Misal del dia de hoy Domingo 6 de Noviembre 2016 y Comentario al Evangelio

LECTURAS DEL DOMINGO XXXII DEL T. ORDINARIO 6 DE NOVIEMBRE (VERDE)


Ahora bien, cuando llegue la resurrección, ¿de cuál de ellos será esposa la mujer, pues los siete estuvieron casados con ella?".


clip_image001




ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 87, 3

Que llegue hasta ti mi súplica, Señor, inclina tu oído a mi clamor.

GLORIA
ORACIÓN COLECTA

Dios omnipotente y misericordioso, aparta de nosotros todos los males, para que, con el alma y el cuerpo bien dispuestos, podamos con libertad de espíritu cumplir lo que es de tu agrado. Por nuestro Señor Jesucristo…

LITURGIA DE LA PALABRA

El rey del universo nos resucitará para una vida eterna.

clip_image002
Del segundo libro de los Macabeos: 7, 1-2. 9-14

En aquellos días, arrestaron a siete hermanos junto con su madre. El rey Antíoco Epífanes los hizo azotar para obligarlos a comer carne de puerco, prohibida por la ley. Uno de ellos, hablando en nombre de todos, dijo: "¿Qué quieres saber de nosotros? Estamos dispuestos a morir antes que quebrantar la ley de nuestros padres".

El rey se enfureció y lo mandó matar. Cuando el segundo de ellos estaba para morir, le dijo al rey: "Asesino, tú nos arrancas la vida presente, pero el rey del universo nos resucitará a una vida eterna, puesto que morimos por fidelidad a sus leyes".

Después comenzaron a burlarse del tercero. Presentó la lengua como se lo exigieron, extendió las manos con firmeza y declaró confiadamente: "De Dios recibí estos miembros y por amor a su ley los desprecio, y de él espero recobrarlos".

El rey y sus acompañantes quedaron impresionados por el valor con que aquel muchacho despreciaba los tormentos.

Una vez muerto éste, sometieron al cuarto a torturas semejantes. Estando ya para expirar, dijo: "Vale la pena morir a manos de los hombres, cuando se tiene la firme esperanza de que Dios nos resucitará. Tú, en cambio, no resucitarás para la vida".

Palabra de Dios.

Te alabamos, Señor.

Del salmo 16

clip_image003R/. Al despertar, Señor, contemplaré tu rostro.

Señor, hazme justicia y a mi clamor atiende; presta oído a mi súplica, pues mis labios no mienten. R/.

Mis pies en tus caminos se mantuvieron firmes, no tembló mi pisada. A ti mi voz elevo, pues sé que me respondes. Atiéndeme, Dios mío, y escucha mis palabras. R/.

Protégeme, Señor, como a las niñas de tus ojos, bajo la sombra de tus alas escóndeme, pues yo, por serte fiel, contemplaré tu rostro y al despertarme, espero saciarme de tu vista. R/.

Que el Señor disponga los corazones de ustedes para toda clase de obras buenas y de buenas palabras.

clip_image005
De la segunda carta del apóstol san Pablo a los tesalonicenses: 2,16-3, 5

Hermanos: Que el mismo Señor nuestro, Jesucristo, y nuestro Padre Dios, que nos ha amado y nos ha dado gratuitamente un consuelo eterno y una feliz esperanza, conforten los corazones de ustedes y los dispongan a toda clase de obras buenas y de buenas palabras.

Por lo demás, hermanos, oren por nosotros para que la palabra del Señor se propague con rapidez y sea recibida con honor, como aconteció entre ustedes. Oren también para que Dios nos libre de los hombres perversos y malvados que nos acosan, porque no todos aceptan la fe.

Pero el Señor, que es fiel, les dará fuerza a ustedes y los librará del maligno. Tengo confianza en el Señor de que ya hacen ustedes y continuarán haciendo cuanto les he mandado. Que el Señor dirija su corazón para que amen a Dios y esperen pacientemente la venida de Cristo.

