LECTURAS DEL DOMINGO XVII DEL T. ORDINARIO 24 DE JULIO (VERDE)
Pidan y se les dará, busquen y encontrarán, toquen y se les abrirá.
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 67, 6. 7. 36
Dios habita en su santuario; Él nos hace habitar juntos en su casa; es la fuerza y el poder de su pueblo.
ORACIÓN COLECTA
Señor
Dios, protector de los que en ti confían, sin ti, nada es fuerte, ni
santo; multiplica sobre nosotros tu misericordia para que, bajo tu
dirección, de tal modo nos sirvamos ahora de los bienes pasajeros, que
nuestro corazón esté puesto en los bienes eternos. Por nuestro Señor
Jesucristo…
LITURGIA DE LA PALABRA
No se enfade mi Señor, si sigo hablando.
Del libro del Génesis: 18, 20-32
En
aquellos días, el Señor dijo a Abraham: "El clamor contra Sodoma y
Gomorra es grande y su pecado es demasiado grave. Bajaré, pues, a ver si
sus hechos corresponden a ese clamor; y si no, lo sabré". Los hombres
que estaban con Abraham se despidieron de él y se encaminaron hacia
Sodoma. Abraham se quedó ante el Señor y le preguntó: "¿Será posible que
tú destruyas al inocente junto con el culpable? Supongamos que hay
cincuenta justos en la ciudad, ¿acabarás con todos ellos y no perdonarás
al lugar en atención a esos cincuenta justos? Lejos de ti tal cosa:
matar al inocente junto con el culpable, de manera que la suerte del
justo sea como la del malvado; eso no puede ser. El juez de todo el
mundo ¿no hará justicia?" El Señor le contestó: "Si encuentro en Sodoma
cincuenta justos, perdonaré a toda la ciudad en atención a ellos".
Abraham
insistió: "Me he atrevido a hablar a mi Señor, yo que soy polvo y
ceniza. Supongamos que faltan cinco para los cincuenta justos, ¿por esos
cinco que faltan, destruirás toda la ciudad?" Y le respondió el Señor:
"No la destruiré, si encuentro allí cuarenta y cinco justos".
Abraham
volvió a insistir: "Quizá no se encuentren allí más que cuarenta". El
Señor le respondió: "En atención a los cuarenta, no lo haré".
Abraham
siguió insistiendo: "Que no se enoje mi Señor, si sigo hablando, ¿y si
hubiera treinta?" El Señor le dijo: "No lo haré, si hay treinta".
Abraham
insistió otra vez: "Ya que me he atrevido a hablar a mi Señor, ¿y si se
encuentran sólo veinte?" El Señor respondió: "En atención a los veinte,
no la destruiré".
Abraham
continuó: "No se enoje mi Señor, hablaré sólo una vez más, ¿y si se
encuentran sólo diez?" Contestó el Señor: "Por esos diez, no destruiré
la ciudad".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Del salmo 137
R/. Te damos gracias de todo corazón.
De
todo corazón te damos gracias, Señor, porque escuchaste nuestros
ruegos. Te cantaremos delante de tus ángeles, te adoraremos en tu
templo. R/.
Señor, te damos gracias por tu lealtad y por tu amor; siempre que te invocamos, nos oíste y nos llenaste de valor. R/.
Se
complace el Señor en los humildes y rechaza al engreído. En las penas,
Señor, me infundes ánimo, me salvas del furor del enemigo. R/.
Tu
mano, Señor, nos pondrá a salvo y así concluirás en nosotros tu obra.
Señor, tu amor perdura eternamente; obra tuya soy, no me abandones. R/.
Les dio a ustedes una vida nueva con Cristo, perdonándoles todos sus pecados.
De la carta del apóstol san Pablo a los colosenses: 2,12-14
Hermanos:
Por el bautismo fueron ustedes sepultados con Cristo y también
resucitaron con él, mediante la fe en el poder de Dios, que lo resucitó
de entre los muertos.
Ustedes
estaban muertos por sus pecados y no pertenecían al pueblo de la
alianza. Pero él les dio una vida nueva con Cristo, perdonándoles todos
los pecados. El anuló el documento que nos era contrario, cuyas
cláusulas nos condenaban, y lo eliminó clavándolo en la cruz de Cristo.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN Rm 8, 15
R/. Aleluya, aleluya.
Hemos recibido un espíritu de hijos, que nos hace exclamar: ¡Padre! R/.
Pidan y se les dará.
Del santo Evangelio según san Lucas: 11, 1-13
Un
día, Jesús estaba orando y cuando terminó, uno de sus discípulos le
dijo: "Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos".
Entonces
Jesús les dijo: "Cuando oren, digan: ‘Padre, santificado sea tu nombre,
venga tu Reino, danos hoy nuestro pan de cada día y perdona nuestras
ofensas, puesto que también nosotros perdonamos a todo aquel que nos
ofende, y no nos dejes caer en tentación’ ".
También
les dijo: "Supongan que alguno de ustedes tiene un amigo que viene a
medianoche a decirle: ‘Préstame, por favor, tres panes, pues un amigo
mío ha venido de viaje y no tengo nada que ofrecerle’. Pero él le
responde desde dentro: ‘No me molestes. No puedo levantarme a dártelos,
porque la puerta ya está cerrada y mis hijos y yo estamos acostados’. Si
el otro sigue tocando, yo les aseguro que, aunque no se levante a
dárselos por ser su amigo, sin embargo, por su molesta insistencia, sí
se levantará y le dará cuanto necesite.
