Misal del dia de hoy Miercoles 16 de Noviembre 2016 y Comentario al Evangelio

Palabra de Dios.

LECTURAS DEL MIÉRCOLES XXXIII DEL T. ORDINARIO 16 DE NOVIEMBRE (VERDE)


Les aseguro que a todo el que tenga se le dará con abundancia, y al que no tenga, aun lo que tiene se le quitará.


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ANTÍFONA DE ENTRADA Mt 16, 18-19

Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. Los poderes del infierno no prevalecerán sobre ella. Yo te daré las llaves del Reino de los cielos.

ORACIÓN COLECTA

Señor Dios, pastor y guía de todos los fieles, mira con bondad a tu siervo Francisco, que quisiste que presidiera a la Iglesia como su pastor, y concédele que, con su palabra y ejemplo, sirva a aquellos a quienes preside, para que, junto con el rebaño a él confiado, llegue a la vida eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

LITURGIA DE LA PALABRA

Santo es el Señor, Dios todopoderoso, el que era, el que es y el que ha de venir.

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Del libro del Apocalipsis del apóstol san Juan: 4,1-11

Yo, Juan, tuve una visión: Vi una puerta abierta en el cielo, y la voz que había oído antes, semejante al sonido de una trompeta, me habló y me dijo: "Sube hacia acá y te enseñaré lo que va a suceder después".

Entonces fui arrebatado en espíritu y vi un trono puesto en el cielo, y alguien estaba sentado en el trono. El que estaba sentado en el trono brillaba con destellos rojos, como una piedra preciosa transparente, y un resplandor como de esmeralda rodeaba el trono.

Alrededor de este trono vi otros veinticuatro tronos, y en los tronos estaban sentados veinticuatro ancianos, vestidos con túnicas blancas y con coronas de oro sobre sus cabezas. Del trono salían relámpagos y truenos poderosos. Siete lámparas de fuego, que son los siete espíritus de Dios, ardían frente al trono, y delante de él había una especie de mar transparente, como de cristal.

En el centro, alrededor del trono, había cuatro seres vivientes, llenos de ojos por delante y por detrás. El primer ser viviente se parecía a un león; el segundo, a un toro; el tercero tenía cara de hombre, y el cuarto parecía un águila en vuelo. Los cuatro seres vivientes tenían seis alas cada uno y estaban llenos de ojos por dondequiera. Y no se cansaban de repetir día y noche: "Santo, santo, santo es el Señor, Dios todopoderoso, el que era, el que es y el que ha de venir".

Y cada vez que los seres vivientes alababan, bendecían y glorificaban al que está sentado en el trono, al que vive por los siglos de los siglos, los veinticuatro u o ancianos se postraban delante del que está sentado en el trono, adoraban al que vive por los siglos de los siglos, y depositaban sus coronas ante el trono, diciendo: "Señor y Dios nuestro, tú mereces recibir la gloria, el honor y el poder, porque tú has creado todas las cosas: tú has querido que ellas existieran y fueron creadas".

Palabra de Dios. 

Te alabamos, Señor.

Del salmo 150

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R/. Alabemos al Señor con alegría.

Alabemos al Señor en su templo, alabemos al Señor en su augusto firmamento. Alabémoslo por sus obras magníficas, alabémoslo por su inmensa grandeza. R/.

Alabémoslo tocando trompetas, alabémoslo con arpas y cítaras. Alabémoslo con tambores y danzas, alabémoslo con cuerdas y flautas. R/.

Alabémoslo con platillos sonoros, alabémoslo con platillos vibrantes. Que todo ser viviente alabe al Señor. R/.

ACLAMACIÓN  Cfr. Jn 15, 16

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R/. Aleluya, aleluya.

Yo los he elegido del mundo, dice el Señor, para que vayan y den fruto y su fruto permanezca. R/.

¿Por qué no pusiste mi dinero en el banco?

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Del santo Evangelio según san Lucas: 19, 11-28

En aquel tiempo, como ya se acercaba Jesús a Jerusalén y la gente pensaba que el Reino de Dios iba a manifestarse de un momento a otro, él les dijo esta parábola: "Había un hombre de la nobleza que se fue a un país lejano para ser nombrado rey y volver como tal. Antes de irse, mandó llamar a diez empleados suyos, les entregó una moneda de mucho valor a cada uno y les dijo: ‘Inviertan este dinero mientras regreso’.

