LECTURAS DEL LUNES VIII DEL T. ORDINARIO 27 DE FEBRERO (VERDE)
"¡Qué difícil les va a ser a los ricos entrar en el Reino de Dios!"
ANTÍFONA DE ENTRADA (Mt 16, 1 8-1 9)
Tú
eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. Los poderes del
infierno no prevalecerán sobre ella. Yo te daré las llaves del Reino de
los cielos.
ORACIÓN COLECTA
Señor
Dios, que por designio de tu Providencia quisiste edificar a tu Iglesia
sobre la roca de Pedro, y lo pusiste al frente de los demás apóstoles,
mira con bondad a nuestro Papa Francisco y, ya que lo has constituido
sucesor de Pedro, concédele que sea para tu pueblo principio y
fundamento visible de la unidad de la fe y de la comunión. Por nuestro
Señor Jesucristo…
LITURGIA DE LA PALABRA
Vuélvete al Señor y deja ya de pecar.
A
los que se arrepienten, el Señor los ayuda a volver, y él reanima a los
que pierden la esperanza. Vuélvete al Señor y deja ya de pecar,
póstrate en su presencia y quita los obstáculos. Aléjate de la
injusticia y vuélvete al Altísimo, aborrece con toda el alma lo que él
aborrece.
¿Quién
alabará al Altísimo en el sepulcro, como aquellos que le dan gloria
mientras viven? El muerto ya no alaba al Señor, pues ya no existe; es el
bueno y sano quien le da gloria. Cuán grande es la misericordia del
Señor y su perdón para los que se vuelven a él.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Del salmo 31
R/. Perdona, Señor, nuestros pecados.
Dichoso aquel que ha sido absuelto de su culpa y su pecado. Dichoso aquel en el que Dios no encuentra ni delito ni engaño. R/.
Ante el Señor reconocí mi culpa, no oculté mi pecado. Te confesé, Señor, mi gran delito y tú me has perdonado. R/.
Por
eso, en el momento de la angustia, que todo fiel te invoque, y no lo
alcanzarán las grandes aguas, aunque éstas se desborden. R/.
ACLAMACIÓN 2 Cor 8, 9
R/. Aleluya, aleluya.
Jesucristo, siendo rico, se hizo pobre, para enriquecernos con su pobreza. R/.
Ve y vende lo que tienes y sígueme.
Del santo Evangelio según san Marcos: 10, 17-27
En
aquel tiempo, cuando salía Jesús al camino, se le acercó corriendo un
hombre, se arrodilló ante él y le preguntó: "Maestro bueno, ¿qué debo
hacer para alcanzar la vida eterna?" Jesús le contestó: "¿Por qué me
llamas bueno? Nadie es bueno sino sólo Dios. Ya sabes los mandamientos:
No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no levantarás falso
testimonio, no cometerás fraudes, honrarás a tu padre y a tu madre".
Entonces
él le contestó: "Maestro, todo eso lo he cumplido desde muy joven".
Jesús lo miró con amor y le dijo: "Sólo una cosa te falta: Ve y vende lo
que tienes, da el dinero a los pobres y así tendrás un tesoro en los
cielos. Después, ven y sígueme". Pero al oír estas palabras, el hombre
se entristeció y se fue apesadumbrado, porque tenía muchos bienes.
Jesús,
mirando a su alrededor, dijo entonces a sus discípulos: "¡Qué difícil
les va a ser a los ricos entrar en el Reino de Dios!" Los discípulos
quedaron sorprendidos ante estas palabras; pero Jesús insistió:
"Hijitos, ¡qué difícil es para los que confían en las riquezas, entrar
en el Reino de Dios! Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de
una aguja, que a un rico entrar en el Reino de Dios".
Ellos
se asombraron todavía más y comentaban entre sí: "Entonces, ¿quién
puede salvarse?" Jesús, mirándolos fijamente, les dijo: "Es imposible
para los hombres, mas no para Dios. Para Dios todo es posible".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Acepta,
Señor, las ofrendas que te presentamos; y dirige con tu continua
protección a la santa Iglesia en unión con nuestro Papa Francisco, a
quien constituiste su pastor. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Jn 21, 15. 17
Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos? Señor, tú lo sabes todo; tú bien sabes que te quiero.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Al
participar de este banquete celestial, te suplicamos, Señor, que por la
eficacia de este sacramento confirmes a tu Iglesia en la unidad y en la
caridad, y que a tu siervo el Papa Francisco, a quien diste el encargo
de pastorearla, lo salves y protejas, junto con el rebaño a él confiado.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
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El chico parecía bueno. Pero tenía tres defectos:
Era demasiado rico.
