LECTURAS DEL MARTES VIII DEL T. ORDINARIO 28 DE FEBRERO (VERDE)
Pedro le dijo a Jesús: "Señor, ya ves que nosotros lo hemos dejado todo para seguirte".
ANTÍFONA DE ENTRADA cfr. Ga 6, 14
Se alegran en el cielo las almas de los santos, que siguieron las huellas de Cristo, y por eso se gozan con él eternamente.
ORACIÓN COLECTA
Señor
Dios, fuente de toda santidad, concédenos caminar de manera digna, cada
uno conforme a nuestra propia vocación, acompañados por la intercesión
de tus santos, a quienes diste diversos dones en la tierra y una
gloriosa recompensa en el cielo. Por nuestro Señor Jesucristo…
LITURGIA DE LA PALABRA
El que guarda los mandamientos ofrece un sacrificio de acción de gracias.
Del libro del Sirácide (Eclesiástico): 35, 1-15
La
ofrenda más grata al Señor es la que ofrece aquel que cumple su ley. El
que guarda los mandamientos ofrece un sacrificio de acción de gracias,
el que hace favores al prójimo ofrenda el mejor trigo, el que da limosna
ofrece un sacrificio de alabanza.
Apartarse
del mal es darle gusto al Señor, evitar la injusticia es sacrificio de
expiación por el pecado; no te presentes, pues, ante Dios con las manos
vacías: todo esto es mandato del Señor.
La
ofrenda del justo enriquece el altar y su aroma sube hasta el Altísimo.
La ofrenda del justo es agradable a Dios y su memorial no será
olvidado. Honra al Señor con ánimo alegre y no seas tacaño al pagarle
tus primicias. Haz tu ofrenda de buena gana y santifica con gozo tus
diezmos. Dale al Altísimo según la medida en que él te ha dado a ti;
dale tan generosamente como puedas, porque el Señor sabe recompensar y
te dará siete veces más.
No
pienses en sobornar al Señor, porque él no recibirá tus dones, ni
confíes en la ofrenda de cosas mal habidas, porque el Señor es un juez
que no se deja impresionar por apariencias.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Del salmo 49
R/. Dios salva al que cumple su voluntad.
Congreguen ante mí a los que sellaron sobre el altar mi alianza. Es Dios quien va a juzgar y el cielo mismo lo declara. R/.
Israel,
pueblo mío, escucha atento; en contra tuya yo, tu Dios, declaro: No voy
a reclamarte sacrificios, pues siempre están ante mí tus holocaustos.
R/.
Mejor
ofrece a Dios tu gratitud y cumple tus promesas al Altísimo. Quien las
gracias me da, ése me honra, y yo salvaré al que cumple mi voluntad. R/.
ACLAMACIÓN Cfr. Mt 11, 25
R/. Aleluya, aleluya.
Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has revelado los misterios del Reino a la gente sencilla. R/.
Recibirán cien veces más en esta vida, junto con persecuciones; y en el otro mundo, la vida eterna.
Del santo Evangelio según san Marcos: 10, 28-31
En aquel tiempo, Pedro le dijo a Jesús: "Señor, ya ves que nosotros lo hemos dejado todo para seguirte".
Jesús
le respondió: "Yo les aseguro: Nadie que haya dejado casa, o hermanos o
hermanas, o padre o madre, o hijos o tierras, por mí y por el
Evangelio, dejará de recibir, en esta vida, el ciento por uno en casas,
hermanos y hermanas, madres e hijos y tierras, junto con persecuciones, y
en el otro mundo, la vida eterna. Y muchos que ahora son los primeros
serán los últimos, y muchos que ahora son los últimos, serán los
primeros".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Que
te sean gratos, Señor, los dones que ofrecemos en honor de todos los
santos, y concédenos experimentar la ayuda para obtener nuestra
salvación, de aquellos ya alcanzaron con certeza la felicidad eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Mt 5, 8-10
Dichosos
los limpios de corazón, porque verán a Dios. Dichosos los que trabajan
por la paz, porque se les llamará hijos de Dios. Dichosos los
perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los
cielos.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor
Dios, que nos alimentas con un mismo pan y nos sostienes con una misma
esperanza, fortalécenos igualmente con tu gracia, para que todos, junto
con tus santos, formemos en Cristo un solo cuerpo y un solo espíritu, y
resucitemos con él a la gloria. Él, que vive y reina por los siglos de
los siglos.
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Queridos Hermanos
“No te presentes ante el Señor con las manos vacías”, reza el versículo
cuatro del capítulo treinta y cinco del libro de Ben Sirá (Eclesiástico)
que leemos hoy en la liturgia de la Palabra. La ofrenda que agrada al
Señor, lo que deberíamos presentarle todos los días en nuestra oración
es un balance de resultados o al menos de buenas intenciones; es la
riqueza del amor la mejor ofrenda que podemos presentar al Señor, porque
no hay verdadero culto sin justicia.Esta primera lectura nos advierte de lo infructuoso de una religión cuando se practica sin correspondencia con la justicia social: de nada vale y para nada aprovecha. Nos recuerda que nuestra relación con Dios no se realiza al margen de los demás, pues somos seres para los demás. A veces podemos estar tentados de tener una relación “a medida” con Dios, muy exclusiva, como si los demás no existieran; pero también en la intimidad, Dios nos pregunta: “¿dónde está tu hermano? ” Ofrenda y justicia, van unidas de la mano.
Y como al Señor nadie lo gana en justicia, Él es tremendamente “injusto” y nos ofrece el ciento por uno. Esta es una proporción injusta, desmedida. Lo justo sería recibir lo que dejamos, pero no cien veces más. En un mundo que somete todo a la relación mercantil, nos cuesta entender que el amor no tiene precio, que no devuelve sólo lo entregado, que no racanea ni mide, sino que se desborda gratuita y generosamente cuando nos introducimos en su dinámica: cien veces más. ¿Has sentido alguna vez que dando has recibido mucho más? ¿Das esperando recibir?
Hoy cerramos un mes. Mañana comenzamos un nuevo tiempo de gracia donde somos llamados a una entrega sin cálculos ni límites. Entremos en el desierto de la Cuaresma con paso firme y decidido, sin olvidar que nos introducimos en la dinámica del amor de Dios, por lo que cuanto más nos entreguemos, mas recibiremos arriesguemonos .