LECTURAS DEL MIÉRCOLES II DE FERIA DE NAVIDAD 4 DE ENERO (BLANCO)
"¿Dónde vives, Rabí?" (Rabí significa `maestro’). Él les dijo: "Vengan a ver".
ANTÍFONA DE ENTRADA Mt 28, 20
Sepan que yo estoy con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo, dice el Señor.
ORACIÓN COLECTA
Dios
eterno, principio de todo lo creado, concédenos durante este año, que
desde hoy te dedicamos, no carecer de lo necesario para la vida y dar
testimonio de ti con nuestras buenas obras. Por nuestro Señor
Jesucristo…
LITURGIA DE LA PALABRA
El que ha nacido de Dios no puede pecar.
De la primera carta del apóstol san Juan: 3, 7-10
Hijos
míos: No dejen que nadie los engañe. Quien practica la santidad es
santo, como Cristo es santo. Quien vive pecando, se deja dominar por el
diablo, ya que el diablo es pecador desde el principio.
Pues
bien, para eso se encarnó el Hijo de Dios: para deshacer las obras del
diablo. Ninguno que sea hijo de Dios sigue cometiendo pecados, porque el
germen de vida que Dios le dio permanece en él. No puede pecar, porque
ha nacido de Dios.
En
esto se distinguen los hijos de Dios de los hijos del diablo: todo
aquel que no practica la santidad, no es de Dios; tampoco es de Dios el
que no ama a su hermano.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Del salmo 97
R/. Toda la tierra ha visto al Salvador.
Cantemos al Señor un canto nuevo, pues ha hecho maravillas. Su diestra y su santo brazo le han dado la victoria. R/.
Alégrense
el mar y el mundo submarino, el orbe y todos los que en él habitan. Que
los ríos estallen en aplausos y las montañas salten de alegría. R/.
Regocíjese
todo ante el Señor, porque ya viene a gobernar el orbe. Justicia y
rectitud serán las normas con las que rija a todas las naciones. R/.
ACLAMACIÓN Hb 1, 1-2
R/. Aleluya, aleluya.
En
distintas ocasiones y de muchas maneras habló Dios en el pasado a
nuestros padres, por boca de los profetas. Ahora, en estos tiempos, que
son los últimos, nos ha hablado por medio de su Hijo. R/.
Hemos encontrado al Mesías.
Del santo Evangelio según san Juan: 1, 35-42
En
aquel tiempo, estaba Juan el Bautista con dos de sus discípulos, y
fijando los ojos en Jesús, que pasaba, dijo: "Éste es el Cordero de
Dios". Los dos discípulos, al oír estas palabras, siguieron a Jesús. Él
se volvió hacia ellos, y viendo que lo seguían, les preguntó: "¿Qué
buscan?" Ellos le contestaron: "¿Dónde vives, Rabí?" (Rabí significa
`maestro’). Él les dijo: "Vengan a ver".
Fueron,
pues, vieron dónde vivía y se quedaron con él ese día. Eran como las
cuatro de la tarde. Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos
que oyeron lo que Juan el Bautista decía y siguieron a Jesús. El primero
a quien encontró Andrés, fue a su hermano Simón, y le dijo: "Hemos
encontrado al Mesías" (que quiere decir `el Ungido’). Lo llevó a donde
estaba Jesús y éste, fijando en él la mirada, le dijo: "Tú eres Simón,
hijo de Juan. Tú te llamarás Kefás" (que significa Pedro, es decir,
`roca’).
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Que
te sean gratas, Señor, las ofrendas que te presentamos, para que todos
los que celebramos con alegría el comienzo de este año, merezcamos que
transcurra íntegro en tu amor. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio de Navidad
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Hb 13, 8
Jesucristo es el mismo, ayer, hoy y siempre.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
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Maestro, ¿dónde vives?
El nacimiento de Jesús en la carne nos da la oportunidad de renacer a una vida nueva, regida no por el pecado, el egoísmo, la cerrazón en sí y en los propios intereses, sino por la justicia, que se manifiesta finalmente en la capacidad de amar al hermano. La aparente perogrullada de Juan en su primera carta (el justo obra la justicia, mientras que quien comete pecado es del diablo), habla en realidad de una polaridad presente en todos nosotros: nos debatimos entre el pecado y la justicia, porque nuestro nacimiento en el Espíritu, por un lado ya real, por el otro, pugna por realizarse, está aún en proceso. De ahí la urgencia de que busquemos y encontremos a Cristo, esto es, de que sigamos buscándolo y encontrándolo, pues sólo en Él es posible ese nacimiento a una vida nueva. La liturgia se da prisa en presentarnos a Jesús ya adulto. Tras contemplar el misterio inaudito de un Dios en la carne mortal de un recién nacido, éste parece haberse hurtado a nuestra mirada, perdido en largos años de anonimato, como obligándonos a ir en su busca. No es una búsqueda a ciegas: voces proféticas nos ayudan a identificarlo. Es importante estar abierto a la palabra de los profetas que sigue sonando, hoy como siempre, y señalando en la dirección del Mesías. Ya sabemos que este es el distintivo fundamental del verdadero profetismo: no centra nuestra atención en la propia persona del profeta, sino que nos invita a mirar más allá de él, para que cada uno pueda hacer la experiencia personal del encuentro con Cristo. Porque el profeta no lo hace todo: señala a Jesús como el Mesías, pero después, cada uno tiene que tener el coraje de ir en su busca, de preguntar, de seguir al Maestro y estar junto a él. Quien en este contacto vivo renace a una nueva vida trata inmediatamente de compartirla con los demás: eso es vivir en la justicia y el amor a los hermanos. La fraternidad de estos dos hermanos va mucho más allá de los vínculos de la sangre: entre Simón y Andrés, hijos de Juan, se establece ahora una relación nueva y más fuerte, y que se expresa en el nombre nuevo (Pedro), signo de una futura misión y fundamento de lacomunidad de los renacidos en el agua y el espiritu .
ciudad redonda
Jose M. Vegas