Palabra de Dios.  

Te alabamos, Señor.

ACLAMACIÓN  Ap 1, 5. 6

clip_image007







R/. Aleluya, aleluya.

Jesucristo es el primogénito de entre los muertos; a él sea dada la gloria y el poder por siempre. R/.

Dios no es Dios de muertos, sino de vivos.

clip_image008
Del santo Evangelio según san Lucas: 20, 27-38

En aquel tiempo, se acercaron a Jesús algunos saduceos. Como los saduceos niegan la resurrección de los muertos, le preguntaron: "Maestro, Moisés nos dejó escrito que si alguno tiene un hermano casado que muere sin haber tenido hijos, se case con la viuda para dar descendencia a su hermano. Hubo una vez siete hermanos, el mayor de los cuales se casó y murió sin dejar hijos. El segundo, el tercero y los demás, hasta el séptimo, tomaron por esposa a la viuda y todos murieron sin dejar sucesión. Por fin murió también la viuda. Ahora bien, cuando llegue la resurrección, ¿de cuál de ellos será esposa la mujer, pues los siete estuvieron casados con ella?".

Jesús les dijo: "En esta vida, hombres y mujeres se casan, pero en la vida futura, los que sean juzgados dignos de ella y de la resurrección de los muertos, no se casarán ni podrán ya morir, porque serán como los ángeles e hijos de Dios, pues él los habrá resucitado.

Y que los muertos resucitan, el mismo Moisés lo indica en el episodio de la zarza, cuando llama al Señor, Dios de Abraham, Dios de Isaac, Dios de Jacob. Porque Dios no es Dios de muertos, sino de vivos, pues para él todos viven".

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

Credo

PLEGARIA UNIVERSAL

Oremos, hermanos, por todos los hombres y por sus necesidades, para que nunca falte a nadie la ayuda de nuestra caridad y digamos confiadamente: Te rogamos, Señor.

Para que la Iglesia viva en paz, crezca constantemente, se extienda por todo el mundo y persevere con alegría en la presencia del Señor, confortada por el Espíritu Santo, roguemos al Señor.

Para que el Señor conceda a los que gobiernan el espíritu de sabiduría y de prudencia, a fin de que rijan a sus pueblos pensando en la paz común y en el bien y la prosperidad de sus súbditos, roguemos al Señor.

Para que Dios Padre libere al mundo de toda falsedad, hambre y miseria, y auxilie a los perseguidos, a los encarcelados y a los que son tratados injustamente,roguemos al Señor.

Para que todos nosotros realicemos nuestro trabajo con espíritu cristiano y consigamos frutos abundantes por nuestras obras, roguemos al Señor.

Señor Dios, dueño supremo de la vida y autor de la resurrección, delante del cual hasta los muertos viven, escucha nuestras oraciones y haz que la palabra de tu Hijo, sembrada en nuestros corazones, germine y dé fruto abundante y que todos seamos confirmados en la esperanza de la resurrección y la vida eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Señor, mira con bondad este sacrificio, y concédenos alcanzar los frutos de la pasión de tu Hijo, que ahora celebramos sacramentalmente. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.

Prefacio dominical.

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Sal 22, 1-2

El Señor es mi pastor, nada me falta; en verdes praderas me hace recostar; me conduce hacia fuentes tranquilas.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Alimentados con estos sagrados dones, te damos gracias, Señor, e imploramos tu misericordia, para que, por la efusión de tu Espíritu, cuya eficacia celestial recibimos, nos concedas perseverar en la gracia de la verdad. Por Jesucristo, nuestro Señor.