Pero sus compatriotas lo aborrecían y enviaron detrás de él a unos delegados que dijeran: ‘No queremos que éste sea nuestro rey’. Pero fue nombrado rey, y cuando regresó a su país, mandó llamar a los empleados a quienes había entregado el dinero, para saber cuánto había ganado cada uno. Se presentó el primero y le dijo: `Señor, tu moneda ha producido otras diez monedas’. Él le contestó: ‘Muy bien. Eres un buen empleado. Puesto que has sido fiel en una cosa pequeña, serás gobernador de diez ciudades’.

Se presentó el segundo y le dijo: ‘Señor, tu moneda ha producido otras cinco monedas’. Y el señor le respondió: ‘Tú serás gobernador de cinco ciudades’.

Se presentó el tercero y le dijo: ‘Señor, aquí está tu moneda. La he tenido guardada en un pañuelo, pues te tuve miedo, porque eres un hombre exigente, que reclama lo que no ha invertido y cosecha lo que no ha sembrado’. El señor le contestó: ‘Eres un mal empleado. Por tu propia boca te condeno. Tú sabías que yo soy un hombre exigente, que reclamo lo que no he invertido y que cosecho lo que no he sembrado, ¿por qué, pues, no pusiste mi dinero en el banco para que yo, al volver, lo hubiera recobrado con intereses?’.

Después les dijo a los presentes: ‘Quítenle a éste la moneda y dénsela al que tiene diez’. Le respondieron: ‘Señor, ya tiene diez monedas’. Él les dijo: ‘Les aseguro que a todo el que tenga se le dará con abundancia, y al que no tenga, aun lo que tiene se le quitará. En cuanto a mis enemigos, que no querían tenerme como rey, tráiganlos aquí y mátenlos en mi presencia’ ". Dicho esto, Jesús prosiguió su camino hacia Jerusalén al frente de sus discípulos.

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Acepta, Señor, las ofrendas que te presentamos; y dirige con tu continua protección a la santa Iglesia en unión con nuestro Papa Francisco, a quien constituiste su pastor. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Jn 21, 15. 17

Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos? Señor, tú lo sabes todo; tú bien sabes que te quiero.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Al participar de este banquete celestial, te suplicamos, Señor, que por la eficacia de este sacramento confirmes a tu Iglesia en la unidad y en la caridad, y que a tu siervo el Papa Francisco, a quien diste el encargo de pastorearla, lo salves y protejas, junto con el rebaño a él confiado. Por Jesucristo, nuestro Señor.


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Lucas nos presenta la última parábola de Jesús, es la última enseñanza antes de llegar a Jerusalén. Jesús personificado en el “hombre noble” debe ir lejos a recibir el “título real” –clara alusión a su Pasión- y después volver –anuncio de su venida al fin de los tiempos-, pero esta venida no será inmediatamente “tardará”. Mientras esto acontece sus servidores –nosotros- deben actuar comprometidamente en el mundo en las tareas encomendadas. Es una llamada a trabajar sin descanso por el Reino en esta etapa intermedia.
Todos hemos recibido talentos –“minas de oro”-: la vida, la salud, la inteligencia, la fe, la Eucaristía, la Reconciliación… y se nos dijo “negociad mientras vuelvo”; se nos ha confiado la misión de trabajar en fidelidad y creatividad. Somos administradores de los talentos, no dueños. A este capital de gracias le sucede como a la naturaleza, crece y florece más el que más vitalidad tiene: quien tiene más amor de Dios, ama cada vez más y produce más, es decir, da más frutos de justicia, paz, misericordia, solidaridad…
Hay un peligro: el miedo. Este paraliza a la persona y no le deja dar fruto. Y termina perdiendo cuanto había recibido. El peligro no es el pecado, los fallos, las deficiencias… sino el miedo, Al miedoso el Apocalipsis le llama “el tibio” (ni frío ni caliente). El tibio es el que dice “es muy difícil hacer el bien”, “ser cristiano hoy”, “no te escuchan, se burlan, se ríen” y por eso no lo intenta, no da ni siquiera un pasito. El tibio dice “yo a mis años ya, eso para los jóvenes”, o “esto se ha hecho siempre así” y no admite ni un mínimo cambio.
Última semana del Jubileo de la Misericordia: ¡todavía tenemos tiempo para vivir las obras de misericordia! Y en especial esa que nos cuesta más y que pensamos que es muy difícil. Si la practicamos, nos ayudará a que las “minas de oro” que Dios nos regaló den fruto.