LECTURAS DEL JUEVES XVIII DEL T. ORDINARIO 4 DE AGOSTO SAN JUAN MARÍA VIANNEY (BLANCO)
"Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo".
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Lc 4, 18
El
Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para llevar a los
pobres la buena nueva y sanar a los de corazón contrito.
ORACIÓN COLECTA
Dios
omnipotente y misericordioso, que hiciste admirable a san Juan María
Vianney, presbítero, por su celo pastoral, concédenos que, a ejemplo
suyo y por su intercesión, ganemos para Cristo, con la caridad, a los
hermanos y con ellos podamos alcanzar la gloria eterna. Por nuestro
Señor Jesucristo…
LITURGIA DE LA PALABRA
Haré una alianza nueva y no recordaré sus pecados.
Del libro del profeta Jeremías: 31, 31-34
"Se
acerca el tiempo, dice el Señor, en que haré con la casa de Israel y la
casa de Judá una alianza nueva. No será como la alianza que hice con
los padres de ustedes, cuando los tomé de la mano para sacarlos de
Egipto. Ellos rompieron mi alianza y yo tuve que hacer un escarmiento
con ellos.
Ésta
será la alianza nueva que voy a hacer con la casa de Israel: Voy a
poner mi ley en lo más profundo de su mente y voy a grabarla en sus
corazones. Yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo. Ya nadie tendrá que
instruir a su prójimo ni a su hermano, diciéndole: ‘Conoce al Señor’,
porque todos me van a conocer, desde el más pequeño hasta el mayor de
todos, cuando yo les perdone sus culpas y olvide para siempre sus
pecados".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Del salmo 50
R/. Crea en mí, Señor, un corazón puro.
Crea
en mí, Señor, un corazón puro, un espíritu nuevo para cumplir tus
mandamientos. No me arrojes, Señor, lejos de ti, ni retires de mí tu
santo espíritu. R/.
Devuélveme
tu salvación, que regocija, mantén en mí un alma generosa. Enseñaré a
los descarriados tus caminos y volverán a ti los pecadores. R/.
Tú,
Señor, no te complaces en los sacrificios y si te ofreciera un
holocausto, no te agradaría. Un corazón contrito te presento, y a un
corazón contrito, tú nunca lo desprecias. R/.
ACLAMACIÓN Mt 16, 18
R/. Aleluya, aleluya.
Tú
eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y los poderes del
infierno no prevalecerán sobre ella, dice el Señor. R/.
Tú eres Pedro y yo te daré las llaves del Reino de los cielos.
Del santo Evangelio según san Mateo: 16, 13-23
En
aquel tiempo, cuando llegó Jesús a la región de Cesarea de Filipo, hizo
esta pregunta a sus discípulos: "¿Quién dice la gente que es el Hijo
del hombre?" Ellos le respondieron: "Unos dicen que eres Juan el
Bautista; otros, que Elías; otros, que Jeremías o alguno de los
profetas".
Luego
les preguntó: "Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?" Simón Pedro tomó la
palabra y le dijo: "Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo".
Jesús
le dijo entonces: "¡Dichoso tú, Simón, hijo de Juan, porque esto no te
lo ha revelado ningún hombre, sino mi Padre, que está en los cielos! Y
yo te digo a ti que tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi
Iglesia. Los poderes del infierno no prevalecerán sobre ella. Yo te daré
las llaves del Reino de los cielos; todo lo que ates en la tierra
quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra quedará
desatado en el cielo". Y les ordenó a sus discípulos que no dijeran a
nadie que él era el Mesías.
A
partir de entonces, comenzó Jesús a anunciar a sus discípulos que tenía
que ir a Jerusalén para padecer allí mucho de parte de los ancianos, de
los sumos sacerdotes y de los escribas; que tenía que ser condenado a
muerte y resucitar al tercer día.