https://www.facebook.com/snfranciscoxavier.comunidadcatolica 


Hemos celebrado en esta semana, la fiesta de Todos los Santos y de los Difuntos, algunos se han empeñado, en sacar a la luz la polémica de la incineración y las cenizas de los que han muerto. Inoportunos, tanto la Congregación de la Doctrina de la Fe, como los comentarios, sobre todo, en este Año de la Misericordia que termina y es preciso poner más la atención en los vivos, que en los muertos, nos lo dice la última frase del Evangelio de hoy: “No es Dios de muertos, sino de vivos; porque para él todos están vivos”.
Los saduceos negaban la resurrección, que hoy sigue siendo la piedra de toque de nuestra fe cristiana, es un hecho que muchos de los bautizados, no son capaces de dar el paso a lo que hay después de la muerte. Incluso otros, por aquella filosofía de la separación entre el cuerpo y el alma, siguen pensando que aquí se queda el cuerpo, como es evidente, y el alma es la que resucita o sube al cielo. No es fácil el tema, la vida después de la muerte es de otra manera, una nueva creación, que en ocasiones, lleva a los propios discípulos a no reconocer ni al propio Jesús resucitado, creían ver un fantasma.
Por eso, le proponen en el texto una situación tan absurda, la de mujer casada con siete hermanos, cumpliendo la ley de Moisés: “Cuando llegue la resurrección, ¿de cuál de ellos será la mujer? Porque los siete han estado casados con ella”, podría darse, pero el objetivo es ridiculizar la creencia en la resurrección. Lo mismo le ocurrió a San Pablo en el areópago de Atenas, cuando se puso a hablar de la vida futura,  se rieron y respondieron: “de eso ya te oiremos hablar mañana”. En un mundo tan pragmático, la vida terrena parece ser lo único que importa y en ocasiones ni ésta, sólo nuestra propia vida.
Lo que Jesús deja claro, es que nuestro Dios, es el Dios de la vida y por eso, para los que mueren, su destino no es la muerte, sino la vida. Con la muerte no acaba la vida, esta sigue adelante: “Y son hijos de Dios, porque son hijos de la resurrección”. No sabemos muy bien cómo será esto, la otra vida es inimaginable, distinta de la de aquí abajo. Casi todo lo que se refiere a Dios, sobrepasa nuestra inteligencia y esto nos da la posibilidad de creer o no creer, de transcenderse,  de pensar que nuestra vida siempre está en sus manos y que sus promesas se cumplen.
En la muerte perdemos y ganamos, es como el día que venimos al mundo, un nuevo nacimiento: (se puede contar la historia aquella, de lo que pensaba el niño antes de nacer: con lo bien que estoy aquí calentito y comiendo bien, ¿quién me acogerá y se ocupará de mi cuando nazca, quién me abrazará y me dará cariño?) y al nacer siempre tenemos una madre y padre que nos cuidan, es el mismo respeto y las mismas preguntas, que tenemos ante la muerte y esperamos que un Padre-Madre nos acoja y nos abrace.
El argumento final que hace Jesús, está tomado de la Palabra de Dios, que leían los saduceos: “Y que los muertos resucitan, lo indicó Moisés en el episodio de la zarza, cuando llama al Señor: Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob”. Si estuvieran muertos definitivamente, esta invocación bíblica no tendría sentido, nuestro Dios tiene nombres de personas concretas, es la fe que alienta en la primera lectura de los Macabeos, a los siete hermanos: “Vale la pena morir a manos de los hombres, cuando se tiene la esperanza de que Dios mismo nos resucitará. Tú, en cambio, no resucitarás para la vida”.
Si morir, como decía Karl Rahner, es dejar un hueco para los que vienen detrás y es el último acto de amor que podemos hacer en este mundo, esperar en la resurrección, es un acto de esperanza que proclamamos en cada eucaristía, en la que celebramos la muerte y la resurrección de Jesús. Si Dios es el Dios de la vida, estamos convocados a vivir y a dejar vivir, a crear vida, que nadie se encierre en la muerte, los cristianos confesamos que la vida no termina, se transforma.