LECTURAS DEL DOMINGO VII DEL T. ORDINARIO 19 DE FEBRERO (VERDE)
Ustedes, pues, sean perfectos, como su Padre celestial es perfecto.
ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 12, 6
Confío, Señor, en tu misericordia. Se alegra mi corazón con tu auxilio; cantaré al Señor por el bien que me ha hecho.
ORACIÓN COLECTA
Concédenos,
Señor, que la constante meditación de tus misterios nos impulse a decir
y hacer siempre lo que sea de tu agrado. Por nuestro Señor Jesucristo…
LITURGIA DE LA PALABRA
Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
Del libro del Levítico: 19, 1-2. 17-18
En
aquellos días, dijo el Señor a Moisés: "Habla a la asamblea de los
hijos de Israel y diles: ‘Sean santos, porque yo, el Señor, soy santo.
No
odies a tu hermano ni en lo secreto de tu corazón. Trata de corregirlo,
para que no cargues tú con su pecado. No te vengues ni guardes rencor a
los hijos de tu pueblo. Ama a tu prójimo como a ti mismo. Yo soy el
Señor’ ".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Del salmo 102
Bendice
al Señor, alma mía, que todo mi ser bendiga su santo nombre. Bendice al
Señor, alma mía, y no te olvides de sus beneficios. R/.
El Señor perdona tus pecados y cura tus enfermedades; él rescata tu vida del sepulcro y te colma de amor y de ternura. R/.
El
Señor es compasivo y misericordioso, lento para enojarse y generoso
para perdonar. No nos trata como merecen nuestras culpas, ni nos paga
según nuestros pecados. R/.
Como
dista el oriente del ocaso, así aleja de nosotros nuestros delitos;
como un padre es compasivo con sus hijos, así es compasivo el Señor con
quien lo ama. R/.
Todo es de ustedes, ustedes son de Cristo y Cristo es de Dios.
De la primera carta del apóstol san Pablo a los corintios: 3, 16-23
Hermanos:
¿No saben ustedes que son el templo de Dios y que el Espíritu de Dios
habita en ustedes? Quien destruye el templo de Dios, será destruido por
Dios, porque el templo de Dios es santo y ustedes son ese templo.
Que
nadie se engañe: si alguno de ustedes se tiene a sí mismo por sabio
según los criterios de este mundo, que se haga ignorante para llegar a
ser verdaderamente sabio. Porque la sabiduría de este mundo es
ignorancia ante Dios, como dice la Escritura: Dios hace que los sabios
caigan en la trampa de su propia astucia. También dice: El Señor conoce
los pensamientos de los sabios y los tiene por vanos.
Así
pues, que nadie se gloríe de pertenecer a ningún hombre, ya que todo
les pertenece a ustedes: Pablo, Apolo y Pedro, el mundo, la vida y la
muerte, lo presente y lo futuro: todo es de ustedes; ustedes son de
Cristo, y Cristo es de Dios.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN 1 Jn 2, 5
R/. Aleluya, aleluya.
En aquel que cumple la palabra de Cristo, el amor de Dios ha llegado a su plenitud. R/.
Amen a sus enemigos.
Del santo Evangelio según san Mateo: 5, 38-48
En
aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Ustedes han oído que se
dijo: Ojo por ojo, diente por diente; pero yo les digo que no hagan
resistencia al hombre malo. Si alguno te golpea en la mejilla derecha,
preséntale también la izquierda; al que te quiera demandar en juicio
para quitarte la túnica, cédele también el manto. Si alguno te obliga a
caminar mil pasos en su servicio, camina con él dos mil. Al que te pide,
dale; y al que quiere que le prestes, no le vuelvas la espalda.
Han
oído que se dijo: Ama a tu prójimo y odia a tu enemigo. Yo, en cambio,
les digo: Amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los odian y
rueguen por los que los persiguen y calumnian, para que sean hijos de su
Padre celestial, que hace salir su sol sobre los buenos y los malos, y
manda su lluvia sobre los justos y los injustos.
Porque,
si ustedes aman a los que los aman, ¿qué recompensa merecen? ¿No hacen
eso mismo los publicanos? Y si saludan tan sólo a sus hermanos, ¿qué
hacen de extraordinario? ¿No hacen eso mismo los paganos?
Ustedes, pues, sean perfectos, como su Padre celestial es perfecto".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Credo.
PLEGARIA UNIVERSAL
Presentemos al Padre nuestras plegarias, confiando en su inmenso amor. Después de cada petición diremos: Padre, escúchanos.
Por
la santa Iglesia, extendida de Oriente a Occidente, para que el Señor
la mantenga firme en medio de las contrariedades del mundo. Oremos.
Por el Papa Francisco, sucesor de san Pedro, para que siempre viva entregado al servicio de la Iglesia. Oremos.