Así
también les digo a ustedes: Pidan y se les dará, busquen y encontrarán,
toquen y se les abrirá. Porque quien pide, recibe; quien busca,
encuentra, y al que toca, se le abre. ¿Habrá entre ustedes algún padre
que, cuando su hijo le pida pescado, le dé una víbora? ¿O cuando le pida
huevo, le dé un alacrán? Pues, si ustedes, que son malos, saben dar
cosas buenas a sus hijos, ¿cuánto más el Padre celestial dará el
Espíritu Santo a quienes se lo pidan?"
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Credo
PLEGARIA UNIVERSAL
Las
lecturas nos han hablado hoy del valor de la intercesión ante Dios. Con
la insistencia de Abraham, siguiendo la enseñanza y el ejemplo de
Jesús, oremos.
Después de cada petición diremos: Padre misericordioso,
escúchanos.
Por el Papa Francisco, por nuestro obispo N. y nuestro párroco N. Oremos.
Por
todos los que creemos en Jesucristo, tanto por los que formamos la
Iglesia católica como por los miembros de las demás confesiones
cristianas. Oremos.
Por los gobernantes de las naciones, para que sean dignos instrumentos de Dios en el ejercicio del poder. Oremos.
Por nuestros hermanos que son discriminados por cualquier
razón o motivo. Oremos.
Por nosotros, por nuestros familiares y amigos. Oremos.
Escucha, Padre, nuestras peticiones y derrama tu amor sobre el mundo entero. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe,
Señor, los dones que por tu generosidad te presentamos, para que, por
el poder de tu gracia, estos sagrados misterios santifiquen toda nuestra
vida y nos conduzcan a la felicidad eterna. Por Jesucristo, nuestro
Señor.
Prefacio para los domingos del Tiempo ordinario.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Mt 5, 7-8
Dichosos los misericordiosos, porque alcanzarán misericordia. Dichosos los limpios de corazón, porque verán a Dios.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
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Comentario al Evangelio de hoy
“Una vez que esta Jesús orando en cierto lugar, cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: “Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos”. Cuando oréis decid: Padre, santificado sea tu nombre, venga tu reino, danos cada día nuestro pan del mañana, perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe algo, y no nos dejes caer en la tentación”. (Lc 11,1-13)Un hombre soñó que era llevado al cielo. Deambulaba por el cielo cuando se encontró con Jesucristo que le invitó a asomarse y contemplar lo que pasaba en la tierra.
Vio una iglesia donde se celebraba la misa del domingo.
El organista tocaba entusiasmado y sus dedos se movían con gran agilidad y las teclas subían y bajaban, pero no podía oír ningún sonido.
Veía el grupo de cantores, bocas abiertas, pronunciando todas las palabras, pero no podía oír ningún sonido.
Veía al sacerdote y a los fieles que se levantaban y se sentaban y abrían sus bocas para recitar las oraciones, pero no podía oír ningún sonido.
Asombrado, se dirigió a Jesús y le preguntó por qué no podía oír nada. Jesús le contestó: “Tienes que entender que si no oran y cantan con sus corazones aquí no podemos oírles”.
¿Es este nuestro caso?
¿Oramos con nuestros corazones?
¿Estamos aquí, en la iglesia, no sólo con nuestros cuerpos sino también con nuestros corazones?
Enséñanos a orar
Por ahí debiéramos de comenzar, por querer aprender a orar, para que alguien nos enseñe a orar. Damos por hecho de que sabemos orar y la verdad es que no sabemos hacerlo. Hasta Pablo lo reconoce en la Carta a los Romanos: “Pues nosotros no sabemos pedir como nos conviene.” Por eso nos dice que es el Espíritu el que intercede por nosotros. (Rom 8,26)
Con frecuencia nuestra oración se convierte en una visita al supermercado a comprar lo que necesitamos. Nuestra oración parte más de nuestras necesidades que de la verdadera voluntad de Dios y de los intereses de Dios.
“PADRE, YO TENGO DISTRACCIONES…”
Pues yo también. En algo ya coincidimos. ¿Alguien tiene el don de no distraerse? Se cuenta de San Bernardo que tenía un lindo burrito. Un aldeano que lo vio le dice:
“Padre Bernardo, qué hermoso burro tiene usted. ¿No lo tendrá en venta?”
“No, hijo. Yo no vendo el burro por nada, pero puedo regalártelo.”
“¿No me diga? ¿Y qué tengo que hacer?”
“Te lo regalo si eres capaz de rezar un Padrenuestro sin distraerte.”
“¿Tan fácil?”
“Así de fácil.”
Y el aldeano comenzó a rezar el Padrenuestro. Cuando llegó al “hágase tu voluntad” interrumpe y le dice:
“Padre Bernardo, ¿y también las albardas?”
Ya ves no pudo rezar un Padrenuestro sin distraerse y San Bernardo lo sabía muy bien, por eso se lo prometía de regalo sabiendo que no lo ganaría.
Santa Teresa también se distraía y se quejaba al Señor: “Señor, ¿por dónde anda la loca de casa?” Llamaba loca a su fantasía que no siempre podemos nosotros controlar. Por eso, hemos de hacer lo posible para concentrarnos y prestar atención, pero no por distraernos hemos de dejar de orar. ¿Que la fantasía anda por los aleros del Castillo? Pues la volvemos a traer a casa y seguimos orando. De seguro que Dios se divierte viéndonos luchar con nuestras distracciones.
No son las distracciones las que hacen mala nuestra oración sino el orar tratando de domesticar la voluntad de Dios en nuestro favor. La oración no es una manera de doblegar y domesticar la voluntad de Dios, sino de doblegar la nuestra a la voluntad de Dios. Esto sí es lo difícil de la oración: “Hágase tu voluntad, no la mía.” El día que seamos capaces de decirlo con sinceridad, ese día comenzamos a orar como Jesús oraba y como Jesús quiere que oremos.