LECTURAS DEL LUNES XXVI DEL T. ORDINARIO 26 DE SEPTIEMBRE (VERDE)
El que reciba a este niño en mi nombre, me recibe a mí.
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Is 53, 4
El Señor ha cargado nuestros sufrimientos, ha soportado nuestros dolores.
ORACIÓN COLECTA
Señor
Dios, que quisiste que tu Unigénito cargara con nuestros sufrimientos
para mostrarnos el valor de la enfermedad y la paciencia humana, escucha
benignamente nuestras súplicas por los hermanos que se hallan enfermos y
concede que los que están afligidos por el dolor, las penas y la
enfermedad, no sólo se sientan elegidos entre aquellos proclamados
dichosos, sino que también sepan que están unidos a Cristo en su pasión,
para salvación del mundo. Por nuestro Señor Jesucristo…
LITURGIA DE LA PALABRA
El Señor me lo dio, el Señor me lo quitó: ¡Bendito sea el nombre del Señor!
Del libro de Job: 1, 6-22
Un
día fueron los ángeles a presentarse ante el Señor y entre ellos llegó
también Satanás. El Señor le preguntó: "¿De dónde vienes?" Él respondió:
"De dar una vuelta por la tierra".
El
Señor le dijo: "¿Te fijaste en mi siervo Job? No hay nadie como él en
la tierra; es un hombre íntegro y recto, que teme a Dios y se aparta del
mal". Satanás le respondió: "¿Y crees tú que su temor a Dios es
desinteresado?
¿Acaso
no has construido tú mismo una cerca protectora alrededor de él, de su
familia y de todos sus bienes? Has bendecido el trabajo de sus manos y
sus rebaños se han multiplicado por todo el país. Pero hazle sentir un
poco el peso de tu mano, daña sus posesiones y verás cómo te maldice en
tu propia cara". El Señor le dijo: "Haz lo que quieras con sus cosas,
pero a él no lo toques". Y Satanás se retiró de la presencia del Señor.
Un
día en que los hijos e hijas de Job estaban comiendo en casa del
hermano mayor, llegó un mensajero a la casa de Job y le dijo: "Tus
bueyes estaban arando y tus burras pastando en el mismo lugar, cuando
cayeron sobre ellos unos bandidos, apuñalaron a los criados y se
llevaron el ganado. Sólo yo pude escapar para contártelo".
No
había acabado de hablar, cuando llegó otro criado y le dijo: "Cayó un
rayo y quemó y consumió tus ovejas y a tus pastores. Sólo yo pude
escapar para contártelo".
No
había acabado de hablar, cuando llegó otro y le dijo: "Una banda de
sabeos, divididos en tres grupos, se lanzaron sobre los camellos y se
los llevaron y apuñalaron a los criados. Sólo yo pude escapar para
contártelo".
No
había acabado de hablar, cuando llegó otro y le dijo: "Estaban tus
hijos e hijas comiendo en casa de su hermano mayor, cuando un fuerte
viento vino del desierto y embistió por los cuatro costados la casa, que
se derrumbó y los mató. Sólo yo pude escapar para contártelo".
Entonces
Job se levantó y rasgó sus vestiduras. Luego se rapó la cabeza, se
postró por tierra en oración y dijo: “Desnudo salí del vientre de mi
madre y desnudo volveré allá. El Señor me lo dio, el Señor me lo quitó;
ésa fue su voluntad: ¡Bendito sea el nombre del Señor!" A pesar de todo
lo que le sucedió, Job no pecó ni profirió ninguna insolencia contra
Dios.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Del salmo 16
R/. Señor, escucha nuestra súplica.
Señor, hazme justicia y a mi clamor atiende; presta oído a mi súplica, pues mis labios no mienten. R/.
Júzgame
tú, Señor, pues tus ojos miran al que es honrado. Examina mi corazón,
revísalo de noche, pruébame a fuego y no hallarás malicia en mí. R/.
