LECTURAS DEL LUNES XIX DEL T. ORDINARIO 8 DE AGOSTO SANTO DOMINGO DE GUZMÁN PRESBÍTERO (BLANCO)
Saca el primer pez que pique, ábrele la boca y encontrarás una moneda. Tómala y paga por mí y por ti.
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Si 15, 5
En medio de la Iglesia abrió su boca, y el Señor lo llenó del espíritu de sabiduría e inteligencia, y lo revistió de gloria.
ORACIÓN COLECTA
Ayuda,
Señor, a tu Iglesia, por los méritos y enseñanzas de santo Domingo de
Guzmán, y que interceda bondadosamente por nosotros quien fue eximio
predicador de tu verdad. Por nuestro Señor Jesucristo…
LITURGIA DE LA PALABRA
La gloria del Señor se manifestó en forma visible.
Del libro del profeta Ezequiel: 1, 2-5.24-28
El
día cinco del mes cuarto (era el año quinto de la deportación del rey
Joaquín), me fue dirigida la palabra del Señor a mí, Ezequiel,
sacerdote, hijo de Buzí, en el país de los caldeos, a orillas del río
Kebar, y fui arrebatado en éxtasis.
Vi
venir del norte un viento huracanado, una gran nube rodeada de
resplandores y relámpagos, y en su centro, algo parecido al brillo del
ámbar. En medio aparecían cuatro seres vivientes, que tenían forma
humana. Oí el ruido de sus alas cuando se movían: era como el estruendo
de un río caudaloso, como el trueno del Altísimo, como la gritería de
una multitud o como el estruendo de un ejército en batalla. Cuando se
detenían, plegaban sus alas.
Encima
de la plataforma había una especie de zafiro en forma de trono y de
esta especie de trono sobresalía una figura, que parecía un hombre. Vi
luego una luz, como brillo de ámbar, como un fuego que envolvía al
hombre, desde la cintura para arriba; desde la cintura para abajo, vi
también algo como fuego, que difundía su resplandor, parecido al del
arco iris que se ve en las nubes, cuando llueve. Tal era la apariencia
visible de la gloria del Señor. Cuando yo la vi, caí rostro en tierra.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Del salmo 148
R/. El cielo y la tierra están llenos de tu gloria.
Alaben al Señor en las alturas, alábenlo en el cielo, que alaben al Señor todos sus ángeles, celestiales ejércitos. R/.
Reyes
y pueblos todos de la tierra, gobernantes y jueces de este mundo;
hombres, mujeres, jóvenes y ancianos, alaben al Señor y denle culto. R/.
El
nombre del Señor alaben todos, pues su nombre es excelso; su gloria
sobrepasa cielo y tierra, y ha hecho fuerte a su pueblo. R/.
Que alaben al Señor todos sus fieles, los hijos de Israel, el pueblo que ha gozado siempre de familiaridad con él. R/.
ACLAMACIÓN Cfr. 2 Ts 2, 14
R/. Aleluya, aleluya.
Dios nos ha llamado, por medio del Evangelio, a participar de la gloria de nuestro Señor Jesucristo. R/.
Lo van a matar, pero al tercer día va a resucitar. – Los hijos están exentos de impuestos.
En
aquel tiempo, se hallaba Jesús con sus discípulos en Galilea y les
dijo: "El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres; lo
van a matar, pero al tercer día va a resucitar". Al oír esto, los
discípulos se llenaron de tristeza.
Cuando
llegaron a Cafarnaúm, se acercaron a Pedro los recaudadores del
impuesto para el templo y le dijeron: "¿Acaso tu maestro no paga el
impuesto?" Él les respondió: "Sí lo paga".
Al
entrar Pedro en la casa, Jesús se adelantó a preguntarle: "¿Qué te
parece, Simón? ¿A quiénes les cobran impuestos los reyes de la tierra, a
los hijos o a los extraños?". Pedro le respondió: "A los extraños".
