LECTURAS DEL DOMINGO XXXIII DEL T. ORDINARIO 13 DE NOVIEMBRE (VERDE)
"Días vendrán en que no quedará piedra sobre piedra de todo esto que están admirando; todo será destruido".
ANTÍFONA DE ENTRADA Jr 29, 1 1. 12. 14
Yo
tengo designios de paz, no de aflicción, dice el Señor. Ustedes me
invocarán y yo los escucharé y los libraré de la esclavitud donde quiera
que se encuentren.
ORACIÓN COLECTA
Concédenos,
Señor, Dios nuestro, alegrarnos siempre en tu servicio porque la
profunda y verdadera alegría está en servirte siempre a ti, autor de
todo bien. Por nuestro Señor Jesucristo…
LITURGIA DE LA PALABRA
Brillará para ustedes el sol de justicia.
Del libro del profeta Malaquías: 3, 19-20
"Ya
viene el día del Señor, ardiente como un horno, y todos los soberbios y
malvados serán como la paja. El día que viene los consumirá, dice el
Señor de los ejércitos, hasta no dejarles ni raíz ni rama. Pero para
ustedes, los que temen al Señor, brillará el sol de justicia, que les
traerá la salvación en sus rayos".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Del salmo 97
R/. Toda la tierra ha visto al Salvador.
Cantemos al Señor al son del arpa, aclamemos al son de los clarines al Señor, nuestro Rey. R/.
Alégrese
el mar y el mundo submarino, el orbe y todos los que en él habitan. Que
los ríos estallen en aplausos y las montañas salten de alegría. R/.
Regocíjese
todo ante el Señor, porque ya viene a gobernar el orbe. Justicia y
rectitud serán las normas con las que rija a todas las naciones. R/.
El que no quiera trabajar, que no coma.
De la segunda carta del apóstol san Pablo a los tesalonicenses: 3, 7-12
Hermanos:
Ya saben cómo deben vivir para imitar mi ejemplo, puesto que, cuando
estuve entre ustedes, supe ganarme la vida y no dependí de nadie para
comer; antes bien, de día y de noche trabajé hasta agotarme, para no
serles gravoso. Y no porque no tuviera yo derecho a pedirles el
sustento, sino para darles un ejemplo que imitar. Así, cuando estaba
entre ustedes, les decía una y otra vez: "El que no quiera trabajar, que
no coma".
Y
ahora vengo a saber que algunos de ustedes viven como holgazanes, sin
hacer nada, y además, entrometiéndose en todo. Les suplicamos a esos
tales y les ordenamos, de parte del Señor Jesús, que se pongan a
trabajar en paz para ganarse con sus propias manos la comida.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN Lc 21, 28
R/. Aleluya, aleluya.
Estén atentos y levanten la cabeza, porque se acerca la hora de su liberación, dice el Señor. R/.
Si perseveran con paciencia, salvarán sus almas.
En
aquel tiempo, como algunos ponderaban la solidez de la construcción del
templo y la belleza de las ofrendas votivas que lo adornaban, Jesús
dijo: "Días vendrán en que no quedará piedra sobre piedra de todo esto
que están admirando; todo será destruido".
Entonces
le preguntaron: "Maestro, ¿cuándo va a ocurrir esto y cuál será la
señal de que ya está a punto de suceder?". Él les respondió: "Cuídense
de que nadie los engañe, porque muchos vendrán usurpando mi nombre y
dirán: ‘Yo soy el Mesías. El tiempo ha llegado’. Pero no les hagan caso.
Cuando oigan hablar de guerras y revoluciones, que no los domine el
pánico, porque eso tiene que acontecer, pero todavía no es el fin".
Luego
les dijo: "Se levantará una nación contra otra y un reino contra otro.
En diferentes lugares habrá grandes terremotos, epidemias y hambre, y
aparecerán en el cielo señales prodigiosas y terribles.
Pero
antes de todo esto los perseguirán y los apresarán, los llevarán a los
tribunales y a la cárcel, y los harán comparecer ante reyes y
gobernadores, por causa mía. Con esto ustedes darán testimonio de mí.
Grábense
bien que no tienen que preparar de antemano su defensa, porque yo les
daré palabras sabias, a las que no podrá resistir ni contradecir ningún
adversario de ustedes.
Los
traicionarán hasta sus propios padres, hermanos, parientes y amigos.
Matarán a algunos de ustedes, y todos los odiarán por causa mía. Sin
embargo, ni un cabello de su cabeza perecerá. Si se mantienen firmes,
conseguirán la vida".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Credo
PLEGARIA UNIVERSAL
Pidamos,
hermanos, al Señor que escuche nuestras súplicas y acoja con bondad
nuestras peticiones, digamos con fe y devoción: Te rogamos, Señor.
Para
que el Señor, el único que puede inspirar y llevar a término los buenos
propósitos, multiplique el número de fieles que, abandonando todas las
cosas, se consagren exclusivamente a él en la vida religiosa, roguemos
al Señor.
Para
que Dios, al que han de servir los poderes humanos, conceda a los jefes
de las naciones, buscar la voluntad divina, temer a Dios en el
cumplimiento de su misión y acertar en sus decisiones, roguemos al
Señor.
