Misal del dia de hoy Viernes 12 de Agosto 2016 y Comentario asl Evangelio

LECTURAS DEL VIERNES XIX DEL T. ORDINARIO 12 DE AGOSTO (VERDE)


¿No han leído que el Creador, desde un principio los hizo hombre y mujer?


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ANTÍFONA DE ENTRADA Cf. Sab. 11,24-25.27

Señor, tú eres misericordioso con todos y no aborreces nada de lo que has hecho; cierra los ojos a los pecados de los hombres para que se arrepientan y los perdones porque tú eres el Señor, nuestro Dios.

ORACIÓN COLECTA

Señor, escucha bondadoso nuestros ruegos y perdona nuestros pecado, para que nos concedas juntamente tu perdón y tu paz. Por nuestro Señor Jesucristo…

LITURGIA DE LA PALABRA

Tendré presente la alianza que hice contigo y tú te avergonzaras.

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Del libro del profeta Ezequiel: 16, 59-63

Esto dice del Señor: "Yo te trataré, Jerusalén, conforme a tus acciones, pues despreciaste tu juramento y quebrantaste mi alianza. Pero yo tendré presente la alianza que hice contigo cuando eras joven y haré contigo una alianza eterna. Tú te acordarás de tu conducta y te avergonzarás al recibir a tus hermanas, las mayores y las menores, pues yo te las daré como hijas, pero no en virtud de la alianza hecha contigo.

Yo mismo haré una alianza eterna contigo y sabrás que yo soy el Señor, para que tengas presente tu pasado, te avergüences y no vuelvas a abrir la boca para presumir, cuando yo te perdone todo lo que hiciste". Esto dice el Señor todopoderoso.

Palabra de Dios.

Te alabamos, Señor.

Is 12

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R/. El Señor es mi Dios y salvador.

El Señor es mi Dios y salvador, con él estoy seguro y nada temo. El Señor es mi protección y mi fuerza y ha sido mi salvación. Sacarán agua con gozo de la fuente de la salvación. R/.

Den gracias al Señor e invoquen su nombre, cuenten a los pueblos sus hazañas, proclamen que su nombre es sublime. R/.

Alaben al Señor por sus proezas, anúncienlas a toda la tierra. Griten, jubilosos, habitantes de Sión, porque el Dios de Israel ha sido grande con nosotros. R/.

ACLAMACIÓN  Cfr. 1 Ts 2, 13

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R/. Aleluya, aleluya.

Reciban la palabra de Dios, no como palabra humana, sino como palabra divina, tal como es en realidad. R/.

Por la dureza de su corazón, Moisés les permitió divorciarse de sus esposas; pero al principio no fue así.

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Del santo Evangelio según san Mateo: 19, 3-12

En aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos fariseos y, para ponerle una trampa, le preguntaron: "¿Le está permitido al hombre divorciarse de su esposa por cualquier motivo?"

Jesús les respondió: "¿No han leído que el Creador, desde un principio los hizo hombre y mujer, y dijo: ‘Por eso el hombre dejará a su padre y a su madre, para unirse a su mujer, y serán los dos una sola carne’? De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Así pues, lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre".

Pero ellos replicaron: "Entonces ¿por qué ordenó Moisés que el esposo le diera a la mujer un acta de separación, cuando se divorcia de ella?" Jesús les contestó: "Por la dureza de su corazón, Moisés les permitió divorciarse de sus esposas; pero al principio no fue así. Y yo les declaro que quienquiera que se divorcie de su esposa, salvo el caso de que vivan en unión ilegítima, y se case con otra, comete adulterio; y el que se case con la divorciada, también comete adulterio".

Entonces le dijeron sus discípulos: "Si ésa es la situación del hombre con respecto a su mujer, no conviene casarse". Pero Jesús les dijo: "No todos comprenden esta enseñanza, sino sólo aquellos a quienes se les ha concedido. Pues hay hombres que, desde su nacimiento, son incapaces para el matrimonio; otros han sido mutilados por los hombres, y hay otros que han renunciado al matrimonio por el Reino de los cielos. Que lo comprenda aquel que pueda comprenderlo".

