Misal de hoy Miercoles 8 de Marzo 2017 y Comentario al Evangelio

LECTURAS DEL MIÉRCOLES I DE CUARESMA 8 DE MARZO (MORADO)


Aquí hay uno que es más que Salomón.


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ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 24, 6. 3. 22

Recuerda, Señor, que tu ternura y tu misericordia son eternas, y no permitas que nos derrote el enemigo. Sálvanos, Dios de Israel, de todas nuestras angustias.

ORACIÓN COLECTA

Mira con bondad, Señor, la devota entrega de tu pueblo y ya que con sus privaciones se empeña en dominar su cuerpo, haz que con el fruto de sus buenas obras se fortalezca su alma. Por nuestro Señor Jesucristo.

LITURGIA DE LA PALABRA

Los habitantes de Nínive se arrepintieron de su mala conducta.

clip_image002Del libro del profeta Jonás: 3, 1-10

En aquellos días, el Señor volvió a hablar a Jonás y le dijo: "Levántate y vete a Nínive, la gran capital, para anunciar ahí el mensaje que te voy a indicar".

Se levantó Jonás y se fue a Nínive, como le había mandado el Señor. Nínive era una ciudad enorme: hacían falta tres días para recorrerla. Jonás caminó por la ciudad durante un día, pregonando: "Dentro de cuarenta días Nínive será destruida".

Los ninivitas creyeron en Dios, ordenaron un ayuno y se vistieron de sayal, grandes y pequeños. Llegó la noticia al rey de Nínive, que se levantó del trono, se quitó el manto, se vistió de sayal, se sentó sobre ceniza y en nombre suyo y de sus ministros, mandó proclamar en Nínive el siguiente decreto: "Que hombres y animales, vacas y ovejas, no prueben bocado, que no pasten ni beban; que todos se vistan de sayal e invoquen con fervor a Dios y que cada uno se arrepienta de su mala vida y deje de cometer injusticias. Quizá Dios se arrepienta y nos perdone, aplaque el incendio de su ira y así no moriremos".

Cuando Dios vio sus obras y cómo se convertían de su mala vida, cambió de parecer y no les mandó el castigo que había determinado imponerles.

Palabra de Dios.

Te alabamos, Señor.

Del salmo 50

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R/. A un corazón contrito, Señor, no lo desprecias.

Por tu inmensa compasión y misericordia, Señor, apiádate de mí y olvida mis ofensas. Lávame bien de todos mis delitos y purifícame de mis pecados. R/.

Crea en mí, Señor, un corazón puro, un espíritu nuevo para cumplir tus mandamientos. No me arrojes, Señor, lejos de ti, ni retires de mí tu santo espíritu. R/.

Tú, Señor, no te complaces en los sacrificios y si te ofreciera un holocausto, no te agradaría. Un corazón contrito te presento, y a un corazón contrito, tú nunca lo desprecias. R/.

ACLAMACIÓN  JI 2, 12-13

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R/. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.

Todavía es tiempo, dice el Señor. Arrepiéntanse de todo corazón y vuélvanse a mí, que soy compasivo y misericordioso. R/.

A la gente de este tiempo no se le dará otra señal que la del profeta Jonás.

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Del santo Evangelio según san Lucas: 11, 29-32

En aquel tiempo, la multitud se apiñaba alrededor de Jesús y éste comenzó a decirles: "La gente de este tiempo es una gente perversa. Pide una señal, pero no se le dará más señal que la de Jonás. Pues así como Jonás fue una señal para los habitantes de Nínive, lo mismo será el Hijo del hombre para la gente de este tiempo.

Cuando sean juzgados los hombres de este tiempo, la reina del sur se levantará el día del juicio para condenarlos, porque ella vino desde los últimos rincones de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es más que Salomón.

Cuando sea juzgada la gente de este tiempo, los hombres de Nínive se levantarán el día del juicio para condenarla, porque ellos se convirtieron con la predicación de Jonás y aquí hay uno que es más que Jonás".

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Te ofrecemos, Señor, estos dones que tú mismo nos has dado, para consagrarlos a ti; y concede que, así como los vas a convertir para nuestro bien en sacramento, así también se conviertan para nosotros en remedio de eternidad. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Prefacio I- V de Cuaresma.

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Sal 5, 12

Que se alegren, Señor, cuantos en ti confían, que se regocijen eternamente porque tú estás con ellos.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Señor Dios, que no cesas de nutrirnos con tus sacramentos, concédenos que al permitir que los recibamos como alimento, nos obtengan la vida eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ORACIÓN SOBRE EL PUEBLO

Opcional.

Protege, Señor, a tu pueblo y purifícalo bondadosamente de todos sus pecados, porque ninguna adversidad podrá hacerle daño, si ninguna maldad llega a dominarlo. Por Jesucristo, nuestro Señor.


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En el texto evangélico del día de hoy aparece Jesús hablando a las multitudes; reprocha cómo la gente reclama una señal que sea garantía de su mesianismo, algo que legitime sus palabras y sus actos. El Maestro retoma la historia de Jonás, e indica que así “como Jonás fue una señal para los ninivitas, así será el Hijo del Hombre para esta generación” (v.30). Jonás, aquél profeta enviado por Dios a predicar a un pueblo pecador, sin quererlo logró la conversión de aquellas gentes. La señal que ofrece Jesús a su pueblo es la señal de la conversión de los pobres y pecadores al Reino de Dios. No se trata de un signo en los astros o de un milagro portentoso que convenza a los escépticos; se trata de la nueva vida que surge de la aceptación de la Buena Noticia.
La Reina de Saba fue atraída por la sabiduría de Salomón, los ninivitas llegaron a la conversión por la predicación de un profeta de otras tierras. Todos ellos supieron descubrieron el paso de Dios en su historia y acogieron la propuesta de Dios sin que pertenecieran al pueblo de la Alianza. Nosotros, por nuestro bautismo, somos parte del nuevo pueblo de Dios y recibimos la gracia a través de los sacramentos, la escucha de la Palabra, el servicio al prójimo y las obras de misericordia, pero, muchas veces sentimos la tentación de pedir signos adicionales que den garantía y soporte a nuestra fe; entramos en una especie de trueque con Dios donde ya no bastan las palabras y obras de Jesús, sino que anhelamos intervenciones mágicas del cielo que sobrepasan la fe.
Dios ha dado a cada persona una responsabilidad en este mundo. A algunos les ha dado la misión del matrimonio, la de ser padres o madres de familia; a otros el ser líderes del pueblo, a otros ser servidores en la Iglesia. A todos se nos ha confiado una tarea y por ello es prioritario que tengamos clara cuál es la voluntad de Dios en nuestra vida. A esa voluntad divina debemos ser fieles y en ella debemos mantenernos. Por eso, debemos silenciar las voces que escapen de los márgenes del plan de Dios y abrirnos a la escucha de la Palabra. Dios siempre ofrece los medios adecuados para que comprendamos qué debemos hacer en los momentos de aridez, duda o dificultad. Como Jesús debemos clamar siempre “hágase tu voluntad asi en la tierra como en el cielo .