LECTURAS DEL LUNES IV DEL T. ORDINARIO 30 DE ENERO (VERDE)
"Vete a tu casa a vivir con tu familia y cuéntales lo misericordioso que ha sido el Señor contigo".
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 73, 20. 19. 22. 23
Acuérdate,
Señor de tu alianza y no abandones sin remedio la vida de tus pobres.
Levántate, señor, defiende tu causa y no olvides los ruegos de aquellos
que te imploran.
ORACIÓN COLECTA
Señor
Dios, que en tu inescrutable providencia quieres asociar a tu Iglesia a
la pasión de tu Hijo, concede a tus fieles que son perseguidos a causa
de tu nombre, el espíritu de paciencia y caridad, para que sean hallados
testigos fieles y veraces de tus promesas. Por nuestro Señor
Jesucristo…
LITURGIA DE LA PALABRA
Por la fe, nuestros antepasados conquistaron reinos y Dios dispone para nosotros algo mejor.
De la carta a los hebreos: 11, 32-40
Hermanos:
¿Para qué seguir hablando sobre el poder de la fe? Me faltaría tiempo,
si tuviera que exponer en detalle lo que hicieron Gedeón, Baruc, Sansón,
Jefté, David, Samuel y los profetas. Por su fe, ellos conquistaron
reinos e hicieron justicia, lograron que se fueran cumpliendo las
promesas divinas, cerraron las fauces de los leones, dominaron la
violencia del fuego, se salvaron del filo de la espada, vencieron las
enfermedades, fueron valientes en la guerra y pusieron en fuga a los
ejércitos extranjeros.
Hubo
también algunas mujeres, que por su fe obtuvieron la resurrección de
sus hijos muertos. Muchos, sometidos a las torturas, prefirieron no ser
rescatados, para alcanzar así la resurrección. Unos sufrieron escarnios y
azotes, cadenas y cárcel. Otros, fueron apedreados, aserrados,
torturados y muertos a espada; anduvieron errantes, cubiertos con pieles
de ovejas y de cabras, faltos de todo, pasando necesidad, apuros y
malos tratos. Esos hombres, de los cuales no era digno el mundo,
tuvieron que vagar por desiertos y montañas, por grutas y cavernas.
Sin
embargo, todos ellos, aunque acreditados por su fe, no alcanzaron a ver
el pleno cumplimiento de la promesa: es que Dios había dispuesto para
nosotros algo mejor y no quería que ellos llegaran, sin nosotros, a la
perfección.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Del salmo 30
R/. Quien confía en el Señor, no desespere.
¡Qué grande es la bondad que has reservado, Señor, para tus fieles! Con quien se acoge a ti, Señor, ¡qué bueno eres! R/.
Tu presencia lo ampara de todas las intrigas de los hombres, y lo pone a resguardo de las burlas y las murmuraciones. R/.
Bendito sea el Señor, que en mis horas de angustia ha prodigado las pruebas de su amor. R/.
En
mi inquietud, Señor, llegué a pensar que me habías quitado de tu vista;
pero oíste la voz de mis plegarias cuando clamaba a ti. R/.
Que amen al Señor todos sus fieles, pues protege a los leales y a los soberbios da lo que merecen. R/.
ACLAMACIÓN Lc 7, 16
R/. Aleluya, aleluya.
Un gran profeta ha surgido entre nosotros. Dios ha visitado a su pueblo. R/.
Espíritu inmundo, sal de este hombre.
Del santo Evangelio según san Marcos: 5, 1-20
En
aquel tiempo, después de atravesar el lago de Genesaret, Jesús y sus
discípulos llegaron a la otra orilla, a la región de los gerasenos.
Apenas desembarcó Jesús, vino corriendo desde el cementerio un hombre
poseído por un espíritu inmundo, que vivía en los sepulcros. Ya ni con
cadenas podían sujetarlo; a veces habían intentado sujetarlo con
argollas y cadenas, pero él rompía las cadenas y destrozaba las
argollas; nadie tenía fuerzas para dominarlo. Se pasaba días y noches en
los sepulcros o en el monte, gritando y golpeándose con piedras.
