida: ¿Qué es lo que da sentido a mí vivir diario? ¿A quién busco y en qué creo?
Dice en la segunda lectura San Pablo a los Corintios: “¿No sabéis que un poco de levadura fermenta toda la masa? Barred la levadura vieja para ser una masa nueva, ya que sois panes ácimos. Porque ha sido inmolada nuestra víctima pascual: Cristo. Así, pues, celebremos la Pascua, no con la levadura vieja, levadura de corrupción y de maldad, sino con los panes ácimos de la sinceridad y la verdad”. Debemos ser levadura, la Pascua, es el cambio continuo de las personas y la creación de un mundo nuevo y nosotros empujamos ese cambio, para que la historia avance, la dignidad crezca, la libertad se amplíe, los pobres adquieran sus derechos y mejores condiciones de vida.
Corramos ahora nosotros, a anunciar a nuestros hermanos que la vida tiene sentido y que la muerte ha sido vencida. No temamos que algunos se burlen, sean escépticos y no crean en los cambios de las personas y de la sociedad, no crean en definitiva en la Resurrección. Vivamos la presencia de Jesús en la vida y éste será nuestro testimonio, en estos días sobran las muchas palabras y grandes discursos,es tiempo de alegria .

Ciudad Redonda