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Te ofrecemos, Señor, este sacrificio de reconciliación y de alabanza, para que, compadecido, perdones nuestros pecados y dirijas tú mismo nuestro vacilante corazón. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Lc 15, 1

Habrá gran alegría entre los ángeles del cielo, por un solo pecador que se convierta.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Concédenos, Dios misericordioso, a quienes, por este sacrificio, hemos recibido el perdón de nuestros pecados, que con tu gracia podamos evitarlos de ahora en adelante y servirte con sincero corazón. Por Jesucristo, nuestro Señor.



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Con la Palabra de Dios

Viernes de la semana 19 del tiempo ordinario
“Ellos le insistieron: “¿Y por qué mandó Moisés darle acta de repudio y divorciarse?” El les contestó: “Por lo tercos que sois os permitió Moisés divorciaros de vuestras mujeres; pero, al principio, no era así. Ahora os digo yo que, si uno se divorcias de su mujer y se casa con otra, comete adulterio”. Los discípulos le replicaron: “Si esa es la situación del hombre con la mujer, no trae cuenta casarse”. (Mt 19,3-12)
¿Puedo despedir a mi mujer y buscarme una nueva?
– Oye, Señor, ¿qué hago con mi mujer? Estoy de ella hasta las narices
– Un momento, ¿quieres saber que el otro día ella me dijo lo mismo de ti? Que no te soportaba. Que tu machismo le había llegado hasta la coronilla.
– Es que ahora les ha entrado un complejo de igualdad con nosotros los hombres que se hacen inaguantables, insoportables.
– Y tienen toda la razón. Demasiado tiempo las habéis tenido sometidas a vuestros caprichos. Y ahora están recuperando la dignidad que yo les di cuando la creé.
– Lo que faltaba. Ahora también tú te has hecho feminista.
– No. Yo no me hecho feminista. Yo os hice a los dos igualitos “a mi imagen y semejanza”. Sois vosotros los hombres que os habéis creído superiores a ellas. Y las habéis convertido en vuestras esclavas. ¿No te dijeron el día que te casaste con ella: “compañera te doy y no esclava”?
– Pronto lo has olvidado. ¿No recuerdas que la sacaste de una de mis costillas?
– Un momento. Ya es hora de que aclaremos las cosas. Lo de la costilla no lo he inventado yo sino vosotros. Yo no le he dicho a nadie que te di un somnífero y que mientras dormías profundamente te arranqué una costilla para hacer a la mujer. Y aún si eso fuese cierto, no olvides que a ti te hice del barro. ¡Que bien me ensucié las manos…! Así que no presumas demasiado.
– ¿Quieres que te lea el texto del Génesis en el capítulo 2 versículos del 21 y al 23?
– Yo no necesito que me leas lo que vosotros habéis escrito. Yo sé lo que dije cuando la hice.
– ¿Y qué dijiste?
– El día que pensé en crearos, sentí un amor profundo en mi corazón y decidí haceros. Y hablando con mi Hijo y el Espíritu Santo, juntos dijimos: “Hagamos al hombre a imagen nuestra, según nuestra semejanza”. “Y Dios creó al hombre a imagen suya; a imagen de Dios los creó; macho y hembra los creó”. (Gén. 1,26-27)
– ¿Y lo de la costilla dónde queda?
– Invento vuestro para justificar vuestra superioridad. Y yo no he querido hacer un amo y una esclava. Eso de la costilla está bueno para una parrillada, ¿sabes? Quise que fueseis como nosotros. Y nosotros somos todos iguales. Distintos pero iguales. Y eso quise también al crearos. Os hice distintos, pero iguales a la vez. El resto ya es cosa vuestra.
– Pero, Señor, ¿no te das cuenta lo débiles que son las mujeres comparadas con nuestra fuerza masculina?