Por los que tienen autoridad en el mundo, para que bajo su gobierno podamos vivir en paz y concordia. Oremos.
Por
las personas que viven angustiadas por los efectos de la crisis
económica, para que sepamos compartir nuestros bienes con ellos. Oremos.
Por
los hombres y las mujeres que integran las fuerzas armadas, para que
Jesús sea su modelo de servicio dedicado, atento y respetuoso. Oremos.
Por
los hombres y las mujeres que integran las fuerzas armadas, para que
Jesús sea su modelo de servicio dedicado, atento y respetuoso. Oremos.
Por los que estamos aquí reunidos y por quienes queremos orar, para que Dios nos conceda perseverar en la fe. Oremos.
Escucha, Padre, nuestra oración, y muéstranos tu amor. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Sal 9, 2-3
Proclamaré todas tus maravillas; me alegraré y exultaré contigo y entonaré salmos a tu nombre, Dios Altísimo.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Concédenos,
Dios todopoderoso, que alcancemos aquel fruto celestial, cuyo adelanto
acabamos de recibir mediante estos sacramentos. Por Jesucristo, nuestro
Señor.
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Seguimos este domingo con el capítulo cinco de San Mateo y
en el
contexto con el que empezó, las Bienaventuranzas,
hoy se termina, con lo
que algunos han llamado, las locuras
de Jesús. La dinámica es la misma:
“Habéis oído que se
dijo. Pero yo os digo”. Podríamos jugar a este
juego, cuáles
son las frases que comúnmente usa o usamos la gente y
cuáles usaría el Evangelio. Pongamos algunos ejemplos: se
saca más
pidiendo que dando; primero los nacionales,
después los extranjeros;
cuanto más pones, más pierdes;
hecha la ley, hecha la trampa;… Añadir
cada uno las más
populares en vuestros ambientes, e intentemos pasarlas
después, por el filtro de las palabras de Jesús.
En aquel tiempo y quizás hasta hoy, uno de esos dichos era: “Ojo por
ojo, diente por diente”. Pero Él nos dice: “No hagáis frente al que os
agravia. Al contrario, si uno te abofetea en la mejilla derecha,
preséntale la otra; al que quiera ponerte pleito para quitarte la
túnica, dale también el manto; a quien te requiera para caminar una
milla, acompáñale dos; a quien te pide, dale, y al que te pide prestado,
no lo rehúyas”. Menudo panorama, poner la otra mejilla, entregar el
manto, caminar dos millas, dar prestado, estos verbos en nuestra
sociedad no se conjugan, llevarlos a la práctica es una tontería. El
texto es una exageración, no cabe otra cosa.Está bien ser realistas, pero la primera lectura del Levítico, nos recuerda: “Sed santos, porque yo, el Señor, vuestro Dios, soy santo”. Estamos llamados a vivir en la humildad, de aquellos que parecen débiles, pero son los más fuertes. Cuando todos damos demasiada importancia a nuestros derechos, no hacer frente al que nos agravia, recibir bofetadas, compartir, dar, prestar, es como nos dice San Pablo en la segunda lectura a los Corintios: “Que nadie se engañe. Si alguno de vosotros se cree sabio en este mundo, que se haga necio para llegar a ser sabio”. La sabiduría consiste en ser compasivos y misericordiosos, no en la venganza, sino en la mansedumbre, como nos decían las Bienaventuranzas.
Pero el juego sigue: “Habéis oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os digo: amad a vuestros enemigos y rezad por los que os persiguen, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos”. Increíble, es el culmen, amar y rezar por los enemigos, pero no decimos que “al enemigo ni agua”, cómo le puede llegar la lluvia y el sol. Identificar a los enemigos a nivel personal o social, es la causa de muchas de nuestras guerras y enemistades, creadas en ocasiones por la influencia de los medios y el ambiente. Perdonar: “Perdónales porque no saben lo que hacen”, es la esencia de nuestro ser creyentes.
Lleguemos hasta el final: “Porque, si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y, si saludáis solo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los gentiles? Por tanto, sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto”. Aquí se resume todo el capítulo y la vida cristiana, pues se recoge lo que dice el Levítico: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo” y lo que comunica San Pablo a los Corintios: “¿No sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros? Si alguno destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él; porque el templo de Dios es santo: y ese templo sois vosotros”.
Las personas, el prójimo, son y somos templo de Dios, desde esta perspectiva se puede entender toda esta Palabra. Es volver al Génesis: “Nos hizo a su imagen y semejanza”, a la santidad primera, y ésta es una tarea para toda la vida. Pidamos al Señor, que nos conceda mirar con otros ojos, entrar en la dinámica (Juego), de cambiar esas expresiones que usamos y que no son muy cristianas, introducir en la vida cotidiana los valores, que en todos estos domingos, nos ha trasmitido San Mateo.