Entonces Jesús le dijo: "Por lo tanto, los hijos están exentos. Pero
para no darles motivo de escándalo, ve al lago y echa el anzuelo, saca
el primer pez que pique, ábrele la boca y encontrarás una moneda. Tómala
y paga por mí y por ti".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Atiende
con bondad, Señor, por intercesión de santo Domingo, las súplicas que
te dirigimos, y por la poderosa eficacia de este sacrificio, fortalece,
con la protección de tu gracia, a quienes defienden la fe. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Lc 12, 42
Éste es el siervo fiel y prudente, a quien el Señor puso al frente de su familia, para darles su tiempo la ración de trigo.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Alimentados
con manjares celestiales en la conmemoración de santo Domingo, te
pedimos, Señor, que tu iglesia reciba con sincera devoción y afecto la
fuerza de este sacramento, y experimente el provecho de la intercesión
de aquel que resplandeció por su predicación. Por Jesucristo, nuestro
Señor.
LECTURAS DEL DOMINGO XIX DEL T. ORDINARIO 7 DE AGOSTO (VERDE)
Estén listos, con la túnica puesta y las lámparas encendidas.
ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 73, 20. 19. 22. 23
Acuérdate,
Señor, de tu alianza; no olvides por más tiempo la suerte de tus
pobres. Levántate, Señor, a defender tu causa; no olvides las voces de
los que te buscan.
ORACIÓN COLECTA
Dios
todopoderoso y eterno, a quien, enseñados por el Espíritu Santo,
invocamos con el nombre de Padre, intensifica en nuestros corazones el
espíritu de hijos adoptivos tuyos, para que merezcamos entrar en
posesión de la herencia que nos tienes prometida. Por nuestro Señor
Jesucristo…
LITURGIA DE LA PALABRA
Castigaste a nuestros adversarios y a tus elegidos nos cubriste de gloria.
Del libro de la Sabiduría: 18, 6-9
La
noche de la liberación pascual fue anunciada con anterioridad a
nuestros padres, para que se confortaran al reconocer la firmeza de las
promesas en que habían creído.
Tu
pueblo esperaba a la vez la salvación de los justos y el exterminio de
sus enemigos. En efecto, con aquello mismo con que castigaste a nuestros
adversarios nos cubriste de gloria a tus elegidos.
Por
eso, los piadosos hijos de un pueblo justo celebraron la Pascua en sus
casas, y de común acuerdo se impusieron esta ley sagrada, de que todos
los santos participaran por igual de los bienes y de los peligros. Y ya
desde entonces cantaron los himnos de nuestros padres.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Del salmo 32
R/. Dichoso el pueblo escogido por Dios.
Que
los justos aclamen al Señor; es propio de los justos alabarlo. Feliz la
nación cuyo Dios es el Señor, dichoso el pueblo que eligió por suyo.
R/.
Cuida el Señor de aquellos que lo temen yen su bondad confían; los salva de la muerte y en épocas de hambre les da vida. R/.
En
el Señor está nuestra esperanza, pues él es nuestra ayuda y nuestro
amparo. Muéstrate bondadoso con nosotros, puesto que en ti, Señor, hemos
confiado. R/.
Esperaban la ciudad de sólidos cimientos, cuyo arquitecto y constructor es Dios.
De la carta a los hebreos: 11, 1-2. 8-19
Hermanos:
La fe es la forma de poseer, ya desde ahora, lo que se espera y de
conocer las realidades que no se ven. Por ella fueron alabados nuestros
mayores.
Por
su fe, Abraham, obediente al llamado de Dios, y sin saber a dónde iba,
partió hacia la tierra que habría de recibir como herencia. Por la fe,
vivió como extranjero en la tierra prometida, en tiendas de campaña,
como Isaac y Jacob, coherederos de la misma promesa después de él.
Porque ellos esperaban la ciudad de sólidos cimientos, cuyo arquitecto y
constructor es Dios.
Por
su fe, Sara, aun siendo estéril y a pesar de su avanzada edad, pudo
concebir un hijo, porque creyó que Dios habría de ser fiel a la promesa;
y así, de un solo hombre, ya anciano, nació una descendencia numerosa
como las estrellas del cielo e incontable como las arenas del mar.
