Misal del dia de hoy Martes 29 de Noviembre 2016 y Comentario al Evangelio

LECTURAS DEL MARTES I DE ADVIENTO 29 DE NOVIEMBRE (MORADO)


Dichosos los ojos que ven lo que ustedes ven.


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ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Za 14, 5. 7

Vendrá el Señor, mi Dios, y con él todos sus santos; y brillará en aquel día una gran luz.

ORACIÓN COLECTA

Señor Dios, muéstrate propicio a nuestras súplicas y concede, a quienes están en aflicción, el auxilio de tu amor, para que, consolados por la presencia de tu Hijo que ya viene, no nos manche algún contagio del antiguo pecado. Por nuestro Señor Jesucristo…

LITURGIA DE LA PALABRA

El espíritu del Señor se posará sobre él.

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Del libro del profeta Isaías: 11, 1-10

En aquel día, brotará un renuevo del tronco de Jesé, un vástago florecerá de su raíz. Sobre él se posará el espíritu del Señor, espíritu de sabiduría e inteligencia, espíritu de consejo y fortaleza, espíritu de piedad y temor de Dios.

No juzgará por apariencias, ni sentenciará de oídas; defenderá con justicia al desamparado y con equidad dará sentencia al pobre; herirá al violento con el látigo de su boca, con el soplo de sus labios matará al impío. Será la justicia su ceñidor, la fidelidad apretará su cintura. Habitará el lobo con el cordero, la pantera se echará con el cabrito, el novillo y el león pacerán juntos y un muchachito los apacentará. La vaca pastará con la osa y sus crías vivirán juntas. El león comerá paja con el buey.

El niño jugará sobre el agujero de la víbora; la criatura meterá la mano en el escondrijo de la serpiente. No harán daño ni estrago por todo mi monte santo, porque así como las aguas colman el mar, así está lleno el país de la ciencia del Señor. Aquel día la raíz de Jesé se alzará como bandera de los pueblos, la buscarán todas las naciones y será gloriosa su morada.

Palabra de Dios.

Te alabamos, Señor.

Del salmo 71

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R/. Ven, Señor, rey de justicia y de paz.

Comunica, Señor, al rey tu juicio, y tu justicia al que es hijo de reyes; así tu siervo saldrá en defensa de tus pobres y regirá a tu pueblo justamente. R/.

Florecerá en sus días la justicia y reinará la paz, era tras era. De mar a mar se extenderá su reino y de un extremo al otro de la tierra. R/.

Al débil librará del poderoso y ayudará al que se encuentra sin amparo; se apiadará del desvalido y pobre y salvará la vida al desdichado. R/.

Que bendigan al Señor eternamente, y tanto como el sol, viva su nombre. Que él sea la bendición del mundo entero y lo aclamen dichoso las naciones. R/.

ACLAMACIÓN

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R/. Aleluya, aleluya.

Ya viene el Señor, nuestro Dios, con todo su poder para iluminar los ojos de sus hijos. R/.

Jesús se llenó de júbilo en el Espíritu Santo.

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Del santo Evangelio según san Lucas: 10, 21-24

En aquella misma hora Jesús se llenó de júbilo en el Espíritu Santo y exclamó: "¡Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y a los entendidos, y las has revelado a la gente sencilla! ¡Gracias, Padre, porque así te ha parecido bien! Todo me lo ha entregado mi Padre y nadie conoce quién es el Hijo, sino el Padre; ni quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar".

Volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte: "Dichosos los ojos que ven lo que ustedes ven. Porque yo les digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven y no lo vieron, y oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron".

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Que te sean agradables, Señor, nuestras humildes súplicas y ofrendas, y puesto que no tenemos méritos en qué apoyarnos, nos socorra el poderoso auxilio de tu benevolencia. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Prefacio I o III de Adviento.

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. 2 Tm 4, 8

El Señor, justo juez, dará la corona merecida, a todos los que esperan con amor su venida gloriosa.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Saciados por el alimento que nutre nuestro espíritu, te rogamos, Señor, que, por nuestra participación en estos misterios, nos enseñes a valorar sabiamente las cosas de la tierra y a poner nuestro corazón en las del cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor.


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El profeta Isaías anuncia de parte de Dios un gran regalo para su pueblo: “brotará un renuevo del tronco de Jesé, y de su raíz florecerá un vástago. Sobre él se posará el espíritu del Señor: espíritu de prudencia y sabiduría, espíritu de consejo y valentía, espíritu de ciencia y temor del Señor. Le inspirará el temor del Señor”. La liturgia ha seleccionado estas palabras para la Misa de hoy porque ve en ellas como un anticipo de la plenitud que nos traerá el nacimiento de Jesús. El Espíritu Santo ha estado actuando siempre en la humanidad. Se ha ido manifestando a través de los profetas como nos lo demuestra el texto que leemos hoy. Y  Jesús no sólo lo hará presente a través de sus palabras y acciones, sino que nos lo enviará en toda su plenitud el día de Pentecostés.
En el evangelio de hoy leemos: “En aquel tiempo, lleno de la alegría del Espíritu Santo, exclamó Jesús: «Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y a los entendidos, y las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, porque así te ha parecido bien”.
Los discípulos acaban de realizar  la misión que Jesús les ha encomendado recorriendo los pueblos y aldeas de la región. Ellos regresan felices porque todo ha ido bien. Jesús, por su parte, estalla de alegría impulsado por el Espíritu al ver cómo el Reinado de Dios comienza a manifestarse en la acogida y la buena voluntad  de la gente más sencilla y sin prejuicios.
En esta gozosa oración Jesús anuncia que también el hombre o la mujer más humilde puede conocer los secretos más hermosos de la fe cristiana, porque son capaces de mirar con ojos limpios las obras que Jesús realiza.
Yo viví una experiencia muy hermosa visitando hace años a un hombre muy pobre y enfermo en las cuevas del castillo de Jumilla, en España. Me contó su vida llena de sufrimientos hasta verse obligado a vivir  recogido como un animalito solo en aquella  cueva. Como resumen de todo lo que había aprendido en la vida me dijo: “Padre, si alguien me hace un mal, yo siempre le voy a perdonar”. Al oír estas palabras yo sentí como un estremecimiento, como si estuviera escuchando a un santo. No tenía nada de valor alrededor de aquella humilde cama, sólo una fe muy viva en la Palabra de Jesús  clavado en la cruz. Yo había ido a hablarle de la confianza en Dios y del perdón, y era él quien me estaba demostrando que no sólo había entendido el mensaje de Jesús, sino que lo estabaviviendo postrado en aquel catre dentro de una cueva .

Carlos Latorre
Ciudad Redonda