Para
que Dios, que ha creado los alimentos para los seres vivos, mire con
misericordia a las creaturas que en distintos lugares pasan hambre y les
conceda el alimento necesario, roguemos al Señor.
Para
que el Señor, que nos ha dado el mandamiento nuevo del amor, nos dé
fuerza para amar a nuestros enemigos y para cumplir su precepto de
devolver bien por mal, roguemos al Señor.
Dios
nuestro, principio y fin de todas las cosa, que quieres reunir a toda
la humanidad para formar el templo vivo del Cuerpo de tu Hijo, escucha
las oraciones de la Iglesia suplicante y haz que, a través de los
acontecimientos, alegres y tristes, de la propia vida, mantengamos firme
la esperanza de que, sufriendo con perseverancia, ganaremos la vida
eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Concédenos,
Señor, que estas ofrendas que ponemos bajo tu mirada, nos obtengan la
gracia de vivir entregados a tu servicio y nos alcancen, en recompensa,
la felicidad eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Mc 11, 23-24
Cualquier cosa que pidan en la oración, crean ustedes que ya se la han concedido, y la obtendrán, dice el Señor.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
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Queridos Hermanos
Jesús tiene un problema con el Templo. Para los judíos, el Templo era el centro de toda su religión y lugar de la presencia de Dios, también era el centro de la vida económica, recordar el látigo contra los cambistas y vendedores. “En aquel tiempo, como algunos hablaban del templo, de lo bellamente adornado que estaba con piedra de calidad y exvotos, Jesús les dijo: Esto que contempláis, llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra que no sea destruida”. Esto es peligroso y duro para un israelita, de hecho, es de lo que le acusan antes de condenarlo a muerte: “Este ha dicho: puedo destruir el templo de Dios y reconstruirlo en tres días” Mt 26,61).
En el fondo de la polémica, está una nueva manera de ver la religión, ya había dicho en otra ocasión a la samaritana: “Créeme, mujer: se acerca la hora en que ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre, los verdaderos adoradores adoraran al Padre en espíritu y verdad” (Jn 4,21). Si a esto añadimos lo que decía San Pablo: “¿Acaso no sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, que habita en vosotros y habéis recibido de Dios?” (1 Cor 6,19). La fe que trae Jesucristo, valora más para encontrar a Dios, su presencia en los seres humanos, que en el templo y esto los hombres religiosos no lo suelen aceptar, aún hoy.
El templo de Jerusalén, fue destruido en el año 70 por las legiones romanas del emperador Tito. No sabemos con exactitud, si Jesús hizo esta profecía o es la comunidad que escribe el evangelio, la que está viviendo esta situación y reflexiona sobre estos acontecimientos de manera un tanto apocalíptica, como se ve en lo que sigue del texto. Se habla de la capacidad de resistencia, en un momento delicado de la historia y de no escuchar a los falsos profetas: “Mirad que nadie os engañe… ”, “No tengáis pánico…”, “Se alzará pueblo contra pueblo…”, “Os echarán mano, os perseguirán…”, “Y hasta vuestros padres y parientes…”, “pero esto servirá de ocasión para dar testimonio” “para daros unas palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ni contradecir ningún adversario vuestro”. Y termina: “Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá; con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas”. Lo dicho, la esperanza y resistencia.
La nueva “religión”, si podemos llamarla así, la historia que comienza con Jesús, traerá controversia: “Todos os odiarán a causa de mi nombre”. Hay algunos que nunca podrán tolerar, que pongan en cuestión aquello que les parece más sagrado, el templo, sin él no sabrían ser Iglesia y lo que es más difícil, les costaría considerar a todas las personas, templos del Espíritu Santo, aunque el Génesis nos diga; que todos estamos hechos a imagen y semejanza de Dios. Sería bueno recordar, que Jesús celebró la primera eucaristía y última cena, en una casa y en ella volvió a decirnos, según versiones, que lo importante es lavar los pies a todos (San Juan) y entregar la vida por todos (los otros evangelistas).
Este domingo celebramos el día de la Iglesia Diocesana, nuestras Diócesis cada año, nos dan las cuentas y los números de sus actividades en una buena labor de transparencia. Este año el lema es:”Somos una gran familia, contigo”, esa es la historia, no sobra ninguno, porque la gran riqueza de la Iglesia, son las personas que quieren vivir cada día en la esperanza, sabiendo que son tiempos difíciles y que tendremos que mirar con ilusión, aunque parezca que el mundo camina a la destrucción por las guerras, epidemias, hambres y terremotos… Tendremos que dar testimonio, a pesar de que nos persigan y esto no se da dentro del templo, se da en la calle.
El Papa actual quiere una “Iglesia en salida” que sea”hospital de campaña”, quizás eso no case bien con la idea de vivir sólo para dentro de nuestros templos o parroquias, tenemos un reto, que consiste en salir fuera y valorar a todos aquellos que día a día en el sindicato, el partido, el trabajo, la escuela… están haciendo posible el Reino, son de nuestra familia, no los traicionemos, como dice el evangelio qué pueden hacer nuestros padres o hermanos.Abramos la mente y las ventanas de nuestras Iglesias