LECTURAS DEL SÁBADO XI DEL T. ORDINARIO 18 DE JUNIO (VERDE)
Les digo que no se preocupen por su vida, pensando qué comerán o con qué se vestirán.
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Hch 1, 14
Los discípulos perseveraban unánimes en la oración junto con María, la Madre de Jesús.
ORACIÓN COLECTA
Dios,
Padre de misericordia, cuyo Unigénito, clavado en la cruz, proclamó
como Madre nuestra a su propia Madre, María santísima, concédenos, por
su cooperación amorosa, que tu Iglesia, siendo cada día más fecunda, se
alegre por la santidad de sus hijos y atraiga a su seno a todas las
familias de los pueblos. Por nuestro Señor Jesucristo…
LITURGIA DE LA PALABRA
Mataron a Zacarías en el templo.
Del segundo libro de las Crónicas: 24, 17-25
Después
de la muerte del sacerdote Yehoyadá, vinieron los jefes de Judá a
postrarse ante el rey; a éste, sobornado por sus regalos, le pareció
bien lo que le propusieron. Entonces abandonaron el templo del Señor,
Dios de sus padres, y dieron culto a los bosques sagrados y a los
ídolos. Este pecado provocó la ira de Dios sobre Judá y Jerusalén. El
Señor les envió profetas para que se arrepintieran, pero no hicieron
caso a sus amonestaciones.
Entonces
el espíritu de Dios inspiró a Zacarías, hijo del sacerdote Yehoyadá,
para que se presentara ante el pueblo y le dijera: "Esto dice el Señor
Dios: ¿Por qué quebrantan los preceptos de Dios? Van al fracaso. Han
abandonado al Señor y él los abandonará a ustedes’".
Pero
el pueblo conspiró contra él y, por orden del rey, lo apedrearon en el
atrio del templo. El rey Joás no tuvo en cuenta el bien que le había
hecho Yehoyadá y mató a su hijo, Zacarías, quien exclamó al morir: "Que
el Señor te juzgue y te pida cuentas". Al cabo de un año, el ejército
sirio se dirigió contra Joás y penetró en Judá y en Jerusalén; mataron a
todos los jefes del pueblo y enviaron todo el botín al rey de Damasco.
Aunque no era muy numeroso el ejército sirio, el Señor le dio la
victoria sobre el enorme ejército de los judíos, porque el pueblo había
abandonado al Señor, Dios de sus padres. Así fue como se hizo justicia
contra Joás. Al retirarse los sirios, lo dejaron gravemente herido y
entonces sus cortesanos conspiraron contra él para vengar al hijo del
sacerdote Yehoyadá, y lo asesinaron en su cama. Lo enterraron en la
ciudad de David, pero no le dieron sepultura en las tumbas de los reyes.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Del salmo 88
R/. Proclamaré sin cesar la misericordia del Señor.
"Un
juramento hice a David, mi servidor, dice el Señor, una alianza pacté
con mi elegido: ‘Consolidaré tu dinastía para siempre y afianzaré tu
trono eternamente’. R/.
Yo
jamás le retiraré mi amor ni violaré el juramento que le hice. Nunca se
extinguirá su descendencia y su trono durará igual que el cielo. R/.
Pero,
si sus hijos abandonan mi ley y no cumplen mis mandatos, si violan mis
preceptos y no guardan mi alianza, castigaré con la vara sus pecados y
con el látigo sus culpas, pero no les retiraré mi favor. R/.
No desmentiré mi fidelidad, no violaré mi alianza ni cambiaré mis promesas". R/.
ACLAMACIÓN 2 Co 8, 9
R/. Aleluya, aleluya.
Jesucristo, siendo rico, se hizo pobre, para enriquecernos con su pobreza. R/.
No se preocupen por el día de mañana.
Del santo Evangelio según san Mateo: 6, 24-34
En
aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Nadie puede servir a dos
amos, porque odiará a uno y amará al otro, o bien obedecerá al primero y
no le hará caso al segundo. En resumen, no pueden ustedes servir a Dios
y al dinero.
Por
eso les digo que no se preocupen por su vida, pensando qué comerán o
con qué se vestirán. ¿Acaso no vale más la vida que el alimento, y el
cuerpo más que el vestido? Miren las aves del cielo, que ni siembran, ni
cosechan, ni guardan en graneros y, sin embargo, el Padre celestial las
alimenta. ¿Acaso no valen ustedes más que ellas? ¿Quién de ustedes, a
fuerza de preocuparse, puede prolongar su vida siquiera un momento?