Todos
ellos murieron firmes en la fe. No alcanzaron los bienes prometidos,
pero los vieron y los saludaron con gozo desde lejos. Ellos reconocieron
que eran extraños y peregrinos en la tierra. Quienes hablan así, dan a
entender claramente que van en busca de una patria; pues si hubieran
añorado la patria de donde habían salido, habrían estado a tiempo de
volver a ella todavía. Pero ellos ansiaban una patria mejor: la del
cielo. Por eso Dios no se avergüenza de ser llamado su Dios, pues les
tenía preparada una ciudad.
Por
su fe, Abraham, cuando Dios le puso una prueba, se dispuso a sacrificar
a Isaac, su hijo único, garantía de la promesa, porque Dios le había
dicho: De Isaac nacerá la descendencia que ha de llevar tu nombre.
Abraham pensaba, en efecto, que Dios tiene poder hasta para resucitar a
los muertos; por eso le fue devuelto Isaac, que se convirtió así en un
símbolo profético.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN Mt 24, 42. 44
R/. Aleluya, aleluya.
Estén preparados, porque no saben a qué hora va a venir el Hijo del hombre. R/.
También ustedes estén preparados.
Del santo Evangelio según san Lucas: 12, 32-48
En
aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "No temas, rebañito mío,
porque tu Padre ha tenido a bien darte el Reino. Vendan sus bienes y den
limosnas. Consíganse unas bolsas que no se destruyan y acumulen en el
cielo un tesoro que no se acaba, allá donde no llega el ladrón, ni
carcome la polilla. Porque donde está su tesoro, ahí estará su corazón.
Estén
listos, con la túnica puesta y las lámparas encendidas. Sean semejantes
a los criados que están esperando a que su señor regrese de la boda,
para abrirle en cuanto llegue y toque. Dichosos aquellos a quienes su
señor, al llegar, encuentre en vela. Yo les aseguro que se recogerá la
túnica, los hará sentar a la mesa y él mismo les servirá. Y si llega a
medianoche o a la madrugada y los encuentra en vela, dichosos ellos.
Fíjense
en esto: Si un padre de familia supiera a qué hora va a venir el
ladrón, estaría vigilando y no dejaría que se le metiera por un boquete
en su casa. Pues también ustedes estén preparados, porque a la hora en
que menos lo piensen vendrá el Hijo del hombre".
Entonces
Pedro le preguntó a Jesús: "¿Dices esta parábola sólo por nosotros o
por todos?" El Señor le respondió: "Supongan que un administrador,
puesto por su amo al frente de la servidumbre, con el encargo de
repartirles a su tiempo los alimentos, se porta con fidelidad y
prudencia. Dichoso este siervo, si el amo, a su llegada, lo encuentra
cumpliendo con su deber. Yo les aseguro que lo pondrá al frente de todo
lo que tiene. Pero si este siervo piensa: ‘Mi amo tardará en llegar’ y
empieza a maltratar a los criados y a las criadas, a comer, a beber y a
embriagarse, el día menos pensado y a la hora más inesperada, llegará su
amo y lo castigará severamente y le hará correr la misma suerte que a
los hombres desleales.
El
siervo que, conociendo la voluntad de su amo, no haya preparado ni
hecho lo que debía, recibirá muchos azotes; pero el que, sin conocerla,
haya hecho algo digno de castigo, recibirá pocos. Al que mucho se le da,
se le exigirá mucho, y al que mucho se le confía, se le exigirá mucho
más".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Credo.
PLEGARIA UNIVERSAL
Oremos,
hermanos, a nuestro Señor Jesucristo, para que, acordándose de su
promesa, escuche la oración de los que nos hemos reunido en su nombre.
Digamos: escúchanos, Señor.
Por la paz que desciende del cielo, por la unión de las Iglesias y por la salvación de nuestras almas, roguemos al Señor.
Por
los que trabajan por el bien de los pobres, por los que ayudan a los
ancianos y por los que cuidan a niños y desvalidos, roguemos al Señor.
Por
los que están abatidos o sometidos a una prueba, por los que están en
peligro, por el retorno de los extraviados y por la libertad de los
encarcelados,roguemos al Señor.
Por
los que en este momento están orando con nosotros, por los que han
pedido nuestras oraciones y por el reposo eterno de nuestros hermanos
difuntos,roguemos al Señor.