– ¿Débiles, dices? ¡Yo quisiera que un día tuvieseis que parir los hombres a vuestros hijos! Te apuesto que no tendríais el segundo.
– Yo no niego que la hiciste bonita. En eso creo que te salió mejor, tal vez porque ya estabas más entrenado. Pero yo insisto: las mujeres son muy finitas, pero débiles.
– ¿No te has dado cuenta de que cuando viene una tormenta o un huracán, hasta los robles se resquebrajan, pero los finos mimbres siguen intactos? Así son ellas. Su debilidad las hace fuertes. Lo del sexo fuerte y el sexo débil es invento vuestro.
– Insisto. También tú formas parte del movimiento feminista. Pero, dejémonos de eso y vayamos a lo que a mí me preocupa. ¿Puedo o no puedo divorciarme de ella y devolverla a sus padres?
– Pues también voy a insistir. En mis planes estaba que fueseis dos siendo uno a la vez. Y lo dije bien claro al crearos: “Y abandonará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne”. Y hasta os dejé una advertencia: “que lo yo había unido desde el principio no lo podíais desunir vosotros?
– Moisés era tu amigo, ¿verdad?
– Claro que era mi amigo. Mi mejor amigo.
– Y entonces, ¿por qué Moisés permitió al hombre divorciarse de su mujer?
– Un momento. Ahí Moisés me falló. No fue fiel a mis planes. Aunque a decir verdad, lo excuso, porque él decidió la ley del divorcio “por vuestra terquedad y dureza de corazón”. Sois vosotros los hombres los que le exigisteis esa ley, lo mismo que seguís haciendo también ahora.
– Ahora también tenemos una legislación que permite el divorcio.
– Ya lo sé. Hacéis encuestas. Hacéis sondeos de opinión. Y al fin las leyes se hacen a vuestro gusto, pero no al mío. Siempre se consiguen unos votos más en las elecciones, con esas condescendencias. Yo nunca autoricé el divorciarse.
– Lo cual quiere decir que si uno se cansa de ella hay que tirar adelante…
– Yo nunca he pensado que el matrimonio era un tirar para adelante. Es decir, nunca he pensado que el matrimonio es un tener que aguantar. Yo pensé el matrimonio como una comunión de amor, como nosotros que, siendo distintos somos una comunidad y una comunión de amor.
– Señor, ya se ve que tú no te has casado con una mujer. Siempre y todos los días con la misma, ¿no crees que es aburrido?
– ¿Y no es el mismo el aire que respiras todos los días? ¿Y no es el mismo sol el que te alumbra todos los días? ¿Y no es el mismo pan el que comes todos los días? El problema tuyo no es la misma mujer todos los días, es el problema de tu corazón que en vez de amarla de verdad, sencillamente la usas. Y claro te aburre. Sé sincero contigo mismo. Yo no he pensado en un matrimonio de aguante y de resistencia. He pensado en darte una compañera. He pensado en un matrimonio donde tú crecieras a su lado y la ayudases a crecer a ella. Y los dos crecieseis juntos.
– La verdad que no entiendo que un contrato deba ser para toda la vida. La Iglesia en esto es demasiado intransigente y no se actualiza. Hoy esto no va…
– No culpes a la Iglesia de lo que tú mismo aceptaste el día que te casaste. Ese día no lo pusiste en duda. Y además, eso no es problema de un contrato. Eso es un problema de amor. Y amor o es para siempre o no es amor.
– Bueno, Señor, pensé que entenderías a los hombres, pero veo que no nos entiendes.
– Yo entiendo a los hombres, pero también entiendo a las mujeres. Lo que sucede es que vosotros no queréis entender ni a las mujeres ni a mis planes sobre vosotros dos.
– Está bien. Hablaré con ella. ¡Y habrá que seguir durmiendo con las mismas sábanas!