LECTURAS DEL DOMINGO DE LA SOLEMNIDAD DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO REY DEL UNIVERSO 20 DE NOVIEMBRE (BLANCO)
"Éste es el rey de los judíos".
ANTÍFONA DE ENTRADA Ap 5, 12; 1, 6
Digno
es el Cordero que fue inmolado, de recibir el poder y la riqueza, la
sabiduría, la fuerza y el honor. A Él la gloria y el imperio por los
siglos de los siglos.
Se dice Gloria.
ORACIÓN COLECTA
Dios
todopoderoso y eterno, que quisiste fundamentar todas las cosas en tu
Hijo muy amado, Rey del universo, concede, benigno, que toda la
creación, liberada de la esclavitud del pecado, sirva a tu majestad y te
alabe eternamente. Por nuestro Señor Jesucristo…
LITURGIA DE LA PALABRA
Ungieron a David como rey de Israel.
Del segundo libro de Samuel: 5,1-3
En
aquellos días, todas las tribus de Israel fueron a Hebrón a ver a
David, de la tribu de Judá, y le dijeron: "Somos de tu misma sangre. Ya
desde antes, aunque Saúl reinaba sobre nosotros, tú eras el que conducía
a Israel, pues ya el Señor te había dicho: ‘Tú serás el pastor de
Israel, mi pueblo; tú serás su guía’ ".
Así
pues, los ancianos de Israel fueron a Hebrón a ver a David, rey de
Judá. David hizo con ellos un pacto en presencia del Señor y ellos lo
ungieron como rey de todas las tribus de Israel.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Del salmo 121
R/. Vayamos con alegría al encuentro del Señor.
¡Qué
alegría sentí cuando me dijeron: "Vayamos a la casa del Señor"! Y hoy
estamos aquí, Jerusalén, jubilosos, delante de tus puertas. R/.
A
ti, Jerusalén, suben las tribus, las tribus del Señor, según lo que a
Israel se le ha ordenado, para alabar el nombre del Señor. R/.
Por
el amor que tengo a mis hermanos, voy a decir: "La paz sea contigo". Y
por la casa del Señor, mi Dios, pediré para ti todos los bienes. R/.
Dios nos ha trasladado al Reino de su Hijo amado.
De la carta del apóstol san Pablo a los colosenses: 1, 12-20
Hermanos:
Demos gracias a Dios Padre, el cual nos ha hecho capaces de participar
en la herencia de su pueblo santo, en el reino de la luz.
Él
nos ha liberado del poder de las tinieblas y nos ha trasladado al Reino
de su Hijo amado, por cuya sangre recibimos la redención, esto es, el
perdón de los pecados.
Cristo
es la imagen de Dios invisible, el primogénito de toda la creación,
porque en él tienen su fundamento todas las cosas creadas, del cielo y
de la tierra, las visibles y las invisibles, sin excluir a los tronos y
dominaciones, a los principados y potestades. Todo fue creado por medio
de él y para él.
Él
existe antes que todas las cosas, y todas tienen su consistencia en él.
Él es también la cabeza del cuerpo, que es la Iglesia. Él es el
principio, el primogénito de entre los muertos, para que sea el primero
en todo.
Porque
Dios quiso que en Cristo habitara toda plenitud y por él quiso
reconciliar consigo todas las cosas, del cielo y de la tierra, y darles
la paz por medio de su sangre, derramada en la cruz.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
ANTES DEL EVANGELIO Mc 11, 9. 10
R/. Aleluya, aleluya.
¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Bendito el reino que llega, el reino de nuestro padre David! R/.
Señor, cuando llegues a tu Reino, acuérdate de mí.
Del santo Evangelio según san Lucas: 23, 35-43
Cuando
Jesús estaba ya crucificado, las autoridades le hacían muecas,
diciendo: "A otros ha salvado; que se salve así mismo, si él es el
Mesías de Dios, el elegido".
También
los soldados se burlaban de Jesús, y acercándose a él, le ofrecían
vinagre y le decían: "Si tú eres el rey de los judíos, sálvate a ti
mismo". Había, en efecto, sobre la cruz, un letrero en griego, latín y
hebreo, que decía: "Éste es el rey de los judíos".
Uno
de los malhechores crucificados insultaba a Jesús, diciéndole: "Si tú
eres el Mesías, sálvate a ti mismo y a nosotros". Pero el otro le
reclamaba, indignado: "¿Ni siquiera temes tú a Dios, estando en el mismo
suplicio? Nosotros justamente recibimos el pago de lo que hicimos. Pero
éste ningún mal ha hecho". Y le decía a Jesús: "Señor, cuando llegues a
tu Reino, acuérdate de mí". Jesús le respondió: "Yo te aseguro que hoy
estarás conmigo en el paraíso".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Credo
PLEGARIA UNIVERSAL
Unidos a Jesucristo, que es nuestro camino y nuestra vida, presentemos nuestras plegarias al Padre.
Después de cada petición diremos: Padre misericordioso, escúchanos.
Por
toda la Iglesia. Que la experiencia de este Año Santo de la
Misericordia, que hoy concluimos, rinda abundantes frutos y nos ayude a
crecer en el conocimiento y la fidelidad a Jesucristo. Oremos.
Por el Papa Francisco. Que Dios lo llene siempre del gozo de la fe y la esperanza. Oremos.
Por
los que se preparan para el ministerio presbiteral. Que la entrega de
Jesucristo hasta la muerte sea siempre para ellos modelo y guía.
Oremos.
Por
los responsables de la política y la economía de las naciones. Que se
conviertan y trabajen para que el bienestar alcance a todos, como es el
deseo de Dios. Oremos.