Escucha,
Señor, nuestras oraciones y haz que los corazones de tus fieles se
inflamen en la fe que impulsó a nuestro padre Abraham a vivir como
extranjero en la tierra que le prometiste, y que también esperemos el
regreso de tu Hijo, como el criado a quien el Señor encuentra en vela,
en el momento de su llegada, para que podamos así ser acogidos por
Cristo en el banquete eterno. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe
benignamente, Señor, los dones de tu Iglesia, y, al concederle en tu
misericordia que te los pueda ofrecer, haces al mismo tiempo que se
conviertan en sacramento de nuestra salvación. Por Jesucristo, nuestro
Señor.
Prefacio para los domingos del Tiempo ordinario.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Sal 147, 12. 14
Alaba, Jerusalén, al Señor, porque te alimenta con lo mejor de su trigo.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
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Lunes de la semana 19 del tiempo ordinario
“Les dijo Jesús: “Al Hijo del hombre lo van entregar en manos de los hombres, lo matarán, pero resucitará al tercer día” Ellos se pusieron muy tristes. Cuando llegó a casa; Jesús se adelantó a preguntarle: “¿Qué te parece Simón? Los reyes del mundo ¿a quien cobran impuestos y tasas, a sus hijos o los extraños?” “A los extraños”. “Entonces los hijos están exentos. Sin embargo, para no escandalizarlos, ve al lago y echa el anzuelo, coge el primer pez que pique, ábrelo y encontrarás una moneda de plata. Cógela y paga por mí y por ti”. (Mt 17,22-27)
Saber ver el futuro, es un don de Dios.
Muchos viven preguntándose por su futuro.
Muchos viven angustiados por lo que pueda suceder.
Muchos viven tristes y preocupados por un futuro que ni conocen.
Siento un algo especial, cada vez que Jesús sorprende a los suyos anunciándoles su muerte.
No lo hace de una manera trágica.
No lo hace de una manera que pida compasión.
No lo hace de una manera que pida comprensión.
No lo hace de una manera que pida una atención especial.
Jesús anuncia su muerte:
Como algo natural.
Como consecuencia de su vida.
Como quien no le tiene miedo.
Como quien la ve con un sentido de su propia vida.
Ni siquiera lo hace:
Quejándose de los que lo van a apresar.
Quejándose de los que lo van a juzgar.
Quejándose de los que lo van a condenar a muerte.
Lo hace como quien ve en su destino el sentido de su vida.
Lo hace como quien ve en su muerte la realización de su vida.
Lo hace como quien ve en su muerte la realización de la voluntad del Padre.
Y nadie dirá que Jesús no amaba su vida.
Nadie dirá que Jesús no quería vivir.
Nadie dirá que Jesús buscaba el sufrimiento.
Al contrario:
Si El era la vida, nadie la amaba como El.,
Si El era la vida, nadie sentía más ganas de vivir que El.
Si El era la vida, nadie pretendía que los demás viviesen con alegría.
¿Y a qué viene eso del impuesto y del pago del impuesto?
¿Qué tiene eso que ver con el anuncio de su muerte?
Algo muy sencillo:
Alguien tiene que pagar por nosotros nuestros propios impuestos.
Alguien tiene que pagar por nosotros nuestros pecados.
Alguien tiene que pagar por nosotros nuestra salvación.
Y eso es lo que hará Jesús.
Jesús no morirá porque fue malo.
Jesús no morirá porque merecía la muerte.
Jesús no morirá porque tenía que pagar por él mismo.
Por eso no mira su muerte como una tragedia de su vida.
Mira su muerte como una expresión de su amor.
Mira su muerte como una manifestación de lo que valemos nosotros.
Mira su muerte como una manifestación del amor que nos tiene.
Mira su muerte como la expresión del amor con que el Padre nos ama.
Dios no cobra impuestos por su amor.
Dios no cobra impuestos por nuestra salvación.
Dios es gratuidad y amor.
Y la muerte de Jesús será sencillamente eso: “tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo”.
Por eso, Jesús no ve su muerte como la tragedia de su vida.
Sino como la realización del amor del Padre.
Por eso habla de ella como quien habla del amor y de la salvación.