LECTURAS DEL LUNES XXXIII DEL T. ORDINARIO 14 DE NOVIEMBRE (VERDE)
"¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!"
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 104, 3-4. 5
Del
nombre del Señor enorgullézcanse y alégrense el corazón de los que lo
buscan. Busquen al Señor y serán fuertes. Recuerden las maravillas que
ha hecho.
ORACIÓN COLECTA
Dios
nuestro, que con el poder del Espíritu Santo enviaste a aquel que es tu
Palabra para evangelizar a los pobres, haz que nosotros, teniendo los
ojos fijos en él, vivamos siempre con verdadera caridad, como mensajeros
y testigos de su Evangelio en todo el mundo. Por nuestro Señor
Jesucristo…
LITURGIA DE LA PALABRA
Recuerda de dónde has caído y arrepiéntete.
Del libro del Apocalipsis del apóstol san Juan: 1,1-4; 2,1-5
Ésta
es la revelación que Dios le confió a Jesucristo, para que él
manifestara a sus servidores lo que tiene que suceder en breve, y que
comunicó, por medio de un ángel, a su siervo Juan. El cual narra lo que
vio y afirma que es palabra de Dios, atestiguada por Jesucristo.
Dichosos los que lean y escuchen la lectura de esta profecía y hagan
caso de lo que en ella está escrito, porque el tiempo señalado está
cerca.
Yo,
Juan, les deseo la gracia y la paz a las siete comunidades cristianas
de la provincia de Asia, de parte del que es, del que era, del que ha de
venir, y de parte de los siete espíritus que están ante su trono.
Oí
al Señor, que me decía: "Al encargado de la comunidad cristiana de
Éfeso escríbele así: Esto dice el que tiene las siete estrellas en su
mano derecha y camina entre los siete candelabros de oro: ‘Conozco tus
obras, tu esfuerzo y tu paciencia; sé que no puedes soportar a los
malvados, que pusiste a prueba a los que se llamaban apóstoles sin
serlo, y descubriste que eran unos mentirosos. Eres tenaz, has sufrido
por mí y no te has rendido a la fatiga. Pero tengo en contra tuya que ya
no tienes el mismo amor que al principio. Recuerda de dónde has caído,
arrepiéntete y vuelve a proceder como antes’ ".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Del salmo 1
R/. El Señor protege al justo.
Dichoso
aquel que no se guía por mundanos criterios, que no anda en malos pasos
ni se burla del bueno, que ama la ley de Dios y se goza en cumplir sus
mandamientos. R/.
Es como un árbol plantado junto al río, que da fruto a su tiempo y nunca se marchita. En todo tendrá éxito. R/.
En
cambio los malvados serán como la paja barrida por el viento. Porque el
Señor protege el camino del justo y al malo sus caminos acaban por
perderlo. R/.
ACLAMACIÓN Jn 8, 12
R/. Aleluya, aleluya.
Yo soy la luz del mundo, dice el Señor; el que me sigue tendrá la luz de la vida. R/.
¿Qué quieres que haga por ti? – Señor, que vea.
En
aquel tiempo, cuando Jesús se acercaba a Jericó, un ciego estaba
sentado a un lado del camino, pidiendo limosna. Al oír que pasaba gente,
preguntó qué era aquello, y le explicaron que era Jesús el nazareno,
que iba de camino. Entonces él comenzó a gritar: "¡Jesús, hijo de David,
ten compasión de mí!". Los que iban adelante lo regañaban para que se
callara, pero él se puso a gritar más fuerte: "¡Hijo de David, ten
compasión de mí!".
Entonces
Jesús se detuvo y mandó que se lo trajeran. Cuando estuvo cerca, le
preguntó: "¿Qué quieres que haga por ti?". Él le contestó: "Señor, que
vea". Jesús le dijo: "Recobra la vista; tu fe te ha curado". Enseguida
el ciego recobró la vista y lo siguió, bendiciendo a Dios. Y todo el
pueblo, al ver esto, alababa a Dios.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Te
rogamos, Señor, que santifiques estos dones y acojas, en tu bondad,
nuestra humilde ofrenda para que nuestros cuerpos se conviertan en
oblación viva, santa y agradable a ti y nos concedas servirte, no según
la antigua condición del hombre, sino en novedad de vida según tu
Espíritu. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Lc 4, 18-19
El
Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para llevar a los
pobres la buena nueva, para proclamar el año de gracia del Señor y el
día de la redención.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
https://www.facebook.com/snfranciscoxavier.comunidadcatolica
Nos narra Lucas el encuentro de “un ciego” que es curado por Jesús física –recobra la vista- y espiritualmente –tu fe te ha salvado-. Una persona sin nombre, sin identidad, sin casa ya que está al borde del camino; nadie le hace caso, marginado, olvidado… y a quien desprecian -le regañan- porque gritaba desesperado a Jesús que tuviera compasión de él. Un hombre que, a pesar de las prohibiciones sigue gritando más fuerte si cabe “ten compasión de mi”, hasta que consigue que Jesús se detenga y mande que se lo traigan.
El ciego pregunta, pide con todas sus fuerzas, insiste, vence los obstáculos, se deja guiar y se acerca a Jesús para expresarle su deseo. El encuentro con Jesús le devuelve la vista y le da la fuerza para seguirle. El ciego es un maestro de oración: el encuentro con Jesús nos hace recobrar la vista del corazón y el corazón nos lleva al seguimiento cada vez más auténtico de Jesús. Rezamos bien cuando somos más fieles y comprometidos. La auténtica oración no es sólo decir palabras o tener buenos pensamientos, sino un comportamiento bueno, honesto, solidario y compasivo con los demás.
Para tomar buenas decisiones en nuestra vida necesitamos orar muchas veces. Ya se dice que la oración es como el aire que respiramos, es decir el aire le proporciona al cuerpo el oxígeno para vivir, y la oración le proporciona al espíritu la fuerza para vencer al maligno. Sin aire no existimos, sin oración nos volvemos estériles. “El ángel a la Iglesia de Éfeso… has abandonado tu amor primero. Acuérdate, pues, de dónde has caído; conviértete y haz las obras primeras” (Ap 2, 5). A esto nos llama el Señor.
Última semana del Jubileo de la Misericordia, de este año especial. Un año que nos ha invitado constantemente a la conversión al Dios de la Misericordia y del Perdón, al Dios que quiere que seamos misericordiosos como Él. ¡Qué importante este pasaje de hoy para ayudarnos a ser como Jesús: en constante oración con su Padre Dios y en sintonía perfecta con los hombres necesitados! Así debemos ser los cristianos: unidos constantemente con Dios y cercanos y sensibles a los pobres; sin separar la oración del amor afectivo y efectivo al prójimo. ¿Os animáis a hacer alguna obra de misericordia hoy?