Misal del dia de hoy 29 de Enero 2017 y Comentario al evangelio

LECTURAS DEL DOMINGO IV DEL T. ORDINARIO 29 DE ENERO (VERDE)


Alégrense y salten de contento, porque su premio será grande en los cielos.


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ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 105, 47

Sálvanos, Señor y Dios nuestro; reúnenos de entre las naciones, para que podamos agradecer tu poder santo y sea nuestra gloria el alabarte.

ORACIÓN COLECTA

Concédenos, Señor Dios nuestro, adorarte con toda el alma y amar a todos los hombres con afecto espiritual. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

LITURGIA DE LA PALABRA

Dejaré, en medio de ti, un puñado de gente pobre y humilde.

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Del libro del profeta Sofonías: 2, 3; 3,12-13

Busquen al Señor, ustedes los humildes de la tierra, los que cumplen los mandamientos de Dios. Busquen la justicia, busquen la humildad. Quizá puedan así quedar a cubierto el día de la ira del Señor.

"Aquel día, dice el Señor, yo dejaré en medio de ti, pueblo mío, un puñado de gente pobre y humilde. Este resto de Israel confiará en el nombre del Señor. No cometerá maldades ni dirá mentiras; no se hallará en su boca una lengua embustera. Permanecerán tranquilos y descansarán sin que nadie los moleste".

Palabra de Dios.

Te alabamos, Señor.

Del salmo 145

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R/. Dichosos los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los cielos.

El Señor siempre es fiel a su palabra, y es quien hace justicia al oprimido; él proporciona pan a los hambrientos y libera al cautivo. R/.

Abre el Señor los ojos de los ciegos y alivia al agobiado. Ama el Señor al hombre justo y toma al forastero a su cuidado. R/.

A la viuda y al huérfano sustenta y trastorna los planes del inicuo. Reina el Señor eternamente, reina tu Dios, oh Sión, reina por siglos. R/.

Dios ha elegido a los débiles del mundo.

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De la primera carta del apóstol san Pablo a los corintios: 1, 26-31

Hermanos: Consideren que entre ustedes, los que han sido llamados por Dios, no hay muchos sabios, ni muchos poderosos, ni muchos nobles, según los criterios humanos. Pues Dios ha elegido a los ignorantes de este mundo, para humillar a los sabios; a los débiles del mundo, para avergonzar a los fuertes; a los insignificantes y despreciados del mundo, es decir, a los que no valen nada, para reducir a la nada a los que valen; de manera que nadie pueda presumir delante de Dios.

En efecto, por obra de Dios, ustedes están injertados en Cristo Jesús, a quien Dios hizo nuestra sabiduría, nuestra justicia, nuestra santificación y nuestra redención. Por lo tanto, como dice la Escritura: El que se gloría, que se gloríe en el Señor.

Palabra de Dios.

Te alabamos, Señor.

ACLAMACIÓN  Mt 5, 12

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R/. Aleluya, aleluya.

Alégrense y salten de contento, porque su premio será grande en los cielos. R/.

Dichosos los pobres de espíritu.

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Del santo Evangelio según san Mateo: 5, 1-12

En aquel tiempo, cuando Jesús vio a la muchedumbre, subió al monte y se sentó. Entonces se le acercaron sus discípulos. Enseguida comenzó a enseñarles y les dijo:

"Dichosos los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los cielos. Dichosos los que lloran, porque serán consolados. Dichosos los sufridos, porque heredarán la tierra. Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados. Dichosos los misericordiosos, porque obtendrán misericordia. Dichosos los limpios de corazón, porque verán a Dios. Dichosos los que trabajan por la paz, porque se les llamará hijos de Dios. Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los cielos.

Dichosos serán ustedes, cuando los injurien, los persigan y digan cosas falsas de ustedes por causa mía. Alégrense y salten de contento, porque su premio será grande en los cielos".

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

Credo

PLEGARIA UNIVERSAL

Presentemos al Padre nuestras súplicas, con el corazón abierto  al mundo entero.

A cada petición diremos: Padre, escúchanos.

Por la Iglesia, por todos los que, en cualquier lugar del mundo, quieren seguir el Evangelio de Jesucristo. Oremos.

Por los monasterios de vida contemplativa, y por los monjes y monjas que allí viven dedicados a la oración y la alabanza a Dios. Oremos.

Por los gobernantes del mundo y de nuestro país, por los políticos, por los responsables de la economía, y por los trabajadores de la administración pública. Oremos.

Por los países que viven sometidos a la tragedia del hambre o de la guerra. Oremos.

Por los que estamos reunidos en la fe y en la caridad. Oremos.