A
ti mi voz elevo, pues sé que me respondes. Atiéndeme, Dios mío, y
escucha mis palabras; muéstrame los prodigios de tu misericordia, pues a
quien acude a ti, de sus contrarios salvas. R/.
ACLAMACIÓN Cfr. Mc 10, 45
R/. Aleluya, aleluya.
El Hijo del hombre vino a servir y a dar su vida por la redención de todos. R/.
El más pequeño entre todos ustedes, ése es el más grande.
Del santo Evangelio según san Lucas: 9, 46-50
Un
día, surgió entre los discípulos una discusión sobre quién era el más
grande de ellos. Dándose cuenta Jesús de lo que estaban discutiendo,
tomó a un niño, lo puso junto a sí y les dijo: "El que reciba a este
niño en mi nombre, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe
también al que me ha enviado. En realidad el más pequeño entre todos
ustedes, ése es el más grande".
Entonces,
Juan le dijo: "Maestro, vimos a uno que estaba expulsando a los
demonios en tu nombre; pero se lo prohibimos, porque no anda con
nosotros". Pero Jesús respondió: "No se lo prohíban, pues el que no está
contra ustedes, está en favor de ustedes".
Palabra del Señor.
Gloria a ti Señor Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Dios
nuestro, cuya providencia dirige cada momento de nuestra vida, recibe
las súplicas y las ofrendas con que imploramos tu misericordia en favor
de nuestros enfermos, para que la preocupación de ahora por su
enfermedad, se nos convierta pronto en gozo por su salud. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Col 1,24
Completo en mi carne lo que falta a la pasión de Cristo, por el bien de su cuerpo, que es la Iglesia.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Dios
nuestro, auxilio inefable en la enfermedad, ayuda con tu poder a estos
hijos tuyos enfermos, para que, aliviados por tu misericordia, vuelvan a
ocupar su lugar en la asamblea de tus fieles. Por Jesucristo, nuestro
Señor.
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En esta semana nos acompaña en la primera lectura el hermoso libro de Job. Muchos ven en Job alguien que pacientemente acepta todo, sin cuestionar. Esto, no corresponde del todo a su personalidad. Un profesor de teología me decía que el libro de Job es como una obra de arte: el prólogo y el epílogo en prosa(cap. 1 – 2; 42,7-17) son como la moldura del cuadro, y el cuerpo poético (3,1 – 42,16) el interior del cuadro. La historia de Job tiene por detrás una crítica a lo que llamamos “Teología de la Prosperidad”, muy presente en algunas iglesias cristianas, especialmente en países latinoamericanos. El texto de hoy nos habla de la situación económica, familiar y religiosa de Job. Su fe es vista, por el “Adversario”, por causa de los bienes que tiene, porque Dios le protege.
Sin embargo, vemos que las situaciones difíciles que se acechan a la vida de Job no le hacen dudar, sino que relativiza todo, incluso su familia, pues sabe que su vida y todo lo que tiene está en las manos de Dios. La vida de Job se asemeja a la nuestra. Posiblemente hemos vivido alguna situación que cuestiona nuestra fe: ¿qué he hecho para merecer esto? ¿por qué me ha pasado eso si temo a Dios? ¿será un castigo de Dios? Preguntas parecidas pueden aparecer en nuestro horizonte cuando algo no nos va bien y no comprendemos las razones. Muchos buscan la respuesta en el mérito personal: portarse bien es equivalente a recibir beneficios y portarse mal equivale a recibir castigos. Pero la vida no se resuelve con una fórmula matemática, pues el justo también sufre y el malvado puede vivir impune. La respuesta para nuestros sufrimientos y situaciones que escapan al nuestro control es más compleja y Job nos enseña el camino de la paciencia que busca comprender el misterio de la vida.
El Evangelio también nos ofrece una reflexión en esta línea: ante Dios nadie es insignificante, por más culpable que sea. Él siempre nos acoge con el corazón misericordioso de Padre.