Misal del dia de hoy Martes 4 de Octubre 2016 y Comentario al Evangelo

LECTURAS DEL MARTES XXVII DEL T. ORDINARIO 4 DE OCTUBRE SAN FRANCISCO DE ASÍS (BLANCO)


Marta, Marta, muchas cosas te preocupan y te inquietan, siendo así que una sola es necesaria.


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ANTÍFONA DE ENTRADA

Francisco, el hombre de Dios, dejó su casa, abandonó su herencia y se hizo pobre y desvalido; pero el Señor se hizo cargo de él.

ORACIÓN COLECTA

Dios nuestro, que otorgaste a san Francisco de Asís la gracia de asemejarse a Cristo por la humildad y la pobreza, concédenos caminar tras sus huellas para que podamos seguir a tu Hijo y entregarnos a ti con alegre caridad. Por nuestro Señor Jesucristo…

LITURGIA DE LA PALABRA

Quiso revelarme a su Hijo para que yo lo anunciara entre los paganos.

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De la carta del apóstol san Pablo a los gálatas: 1, 13-24

Hermanos: Ciertamente ustedes han oído hablar de mi conducta anterior en el judaísmo, cuando yo perseguía encarnizadamente a la Iglesia de Dios, tratando de destruirla. Deben saber que me distinguía en el judaísmo, entre los jóvenes de mi pueblo y de mi edad, porque los superaba en el celo por las tradiciones paternas.

Pero Dios me había elegido desde el seno de mi madre, y por su gracia me llamó. Un día quiso revelarme a su Hijo, para que yo lo anunciara entre los paganos. Inmediatamente, sin solicitar ningún consejo humano y sin ir siquiera a Jerusalén para ver a los apóstoles anteriores a mí, me trasladé a Arabia y después regresé a Damasco. Al cabo de tres años fui a Jerusalén, para ver a Pedro y estuve con él quince días. No vi a ningún otro de los apóstoles, excepto a Santiago, el pariente del Señor.

Y Dios es testigo de que no miento en lo que les escribo. Después me fui a las regiones de Siria y de Cilicia, de manera que las comunidades cristianas de Judea no me conocían personalmente. Lo único que habían oído decir de mí era: "El que antes nos perseguía, ahora va predicando la fe que en otro tiempo quería destruir", y glorificaban a Dios por mi causa.

Palabra de Dios.

Te alabamos, Señor.

Del salmo 138

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R/, Condúceme, Señor, por tu camino.

Tú me conoces, Señor, profundamente: tú conoces cuándo me siento y me levanto, desde lejos sabes mis pensamientos, tú observas mi camino y mi descanso, todas mis sendas te son familiares. R/.

Tú formaste mis entrañas, me tejiste en el seno materno. Te doy gracias por tan grandes maravillas; soy un prodigio y tus obras son prodigiosas. R/.

Conocías plenamente mi alma, no se te escondía mi organismo, cuando en lo oculto me iba formando y entretejiendo en lo profundo de la tierra. R/.

ACLAMACIÓN  Lc 11, 28

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R/. Aleluya, aleluya.

Dichosos los que escuchan la palabra de Dios y la ponen en práctica, dice el Señor. R/.

Marta lo recibió en su casa. – María escogió la mejor parte.

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Del santo Evangelio según san Lucas: 10, 38-42

En aquel tiempo, entró Jesús en un poblado, y una mujer, llamada Marta, lo recibió en su casa. Ella tenía una hermana, llamada María, la cual se sentó a los pies de Jesús y se puso a escuchar su palabra. Marta, entre tanto, se afanaba en diversos quehaceres, hasta que, acercándose a Jesús, le dijo: "Señor, ¿no te has dado cuenta de que mi hermana me ha dejado sola con todo el quehacer? Dile que me ayude".

El Señor le respondió: "Marta, Marta, muchas cosas te preocupan y te inquietan, siendo así que una sola es necesaria. María escogió la mejor parte y nadie se la quitará". 

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Te rogamos, Señor, que, al presentarte nuestros dones, nos preparemos dignamente a celebrar el misterio de la cruz al que san Francisco tan ardientemente se unió. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Mt 5, 3

Dichosos los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los cielos.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Por estos santos sacramentos que hemos recibido, concédenos, Señor, que, imitando la caridad y el celo apostólico de san Francisco, experimentemos la eficacia de tu amor y procuremos sin descanso la salvación de todos. Por Jesucristo, nuestro Señor.


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Me van a permitir los lectores de este comentario que, por una vez, me centre en primer lugar en la primera lectura. Es de la carta de Pablo a los Gálatas y el apóstol cuenta su experiencia de conversión de una forma muy sencilla. Termina diciendo que, pasados tres años de su experiencia inicial de conversión, subió a Jerusalén para conocer a Pedro, el primero entre los apóstoles. Termina diciendo que “las Iglesias cristianas de Judea no me conocían personalmente; sólo habían oído decir que el antiguo perseguidor predicaba ahora la fe que antes intentaba destruir, y alababan a Dios por causa mía.”
      Es un texto que nos debería hacer pensar a todos. Nos da a conocer la apertura y tolerancia de aquellas primeras comunidades cristianas. Vivían la experiencia de la persecución. Pablo mismo había sido perseguidor fanático de los seguidores de Jesús. Pero eso no les impidió acogerle como un hermano más. Le conocían como perseguidor pero ahora le abrían las puertas de sus comunidades y casas con total confianza. Más aún: alababan a Dios por causa de Pablo y de su conversión, su paso de perseguidor a predicador de la buena nueva de Jesús.
      Tendríamos que imitar en nuestras vidas esa capacidad para saltar por encima de los prejuicios, de nuestros temores, de la desconfianza que a veces nos surge frente al que nos ha hecho daño. Y saltar no sólo para llegar a la coexistencia sino para sentirnos hermanos. En el fondo no es más que la capacidad para reconocer que Dios y su gracia y su amor pueden cambiar de verdad el corazón de la persona y sacar de él a la luz cosas buenas. 
      Pablo sintió que las comunidades de Judea le abrieron las puertas de sus casas y de sus corazones. Vio como alababan a Dios por su causa. Y, con toda seguridad, esa acogida le ayudó a ser mejor, a confiar más en el Evangelio, a creer que Jesús estaba allí, en medio de los hermanos y hermanas de aquellas comunidades, haciendo del reino no un sueño sino una realidad palpable. 
      La invitación para cada uno de nosotros es la de superar nuestros prejuicios y miedos frente a los demás. Cada uno sabrá cuáles son esos prejuicios y miedos. Cada uno deberá examinar donde tiene que crecer en confianza y acogida en sus relaciones con los demás (familiares, amigos, vecinos, etc.). 
      Esa es la parte mejor del Evangelio de que habla Jesús en el Evangelio. No se trata sólo de servir materialmente. Se trata de abrir el corazón, de acoger, de reconciliar, de perdonar y de abrirnos todos a un futuro nuevo, al futuro ya presente del Reino .