¿Y
por qué se preocupan del vestido? Miren cómo crecen los lirios del
campo, que no trabajan ni hilan. Pues bien, yo les aseguro que ni
Salomón, en el esplendor de su gloria, se vestía como uno de ellos. Y si
Dios viste así a la hierba del campo, que hoy florece y mañana es
echada al horno, ¿no hará mucho más por ustedes, hombres de poca fe?
No
se inquieten, pues, pensando: ¿Qué comeremos o qué beberemos o con qué
nos vestiremos? Los que no conocen a Dios se desviven por todas estas
cosas; pero el Padre celestial ya sabe que ustedes tienen necesidad de
ellas. Por consiguiente, busquen primero el Reino de Dios y su justicia,
y todas estas cosas se les darán por añadidura. No se preocupen por el
día de mañana, porque el día de mañana traerá ya sus propias
preocupaciones. A cada día le bastan sus propios problemas".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe,
Señor, nuestras ofrendas y conviértelas en sacramento de salvación, por
cuya eficacia y por la intervención amorosa de la santísima Virgen
María, Madre de la Iglesia, nos llenemos de santo fervor y merezcamos
quedar más íntimamente asociados, con ella, a la obra de la redención.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio de Santa María Virgen.
En
verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias
siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y
eterno, y alabarte en esta conmemoración de la Virgen María.
Porque
ella, al aceptar tu Palabra en su corazón inmaculado, mereció
concebirla en su seno virginal y, al dar a luz a su Creador, preparó el
nacimiento de la Iglesia.
Porque
ella, al aceptar junto a la cruz el encargo de tu amor, recibió como
hijos a todos los hombres, redimidos por la sangre de Cristo.
Porque
ella, al unirse a las oraciones de los Apóstoles y de los discípulos,
que esperaban la venida del Espíritu Santo prometido, se convirtió en el
modelo de la Iglesia suplicante. Y, desde su asunción gloriosa al
cielo, sigue mostrando su amor a la Iglesia peregrina, y protege sus
pasos hacia la patria del cielo, hasta que venga el Señor, lleno de
gloria.
Por eso, con todos los ángeles y santos, te alabamos sin cesar, diciendo: Santo, Santo, Santo…
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Jn 19, 26-27
Desde la cruz, Cristo dijo al discípulo amado: He ahí a tu Madre.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
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Comentario al Evangelio de hoy
Fernando Torres cmf
El discurso de Jesús en el Evangelio de hoy es largo. Vamos a fijarnos en las primeras frases. Nos dice Jesús que no podemos servir a dos señores al mismo tiempo. Luego concreta que esos dos señores son Dios y el dinero.
No podemos menos que reconocer que tiene razón. Lo de servir a dos señores puede que no siempre sea complicado. Depende de cómo sean de opuestas las intenciones de los señores. Por poner un ejemplo: ser médico en un hospital público y echar unas horas en una ong que trata de ayudar a mejorar la salud en una zona necesitada diría que es perfectamente compatible. Pero es que Jesús concreta con claridad los dos señores a los que se refiere: Dios y el dinero.
Es que el dinero se ha levantado para muchos como uno de los modernos ídolos a los que se sacrifica todo. Entiendo que para mucha gente obtener un mínimo de dinero es parte esencial del esfuerzo por sobrevivir. No creo que sea a ellos a los que se refiera Jesús. Pero hay otros que tienen como objetivo central de su vida el tener más dinero. Y están trabajando y esforzándose de tal modo por ello que a ese objetivo someten todas las demás dimensiones de la vida. Desde la familia hasta los amigos. Incluso las cosas que tienen están sometidas a ese objetivo. Conocí a una persona que se compraba las cosas no para disfrutar de ellas sino para enseñárselas a los demás y decirles así el mucho dinero que tenía. Se había comprado un sistema de sonido super moderno y super caro pero nunca le vi escuchar con calma y disfrutar de una buena pieza de música.
Los que así viven es difícil que puedan tener a Dios como señor. Su señor es el dinero y a ese ídolo sacrifican todas las cosas, todo su tiempo, todo su ser. El dinero es un tirano. Sólo quiere esclavos.
Y Dios nos quiere libres. Dios quiere personas capaces de amar, de ser responsables, de construir la fraternidad. Es todo lo que nos dice Jesús en el Evangelio. De tener un señor mejor tener a Dios y dejar el dinero. Así cambiaremos la esclavitud por la libertad.