LECTURAS DEL MIÉRCOLES XXVI DEL T. ORDINARIO 28 DE SEPTIEMBRE (VERDE)
"El que empuña el arado y mira hacia atrás, no sirve para el Reino de Dios".
ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 94, 6-7
Entremos y adoremos de rodillas al Señor, creador nuestro, porque él es nuestro Dios.
ORACIÓN COLECTA
Te
rogamos, Señor, que guardes con incesante amor a tu familia santa, que
tiene puesto su apoyo sólo en tu gracia, para que halle siempre en tu
protección su fortaleza. Por nuestro Señor Jesucristo…
LITURGIA DE LA PALABRA
El hombre no puede hacer triunfar su causa contra Dios.
Del libro de Job: 9, 1-12. 14-16
Job
tomó la palabra y les dijo a sus amigos: "Sé muy bien que el hombre no
puede hacer triunfar su causa contra Dios. Si el hombre pretendiera
entablar pleito con él, de mil cargos que Dios le hiciera, no podría
rechazar ninguno. El corazón de Dios es sabio y su fuerza es inmensa.
¿Quién
se le ha enfrentado y ha salido triunfante? En un instante descuaja las
montañas y sacude los montes con su cólera; él hace retemblar toda la
tierra y la estremece desde sus cimientos. Basta con que dé una orden y
el sol se apaga; esconde cuando quiere a las estrellas; él solo desplegó
los cielos y camina sobre la superficie del mar. Él creó todas las
constelaciones del cielo: la Osa, Orión, las Cabrillas y las que se ven
en el sur; él hace prodigios incomprensibles, maravillas sin número.
Cuando pasa junto a mí, no lo veo; cuando se aleja de mí, no lo siento.
Si se apodera de algo, ¿quién se lo impedirá? ¿Quién podrá decirle: ‘Qué
estás haciendo’?
Si
Dios me llama a juicio, ¿cómo podría yo rebatir sus acciones? Aunque yo
tuviera razón, no me quedaría otro remedio que implorar su
misericordia. Si yo lo citara a juicio y él compareciera, no creo que
atendiera a mis razones".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Del salmo 87
R/. Señor, que llegue hasta ti mi súplica.
Todo
el día te invoco, Señor, y tiendo mis manos hacia ti. ¿Harás tú
maravillas por los muertos? ¿Se levantarán las sombras para darte
gracias? R/.
¿Se
anuncia en el sepulcro tu lealtad? ¿O tu fidelidad en el reino de la
muerte? ¿Se conocen tus maravillas en las tinieblas? ¿O tu justicia en
el país del olvido? R/.
Pero
yo te pido ayuda, Señor, por la mañana irá a tu encuentro mi súplica.
¿Por qué, Señor, me rechazas y apartas de mí tu rostro? R/.
ACLAMACIÓN Cfr. Flp 3, 8-9
R/. Aleluya, aleluya.
Todo lo considero una pérdida y lo tengo por basura, para ganar a Cristo y vivir unido a él. R/.
Te seguiré a dondequiera que vayas.
Del santo Evangelio según san Lucas: 9, 57-62
En
aquel tiempo, mientras iban de camino Jesús y sus discípulos, alguien
le dijo: "Te seguiré a dondequiera que vayas". Jesús le respondió: "Las
zorras tienen madrigueras y los pájaros, nidos; pero el Hijo del hombre
no tiene en dónde reclinar la cabeza".
A
otro, Jesús le dijo: "Sígueme". Pero él le respondió: "Señor, déjame ir
primero a enterrar a mi padre". Jesús le replicó: "Deja que los muertos
entierren a sus muertos. Tú ve y anuncia el Reino de Dios".
Otro
le dijo: "Te seguiré, Señor; pero déjame primero despedirme de mi
familia". Jesús le contestó: "El que empuña el arado y mira hacia atrás,
no sirve para el Reino de Dios".
Palabra del Señor.
Gloria a ti Señor Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Señor
Dios nuestro, que has creado los frutos de la tierra sobre todo para
ayuda de nuestra fragilidad, concédenos que también se conviertan para
nosotros en sacramento de eternidad. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Mt 5, 4. 6
Dichosos los que lloran, porque serán consolados. Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
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Job, el personaje que nos acompaña en la primera lectura, da un paso más en su vida de fe. Sin dejar de cuestionar los dramas en los que vive reconoce su pequeñez ante la grandeza de Dios. Job no se siente escuchado por Dios (Job 9,16), como si su vida careciera de significado para Dios. También nosotros podemos sentirnos así en determinadas ocasiones: como si Dios pasara de largo ante nuestra vida; como si Él tuviera otras cosas más importantes que estar atento a nuestras súplicas. Ese es también el sentimiento del salmista: “¡Qué mi plegaria llegue a tu presencia; inclina tu oído a mi clamor!” (Sl 87,3). Es la oración de quien aún sintiendo su vida en el abismo no deja de confiar en Dios.
Etty Hillesum, joven judía que murió en Auschwitz en 1943, descubre la presencia de Dios en un ambiente de hostilidad y desesperación. En uno de sus diarios escribe: «…Quiero ayudarte, Dios, a que no me abandones, pero no puedo garantizar nada por adelantado. Sólo una cosa tengo clara: que Tú no nos puedes ayudar, que nosotros tenemos que ayudarte a Ti y que haciéndolo nos ayudamos en definitiva a nosotros mismos. Eso es lo único que importa: salvar en nosotros mismos un pedacito de Ti, Dios. Quizá podamos contribuir a hacerte resucitar en los corazones atormentados de los demás». Etty aún sintiendo que Dios no puede ayudarle, se siente protegida en sus brazos; siente que aún en la oscuridad, incluso cuando su fe vacile, no dejará de creer y esperar en un mundo nuevo: «Probablemente vivirás tiempos de escasez en mí, Dios mío, en los que mi fe no se nutrirá con tanta energía, pero, créeme, seguiré obrando para Ti y te seré fiel y no te echaré de mi interior. […] la vida es algo magnífico y grande; después tendremos que construir un mundo completamente nuevo y oponernos a cada crimen, a cada crueldad, un trocito de amor y bondad que tenemos que conquistar en nosotros mismos».
La fe nos mueve contra toda desesperanza, nos hace mirar horizontes nuevos. Por eso, en el Evangelio Jesús pide a los que Él invita a seguirle, que sus ojos estén puestos en Reino de Dios, razón de su vida y muerte, esperanza de todos los que sueñan el sueño de Dios. Pidamos el don de dejarnos guiar, pese las contrariedades de la vida, a las oscuridades de nuestra fe y la «escasez»