Misal del dia de hoy 10 de Agosto 2016 y Comentario al Evangelio

LECTURAS DEL MIÉRCOLES XIX DEL T. ORDINARIO 10 DE AGOSTO SAN LORENZO DIÁCONO Y MÁRTIR (ROJO)


Si el grano de trigo sembrado en la tierra no muere, queda infecundo; pero si muere, producirá mucho fruto.


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ANTÍFONA DE ENTRADA

El diácono san Lorenzo se entregó totalmente al servicio de la Iglesia: así mereció sufrir el martirio y reina gloriosamente con Cristo.

Se dice Gloria.

ORACIÓN COLECTA

Dios nuestro, por cuyo ardiente amor resplandeció san Lorenzo en la fidelidad de tu servicio y en la gloria del martirio, haz que amemos lo que él amó y pongamos por obra lo que él enseñó. Por nuestro Señor Jesucristo…

LITURGIA DE LA PALABRA

Dios ama al que da con alegría.

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De la segunda carta del apóstol san Pablo a los corintios: 9, 6-10

Hermanos: Recuerden que el que poco siembra, cosecha poco, y el que mucho siembra, cosecha mucho. Cada cual dé lo que su corazón le diga y no de mala gana ni por compromiso, pues Dios ama al que da con alegría. Y poderoso es Dios para colmarlos de toda clase de favores, a fin de que, teniendo siempre todo lo necesario, puedan participar generosamente en toda obra buena. Como dice la Escritura: Repartió a manos llenas a los pobres; su justicia permanece eternamente.

Dios, que proporciona la semilla al sembrador y le da pan para comer, les proporcionará a ustedes una cosecha abundante y multiplicará los frutos de su justicia.

Palabra de Dios.

Te alabamos, Señor.

Del salmo 111

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R/. Dichoso el hombre honrado, que se compadece y presta.

Dichosos los que temen al Señor y aman de corazón sus mandamientos; poderosos serán sus descendientes. Dios bendice a los hijos de los buenos. R/.

Quienes, compadecidos, prestan y llevan su negocio honradamente jamás se desviarán; vivirá su recuerdo para siempre. R/.

No temerán malas noticias, puesto que en el Señor viven confiados. Firme está y sin temor su corazón, pues vencidos verán a sus contrarios. R/.

Al pobre dan limosna, obran siempre conforme a la justicia; su frente se alzará llena de gloria. R/.

ACLAMACIÓN  Jn 8, 12

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R/. Aleluya, aleluya.

El que me sigue no caminará en la oscuridad, y tendrá la luz de la vida, dice el Señor. R/.

El que me sirve será honrado por mi Padre.

clip_image006Del santo Evangelio según san Juan: 12, 24-26

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Yo les aseguro que si el grano de trigo sembrado en la tierra no muere, queda infecundo; pero si muere, producirá mucho fruto. El que se ama a sí mismo, se pierde; el que se aborrece a sí mismo en este mundo, se asegura para la vida eterna.

El que quiera servirme, que me siga, para que donde yo esté, también esté mi servidor. El que me sirve será honrado por mi Padre".

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Recibe benignamente, Señor, los dones que con alegría te presentamos en la festividad de san Lorenzo y concede que nos sirvan de ayuda para nuestra salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Prefacio I o II de los santos mártires

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Jn 12, 26

El que quiera servirme que me siga, dice el Señor, y donde yo esté, ahí estará mi servidor.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Alimentados por ese don sagrado, te suplicamos humildemente, Señor, que lo que hemos celebrado en le festividad de san Lorenzo, en cumplimiento fiel de nuestro servicio, nos haga experimentar con abundancia tu salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor.


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Comentario al Evangelio de hoy

      Dicen las crónicas que el emperador de entonces perseguía a los cristianos pero, necesitado al mismo tiempo de dinero para financiar sus ejércitos, perseguía sobre todo a los cristianos pudientes. De paso que los eliminaba, se quedaba con sus riquezas, que pasaban a pertenecer al erario público. Es decir, al emperador. Por eso, también buscó apoderarse de los bienes de la Iglesia. Enterado de que Lorenzo era su administrador, le hizo llamar y le ordenó que en tres días le entregase todos los bienes que administraba. Lorenzo respondió afirmativamente. Y tres días más tarde se presentó ante el emperador seguido de una comitiva interminable de pobres y enfermos: todos aquellos a los que la Iglesia atendía y ayudaba, al tiempo que le decía que “estos son los tesoros de la Iglesia.”
      La anécdota viene que ni pintada en estos tiempos que corren. Nos señala con claridad dónde tenemos que poner el verdadero tesoro de la Iglesia: cuanto más pobre, cuando más cercana a los pobres y marginados –independientemente de su fe, por supuesto–, cuanto más en actitud de servicio y entrega a los necesitados, más ricos somos, más auténticamente fieles al Evangelio de Jesús. Algo así es lo que quiere decirnos el papa Francisco, cuando nos pide que seamos una Iglesia en salida. No se trata sólo de abrir las puertas. No se trata sólo de acoger al que venga. Se trata de salir a buscar, de hacernos los próximos de los que sufren, de los marginados, de los pobres, de los que carecen de todo, de los que están vencidos por la injusticia. 
      Es lo mismo que expresa el Evangelio al decir que el cristiano tiene que ser como el grano de trigo que tiene que caer en tierra y dejarse morir, porque sólo así podrá dar fruto para la vida del mundo. Eso es lo que tiene que hacer el cristiano, como decía el Concilio Vaticano II: dar frutos en caridad para la vida del mundo. Eso no significa más que entregarse, dar la vida, ponerse al servicio del Reino. Para que todos tengan vida. 
      San Lorenzo entendió perfectamente dónde estaban las verdaderas riquezas de la Iglesia: en la cercanía a los pobres, trabajando codo a codo con ellos en la construcción de una sociedad más justa y más fraterna, en la  construcción del Reino. Los bienes materiales no son más que medios para ese fin. Nada más