Misal del dia de hoy Martes 26 de Julio 2016 y Comentario al Evangelio

LECTURAS DEL MARTES XVII DEL T. ORDINARIO 26 DE JULIO SAN JOAQUÍN Y SANTA ANA PADRES DE LA INMACULADA VIRGEN MARÍA (BLANCO)


Los justos brillarán como el sol en el Reino de su Padre.


clip_image002





ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Si 44, 1.25

Alabemos a san Joaquín y a santa Ana, porque en su descendencia el Señor Dios ha bendecido a todos los pueblos.

ORACIÓN COLECTA

Señor, Dios de nuestros padres, que concediste a los santos Joaquín y Ana la singular gracia de que naciera de ellos la Madre de tu Hijo encarnado, concédenos, por las súplicas de ambos, que alcancemos la salvación prometida a tu pueblo. Por nuestro Señor Jesucristo…

LITURGIA DE LA PALABRA

Acuérdate, Señor, de tu alianza con nosotros y no la quebrantes.

clip_image003
Del libro del profeta Jeremías: 14, 17-22

Que mis ojos lloren sin cesar de día y de noche, porque la capital de mi pueblo está afligida por un gran desastre, por una herida gravísima. Si salgo al campo, encuentro gente muerta por la espada; si entro en la ciudad, hallo gente que se muere de hambre. Hasta los profetas y los sacerdotes andan errantes por el país y no saben qué hacer.

¿Acaso has rechazado, Señor, a Judá? ¿O te has cansado ya de Sión? ¿Por qué nos has herido tan gravemente, que ya no tenemos remedio? Esperábamos tranquilidad y sólo hay perturbación; esperábamos la curación y sólo encontramos miedo. Reconocemos, Señor, nuestras maldades y las culpas de nuestros padres; hemos pecado contra ti. Por ser tú quién eres, no nos rechaces; no deshonres el trono de tu gloria. Acuérdate, Señor, de tu alianza con nosotros y no la quebrantes. ¿Acaso los ídolos de los paganos pueden hacer llover? ¿Acaso los cielos, por sí solos, pueden darnos la lluvia? Tú solo, Señor y Dios nuestro, haces todas estas cosas, por eso en ti tenemos puesta nuestra esperanza.

Palabra de Dios.

Te alabamos, Señor.

Del salmo 78

clip_image004
R/. Socórrenos, Señor, y te alabaremos.

No recuerdes, Señor, contra nosotros, las culpas de nuestros padres. Que tu amor venga pronto a socorrernos, porque estamos totalmente abatidos. R/.

Para que sepan quién eres, socórrenos, Dios y salvador nuestro. Por el honor de tu nombre, sálvanos y perdona nuestros pecados. R/.

Que lleguen hasta ti los gemidos del cautivo; con tu brazo poderoso salva a los condenados a muerte. Y nosotros, pueblo tuyo y ovejas de tu rebaño, te daremos gracias siempre y de generación en generación te alabaremos. R/.

ACLAMACIÓN  Jn 8, 12

clip_image005






R/. Aleluya, aleluya.

La semilla es la palabra de Dios y el sembrador es Cristo; todo aquel que lo encuentra vivirá para siempre. R/.

Así como recogen la cizaña y la queman, así será el fin del mundo.

clip_image006
Del santo Evangelio según san Mateo: 13, 36-43

En aquel tiempo, Jesús despidió a la multitud y se fue a su casa. Entonces se le acercaron sus discípulos y le dijeron: "Explícanos la parábola de la cizaña sembrada en el campo".
Jesús les contestó: "El sembrador de la buena semilla es el Hijo del hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los ciudadanos del Reino; la cizaña son los partidarios del demonio; el enemigo que la siembra es del demonio; el tiempo de la cosecha es el fin del mundo, y los segadores son los ángeles.

Y así como recogen la cizaña y la queman en el fuego, así sucederá al fin del mundo: el Hijo del hombre enviará a sus ángeles para que arranquen de su Reino a todos los que inducen a otros al pecado y a todos los malvados, y los arrojen en el horno encendido. Allí será el llanto y la desesperación. Entonces los justos brillarán como el sol en el Reino de su Padre. El que tenga oídos, que oiga".

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Recibe, Señor, los dones que te presentamos y concede que merezcamos participar de la misma bendición que prometiste a Abraham y a su descendencia. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN

Obtendrán la bendición de Dios, y Dios, su salvador, les hará justicia.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Dios nuestro, que quisiste que tu Unigénito naciera del linaje de los hombres, para que los hombres, por un admirable misterio, renacieran de ti, te rogamos que, por tu bondad, santifiques con el espíritu de adopción a quienes alimentaste con el pan de los hijos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
   

https://www.facebook.com/snfranciscoxavier.comunidadcatolica


Comentario al Evangelio de hoy

La familiaridad de Dios
Para los espíritus críticos, esta sería una fiesta (litúrgicamente, una Memoria obligatoria) innecesaria, puesto que se basa, no en datos bíblicos, sino en tradiciones apócrifas y en visiones hagiográficas sin suficiente fundamento histórico. Sin embargo, el sentido de esta celebración que recuerda a los padres de la Virgen María, aparte de hacer homenaje a la Tradición de la Iglesia, que es una fuente verdadera de nuestra fe, quiere afirmar el realismo de la encarnación del Verbo de Dios, su verdadera inserción en la historia humana. Y, para ello, es preciso afirmar también la plena humanidad de María, a la que, en ocasiones, tendemos a considerar un ser tan angelical y celestial, que se encuentra fuera de nuestra humana concreción. Jesús nació de una mujer (Gal 4, 4), que fue hija a su vez de unos padres humanos. Aunque no podamos saber con certeza científica sus nombres, ni detalles de su vida, por ejemplo, si llegaron a conocer a Jesús, sabemos con certeza que existieron, que tuvieron rostro y nombre, y que, en su hija, María, contemplaron ya la aurora de la salvación. El Dios que se ha revelado como un Dios familia, un Dios Padre que se hace visible en el Hijo, quiere transmitirnos ese Espíritu de familiaridad (el Espíritu del Amor, el Espíritu Santo), para vivir en familiaridad con nosotros.
Al celebrar la memoria de los padres de María, Madre de Jesús, somos invitados a elevar un canto de acción de gracias y alabanza, porque, en verdad, somos dichosos, más afortunados que los antiguos patriarcas y profetas, porque a nosotros se nos ha dado contemplar el cumplimiento de las antiguas promesas, aquello que ellos anhelaron y esperaron, y que nosotros hemos recibido como un don inmerecido. La alabanza y la acción de gracias, el sentirnos dichosos por lo que hemos visto y oído, por lo que vemos y oímos cada día (la alegría del Evangelio, la alegría del amor), ¿no deberá traducirse en una forma de vida que sigue encarnando y haciendo visible la cercanía y familiaridad de Dios entre los hombres?
Cordialmente,
José M. Vegas cmf