Cuando
aquel hombre vio de lejos a Jesús, se echó a correr, vino a postrarse
ante él y gritó a voz en cuello: "¿Qué quieres tú conmigo, Jesús, Hijo
de Dios altísimo? Te ruego por Dios que no me atormentes".
Dijo
esto porque Jesús le había mandado al espíritu inmundo que saliera de
aquel hombre. Entonces le preguntó Jesús: "¿Cómo te llamas?" Le
respondió: "Me llamo Legión, porque somos muchos". Y le rogaba con
insistencia que no los expulsara de aquella comarca.
Había
allí una gran piara de cerdos, que andaban comiendo en la falda del
monte. Los espíritus le rogaban a Jesús: "Déjanos salir de aquí para
meternos en esos cerdos". Y él se lo permitió. Los espíritus inmundos
salieron del hombre y se metieron en los cerdos; y todos los cerdos,
unos dos mil, se precipitaron por el acantilado hacia el lago y se
ahogaron.
Los
que cuidaban los cerdos salieron huyendo y contaron lo sucedido, en el
pueblo y en el campo. La gente fue a ver lo que había pasado. Se
acercaron a Jesús y vieron al antes endemoniado, ahora en su sano
juicio, sentado y vestido. Entonces tuvieron miedo. Y los que habían
visto todo, les contaron lo que le había ocurrido al endemoniado y lo de
los cerdos. Ellos comenzaron a rogarle a Jesús que se marchara de su
comarca.
Mientras
Jesús se embarcaba, el endemoniado le suplicaba que lo admitiera en su
compañía, pero él no se lo permitió y le dijo: "Vete a tu casa a vivir
con tu familia y cuéntales lo misericordioso que ha sido el Señor
contigo". Y aquel hombre se alejó de ahí y se puso a proclamar por la
región de Decápolis lo que Jesús había hecho por él. Y todos los que lo
oían se admiraban.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe,
Señor, nuestras humildes oraciones y ofrendas, y concede a cuantos
padecen persecución de los hombres, por servirte fielmente, que se
alegren de estar asociados al sacrificio de tu Hijo Jesucristo y sepan
que sus nombres están escritos en el cielo, entre aquellos que están
elegidos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Mt 5, 11-12
Dichoso
serán ustedes cuando los injurien, los persigan y digan cosas falsas de
ustedes por causa mía, dice el Señor. Alégrense y salten de contento
porque su premio será grande en los cielos.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
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Hoy Jesús se nos presenta de nuevo como liberador. Desde la fuerza del Reino es capaz de enfrentarse a la furia de un endemoniado, que tiene atrapado a un hombre. Este encuentro de Jesús revela la situación del mundo, de nuestro mundo. Todos sabemos que vivimos bajo la amenaza de la guerra, de la muerte, del hambre... de tantos signos de alineación y muerte.
La situación es difícil, pero sabemos y creemos que el poder del Hijo de Dios, supera a toda fuerza del mal. Sabemos y creemos que es el único que nos puede hacer recobrar la paz interior, el dominio de nosotros mismos y la dignidad humana, como al endemoniado nos puede hacer que aparezcamos sentados, vestidos y en sano juicio.
Nosotros en nuestra vida tenemos que ser presencia viva de la fuerza liberadora de Jesús, no debemos dejarnos atrapar por los signos de muerte, tenemos que ser fuertes y valientes de corazón. Para ello no dejemos pasar las oportunidades de ayudar a otro, esté cerca o lejos; de protestar y manifestar nuestra oposición a las guerras; de luchar por el bienestar de todos; de practicar la justicia; de atender al enfermo....
Y no dudemos que la fuerza liberadora realizada por Jesús a través de nuestras vidas ayudará renovar nuestro viejo mundo, además la fe nos proporciona la fortaleza para afrontar las más variadas circunstancias, porque sabemos que Dios tiene preparado al mejor para nosotros .
ciudad redonda