Y no había descubierto todavía la Buena Noticia de Jesús.
Y era demasiado pegado a la ley. Todo lo solucionaba con la ley.
Aún siendo muy ricos, siempre nos “falta algo”.
Aún siendo muy buenos, siempre nos “falta algo”.
Aún cumpliendo la ley, siempre nos “falta algo”.
Y es eso que “nos falta”, lo que puede hacer luego inútiles todos nuestros sueños.Era demasiado rico.
Y no había descubierto todavía la Buena Noticia de Jesús.
Y era demasiado pegado a la ley. Todo lo solucionaba con la ley.
Aún siendo muy ricos, siempre nos “falta algo”.
Aún siendo muy buenos, siempre nos “falta algo”.
Aún cumpliendo la ley, siempre nos “falta algo”.
Es eso que “nos falta” lo que impide nuestro crecimiento como personas.
Es eso que “nos falta” lo que nos impide amar de verdad a los hermanos.
Es eso que “nos falta” lo que nos impide crear la verdadera comunidad humana.
Es eso que “nos falta” lo que nos impide crecer en nuestro bautismo.
Hay muchos sueños que se mueren al despertarse.
Hay muchas ilusiones que se apagan por falta de riego.
Hay muchas esperanzas que se mueren al nacer.
Hay muchas posibilidades que se hacen imposibles.
La vida es un constante “éxodo”.
Es el “éxodo” de lo que tenemos.
Es el “éxodo” de lo que creemos ser.
Es el “éxodo” de nuestros planes y proyectos.
Es el “éxodo” de nuestro situarnos en el ayer.
Es el “éxodo” de nuestros criterios y mentalidades.
Es el “éxodo” de nuestros intereses personales.
Y la vida no es quedarnos donde estamos.
Ni es quedarnos en lo que somos.
Ni es quedarnos con el Dios de nuestras ideas.
Ni es quedarnos con lo que siempre fue.
La vida es una constante invitación a “salir de nuestra tierra”.
“Salir de nuestra tierra” a la búsqueda de otras nuevas.
“Salir de nuestra tierra” a corrernos la nueva aventura.
“Salir de nuestra tierra” arrancados de ella por “una llamada”.
El chico era bueno. No hay que quitarle méritos.
“Desde pequeño lo cumplía todo”.
Pero le faltaba la llamada a la vida.
Le faltaba la llamada a la aventura de lo desconocido.
Le faltaba conocer que siempre hay algo nuevo y distinto.
Le faltaba conocer el ideal de la Buena Noticia de Dios.
Le faltaba conocer el ideal del Reino.
Le faltaba conocer que había “un tesoro escondido”.
Le faltaba conocer que había “una perla más preciosa”.
Y que para conseguirlo había que venderlo todo, dejarlo todo.
Y que para comprarla había que sentir no la “tristeza del dejar”.
Sino sentir en su corazón “la alegría de venderlo todo”.
El Evangelio no es invitación a dejarlo todo.
El Evangelio es invitación a seguir “con las alforjas vacías”.
El Evangelio es invitación a seguir “ligeros de peso para el camino”.
No se escalan las montañas llevándonos nuestra casa a cuestas.
A lo más una ligera tienda de campaña.
No se logran los récords mundiales con traje de etiqueta.
No es renunciar. Es hacer más posible el éxito.
No es dejar. Es soñar con lo que vamos a encontrar.
Puede que la vida te asuste. No le des las espaldas.
Puede que el riesgo te asuste. No le des las espaldas.
Puede que el futuro te asuste. No le des las espaldas.
Porque cada día sentirás más miedo.
Y cada día te quedarás más solo contigo mismo.
No se puede seguir a Jesús llevando a cuesta su casa y cuanto tiene.