Pedro
se lo llevó aparte y trató de disuadirlo, diciéndole: "No lo permita
Dios, Señor. Eso no te puede suceder a ti". Pero Jesús se volvió a Pedro
y le dijo: "¡Apártate de mí, Satanás, y no intentes hacerme tropezar en
mi camino, porque tu modo de pensar no es el de Dios, sino el de los
hombres!".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Dios
todopoderoso, suplicamos humildemente a tu majestad que así como los
dones ofrecidos en honor de san Juan María manifiestan la gloria del
poder divino, de la misma manera nos alcancen el fruto de tu salvación.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Mt 28, 20
Yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo, dice el Señor.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Te
rogamos, Señor, que los sacramentos recibidos nos preparen para los
gozos eternos, que ya mereció san Juan María por administrarlos con
fidelidad. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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Comentario al Evangelio de hoy jueves, 4 de
agosto de 2016
Fernando Torres cmf
Señor, dejo resonar en mis oídos este Evangelio de hoy. Dejo que
Comentario al Evangelio de hoy jueves, 4 de
agosto de 2016
Fernando Torres cmf
Señor, dejo resonar en mis oídos este Evangelio de hoy. Dejo que
me
llegue al corazón. Lo leo entero pero hay una pregunta que se me
queda
metida en las tripas: “Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?”
Me da miedo contestarla. Porque la teoría me la sé de memoria.
Me da miedo contestarla. Porque la teoría me la sé de memoria.
Podría
recitar el credo. Podría decir que sé que tú eres el Hijo de
Dios, que
eres Jesús el que vino a salvarnos, el que con sus palabras
y sus actos
nos demostró el amor con que Dios nos ama. Podría
rellenar unas cuantas
páginas diciendo todo aquello en lo que creo.
Tu
nombre, Jesús,
aparecería una y otra vez. He escuchado muchas
homilías en mi vida. He
leído algunos libros sobre ti. He tenido los
Evangelios en mis manos. Sé
muchas cosas de ti.
Pero me da vergüenza contestar a esa pregunta porque sé que
Pero me da vergüenza contestar a esa pregunta porque sé que
todo eso que sé no lo he hecho vida. Que lo sé
pero que no lo vivo.
Que mi boca dice unas cosas pero que a veces mi
vida dice otras.
Y no es que no me esfuerce. De verdad, que muchas mañanas me
Y no es que no me esfuerce. De verdad, que muchas mañanas me
propongo ser mejor, perdonar, olvidar las ofensas,
reconciliarme con
aquellos con los que tengo pendencias, compartir con
más
generosidad las cosas que tengo... Pero luego viene el peso del día y
las horas y me sale el egoísmo y la comodidad y tantas cosas que me
hacen olvidar esos buenos propósitos. Y, ¿qué queda al final del día
de
los buenos propósitos de la mañana?
Por todo ello, Señor, me da miedo responderme y responderte a
Por todo ello, Señor, me da miedo responderme y responderte a
la pregunta que me haces. Ni
siquiera tengo el mismo arrojo, o pura
inconsciencia, de Pedro que
responde a bote pronto: “Tú eres el
Mesías, el Hijo de Dios vivo.” Quizá
porque sé que esa confesión
debe estar acompañada no sólo de buenas
intenciones sino también
de obras. Ya sé aquello del refrán: “obras son
amores que no buenas
razones.”
Quiero responderte, Señor. Lo quiero hacer con mi vida. Pero te
Quiero responderte, Señor. Lo quiero hacer con mi vida. Pero te
ruego que comprendas también mi
debilidad. Y que emplees
conmigo, con todos nosotros, un mucho de tu
gran misericordia. Te
pido que me mires como mirabas a aquellos que se
te acercaban,
cuando andabas por los caminos de Galilea, enfermos y
heridos por
la vida porque veían en ti su esperanza, su única esperanza
para sanar.
Hoy te miro yo también así, Señor. No hagas caso de mis
grandes
palabras, de mi fachada, a veces tan llena de meras apariencias.
Y
mírame como soy, por mucho que me cueste reconocerlo: pobre y
necesitado de tu ayuda, de tu mano, de tu gracia, de tu misericordia.
Quiero responderte, Señor, pero me hace falta tu gracia. Cuento
Quiero responderte, Señor, pero me hace falta tu gracia. Cuento
con ella. Cuento contigo.