LECTURAS DEL MARTES XXIII DEL T. ORDINARIO 6 DE SEPTIEMBRE (VERDE)
Jesús se retiró al monte a orar y se pasó la noche en oración con Dios.
ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 105, 47
Sálvanos,
Señor y Dios nuestro; reúnenos de entre las naciones, para que podamos
agradecer tu poder santo y nuestra gloria sea alabarte.
ORACIÓN COLECTA
Dios
nuestro, a quien está sometido todo poder humano, concede a nuestro
presidente N., un próspero ejercicio de su mandato, de modo que, en el
respeto de tu ley y en el empeño de actuar conforme a tu agrado,
mantenga y procure siempre un orden tranquilo y libre, en favor del
pueblo que tiene encomendado. Por nuestro Señor Jesucristo…
LITURGIA DE LA PALABRA
¿Van ustedes a pleitear, hermano contra hermano, ante los infieles?
De la primera carta del apóstol san Pablo a los corintios: 6, 1-11
Hermanos:
Cuando alguno de ustedes tiene algo contra un hermano, ¿cómo se atreve a
llevar el asunto ante los tribunales paganos y no ante los hermanos?
¿No saben que los hermanos van a juzgar al mundo? Y si ustedes van a
juzgar al mundo, ¿no son acaso capaces de juzgar esas pequeñeces? ¿No
saben que vamos a juzgar a los ángeles? Pues, cuánto más los asuntos de
esta vida.
Sin
embargo, ustedes, cuando tienen que resolver asuntos de esta vida, se
los llevan a los que no tienen ninguna autoridad sobre la comunidad
cristiana. ¿No les da vergüenza? ¿De modo que no hay entre ustedes
ninguna persona competente, que pueda ser juez de ustedes, y van a
pleitear, hermano contra hermano, ante los infieles? El mismo hecho de
que haya pleitos entre ustedes ya es una desgracia. ¿Por qué mejor no
soportan la injusticia? ¿Por qué mejor no se dejan robar? Pero no,
ustedes son los que hacen injusticias y despojan a los demás, que son
sus propios hermanos.
¿Acaso
no saben que los injustos no tendrán parte en el Reino de Dios? No se
engañen: ni los impuros, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los
afeminados, ni los homosexuales, ni los ladrones, ni los avaros, ni los
borrachos, ni los difamadores, ni los estafadores tendrán parte en el
Reino de Dios. Y eso eran algunos de ustedes. Pero han sido lavados,
consagrados y justificados en el nombre del Señor Jesucristo y por medio
del Espíritu de nuestro Dios.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Del salmo 149
R/. El Señor es amigo de su pueblo.
Entonen
al Señor un canto nuevo, en la reunión litúrgica proclámenlo. En su
creador y rey, en el Señor, alégrese Israel, su pueblo santo. R/.
En
honor de su nombre, que haya danzas, alábenlo con arpa y tamboriles. El
Señor es amigo de su pueblo y otorga la victoria a los humildes. R/.
Que
se alegren los fieles en el triunfo, que inunde el regocijo sus
hogares, que alaben al Señor con sus palabras, porque en esto su pueblo
se complace. R/.
ACLAMACIÓN Cfr. Jn 15, 16
R/. Aleluya, aleluya.
Yo los he elegido del mundo, dice el Señor, para que vayan y den fruto y su fruto permanezca. R/.
Pasó la noche en oración y eligió a doce discípulos, a los que llamó apóstoles.
Del santo Evangelio según san Lucas: 6, 12-19
Por aquellos días, Jesús se retiró al monte a orar y se pasó la noche en oración con Dios.
Cuando
se hizo de día, llamó a sus discípulos, eligió a doce de entre ellos y
les dio el nombre de apóstoles. Eran Simón, a quien llamó Pedro, y su
hermano Andrés; Santiago y Juan; Felipe y Bartolomé; Mateo y Tomás;
Santiago, el hijo de Alfeo, y Simón, llamado el Fanático; Judas, el hijo
de Santiago, y Judas Iscariote, que fue el traidor.
Al
bajar del monte con sus discípulos y sus apóstoles, se detuvo en un
llano. Allí se encontraba mucha gente, que había venido tanto de Judea y
Jerusalén, como de la costa de Tiro y de Sidón. Habían venido a oírlo y
a que los curara de sus enfermedades; y los que eran atormentados por
espíritus inmundos quedaban curados. Toda la gente procuraba tocarlo,
porque salía de él una fuerza que sanaba a todos.
Palabra del Señor.
Gloria a ti Señor Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe,
Señor, complacido, estos dones que ponemos sobre tu altar en señal de
nuestra sumisión a ti y conviértelos en el sacramento de nuestra
redención. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Jn 11, 27
Vuelve, Señor, tus ojos a tu siervo y sálvame por tu misericordia. A ti, Señor, me acojo, que no quede yo nunca defraudado.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Te
rogamos, Señor, que, alimentados con el don de nuestra redención, este
auxilio de salvación eterna afiance siempre nuestra fe en la verdad. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
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En el Evangelio de hoy Jesús elige a “su selección”. No quiere estar solo ni quiere actuar solo. Porque Dios es comunidad de personas. Y Jesús viene a “reunir a los hijos de Dios dispersos”. Por eso, al comienzo de su vida pública, elige un pequeño grupo como signo de la gran familia de los hijos de Dios que él viene a reunir.
Para esta elección tan importante, Jesús se prepara bien. Como hace en los grandes momentos de su vida: “subió a la montaña a orar, y pasó la noche orando a Dios”. Una buena manera de preparar una gran decisión.
Ya de día, realiza su elección: ahí están los doce. De algunos conocemos más; de otros menos. No son perfectos. Quizá no son tampoco los mejores. Incluso alguno es mal considerado, por su oficio de recaudador de impuestos. Jesús les llama gratuitamente, más allá de sus méritos. Representan a toda la humanidad, con sus luces y sombras. Jesús quiere hacer camino con ellos, para que ese grupo continúe su misión hacia una nueva humanidad, reconciliada en el amor.
Y después de elegirles, les da la primera lección práctica: rodeado de muchos, se detiene y se dedica a pronunciar palabras de vida y realizar gestos de amor. Todo un programa de vida, que dejará como legado a sus discípulos.
En el bautismo hemos sido “elegidos” por Jesús. Él también pronuncia nuestro nombre para que estemos con él, prolonguemos sus palabras de vida y actualicemos sus gestos de amor. ¿Cómo le responderás?