LECTURAS DEL JUEVES I DE CUARESMA 9 DE MARZO (MORADO)
Pidan y se les dará; busquen y encontrarán; toquen y se les abrirá.
ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 5, 2-3
Señor, escucha mis palabras, atiende mi lamento, haz caso de mi voz suplicante, Rey mío y Dios mío.
ORACIÓN COLECTA
Concédenos,
Señor, una constante disposición a pensar con rectitud y a practicar el
bien con mayor diligencia; y puesto que no podemos existir sin ti, haz
que vivamos como fieles discípulos tuyos. Por nuestro Señor Jesucristo.
LITURGIA DE LA PALABRA
No tengo otro defensor más que tú, Señor.
En
aquellos días, la reina Ester, ante el mortal peligro que amenazaba a
su pueblo, buscó refugio en el Señor y se postró en tierra con sus
esclavas, desde la mañana hasta el atardecer. Entonces suplicó al Señor,
diciendo:
"Dios
de Abraham, Dios de Isaac, Dios de Jacob, ¡bendito seas! Protégeme,
porque estoy sola y no tengo más defensor que tú, Señor, y voy a jugarme
la vida.
Señor,
yo sé, por los libros que nos dejaron nuestros padres, que tú siempre
salvas a los que te son fieles. Ayúdame ahora a mí, porque no tengo a
nadie más que a ti, Señor y Dios mío.
Ayúdame,
Señor, pues estoy desamparada. Pon en mis labios palabras acertadas
cuando esté en presencia del león y haz que yo le agrade, para que su
corazón se vuelva en contra de nuestro enemigo, para ruina de éste y de
sus cómplices.
Con
tu poder, Señor, líbranos de nuestros enemigos. Convierte nuestro
llanto en alegría y haz que nuestros sufrimientos nos obtengan la vida".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Del salmo 137
R/. De todo corazón te damos gracias, Señor.
De
todo corazón te damos gracias, Señor, porque escuchaste nuestros
ruegos. Te cantaremos delante de tus ángeles, te adoraremos en tu
templo. R/.
Señor, te damos gracias por tu lealtad y por tu amor: siempre que te invocamos nos oíste y nos llenaste de valor. R/.
Que
todos los reyes de la tierra te reconozcan al escuchar tus prodigios.
Que alaben tus caminos, porque tu gloria es inmensa. R/.
Tu
mano, Señor, nos pondrá a salvo, y así concluirás en nosotros tu obra.
Señor, tu amor perdura eternamente; obra tuya soy, no me abandones. R/.
ACLAMACIÓN Sal 50, 12. 14
R/. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
Crea en mí, Señor, un corazón puro y devuélveme tu salvación, que regocija. R/.
Todo el que pide, recibe.
Del santo Evangelio según san Mateo: 7, 7-12
En
aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Pidan y se les dará;
busquen y encontrarán; toquen y se les abrirá. Porque todo el que pide,
recibe; el que busca, encuentra; y al que toca, se le abre.
¿Hay
acaso entre ustedes alguno que le dé una piedra a su hijo, si éste le
pide pan? Y si le pide pescado, ¿le dará una serpiente? Si ustedes, a
pesar de ser malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, con cuánta mayor
razón el Padre, que está en los cielos, dará cosas buenas a quienes se
las pidan.
Traten a los demás como quieren que ellos los traten a ustedes. En esto se resumen la ley y los profetas".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Muéstrate
propicio, Señor, a los deseos de quienes te invocan y, al tiempo en que
recibes las ofrendas y súplicas de tu pueblo, convierte hacia ti
nuestros corazones. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio I- V de Cuaresma.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Mt 7, 8
Todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que toca, se le abre.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Te
rogamos, Señor Dios nuestro, que este santo sacramento que nos has
concedido recibir para afianzar nuestra conversión, nos sirva de
remedio, ahora y siempre. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE EL PUEBLO
Opcional.
Descienda
tu anhelada misericordia, Señor, sobre quienes te invocan, y concédeles
con generosidad divina la gracia de saber lo que deben pedir para
obtener lo que imploran. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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Hola hermanos
El día de hoy el texto evangélico nos invita a la persistencia en la
oración, “pidan y se les dará, busquen y encontrarán, llamen y se les
abrirá” (Mt 7, 7). Para Jesús nuestra oración debe partir de la
experiencia de filiación con el Padre. Jesús llama a los cansados y
agobiados al alivio, nos pide cargar con su yugo y a aprender de Él, que
es manso y humilde corazón (cf. Mt 11, 29). Cargar con su yugo es
romper con el ídolo de nuestro ego, aprendiendo del Maestro a invocar a
Dios con la sencillez de los pequeños, y así experimentarle como Padre
Misericordioso. Desde esta experiencia de profundidad, despojada de
esquemas y teorías superfluas, podremos saborear la alegría de ser
personas nuevas y comunicar a los demás la cercanía del Padre.¿Cómo debe ser nuestra oración?
- Confiada: Nuestra oración no se dirige a un juez indiferente sino a un Padre que conoce nuestras necesidades. La oración por tanto es y debe ser un diálogo familiar y amoroso con quien sabemos nos entiende de verdad.
- Persistente: Debemos perseverar en la oración día y noche. Estamos llamados estar en un “clima de oración” en medio de la turbulencia de nuestro trabajo y de nuestros sufrimientos.
- Hecha con fe: La fe nos hace creaturas nuevas, hijos e hijas de Dios en Jesús. Por tanto, creemos en que lo que es imposible para nosotros es posible para el Padre.
- Desde las necesidades más profundas: Debemos vencer nuestro ego, “nuestro viejo yo”, que no sabe pedir como corresponde a los hijos de Dios Padre. Debemos pedir “el pan de cada día”, no la prosperidad del mañana. No debemos pedir cosas superfluas o egoístas, sino lo que nos hace ser realmente seres humanos.
- Esforcémonos hermanos y hermanas en crear en nuestros hogares un clima de oración. Que padres e hijos sepan dirigir su voz al Dios de la vida, pidiendo amor, unidad y fidelidad en todo momento .
ciudad Redonda