LECTURAS DEL MIÉRCOLES XXXIV DEL T. ORDINARIO 23 DE NOVIEMBRE BEATO MIGUEL AGUSTÍN PRO PRESBÍTERO Y MÁRTIR (ROJO)
Si se mantienen firmes, conseguirán la vida.
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sab 10, 12
El Señor le concedió un duro combate, para que supiera vencer, porque la sabiduría es más poderosa que todo.
ORACIÓN COLECTA
Dios
y Padre nuestro, que concediste a tu siervo Miguel Agustín Pro, en su
vida y en su martirio, buscar ardientemente tu mayor gloria y la
salvación de los hombres, concédenos, a ejemplo suyo, servirte y
glorificarte cumpliendo nuestras obligaciones diarias con fidelidad y
alegría y ayudando eficazmente a nuestros prójimos. Por nuestro Señor
Jesucristo…
LITURGIA DE LA PALABRA
Cantaban el cántico de Moisés y el cántico del Cordero.
Del libro del Apocalipsis del apóstol san Juan: 15, 1-4
Yo,
Juan, tuve una visión: Vi en el cielo otra gran señal maravillosa: Eran
siete ángeles, portadores de las últimas siete plagas, con las cuales
Dios pondrá fin a su cólera.
Vi
también una especie de mar de cristal, mezclado con fuego; y los
vencedores de la bestia, de su estatua y del número simbólico de su
nombre, estaban de pie junto al mar de cristal, con las cítaras que Dios
les había dado, y cantaban el cántico de Moisés, el siervo de Dios, y
el cántico del Cordero, diciendo: "Grandes y maravillosas son tus obras,
Señor, Dios todopoderoso; justo y verdadero tu proceder, rey de las
naciones. ¿Quién no te respetará, Señor? ¿Quién no te alabará? Ya que
sólo tú eres santo, y todas las naciones vendrán a adorarte, porque tus
justas sentencias han quedado patentes".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Del salmo 97
R/. Señor, tus obras son maravillosas.
Cantemos al Señor un canto nuevo, pues ha hecho maravillas. Su diestra y su santo brazo le han dado la victoria. R/.
El
Señor ha dado a conocer su victoria y ha revelado a las naciones su
justicia. Una vez más ha demostrado Dios su amor y su lealtad hacia
Israel. R/.
Alégrese
el mar y el mundo submarino, el orbe y todos los que en él habitan. Que
los ríos estallen en aplausos y las montañas salten de alegría. R/.
Regocíjese
todo ante el Señor, porque ya viene a gobernar el orbe. Justicia y
rectitud serán las normas con las que rija a todas las naciones. R/.
ACLAMACIÓN Ap 2, 10
R/. Aleluya, aleluya.
Sé fiel hasta la muerte y te daré como premio la vida, dice el Señor. R/.
Todos los odiarán a ustedes por causa mía. Sin embargo, ni un cabello de su cabeza perecerá.
Del santo Evangelio según san Lucas: 21, 12-19
En
aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Los perseguirán y los
apresarán, los llevarán a los tribunales y a la cárcel, y los harán
comparecer ante reyes y gobernadores, por causa mía. Con esto ustedes
darán testimonio de mí.
Grábense
bien que no tienen que preparar de antemano su defensa, porque yo les
daré palabras sabias, a las que no podrá resistir ni contradecir ningún
adversario de ustedes.
Los
traicionarán hasta sus propios padres, hermanos, parientes y amigos.
Matarán a algunos de ustedes, y todos los odiarán por causa mía. Sin
embargo, ni un cabello de su cabeza perecerá. Si se mantienen firmes,
conseguirán la vida".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Santifica,
Señor, con tu bendición, los dones que te presentamos, para que, por tu
gracias, nos inflamen en aquel fuego de tu amor con el que el beato
Miguel Agustín Pro venció en su cuerpo todos los tormentos. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Mt 10, 39
Quien pierda su vida por mí, dice el Señor, la salvará para siempre.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
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El sueño de que aparezca una humanidad perfecta y pura ha habitado siempre en el corazón de cada hombre; pero en algunas épocas, a causa de las circunstancias adversas, se ha agudizado. Ello ha dado lugar a las grandes utopías formuladas por los filósofos, desde Platón (con su República ideal) hasta grandes pensadores renacentistas (como el dominico italiano T. Campanella con su “ciudad del sol”), e incluso hasta teorías filosófico-políticas de los siglos XIX-XX que en realidad condujeron a grandes tragedias.
El AT, de forma retrospectiva e idealizada, contempla como aparición de un mundo nuevo la experiencia del Éxodo: fue la superación de la esclavitud en un país pagano y el paso a un desierto en el que Dios mismo alimentaba al pueblo con agua milagrosa y pan celestial. Naturalmente idealizaron el panorama, olvidando las penalidades inherentes al caminar por un desierto poblado de serpientes y escorpiones. El regreso del exilio de Babilonia (año 538) será contemplado como un nuevo éxodo.
En la misma línea, el Apocalipsis del NT imagina la liberación definitiva de la humanidad como un éxodo aún más glorioso: es liderado no ya por Moisés, sino por el Cordero vencedor, y no se atraviesa el salitroso mar rojo ni el árido desierto, sino un indescriptible mar de vidrio incandescente, en una procesión festiva de los redimidos, al son de cítaras: se ensamblan en uno solo el cántico de Moisés y el del Cordero.
La contrapartida es la destrucción de los poderes enemigos: los tatuados con el nombre y la cifra de la bestia infernal perecen junto con ella. Y esto nos permite conectar con el discurso apocalíptico del evangelio de Lucas: los elegidos sufren persecución, procesos judiciales injustos, rechazo incluso por parte de los parientes y allegados… Pero Dios no tiene olvidado ni uno de sus cabellos, sólo se les pide perseverancia… Es la actitud con que dice Pablo de Tarso: “Todo lo puedo en Aquel que me conforta” (Filip 4,13), o “sé de Quién me he fiado” (2Tim 1,12).
La comunidad para la que se escribe el tercer evangelio tiene mucho en común con la nuestra. Como aquellos creyentes, también nosotros tenemos nuestra historia de sufrimiento, padecemos infortunios y rechazos, a veces contratiempos incomprensibles. Por ello a veces nos acecha la duda o tentación respecto de la fidelidad de Dios, de si vale la pena seguir creyendo y practicando. Más aún, en la época de la velocidad y las prisas en que vivimos, quisiéramos una respuesta inmediata. Pero las obras de filigrana requieren tiempo y calma, maduración. La consigna que da Lucas a su comunidad debe ser válida también para nosotros: conservar el buen ánimo, la entereza, la paciencia, y no perder de vista el horizonte final: “salvaréis vuestras almas”. El salmista lo había escrito siglos antes: “aunque el justo sufra muchos males, de todo le libra el señor .
Severiano Blanco cmf
Ciudad Redonda .