LECTURAS DEL SÁBADO VI DEL T. ORDINARIO 18 DE FEBRERO (VERDE)
Sus vestiduras se pusieron esplendorosamente blancas, con una blancura que nadie puede lograr sobre la tierra.
ANTÍFONA DE ENTRADA
Dichosa
eres tú, santísima Virgen María y digna de toda alabanza, porque de ti
brotó el sol de justicia, Jesucristo, nuestro Señor, por quien fuimos
salvados y redimidos.
ORACIÓN COLECTA
Concédenos,
Dios todopoderoso, que tus fieles que se alegran de estar bajo la
protección de la santísima Virgen María, nos veamos libres, por su
piadosa intercesión, de todos los males aquí en la tierra y merezcamos
llegar a los gozos eternos en el cielo. Por nuestro Señor Jesucristo…
LITURGIA DE LA PALABRA
Por la fe sabemos que el universo fue hecho por la palabra de Dios.
De la carta a los hebreos: 11,1-7
Hermanos:
La fe es la forma de poseer, ya desde ahora, lo que se espera y de
conocer las realidades que no se ven. Por ella fueron alabados nuestros
mayores.
Por la fe, sabemos que el universo fue hecho por la palabra de Dios, de suerte que aquello que vemos, surgió de lo que no vemos.
Por
la fe, Abel ofreció un sacrificio más excelente que el de Caín, y por
ella fue declarado justo, pues Dios mismo aceptó sus ofrendas; y por su
fe nos sigue hablando después de muerto.
Por
su fe, Henoc fue trasladado sin pasar por la muerte: Desapareció,
porque Dios se lo llevó. La Escritura da testimonio a su favor de que,
ya antes de ser trasladado, era agradable a Dios. Ahora bien, sin fe es
imposible agradarle, pues quien se acerca a Dios debe creer que él
existe y que recompensa a quienes lo buscan.
Por
la fe, Noé aceptó el aviso de Dios sobre lo que aún no sucedía y con
religioso temor construyó un arca para salvarse con su familia; su fe se
constituyó en condena para el mundo incrédulo y él quedó establecido
como heredero de la justicia que proviene de la fe.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Del salmo 144
R/. No cesará, Señor, mi boca de alabarte.
Un
día tras otro bendeciré tu nombre y no cesará mi boca de alabarte. Muy
digno de alabanza es el Señor, por ser su grandeza incalculable. R/.
Cada
generación, a la que sigue anunciará tus obras y proezas. Se hablará de
tus hechos portentosos, del glorioso esplendor de tu grandeza. R/.
Que
te alaben, Señor, todas tus obras y que todos tus fieles te bendigan.
Que proclamen la gloria de tu reino y den a conocer tus maravillas. R/.
ACLAMACIÓN Cfr. Mc 9, 7
R/. Aleluya, aleluya.
En el esplendor de la nube se oyó la voz del Padre, que decía: "Este es mi Hijo amado; escúchenlo". R/.
Se transfiguró en presencia de ellos.
Del santo Evangelio según san Marcos: 9, 2-13
En
aquel tiempo, Jesús tomó aparte a Pedro, a Santiago y a Juan, subió con
ellos a un monte alto y se transfiguró en su presencia. Sus vestiduras
se pusieron esplendorosamente blancas, con una blancura que nadie puede
lograr sobre la tierra. Después se les aparecieron Elías y Moisés,
conversando con Jesús.
Entonces
Pedro le dijo a Jesús: "Maestro, ¡qué a gusto estamos aquí! Hagamos
tres chozas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías". En
realidad no sabía lo que decía, porque estaban asustados.
Se
formó entonces una nube, que los cubrió con su sombra, y de esta nube
salió una voz que decía: "Éste es mi Hijo amado; escúchenlo". En ese
momento miraron alrededor y no vieron a nadie sino a Jesús, que estaba
solo con ellos.
Cuando
bajaban de la montaña, Jesús les mandó que no contaran a nadie lo que
habían visto, hasta que el Hijo del hombre resucitara de entre los
muertos. Ellos guardaron esto en secreto, pero discutían entre sí qué
querría decir eso de ‘resucitar de entre los muertos’.
Le
preguntaron a Jesús: "¿Por qué dicen los escribas que primero tiene que
venir Elías?" Él les contestó: "Si fuera cierto que Elías tiene que
venir primero y tiene que poner todo en orden, entonces ¿cómo es que
está escrito que el Hijo del hombre tiene que padecer mucho y ser
despreciado? Por lo demás, yo les aseguro que Elías ha venido ya y lo
trataron a su antojo, como estaba escrito de él".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Mira,
Señor, las oraciones y las ofrendas que tus fieles te presentan al
conmemorar a santa María, Madre de Dios; haz que te sean agradables y
nos alcancen el auxilio de tu misericordia. Por Jesucristo, nuestro
Señor.
Prefacio I-V de Santa María Virgen.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Lc 1, 48
El Señor puso sus ojos en la humildad de su esclava. Desde ahora me llamarán dichosa todas las generaciones.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Reanimados
por el sacramento de salvación, humildemente te pedimos, Señor, que
quienes celebramos con veneración la memoria de la santísima Virgen
María, Madre de Dios, merezcamos experimentar continuamente el fruto de
tu redención. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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El anuncio de su Pasión, Muerte y Resurrección había dejado perplejos y preocupados a los discípulos, totalmente desorientados y desanimados; por eso, les hizo presenciar su Transfiguración, porque la visión de la divinidad les daba una fugaz muestra del Reino celestial. Así es como en la Transfiguración, Cristo anticipa la victoria después de la cruz. También les quiere dejar claro que la traición, y el sufrimiento que esta genera, no tienen la última palabra. Se trata de hacerles ver que el desenlace de la pasión no está en la oscuridad, sino en el esplendor dela victoria pascual. Es la interpretación diacrónica, es como una contraposición de la cruz, al milagro de la transfiguración.
Ese momento, que debió de quedar para siempre grabado en el recuerdo de los tres discípulos que tuvieron ocasión de presenciarlo, se encuentra a mitad de camino entre los inicios del ministerio de Cristo en Galilea y su patético desenlace en Jerusalén. En Galilea abundaron los aplausos y las aclamaciones; en Jerusalén abundaron los insultos y las bofetadas; en medio de ellos, el monte de la transfiguración es como un balcón magnífico para ser testigos de la grandeza del misterio de Cristo y sobre todo para escucharlo, como nos dice la voz del Padre.
Para entender este imperativo hay que centrar la atención en las palabras que el Padre Dios dice de Jesús: “Éste es mi hijo querido. Escúchenlo”. La voz que sale de la nube clarifica que ya no es Moisés ni tampoco Elías quienes revelan el designio amoroso del Padre. Es el hijo, el único autorizado delante de Dios. Pedro quiere quedarse con la experiencia externa, y como muchos de nosotros, quiere quedarse con lo individualista de ésta experiencia.
La tentación permanente del cristiano es quedarse con lo intimista del seguimiento de Jesús, sin implicaciones sociales, pero seguir a Jesús es asumir su vida, su obra y la radicalidad de su opción.