Por
nosotros. Que crezca en el corazón de cada uno la misericordia, la
generosidad, el espíritu de servicio y el amor a los pobres para que el
mundo se asemeje más a los deseos del corazón de Jesús, Rey del
universo. Oremos.
Escucha,
Padre, nuestra oración, y condúcenos al Reino de tu Hijo amado,
Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo por los siglos de los
siglos.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Al
ofrecerte, Señor, el sacrificio de la reconciliación humana, te
suplicamos humildemente que tu Hijo conceda a todos los pueblos los
dones de la unidad y de la paz. Él, que vive y reina por los siglos de
los siglos.
PREFACIO
En
verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias
siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y
eterno. Porque has ungido con el óleo de la alegría, a tu Hijo único,
nuestro Señor Jesucristo, como Sacerdote eterno y Rey del universo, para
que, ofreciéndose a sí mismo como víctima perfecta y pacificadora en el
altar de la cruz, consumara el misterio de la redención humana; y,
sometiendo a su poder la creación entera, entregara a tu majestad
infinita un Reino eterno y universal: Reino de la verdad y de la vida,
Reino de la santidad y de la gracia, Reino de la justicia, del amor y de
la paz.
Por
eso, con los ángeles y los arcángeles y con todos los coros
celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria: Santo, Santo,
Santo…
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Sal 28, 10-11
En su trono reinará el Señor para siempre y le dará a su pueblo la bendición de la paz.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
https://www.facebook.com/snfranciscoxavier.comunidadcatolica
Celebramos hoy dos acontecimientos.
Por una parte hoy la festividad de Jesucristo Rey del universo.
Por otra parte, la clausura del Jubileo de la Misericordia:
“El Año jubilar se concluirá en la solemnidad litúrgica de Jesucristo Rey del Universo, el 20 de noviembre de 2016. En ese día, cerrando la Puerta Santa, tendremos ante todo sentimientos de gratitud y de reconocimiento hacia la Santísima Trinidad por habernos concedido un tiempo extraordinario de gracia. Encomendaremos la vida de la Iglesia, la humanidad entera y el inmenso cosmos a la Señoría de Cristo, esperando que derrame su misericordia como el rocío de la mañana para una fecunda historia, todavía por construir con el compromiso de todos en el próximo futuro. ¡Cómo deseo que los años por venir estén impregnados de misericordia para poder ir al encuentro de cada persona llevando la bondad y la ternura de Dios! A todos, creyentes y lejanos, pueda llegar el bálsamo de la misericordia como signo del Reino de Dios que está ya presente en medio de nosotros”. (Papa Francisco: Bula n 5)
La liturgia le aplica nada menos que una parte del relato de la Pasión.
Un diálogo destructor.
Hay muchas maneras de destruir a los otros.
Tal vez la burla sea una de esas maneras de destruir a los demás.
Burlarse es rebajarle como persona.
Burlarse es destruir la propia dignidad.
Burlarse es desdibujar la propia personalidad.
Burlarse es desdibujar la propia identidad.
Burlarse es decirle alguien eres un mentiroso.
Burlarse es decirle a alguien que no es lo que dice ser.
Burlarse es borrar en alguien su propio ser, su propia dignidad.
Jesús termina como comenzó.
El proceso es el mismo:
Demostrando que es hijo de Dios.
Es la lucha interior entre negarse a sí mismo, pero demostrando la fidelidad a si mismo.
Es la humillación de los hombres diciendo que no eres.
Es la humillación delante los hombres, pero obedeciendo al Padre.
Al comienzo se daba la misma lógica:
Si eres hijo de Dios convierte las piedras en panes.
Si eres hijo de Dios échate abajo.
Mala es la cárcel. Pero peor es la cárcel del desprecio.
Mala es la muerte ¿pero no será peor morir como una mentira en el corazón de los demás?
¿Será por eso que todos buscamos tener una buena reputación ante los demás?
¿No será por eso que todos buscamos nos tengan por auténticos?
¿No será por eso que todos vivimos una especie de muerte cuando ya nadie cree en nosotros?
Y Jesús, antes de morir en la cruz muere en el corazón de todos:
En el corazón de la gente.
En el corazón de los soldados.
En el corazón de las autoridades.
En el corazón del ladrón.
Señor, tú subes a la cruz ya muerto en los corazones.
Señor, antes que en ti, ya estás muerto en el corazón de todos.
Malo es que a uno le maten en los brazos de la cruz.
¡Qué malo y humillante es que alguien te mate en su mente!
¡Qué malo y humillante es que alguien te mate en tu estima!
¡Qué malo y humillante es que alguien te mate en su corazón!
Y esto es la que todos realizamos en Jesús.
Un rey que entró en el mundo “rebajándose a sí mismo”.
Un rey que le ponen fin a su vida, y los jefes religiosos no creyéndole en su identidad.
Señor, dame el coraje de aceptar la humillación de los que no creen en mí.
Señor, gracias por los que no creen en mi vocación.
Señor, gracias por aquellos que no creen en mi celibato.
Señor, gracias por aquellos que no creen en mi verdad.
Porque así mi realeza se parecerá más a la tuya.
Ambos expresando la misericordia divina a todos.
¡Qué bien expresa el Papa Francisco esa realeza de Jesús! “El deseo de que los años por venir estén impregnados de misericordia, para poder ir al encuentro de cada persona, llevando la bondad y la ternura de Dios”.
¿Qué otra cosa es la Cruz y la muerte como crucificado que la misericordia divina frente a la dureza del corazón humano?
“El bálsamo de la misericordia como signo del Reino de Dios que está ya presente en medio de nosotros”.