Escucha, Padre, nuestra oración, y concédenos seguir siempre el camino de felicidad que nos ha mostrado tu Hijo Jesucristo, que contigo vive y reina por los siglos de los siglos.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Recibe, Señor, complacido, estos dones que ponemos sobre tu altar en señal de nuestra sumisión a ti y conviértelos en el sacramento de nuestra redención. Por Jesucristo nuestro Señor.

Prefacio para los domingos del Tiempo ordinario.

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Sal 30,17-18

Vuelve, Señor tus ojos a tu siervo y sálvame por tu misericordia. A ti, Señor me acojo, que no quede yo nunca defraudado.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Te rogamos, Señor, que, alimentados con el don de nuestra redención, este auxilio de salvación eterna afiance siempre nuestra fe en la verdad. Por Jesucristo nuestro Señor.


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El domingo pasado reflexionábamos sobre el Reino de Dios, un Reino, que debe ser anunciado a todos los hombres. Hoy, ésto se concreta en las Bienaventuranzas, -las pautas para alcanzar la felicidad-, que a su vez, son exigentes. No hay felicidad sin conversión interior y si hay conversión interior, debe haber cambio social. Buscar la felicidad, es una de las ansias principales de los hombres, pero esta palabra tiene muchos significados, según uno sea niño, anciano, joven, adulto, e incluso a la cultura que pertenezca. Los criterios son muy variados y lo que uno considera ser feliz, a otro puede dejarle indiferente.
Jesús nos propone una serie de actitudes, para hacer presente el Reino. Unas hacen referencia a nuestro interior: La pobreza en el espíritu, la no violencia, la limpieza de corazón, la misericordia, el hambre y sed de la justicia. El que está lleno de cosas no necesita nada, es verdad, que el dinero no da la felicidad, pero en ocasiones ayuda a ella. El tema por lo tanto, no es la pobreza, que en sí es mala, sino algo más profundo. Se trata de sentirse aprendiz de todo, indigente, peregrino, en actitud de búsqueda, sentirse pobre como hombre, sólo el que se siente así, puede ser llenado de algo. Y se trata de optar por los pobres, a ellos les pertenece el Reino, seremos felices si nos convertimos y compartimos.
De esta riqueza interior, vendrá la no violencia y la limpieza de corazón. Es el espíritu de lucha por conseguir algo: el trabajo, el pan, la dignidad, la libertad…; pero sin odios, sin armas, sin mentiras, sin fraude, sin corrupción. Estas dos actitudes, son hermanas de la misericordia (que este año pasado hemos celebrado), que no es otra cosa, que el amor sin límites. Amar siempre, devolver bien por mal, perdonar, no llevar la cuenta. Eso nos producirá hambre y sed de la justicia, como a los antiguos profetas. Nos lo recuerda en la primera lectura Sofonías: “Buscad la justicia”.
Pero estas posturas interiores, no pueden ser tales, sino en relación con lo social, lo comunitario. Por eso, las siguientes Bienaventuranzas: los que trabajan por la paz, los perseguidos por causa de la justicia, los que sean insultados y calumniados por su causa. Ningún hombre, puede sentirse feliz en medio de esclavos y menos aún haciendo esclavos, o viviendo y viendo a su alrededor el odio y la guerra. La teoría es fácil y hermosa. La práctica, es mil veces más bonita, pero infinitamente más difícil. Hay una paradoja; todo: la persecución, el insulto, el trabajo, la calumnia, el dolor…, pueden ser motivo de felicidad. Si desde la fuerza interior, de la que hablábamos en las primeras bienaventuranzas, se da sentido a la existencia, mirando más allá, a la comunidad y convirtiendo a las personas concretas, en el centro del gran ideal del Reino.
San Pablo, en la segunda lectura de hoy a los Corintios, nos dice: “Fijaos en vuestra asamblea, no hay en ella muchos sabios en lo humano, ni muchos poderosos, ni muchos aristócratas; todo lo contrario, lo necio del mundo lo ha escogido Dios para humillar a los sabios”, “ Aún más, ha escogido a la gente baja del mundo, lo despreciable, lo que no cuenta, para anular a lo que cuenta, de modo que nadie pueda gloriarse en la presencia del Señor” . Es un detalle importante, cualquiera: un dirigente obrero, uno de la plataforma de la PAH, las abuelas tan fieles… En cualquier conversación, con nombres y palabras aparentemente pobres, podemos distinguir la presencia del Reino.
¿Alguna vez se nos anunció un evangelio más hermoso? Es el evangelio de la felicidad, a la que hemos sido llamados. Saquemos las consecuencias y vivamos en la libertad de los hijos de Dios. De las bienaventuranzas se desglosará toda la Doctrina Social de la Iglesia: el bien común, el destino universal de los bienes, la participación, la primacía de la persona, la paz, la subsidiaridad, en definitiva, el buscar que el evangelio se cumpla en nuestras vidas. Ser feliz implica estas cosas.